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Aniconismo

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Ofrenda floral tradicional ante un Lingam (representación simbólica del dios Shivá), en Varanasi, India.

Aniconismo es la práctica o creencia de evitar o rehuir las imágenes de seres divinos, profetas y otros personajes religiosos respetados o, más allá de la religión, la falta de representación de seres humanos o seres vivos.

El término anicónico se puede utilizar para describir la ausencia de representaciones gráficas en un sistema particular de creencias, sin importar si existe un reglamento en su contra. La palabra deriva del griego εἴκων ‘imagen’, con el prefijo negativo a- (ἀ- alfa privativa) y el sufijo -ismo (en griego -ισμός).

Clasificación

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El aniconismo es un caso particular de representación (la ausencia de imágenes) que puede llegar hasta el tabú (la prohibición de imágenes, que contiene medidas para regular dicha ausencia).

Una simple cruz: ejemplo de arte iconoclasta en la iglesia de Hagia Irene (Santa Irene) de Constantinopla.

La evasión y repugnancia por las representaciones se llama iconofobia. Cuando se procede al retiro y destrucción de las representaciones, el aniconismo se convierte en iconoclasia. Tiene que ver también con la censura, que tiene lugar después de que se produzca una representación, pero simultáneamente a hacerse pública, y que implica en principio menos violencia que la iconoclasia. En el uso común de los diferentes términos, "aniconismo" se suele utilizar para designar la ausencia de cuadros y estatuas, "tabú" suele aplicarse a los comportamientos, "censura" se aplica generalmente a elementos escritos o audiovisuales e "iconoclasia" a la destrucción de las pinturas y estatuas.

Objeto

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Según el caso, el objeto del aniconismo puede comprender únicamente a un Dios, o extenderse progresivamente a todas las deidades y personajes santos, a personajes legendarios e históricos, a todos los seres humanos, a los seres animados y seres vivos, y finalmente a todo lo que existe en el mundo físico o sobrenatural.

Algunos elementos de las personas u objetos sometidos al aniconismo son más sensibles que otros en cuanto a su representación. Entre ellos, los ojos y la cara de los seres humanos, como marcadores de la identidad de la especie y el individuo. Los retratos son el objeto artístico más común: prácticamente en todas las culturas se utilizan máscaras como medio para proteger la privacidad o asumir otra identidad, y su representación en ocasiones se asocia a la retirada del poder, la vida o incluso el alma de los representados. A menudo se evita la representación de las partes genitales, generalmente por razones morales.

Las formas de representación de las que se ocupa el aniconismo, en un sentido amplio, no se limitan a elementos particulares, por lo que pueden abarcar representaciones, visuales, auditivas, oloríficas, gustativas o táctiles. Ejemplos en este sentido serían los períodos de oposición a la música o la crítica y marginalidad social de los actores, mimos del cuerpo y del lenguaje, en numerosas sociedades pre-modernas. Sin embargo, es más común ver el término aplicado a elementos materiales, bidimensionales (pintura) o tridimensionales (estatuas).

El aniconismo ha alimentado numerosos disturbios sociales y daño cultural a lo largo de la historia (por ejemplo, en Bizancio o asociado a la Reforma Protestante) y continúa siendo un factor determinante en distintos ámbitos sociales, desde la religión y la política hasta la ciencia y las artes.

Distribución

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La figura presenta un ejemplo raro de una sinagoga pintada (escenas del Libro de Ester, siglo III-IV, Imperio Bizantino, Dura Europos, Siria.

El aniconismo es un fenómeno gradual, habiéndose manifestado en varias ocasiones en numerosas culturas en todo el mundo o en la misma cultura varias veces durante su historia. Por lo general se limita a las circunstancias específicas de espacio (por ejemplo, pueden no encontrarse imágenes figurativas en el interior de las mezquitas, pero sí fuera en sus paredes), tiempo (las sinagogas en general no están pintadas, pero la más antigua que se conserva, la Sinagoga Dura Europos de Siria, del s. III-IV, sí posee pinturas), objeto (en África, el "Dios Altísimo" no posee ninguna estatua o pintura, pero las deidades menores sí tienen) o modalidad. La intensidad del aniconismo se caracteriza por la periodicidad; por ejemplo, la alternancia entre períodos de iconoclastia y de abundancia de imágenes en el cristianismo.

Causas

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Cognitiva

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La causa fundamental de aniconismo se encuentra en la naturaleza problemática de la representación misma. Siendo necesario representar el mundo dado que es así como funciona el entendimiento humano, se plantea la validez de una representación de algo no perceptible mediante nuestros sentidos biológicos (Dios, el tiempo). Por otra parte se plantea el problema de cómo presentar un modelo general mediante una representación específica (todos saben a qué se parece un ser humano, pero cada uno lo dibujará de una manera diferente). Debido a que estos son problemas inherentes y no transitorios, generan una búsqueda permanente de soluciones, haciendo del aniconismo un fenómeno que fluctúa continuamente.[1]

Religiosa

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Aunque el aniconismo es más conocido en relación con las religiones abrahámicas, ciertos patrones básicos son compartidos con otras creencias religiosas como el hinduismo. Por ejemplo, aunque el hinduismo es comúnmente representado por murtis antropomorfos, el aniconismo se encuentra también presente mediante símbolos abstractos de Dios como la lingam de Shivá o el Shalágrama shilá.[2][3]​ Adicionalmente, los hindúes han encontrado más fácil centrarse en iconos antropomórficos, basándose en las palabras del propio dios Krishna (Bhagavad-gītā, capítulo 12, versículo 5) acerca de que es mucho más difícil centrarse en Dios como lo no manifestado que en un Dios con forma, debido a que los seres humanos tienen la necesidad de percibir a través de los sentidos.[4]

En el monoteísmo, el aniconismo toma forma a través de determinadas consideraciones teológicas y sus contextos históricos. Surge como un corolario de la posición de Dios como titular del máximo poder, y la necesidad de defender esta posición única frente a la competencia interna y las fuerzas externas, tales como los ídolos paganos. La idolatría es una amenaza para la singularidad de Dios, y una de las maneras mediante la que los profetas y misioneros optaron por luchar contra ella fue mediante la prohibición de las representaciones materiales de la divinidad. El sijismo también alienta el aniconismo: no se deben adorar imágenes o ídolos de gurúes sijs, y los actores no deben desempeñar el papel de gurúes sijs en el cine.

Económico

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La producción de las representaciones implica un gasto de recursos humanos y materiales para fines que no producen beneficios fundamentales para la supervivencia de las comunidades y los individuos (pinturas y estatuas). Especialmente en momentos de crisis, las representaciones llegan a ser consideradas como un lujo amenazante, que detrae recursos de donde más se necesitan, convirtiendo las razones económicas en un factor cultural no específico que ha contribuido en ocasiones al aniconismo.

Manifestaciones

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Aniconismo en política
Budapest, 1956
Bucarest, Museo Militar.
Banderas revolucionarias húngara (arriba) y rumana (abajo) con el escudo de armas soviético recortado.

Aunque el aniconismo suele estar relacionado con la religión, se manifiesta en diferentes ámbitos.

Arte

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El arte religioso o con referencias religiosas es parte sustancial de la producci�n art�stica de la humanidad. Como tal, el aniconismo religioso visto en el apartado anterior tiene que ver en su mayor�a con el arte. Adem�s, y aunque frecuentemente no se denomina aniconismo, �ste puede entenderse tambi�n presente en el arte profano, como una caracter�stica cuantitativa de la cantidad de detalles presente en los objetos. Los extremos ir�an desde el rococ� del siglo XVIII hasta el arte minimalista del siglo XX, o entre el dise�o finland�s (que podr�amos denominar "zen") y la exuberancia hippie. En relaci�n con el arte isl�mico, el t�rmino "aniconismo" parece haber sido acu�ado por Oleg Grabar, en el "Postscriptum" de 1987 a su obra The Formation of Islamic Art.[5]

Pol�tica

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La pol�tica depende en gran medida de la representaci�n de los gobernantes como un instrumento de poder (los presidentes en los billetes EE. UU. o el retrato estilizado del Che Guevara). Sin embargo, hay un corto pero esencial periodo para el proceso pol�tico en el que interviene de modo crucial el aniconismo. Se trata del lapso entre la retirada de los s�mbolos de una potencia de salida y su sustituci�n por los de una nueva. Por ejemplo, parte del triunfo de la Revoluci�n Francesa consisti� tambi�n el aplastamiento de las estatuas reales. Un ejemplo m�s reciente lo encontrar�amos en la demolici�n de las estatuas del dictador iraqu� Saddam Hussein durante la invasi�n de Irak en 2003,[6]​ este es un ejemplo especial en que el pol�tico infractor se esconde de la vista incluso antes de ser destruido.

La revoluci�n h�ngara de 1956 o la ca�da de la Ruman�a de Ceausescu en 1989 produjeron tambi�n ejemplos de s�mbolos pol�ticos basados en el vac�o: las banderas revolucionarias rumana o h�ngara[7][8]​ consist�an en la eliminaci�n del escudo de armas comunista. Tambi�n existen l�deres que se benefician de la ausencia de su imagen, como el l�der talib�n Mullah Omar, del cual solo se conoce la existencia de algunas fotograf�as.

Religi�n

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Algunos estudiosos modernos, que trabajan en diversas culturas, sostienen que en algunos casos la idea de aniconismo religioso es una construcci�n intelectual para satisfacer las intenciones y contextos hist�ricos, en lugar de una realidad tangible (Huntington para el Budismo, Cl�ment para el islam o Bland para el juda�smo).

Ciencia y tecnolog�a

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La representaci�n ha tomado un papel importante en la popularizaci�n de la ciencia. Desde hace a�os, la NASA utiliza artistas para realizar aproximaciones art�sticas a posibles futuros logros cient�ficos. En la imagen, concepci�n art�stica de la terraformaci�n de Marte. En el centro se halla el Valles Marineris.

En la mayor parte de la historia, la ciencia y la tecnolog�a han sido esencialmente anic�nicas. Incluso para actividades como la arquitectura, hay pocos planos conservados de estructuras tales como las pir�mides, las catedrales g�ticas o incluso el urbanismo. La cartograf�a, de tanta importancia para la administraci�n civil y militar, era en las sociedades pre-modernas inexistente o esquem�tica, ya que se confiaba en la memoria de los gu�as y se marcaban �nicamente puntos de referencia importantes.

El �xito de la visualizaci�n cient�fica como un m�todo v�lido, en el campo de la investigaci�n, acad�mico o en la industria es bastante reciente, a pesar de su dilatada historia (los mapas sumerios del cielo, los dibujos de Leonardo da Vinci). Algunos campos como las matem�ticas siguen estando casi desprovistos de otras representaciones que no sean las f�rmulas y la escritura, e incluso los matem�ticos son firmemente reacios a su utilizaci�n. En este sentido, Beno�t Mandelbrot, que populariz� la teor�a de fractales mediante el uso de dibujos por ordenador, fue despreciado por sus colegas por atreverse a usar dichas im�genes para mostrar conceptos intelectuales. Un ejemplo ic�nico ser�a tambi�n el papel desempe�ado por la famosa foto de Einstein sacando la lengua en la popularizaci�n de su teor�a de la relatividad).

El pensamiento no visual es una caracter�stica habitual de muchas tradiciones cient�ficas, pero no la �nica soluci�n: en geometr�a, por ejemplo, es posible visualizar como figuras no solo los objetos estudiados, sino utilizar dibujos para mostrar el proceso de demostraci�n en s�.[9]​ As�, para muchos campos el abandono de la ciencia puramente anic�nica ha representado una cierta revoluci�n en la manera de afrontar algunos problemas que ha ayudado no solo a su resoluci�n, sino a la presentaci�n de la propia ciencia al p�blico, a los responsables pol�ticos o a posibles inversores. En este sentido un ejemplo ser�a el empleo, por parte de la NASA, de artistas para representar los mundos que la agencia quiere estudiar.

Los reparos entre los cient�ficos hacia las representaciones de la ciencia es el potencial que esa representaci�n tendr�a para falsear los datos en el momento de "re-presentarlos", que se produzca una transformaci�n en ese proceso. Dependiendo del campo, el problema se enfrenta de diferentes maneras. En contraste con los matem�ticos, cuya iconofobia es m�s acentuada, los f�sicos se enfrentan con dilemas materiales en la forma de representar fen�menos tan elusivos como la mec�nica cu�ntica o la teor�a de cuerdas. En cuanto al empleo de im�genes relacionadas con la medicina, se puede desconfiar de ellas, evitarlas o suprimirlas dependiendo de si son fuente de error en los tratamientos (el tama�o de un tumor en la cabeza depende del mapa de color y el contraste de la imagen)[10]​ o se enfrentan con la �tica o la intimidad de los pacientes (no todos los padres desean visualizar el feto en las ecograf�as realizadas durante el embarazo; la fotograf�a forense no es f�cilmente accesible al p�blico por reparos �ticos). Tambi�n hay un sustrato material para el aniconismo cient�fico: la dificultad de producci�n de im�genes (captura, transformaci�n, distribuci�n, aspectos tecnol�gicos, financieros o derechos de propiedad intelectual).

Diversas culturas

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M�scara. Costa de Marfil.

En �frica el aniconismo var�a de cultura a cultura, desde las m�scaras elaboradas y estatuas de seres humanos y animales hasta su ausencia total. Una caracter�stica com�n, sin embargo, en todo el continente es que al "Dios Alt�simo" no se le da forma material.

Sobre las tribus germ�nicas, el historiador romano T�cito escribe lo siguiente: "no se consideran a s� mismos suficientemente poderosos para representar dioses en las paredes o para mostrarlos con una forma humana".[11]​ Dicha observaci�n no es trasladable a todos los pueblos germ�nicos (como demuestran por ejemplo las Piedras de Ardre).

En la cultura aborigen australiana la tradici�n de las costumbres tribales es de prohibici�n de representar a los recientemente fallecidos, o fotografiarlos, puesto que ello evitaría su paso al Tiempo del Sueño de los Ancestros. Esto ha llevado a algunos periódicos australianos a publicar disculpas junto a los obituarios.

Referencias

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  1. Jack Goody (1997). Representations and contradictions. Blackwell Publishers. ISBN 0631205268. 
  2. Jeaneane Fowler (1997). Hinduism. Sussex Academic Press. pp. 42-43. ISBN 1898723605. Consultado el 19 de noviembre de 2011. 
  3. Narayan M.K.V. (2007). Flipside of Hindu Symbolism (Sociological and scientific linkages in Hinduism). Fultus Corporation. pp. 84-85. ISBN 1596821175. Consultado el 19 de noviembre de 2011. 
  4. Bhagavad-gītā, capítulo 12, versículo 5 El camino de la devoción (en in glés). Accedido el 19-11-2011.
  5. Oleg Grabar (1973). Formation of Islamic art.. Yale University Press. p. 209. ISBN 9780300021875. Consultado el 19 de noviembre de 2011. 
  6. Zucchino, David (5 de julio de 2004). «U.S. military, not Iraqis, behind toppling of statue» [Militares de EEUU, y no civiles, tras el derribo de la estatua]. Honolulu Advertiser (Los Angeles Times) (en inglés). Archivado desde el original el 27 de septiembre de 2011. Consultado el 19 de noviembre de 2011. 
  7. Heller, Andor (1957). No somos más camaradas. Criterio. 
  8. Csaba Békés, Malcolm Byrne y János M. Rainer, ed. (2003). The 1956 Hungarian Revolution (en inglés). Central European University Press. ISBN 9639241660. Consultado el 19 de noviembre de 2011. «In Bem Square the symbol of the Revolution was also born -the Hungarian tri-colored flag with the coat of arms of Rákosi's Soviet-style regime cut out of the center». 
  9. Varios ejemplos de los s. XVI y XIX y del s. III en China en Edward R. Tufte (2001). Envisioning information (8th edición). Graphics Press. ISBN 0961392118. 
  10. Joseph Dumit (2003). Picturing Personhood. Princeton University Press. ISBN 069111398X. Consultado el 19 de noviembre de 2011. 
  11. P. Cornelius Tacitus (1972). «9. Götterverehrung». Germania; (en alemán/inglés). Sttutgart: Reclam. ISBN 3150093910. Consultado el 19 de noviembre de 2011.