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Bucolismo

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El bucolismo ensalza las bellezas de la vida rural.

El bucolismo es una tem�tica habitual de la literatura, la pintura y el teatro antiguos que suele ambientarse en lugares naturales r�sticos como bosques y monta�as, en cercan�a de prados y agua, con di�logos de tem�tica amorosa y disputas musicales protagonizadas por pastores idealizados, a veces encubriendo personajes o historias de amor reales. En la literatura se refleja a trav�s de g�neros como el idilio, la �gloga, la serranilla, la pastorela, la �gloga dram�tica o farsa pastoril y la novela pastoril.

El g�nero

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Jacopo Sannazaro.

Aunque el g�nero pastoril tiene origen en los cl�sicos grecolatinos, y tuvo prolongaci�n en la Edad Media a trav�s de las pastorelas y vaqueras de los trovadores provenzales, se desarroll� sobre todo durante el Renacimiento; supon�a una de las v�as de escape al paganismo desde la teoc�ntrica Edad Media al Renacimiento. A consecuencia del acusado cambio ideol�gico que tiene lugar a principios del siglo XV, el paisaje natural del mundo empieza a aparecer en los cuadros como entorno de la figura humana y a tomar un inter�s y una importancia de la que carec�a en el pasado y se lo suele asociar con las deidades paganas y la mitolog�a, por las que se siente gran curiosidad. La vuelta a los referentes antiguos grecolatinos por parte de la literatura y las transformaciones mitol�gicas en elementos naturales que Ovidio refleja en Las metamorfosis, aut�ntica Biblia del paganismo, descubre las ra�ces materiales y naturales del cuerpo del hombre al margen de su esp�ritu divino y puebla la naturaleza de referencias cultas; el antropocentrismo renacentista busca en el personaje del pastor la inocencia perdida de Ad�n en el Para�so natural a trav�s del t�pico literario cl�sico del locus amoenus, un lugar compuesto de tres elementos que invitan a la conversaci�n: sombra de �rboles, agua que corre, prado tranquilo; estos tres elementos se suelen encontrar en el paisaje idealizado de la Arcadia de Te�crito, autor de donde arranca la tradici�n cl�sica griega del bucolismo (los Idilios o "peque�os poemas" de Te�crito y sus seguidores Bion y Mosco), para despu�s ser reelaborado en las �glogas ("selectas" o "escogidas") de los latinos Virgilio, Nemesiano, Calpurnio S�culo o Ausonio, quienes sit�an ocultos bajo la m�scara de sus pastores a personajes reales, con una predominante tem�tica amorosa envuelta en suave epicure�smo.

Sin embargo es durante el Renacimiento cuando m�s se hace notar el g�nero buc�lico, ya que recuper� los temas y g�neros cl�sicos (la citada �gloga) e incluso invent� otros nuevos (como la novela pastoril, g�nero mixto de prosa y verso creado por el italiano Jacopo Sannazaro en su Arcadia), o incluso lo renov� incorporando elementos pastoriles asociados al tema cristiano de la Adoraci�n de los pastores (officum pastorum). La literatura buc�lica del Renacimiento, no obstante, pone en boca de pastores refinados y mundanos, que parecen m�s bien cortesanos que otra cosa, discursos elaborad�simos y temas terrenales pintando un mundo mejor que el real, idealizado por el Neoplatonismo. En manifestaciones posteriores, el g�nero se mezcla con otros elementos ajenos, no ya la mitolog�a pagana, sino con elementos de religiosidad cristiana que le son ajenos, y aparecen temas como el debate dial�ctico entre los placeres de la carne y los placeres del esp�ritu; el abandono de la vida terrena, la vida del ermita�o, etc�tera, todos ellos de gran simbolog�a.

Buc�licos extranjeros

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El elemento buc�lico es ya muy importante en algunas obras de Francesco Petrarca, como su Carmen bucolicum, y en Giovanni Boccaccio, como en su Ninfale Fiesolano, su Ninfale d'Ameto, su Comedia delle ninfe Fiorentine o incluso sus apenas le�das diecis�is �glogas en lat�n. La Arcadia de Jacopo Sannazaro crea el molde de la novela pastoril europea, al que pertenecen el franc�s Honor� d'Urf� con su extens�sima La Astrea, que influy� mucho toda la literatura buc�lica posterior; en franc�s escribieron �glogas Pierre de Ronsard y otros poetas de La Pl�yade. En Portugal introdujo el bucolismo Bernardim Ribeiro a trav�s de su novela pastoril Menina e mo�a y escribieron �glogas Sa de Miranda y otros poetas renacentistas. En Inglaterra sir Philip Sidney fue el primero en escribir una novela pastoril, The Countess of Pembroke's Arcadia.

Buc�licos espa�oles

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Entre los autores m�s reputados en el g�nero pastoril est�n, en el Prerrenacimiento, el Marqu�s de Santillana con sus Serranillas, todav�a con el sabor provenzal de las pastorelas, ya muy lejanas de las zafias y brutas serranas de Juan Ruiz, y los ya renacentistas Juan del Encina (�glogas), Garcilaso de la Vega (sus tres �glogas), Jorge de Montemayor (cuatro largas �glogas y Los siete libros de la Diana, primera novela pastoril escrita en castellano), Luis Barahona de Soto (m�s �glogas), Luis G�lvez de Montalvo (El pastor de F�lida) y el posterior Miguel de Cervantes (con su novela pastoril La Galatea). Este prolijo subg�nero tuvo vigencia en siglos posteriores; hasta en el Barroco se recuperan temas pastoriles: Crist�bal Su�rez de Figueroa (La constante Amarilis), Lope de Vega (La Arcadia) y Bernardo de Balbuena (Siglo de oro en las selvas de Er�file), entre otros. Ya en el siglo XVIII reverdece la �gloga a trav�s del Neoclasicismo y la Escuela de Salamanca, y escriben �glogas Juan Mel�ndez Vald�s y Nicasio �lvarez Cienfuegos, entre otros.

Bibliograf�a

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Enlaces externos

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