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Nalga

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Nalga

Nalgas masculinas
Nombre y clasificaci�n
Sin�nimos
V�ase Tesauro de nalgas
Lat�n [TA]: nates;
[TA]: clunes
TA A01.1.00.033
Informaci�n anat�mica
Estudiado (a) por Rumpolog�a
Arteria Gl�tea superior, Gl�tea inferior
Nervio Gl�teo superior, Gl�teo inferior, Cluneal inferior, Cluneal medio, Cluneal superior

Nalga (del lat�n natis) es cada una de las partes carnosas y redondeadas situadas en la parte m�s baja de la espalda de algunos animales, notablemente algunos simios y humanos.[1]​ El adjetivo nalgar designa lo relativo o perteneciente a las nalgas. Una nalgada designa un golpe dado o recibido en ellas.

Est� formada principalmente por un conjunto de grasa y de m�sculos denominados m�sculos gl�teos que se forman del gl�teo mayor, gl�teo medio, gl�teo menor y el tensor de la fascia lata, de los cuales el primero es normalmente uno de los m�s fuertes m�sculos del cuerpo; las nalgas poseen una forma redondeada que es determinada por la sobreposici�n de tejido adiposo en la superficie externa del gl�teo m�ximo. Las nalgas, adem�s de los m�sculos gl�teos, tambi�n se forman del piriforme, el obturador externo, el obturador interno, el gemelo inferior y el gemelo superior.[2]

Etimolog�a

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Nalga es el t�rmino anat�mico hispano utilizado para denominar dicha secci�n del cuerpo que incluye un par de formaciones carnosas de tejido que se sit�an en una posici�n caudal a la regi�n sacra.[3]​ El t�rmino proviene del lat�n culto natis, utilizado para referirse a estas partes del cuerpo; con el tiempo y la intervenci�n del lat�n vulgar, se le agreg� el sufijo -ica, resultando en natica, que evolucion� a nadiga, para terminar en nalga.[4]

El t�rmino gl�teo es utilizado como un adjetivo en la terminolog�a anat�mica que hace referencia a los m�sculos que forman principalmente estas estructuras, el gl�teo mayor, el gl�teo medio y el gl�teo menor.[3]​ El t�rmino gl�teo es ampliamente utilizado dentro del lenguaje popular hispano como un eufemismo que sustituye la palabra nalga; otros t�rminos populares incluyen: trasero, pompas, pompis, cachas, derrier, posaderas, culo (malsonante en Latinoam�rica), ancas, asentaderas, cola (en Argentina y Colombia), petacas (en M�xico), poto (en Bolivia, Chile y Per�), rabo (en Venezuela), etc.

Anatom�a

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Gl�teo mayor, medio y menor en vista superficial

Las nalgas est�n formadas principalmente por un conjunto de m�sculos locales que se denominan en conjunto como m�sculos gl�teos. Los m�sculos gl�teos comprenden cuatro m�sculos importantes que incluyen: m�sculo gl�teo mayor (gluteus maximus), el m�sculo gl�teo medio (gluteus medius), el m�sculo gl�teo menor (gluteus minimus) y el m�sculo tensor de la fascia lata (tensor fasciae latae).[3]​ El gl�teo mayor es un m�sculo estructural de gran fuerza y resistencia que se relaciona ampliamente con la posici�n b�peda y la postura erecta del humano, relacionado con otros factores como la modificaci�n evolutiva de la pelvis.[5]​ Las nalgas, adem�s de los m�sculos gl�teos, tambi�n se forman de los m�sculos gl�teos internos y los m�sculos p�lvicos como: el m�sculo piriforme, el m�sculo obturador externo, el m�sculo obturador interno, el m�sculo gemelo inferior y el m�sculo gemelo superior.[2]

Esquema de la ubicaci�n y las inserciones de s�lo dos de los tres gl�teos. A la izquierda Gl�teo Mayor, el m�s superficial de los tres. A la derecha se observa el Gl�teo Medio luego de retirar el m�sculo superficial.

Las nalgas tienen una forma redondeada que se debe a la sobreposici�n de capas de tejido adiposo sobre la superficie externa del m�sculo gl�teo m�ximo. El volumen de los gl�teos depende ampliamente de la cantidad de grasa depositada en dicha zona, lo que forma la protuberancia redondeada que caracteriza a las nalgas, llegando incluso a una condici�n m�dica denominada esteatopigia cuando la grasa acumulada en la zona resulta excedente de los par�metros del volumen est�ndar. Debido a la presencia de grasa, las nalgas forman un pliegue divisorio al que se le denomina surco gl�teo (tambi�n denominado hendidura horizontal gl�tea), localizado en la parte superior del muslo. Este pliegue es principalmente apreciado cuando se adopta una posici�n completamente recta en los miembros inferiores, ya que, debido a la contracci�n muscular y al estiramiento de la piel, en otra posici�n en la que los miembros inferiores no est�n completamente rectos, resulta inapreciable.[6]​ Las nalgas y los m�sculos gl�teos est�n separados de forma sim�trica por una depresi�n que va desde la regi�n sacra hasta el perin�, a esta depresi�n se le llama hendidura intergl�tea (tambi�n conocida anat�micamente como hendidura vertical gl�tea o hendidura intergluteal). La hendidura intergl�tea se caracteriza por dividir sim�tricamente las nalgas y por contener el ano, que al momento de la defecaci�n en cuclillas, esta se extiende hacia ambos lados, permitiendo la correcta evacuaci�n de las heces fecales.[7]

La posici�n sentada en los hom�nidos involucra a esta regi�n, el apoyo como tal viene de la tuberosidad isqui�tica, masa perteneciente a la parte postero-inferior del hueso coxal, recubierta a su vez por una bursa serosa, que protege contra la fricci�n a los m�sculos inmediatos; el volumen de las nalgas no interviene en la capacidad de sentarse. Los m�sculos de los gl�teos ejercen una funci�n importante en el movimiento de la pelvis, ya que est�n unidos a �sta.[2][8]​ El crecimiento de vello androg�nico es posible en la superficie de las nalgas, as� como en la hendidura intergl�tea y alrededor del ano.[9]

Las nalgas tambi�n ejercen un papel en la atracci�n sexual y el cortejo animal; algunas especies de simios como los papiones y los gibones poseen nalgas callosas y rojizas (denominadas callosidades isqui�ticas) que cumplen el objetivo de la atracci�n de pareja en la especie.[10]

Papel cultural

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Estudiantes haciendo un calvo multitudinario en la Universidad Stanford.
Una mujer en bikini

Las nalgas, al igual que los genitales externos y las mamas, suelen ser clasificados dentro de diversas culturas como �partes �ntimas�, debido a la cercan�a de las nalgas con los genitales y el ano. Debido a su gran sensibilidad suelen ser referidas como zonas er�genas por sus propiedades er�ticas, aunque esta misma sensibilidad tambi�n las convierte en un punto espec�fico habitual en el castigo corporal. Al castigo f�sico que involucra el sometimiento de las nalgas con golpes se le denomina azote o nalgada.

El t�rmino calipigio (del griego kalós, ‘bello’, y pygué, ‘nalgas’) se utiliza para referirse a aquellas personas que tienen nalgas atractivas.[11]​ Este término desciende de la adoración clásica por las nalgas femeninas voluminosas, las que eran de gran adoración social por su relación cultural con la maternidad, la fertilidad y la feminidad.[12]​ Las nalgas de ambos géneros en la actualidad representan un componente erótico en la sociedad moderna.[13]​ Esta perspectiva erótica de las nalgas, se relaciona ampliamente con la expresión del erotismo en el arte.

En muchas sociedades, el mostrar las nalgas en público es considerado una ofensa o una expresión de mal gusto. El mostrar las nalgas puede dar lugar a un tipo de exhibicionismo, denominado hacer un calvo (inglés: mooning), que consiste en mostrar las nalgas a un público con la intención de señalar repudio o simplemente, para hacer una broma. En la comedia, las nalgas son elemento frecuente del humor de baño o el toilet humor, un tipo de humor que se basa en la utilización de chistes que hablen de heces fecales, orina, vómito, flatulencias, etc.[14]

Erotismo

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Les Trois Grâces de Jean-Baptiste Regnault (c.1797).

Culturalmente, las nalgas suelen ser empatadas con otros órganos regularmente inexpuestos como «partes íntimas», a pesar de no estar meramente relacionadas con una función sexual, en comparación con las estructuras externas del aparato reproductor. En diversas culturas, las nalgas, al igual que las gónadas y las mamas, suelen asimilarse como órganos sexualmente estimulantes o erógenos. Existe una gran sensitividad tisular en el área pélvica, ubicándose en áreas específicas como los genitales, las nalgas, la zona púbica, el periné y el ano, convirtiendo a estas zonas específicas en zonas erógenas primarias.[15]

Se le llama pigofilia (del griego pygué, que significa ‘nalga’, y φιλία filía, que significa ‘amor’) a la parafilia en la que el placer sexual o la excitación es obtenida mediante la visión o el contacto con las nalgas de otra persona.[16]​ La excitación sexual por las nalgas, según evolucionistas y sexólogos como John Money, tiene una estrecha relación con la excitación sexual por las mamas, ya que ambos poseen una forma redondeada similar y son altamente erógenos; en este sentido, según este modelo evolutivo, la excitación hacia las mamas surge de la excitación por las nalgas.[17]​ Anatómicamente, las nalgas femeninas poseen mayor volumen que las nalgas masculinas debido a la presencia hormonal de los estrógenos en el organismo femenino que promueven la acumulación de grasa en la zona pélvica, incluyendo las nalgas y los muslos. La testosterona, a diferencia de los estrógenos, inhiben la acumulación de grasa en la zona pélvica, por lo que las nalgas masculinas suelen tener un menor volumen. En otra teoría evolucionista de la atracción hacia las nalgas, se sugiere que la atracción a estas se debe a la asimilación de la etapa reproductiva de la mujer, ya que la pronunciación de las nalgas se debe a los procesos hormonales de la pubertad e indica la suficiencia de grasa en la mujer para la maternidad y la lactancia, además de indicar las dimensiones de la pelvis que se relacionan con la capacidad reproductiva.[18]

A Standing Male Nude de Henry Scott Tuke (1914).

Las nalgas han representado gran parte de la feminidad en la sociedad convencional anterior al siglo XIX, ya que eran un amplio estándar que se relacionaba con la fertilidad de la mujer y la belleza femenina. La Venus de Willendorf (24000 a. C.) posee una forma definida con grandes mamas, muslos y nalgas que se cree eran un símbolo de fertilidad que correspondía a la representación erótica y la adoración femenina. La adoración cultural hacia las nalgas femeninas, debido a su cercanía con los genitales, se ve influenciada por un modelo masculinista y heteronormativo que perduró hasta el siglo XIX. Con la introducción del feminismo y la reintroducción del homoerotismo en el siglo XIX, se recupera una noción relacionada con la adoración hacia las nalgas masculinas como un elemento erótico.[12]

En la cultura del BDSM, los azotes suelen ser un componente erótico en algunas prácticas como la disciplina inglesa, no como una medida de castigo o disciplina, sino como un estimulante sexual. A los azotes con intención sexual se les suele referir como nalgada erótica, azote erótico o erotic spanking. En la industria contemporánea de la pornografía heterosexual y homosexual suele hacerse énfasis a las nalgas de los implicados, manifestándose en distintas expresiones como el deseo sexual por las nalgas de gran volumen, la ropa interior como los suspensorios, el azote erótico y el sexo anal.[19]

Arte

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La adoración por las nalgas, en especial las femeninas, ha sido plasmada en diversos medios desde los inicios de la humanidad. La Venus de Willendorf es uno de los más notables ejemplos de la adoración a la feminidad relacionada con el volumen corporal. La adoración corporal humana surge como un elemento artístico-erótico en el periodo Clásico, donde la representación de las nalgas en la pintura y en la escultura puede apreciarse plenamente. En el arte clásico, el énfasis en el volumen de las nalgas, en especial las femeninas, era completamente habitual, como se aprecia en las esculturas denominadas Venus Calipigia.[cita requerida] Este tipo de estética resurgió en la estética neoclásica y en el arte renacentista, como parte del humanismo antropocéntrico sobre la belleza del cuerpo humano y la belleza del desnudo.[20]​ El arte erótico y el desnudo en el arte fueron populares en el pensamiento romántico y en el pensamiento del modernismo, donde destacó una nueva moral social que permitía la representación sexualmente explícita en el arte popular.

Con la revolución sexual y con la normalización de la pornografía, las nalgas y las mamas dejaron de representar un elemento objeto de censura en los medios audiovisuales, a diferencia de los genitales externos. La normalidad de las nalgas en los medios audiovisuales ha permitido que se vuelvan algo coloquial y su establecimiento en géneros no sexuales como la animación, con una intención cómica, ajena a la intención sexual. La muestra del desnudo parcial permite un sobreentendimiento en la temática sexual del filme o serie televisiva, sin necesidad de mostrar órganos meramente sexuales.[12]

Referencias

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  1. Nalga. Definición en Word Reference.
  2. a b c Mcminn (2003). Last's Anatomy Regional and Applied (en inglés). Elsevier Australia. ISBN 0729537528. 
  3. a b c Gerard J. Tortora, Bryan Derrickson (2006). Principios de anatomía y fisiología. Médica Panamericana. ISBN 9687988770. 
  4. Nalga. Origen etimológico en Etimologías de Chile.
  5. Monroe W. Strickberger (2005). Evolution (en inglés). Jones & Bartlett Learning. ISBN 0763738247. 
  6. Raul Gonzalez, Silveira Irony, Marcelo Almeida (2007). Buttocks Reshaping: Posterior Contour Surgery: A Step-By-Step Approach Including Thigh and Calf Implant (en inglés). Indexa. ISBN 8560138005. 
  7. Carol E. H. Scott-Conner, David L. Dawson (2009). Operative Anatomy (en inglés). Lippincott Williams & Wilkins. ISBN 0781765390. 
  8. Anatomy & Function Hip/ Buttocks. Tendo.
  9. Kenneth L. Becker (2001). Principles and Practice of Endocrinology and Metabolism, 3rd Edition (en inglés). Lippincott Williams & Wilkins. ISBN 0781717507. 
  10. Chris Stuart, Tilde Stuart (2001). Field Guide to Mammals of Southern Africa (en inglés). Struik. ISBN 1868725375. 
  11. Calipigio. Laboratorio del Lenguaje, 15 de julio de 2009.
  12. a b c Jean-Luc Hennig (1997). The Rear view: a brief and elegant history of bottoms through the ages (en inglés). Crown Publishers. 
  13. Christopher N. Kendall (2005). Gay Male Pornography: An Issue Of Sex Discrimination (en inglés). UBC Press. ISBN 0774810777. 
  14. Toilet Humor. Definición en Urban Dictionary; consultado 15 de febrero de 2013.
  15. Robert L. Crooks, Karla Baur (2011). Our Sexuality (en inglés). Cengage Learning. ISBN 0495812943. 
  16. PARAFILIAS ACEPTADAS POR LA SOCIEDAD
  17. Joseph W. Slade (2001). Pornography and Sexual Representation: A Reference Guide, Volume 2 (en inglés). Greenwood Publishing Group. ISBN 0313315205. 
  18. Victoria Pitts-Taylor (2008). Cultural Encyclopedia of the Body: A-L (en inglés). Greenwood Press. ISBN 031334146X. 
  19. Linda Williams (2004). Porn Studies (en inglés). Duke University Press. ISBN 0822333120. 
  20. William G. Naphy (2004). Sex crimes: from Renaissance to Enlightenment (en inglés). Tempus. ISBN 0752429779. 

Enlaces externos

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