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Batalla de Oncativo

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Batalla de Oncativo o Laguna Larga
Guerras civiles argentinas
(Segunda guerra civil en el Interior)
Fecha 25 de febrero de 1830
Lugar Llanura de Oncativo, entre las lagunas de Cachicoya y de Oncativo, cerca de la actual localidad de Manfredi, provincia de C�rdoba, Argentina[1]
Resultado Victoria decisiva de los unitarios
Federales pierden el interior argentino
Beligerantes
Ej�rcito Unitario
Provincia de C�rdoba
Provincia de Tucum�n
Provincia de Salta
Ej�rcito Federal[2]
Provincia de La Rioja
Provincia de Mendoza
Provincia de San Juan
Provincia de San Luis
Comandantes
Jos� Mar�a Paz Juan Facundo Quiroga
Jos� F�lix Aldao  (P.D.G.)[3]
Fuerzas en combate
4.000 tropas[4]
(1.000 infantes, 3.000 jinetes y 70 artilleros)[5]
6[6][7]​ -8[8]​ ca�ones
2.000[9]​ -4.000[10]​ tropas
8 ca�ones[10]
Bajas
Estimaci�n antigua:
32 muertos[9]
Estimaci�n moderna:
80 muertos y heridos[11]
Estimaci�n antigua:
1.200 prisioneros, 8 ca�ones, 2.000 cabezas de ganado, 3.000 mulas, 700 fusiles y todo el bagaje capturados[9]
Estimaci�n moderna:
1.000 muertos[3]
500[3]​-600[12]​ prisioneros
8 ca�ones capturados[12]

La batalla de Oncativo fue un enfrentamiento ocurrido el 25 de febrero de 1830, entre fuerzas federales y unitarias, en el marco de las guerras civiles argentinas, en la regi�n pampeana de la provincia de C�rdoba. En la misma, las fuerzas unitarias al mando del general cordob�s Jos� Mar�a Paz vencieron a las fuerzas federales al mando del general riojano Juan Facundo Quiroga.

Antecedentes

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Durante las v�speras del 22 y 23 de junio de 1829, el general cordob�s Jos� Mar�a Paz y Facundo Quiroga se enfrentaron en la Batalla de La Tablada. El caudillo riojano, hab�a acudido a aquella acci�n a pedido del exgobernador cordob�s Juan Bautista Bustos, que hab�a sido derrocado por Paz. Esta acci�n guerrera dio como resultado una victoria del general Paz, debiendo Quiroga huir hacia La Rioja.

Tiempo despu�s, la provincia se ve amenazada nuevamente por el Tigre de los Llanos (Quiroga), quien estaba dispuesto a invadir nuevamente territorio cordob�s en busca de una revancha.

En aquel tiempo, C�rdoba era un punto estrat�gico para ser invadido, y tambi�n el centro posible del avance unitario hacia el interior. Las negociaciones realizadas para lograr un entendimiento con los dem�s gobiernos provinciales no hab�an dado el resultado deseado.

El panorama era poco alentador, y era de anticiparse una nueva acci�n b�lica pr�xima a llegar. En una carta de Quiroga del 10 de enero de 1830, dirigida al Gral. Paz dice:[13]

...estamos convencidos en pelear una sola vez, para no pelear toda la vida. Es indispensable ya que triunfen unos u otros, de manera que el partido feliz obligue al desgraciado a enterrar sus armas para siempre.

Tambi�n dir�a de forma amenazante:[14]

Las Provincias ser�n despedazadas tal vez; pero jam�s domadas.

Para evitar aquel enfrentamiento, se hab�a enviado a C�rdoba una comisi�n mediadora a cargo de Pedro Feliciano Cavia y Juan Jos� Cernadas, la cual lleg� a la capital provincial el 6 de enero de aquel a�o, con pocas esperanzas de lograr resultados positivos. Las cartas estaban tiradas y el enfrentamiento, pr�ximo.

El plan de los federales era lanzar una doble ofensiva: mientras Quiroga avanzaba con 4000 hombres por el sur de la provincia de C�rdoba, el general Benito Villafa�e avanzaba con 1400[15][16]​ o 1500[17][18]​ hombres, principalmente montoneros,[19]​ (todos catamarque�os y riojanos)[20]​ por el norte de la misma, lo que obligar�a a Paz a dividir sus fuerzas. Sin embargo, el general unitario se preocup� �nicamente de enfrentar a Quiroga, y no de Villafa�e.[21]

Los movimientos de los ej�rcitos

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Desde el 4 de febrero de 1830, el general Jos� Mar�a Paz dispone la concentraci�n de tropas en cuatro divisiones, estando una a cargo del coronel Gregorio Ar�oz de Lamadrid, en donde participaban los Voluntarios y Lanceros Argentinos y Milicias del R�o Segundo. La segunda divisi�n estaba a la cabeza del coronel Manuel Puch, la cual estaba compuesta por los Lanceros de Salta, el Escuadr�n de Cazadores y las Milicias de Santa Fe y R�o Seco. La tercera divisi�n, estaba a cargo del coronel Jos� Videla Castillo, la cual estaba integrada por los batallones 2 y 5 de Cazadores, con artiller�a de 6 piezas. La �ltima parte componente de las tropas de Paz, estaba comandada por el coronel Juan Esteban Pedernera, all� estaban los cuerpos de Cazadores de la Libertad, el Escuadr�n de Lanceros Republicanos y el Regimiento 2 de Caballer�a.[22]

Seg�n lo que relata Domingo Arrieta (un antiguo poblador), el ej�rcito al mando de Paz comenz� a moverse de su campo de Anisacate, costeando las m�rgenes del R�o Segundo, teniendo en cuenta que el ej�rcito federal se mov�a sobre la derecha del R�o Tercero.

Por medio de variadas maniobras, Facundo Quiroga intentaba encubrir y desubicar a Paz sobre su posici�n verdadera, seg�n comenta Arrieta

...trayendo el camino recto que viene de San Luis, en cuanto estuvieron a corta distancia del punto Salto variaron a la derecha; por medio de una r�pida marcha, se situaron a la Capilla Rodr�guez por cuyo punto pasaron el r�o.[22]

Es de destacar que esta marcha recta tuvo una breve desviaci�n, la cual fue realizada para prever la incorporaci�n de las tropas del general Villafa�e, al que sab�a en marcha desde Totoral. Luego de esto, emprendieron su camino hacia el norte, dirigi�ndose a la laguna Cachicoya (o Laguna Larga).

Una vez cruzado el R�o Tercero, Quiroga encontr� el problema de que no conoc�a bien la regi�n, por lo que debi� acudir a la ayuda de baqueanos del lugar, encomend�ndole a Ram�n Ignacio Carranza la misi�n.

As�, esta persona junto a un grupo de reclutas del caudillo riojano, se adelantaron para trazar aquel camino que conducir�a a Quiroga a la llanura de Oncativo. Aquel trazado no fue otro que el que se hab�a realizado anteriormente en 1815 por el Administrador de Correos de C�rdoba, don Joseph de Paz, padre del general en cuesti�n. Este camino hab�a sido desarrollado para abreviar la marcha de los corre�stas que desde el Alto Per� arribaban a C�rdoba para dirigirse a la provincia de Mendoza.

Seg�n Arrieta, el movimiento unitario, hizo que el ej�rcito federal continuara la marcha que hab�a emprendido bajando hasta Capilla de Cosme, pasando por el r�o, en inmediaciones del Paso de Tecera, durante el atardecer del d�a 24 de febrero, lugar en donde se pas� la noche. En aquel lugar se conoci� la noticia por medio de una persona que hab�a enviado Paz para negociar con el ej�rcito federal de que las condiciones propuestas por el primero hab�an sido rechazadas.

Desarrollo de la batalla

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La batalla

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A la madrugada del 25, se emprende la marcha nuevamente y

despu�s de algunas horas de jornada por entre una espesa y embarazosa mara�a, desembocamos a eso de las diez de la ma�ana a una dilatad�sima llanura, en la que avistamos a los enemigos que ya hab�an tomado posici�n entre un montecito de corta extensi�n, que en medio de aquella hermosa y extensa llanura se hallaba aislado.[23]

Seg�n los relatos de otro personaje participante de la acci�n b�lica, el general Gregorio Ar�oz de Lamadrid, Quiroga

...ten�a apoyado su costado derecho en un cerco y las carretas que hab�a tra�do de Mendoza, que eran bastantes, y su izquierda en la laguna de Oncativo; y su fuerza pasaba de tres mil hombres de la tres armas. La nuestra ser�a como de dos mil y pico de hombres.[24]

Es de destacar, que seg�n Paz, aquel montecillo estaba rodeado por unas cien carretas, colocadas de modo conveniente para defenderlo y contener a la infanter�a que con ocho piezas de artiller�a se encontraba fortificada.

Finalmente, en una h�bil maniobra, Paz sali� al encuentro de Quiroga cuando este no los esperaba. Paz afirma en sus Memorias que, conociendo la disposici�n del ej�rcito federal,

...mi plan fue atacar por la izquierda. Para esto me corr� sobre mi flanco derecho, lo que visto por el enemigo, quiso prolongar su izquierda para no dejarla desbordar, y para ello empez� a hacer pasar toda la caballer�a que hab�a dejado sobre la derecha; de este modo, el que hab�a sido su centro fortificado vino a ser su costado derecho, a quien ten�an en jaque, pero sin atacar, mi centro e izquierda, si no es con el fuego de artiller�a.[25]

El enfrentamiento se inici� tras un disparo de la artiller�a de Quiroga, y as� se desat� una feroz lucha, en la que Quiroga trat� de evitar que las fuerzas de Paz se deslizaran por las orillas del monte (bosquecillo) que rodeaba a la laguna.

Paz envi� a las divisiones de Lamadrid y Echeverr�a, al frente y de flanco, a las que debieron retroceder. Luego de esto, se present� la reserva la cual restableci� el combate y lo gan�, arrollando a la izquierda federal, la cual emprendi� su fuga.

La persecuci�n

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Luego de sucesivos intentos de rearmar sus tropas, Quiroga emprendi� la huida. Seg�n relata Lamadrid, �l y Pringles entraron en la l�nea federal acuchillando y lanceando a sus adversarios, hasta que los alcanz� Paz y les orden� que cesaran sus acciones de persecuci�n, la cual fue de unas 5 leguas.

Continuando con el relato, una vez cesada la persecuci�n, Quiroga, trat� de reunir sus tropas e hizo un alto en un baj�o. Sin embargo, esta acci�n ser�a in�til, ya que su infanter�a, artiller�a y carretas se encontraban rodeadas por la infanter�a y reserva de Paz.

Siguiendo con la persecuci�n, Paz envi� a Juan Gualberto Echeverr�a para promover la acci�n, tras lo cual, el mismo se dirigi� con sus tropas, tratando de capturar a Quiroga.

Un grupo de soldados de la escolta de Quiroga fueron alcanzados por Lamadrid, quien los interrog� acerca de d�nde se encontraba el caudillo,

...dichos tres hombres un peque�o grupo que corr�a hacia el naciente, y a cuatro o cinco cuadras de distancia, y d�chome all� va se�or, les pregunt� todav�a cual es el pelo del caballo que monta, y habi�ndome contestado que era un casta�o overo, no hice m�s que cerrar las espuelas a mi caballo en su alcance y dar un fuerte grito a mis soldados para que me siguieran los que tuvieran buenos caballos.[25]

El propio Lamadrid relat� que en dos oportunidades ordenó la ejecución de los soldados federales que le daban la información. Sin embargo, no se logró alcanzar a Quiroga, quien tomó por el camino de las postas, en dirección hacia Paso de Ferreira, donde actualmente se ubica Villa María.

Ya el 26 se tiene noticias que Facundo había pasado como a las 5 de la tarde por el puesto de Paso de Ferreya a la banda del Sur. Allí se lo vio con una escolta de 50 hombres y la gente que arrancaban las caballadas, siendo su dirección por el camino de la Posta de la Herradura. Es de destacar que en aquellos momentos los vecinos intentaron apresar a algunos soldados dispersos, pero no lograron tomar ninguno de los buscados.

Finalmente, el día 28 se hace saber desde Fraile Muerto que Quiroga había llegado a destino el día anterior a las 12.00 y que los diputados de Buenos Aires, llevaron a Facundo en un coche con destino a la ciudad de Santa Fe, poniéndose en marcha a las 16.00.

Monolito de la Batalla de Laguna Larga. RN 9 km 642.

Parte de la victoria

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Era la media noche del 25 de febrero de 1830, cuando Paz avisó, desde su cuartel en Impira, que las tropas federales habían sido derrotadas en aquella jornada.

En el parte, también se informa acerca de las bajas y prisioneros. Luego, tres días más tarde, se envía un nuevo parte detallado al gobernador delegado de la Provincia de Córdoba, dando a conocer otras noticias y de aquella acción guerrera.

Más tarde, el 8 de marzo de 1830, el ministro Dr. Juan Antonio Saráchaga cursaba una nota al teniente coronel Rafael Torres, disponiendo que pasara rápidamente al Ministerio de Guerra un estado detallado de la fuerza y el armamento. También le recuerda que trate de recuperar las armas que habían quedado esparcidas en el campo de batalla luego de la acción bélica.

Repercusiones

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Después de la batalla, Quiroga pierde Córdoba para siempre, Villafañe y su columna se retiran a La Rioja.[21]​ Se efectúa en Buenos Aires el nombramiento de Anchorena y el decreto contra los decembristas intensificándose en las zonas federales la persecución de los unitarios.

El general Paz dividió su ejército, enviando divisiones a la conquista de las provincias del oeste y del noroeste, quedando la Argentina desde entonces dividida en dos estados beligerantes.

El gobernador federal porteño Rosas prepara un ejército para enfrentar a Paz. El jefe cordobés inicia la ofensiva. Se generaliza la guerra.

Quiroga cruza el sur de Córdoba y conquista Cuyo. El gobernador federal santafesino Estanislao López emplea una táctica de desgaste contra Paz, aliándose con federales cordobeses, como los hermanos Reynafé. Paz cae sorpresivamente prisionero en las cercanías del fortín de El Tío, y comienza a desmoronarse su sector.

Estanislao López y Juan Ramón Balcarce entran con su ejército en la ciudad de Córdoba el 1º de junio de 1831. Lamadrid es derrotado en La Ciudadela —entonces un bastión prácticamente en los arrabales de San Miguel de Tucumán— por Quiroga, quien en 1832 firma la paz con Salta, y concluye oficialmente la guerra que tuvo su punto culminante en Oncativo.

Referencias

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  1. Bischoff, Efraín (1965). Batalla de la Laguna Larga (Oncativo). Universidad Nacional de Córdoba. 
  2. Ferrari Rueda, 1968: 185, había adquirido armas en Chile.
    Después del doble triunfo que obtuvo en La Tablada el general José María Paz sobre el general Juan Facundo Quiroga, el 22 y 23 de junio de 1829, el gobernador de Santa Fe, Estanislao López, ofreció su mediación ante ambos para que terminase la guerra entre Córdoba y las provincias de Cuyo y La Rioja. (...) Quiroga, después de la batalla de La Tablada, se había establecido en Mendoza, poniéndose febrilmente en la tarea de reorganizar su ejército con soldados de La Rioja, Catamarca, San Juan y San Luis.
  3. a b c Félix Best (1960). La geografica en nuestras guerras. Las fuerzas argentinas y adversarias en nuestras campafias militares. Guerra de la independencia. Las guerras civiles. Tomo I. Buenos Aires: Ediciones Peuser, pp. 380.
    Las bajas sufridas por el ejército de Quiroga, dan al combate el carácter de victoria de aniquilamiento; 1.000 fueron los muertos y heridos en ambos días de combate y 500 los prisioneros federales, entre ellos Aldao; las pérdidas unitarias no se conocen, pero se presumen muy inferiores, (...).
  4. Clodfelter, Micheal (2002). Warfare and Armed Conflicts: A Statistical Reference to Casualty and Other Figures, 1500-2000. Londres: McFarland, pp. 352. ISBN 978-0-78641-204-4.
  5. David Marley (2008). Wars of the Americas: a chronology of armed conflict in the Western Hemisphere, 1492 to the present. Tomo I. Santa Bárbara: ABC CLIO, pp. 711. ISBN 978-1-59884-100-8.
  6. De Ferrari Rueda, Rodolfo (1968). Historia de Córdoba. Tomo II. Buenos Aires: Biffignandi Ediciones, pp. 185.
    Contaba con 1000 hombres de infantería, en 3 batallones de línea, 70 artilleros, con una batería de 6 piezas y, el resto, de caballería.
  7. Martí Garro, Pedro Enrique (1982). Historia de la artillería argentina. Buenos Aires: Comisión del Arma de Artillería Santa Barbara, pp. 497.
    El ejército de Paz, contaba con un total de 4078 hombres, de los cuales 1000 eran infantes, 3008 de caballería y 70 artilleros con seis piezas.
  8. De Ferrari Rueda, Rodolfo (1964). Historia de Córdoba. Tomo I. Buenos Aires: Biffignandi Ediciones, pp. 185
  9. a b c Edmund Burke (1831). The Annual register of world events: a review of the year 1830. Londres: Imprenta de Baldwin & Cradock, pp. 309
  10. a b Pedro Enrique Martí Garro (1982). Historia de la artillería argentina. Buenos Aires: Comisión del Arma de Artillería "Santa Barbara", pp. 497
  11. Robert L. Scheina (2003). Latin America’s Wars: The Age of the "Caudillo", 1791-1899. Tomo I. Washington DC: Potomac Books Inc., pp. 26. ISBN 978-1-59797-477-6.
  12. a b Marcos de Estrada (1979). Argentinos de origen africano. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, pp. 39
  13. Héctor D. Arias, Carmen P. de Varese (1966). Historia de San Juan. San Juan: Editorial Spadoni, pp. 186.
  14. Roberto D. Müller (2010). Noticias de "Burgess Farm": Vida de Rosas en el destierro. Buenos Aires: OLMO Ediciones, pp. 127. ISBN 978-987-1555-11-6.
  15. Revisionistas » Blog Archive » José Benito Villafañe
  16. Díaz, Antonio (1877). Historia política y militar de las repúblicas del Plata desde el año de 1828 hasta el de 1866. Tomo II. Montevideo: Imprenta Comercial, pp. 3.
  17. Ricardo Levene (1962) [1939]. Historia de la nación argentina: desde los orígenes hasta la organización definitiva en 1862. Academia Nacional de la Historia (Argentina), Editorial El Ateneo, Buenos Aires.
  18. Reyes, Marcelino (1900). Bosquejo histórico de la provincia de La Rioja, 1543-1867. Buenos Aires: Tall. Gráf. de H. Cattáneo, pp. 78.
  19. Rodolfo de Ferrari Rueda (1964). Historia de Córdoba. Tomo I. Buenos Aires: Biffignandi Ediciones, pp. 186.
  20. Beverina, Juan (1973). El general José María Paz: sus campañas y su doctrina militar. Buenos Aires: Editorial Rioplatense, pp. 200.
    (...) el general Benito Villafañe operaría con una columna de 1200 hombres, de tropas de Catamarca y de La Rioja (...).
  21. a b La guía 2000 - Las Batallas de La Tablada y Oncativo - La guía de Historia
  22. a b Adolfo P. Carranza, Alejandro Rosa, José Juan Biedma (1889). Revista Nacional. Tomo X. Buenos Aires: J. Canter, pp. 324.
  23. Adolfo P. Carranza, Alejandro Rosa, José Juan Biedma (1889). Revista Nacional. Tomo X. Buenos Aires: J. Canter, pp. 325
  24. Gregorio Aráoz de La Madrid (1947). Memorias del general Gregorio Aráoz de La Madrid. Tomo I. Buenos Aires: Tall. Gráf Buschi, pp. 427.
  25. a b José María Paz (1924). Memorias póstumas del general José María Paz. Tomo I. Buenos Aires: Impr. "La Discusión", Ireneo Rebollo, editor, pp. 127.

Enlaces externos

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