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Sus scrofa

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Jabalí
Estado de conservación
Preocupación menor (LC)
Preocupación menor (UICN 3.1)[1]
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Artiodactyla
Familia: Suidae
Género: Sus
Especie: S. scrofa
Linnaeus, 1758
Distribución
Mapa con los territorios habitados por jabalíes. En azul zonas de jabalíes introducidos.
Mapa con los territorios habitados por jabalíes. En azul zonas de jabalíes introducidos.

El jabalí (Sus scrofa) (del árabe: جبلي ǧabalī, ‘montañoso’) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia de los suidos. Su distribución original se corresponde con gran parte de Eurasia y algunas zonas del norte de África, si bien ha sido introducido por el hombre en América y Oceanía. Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo[2]​ de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La hembra recibe el nombre de jabalina y la cría jabato/a.

Descripción

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Morfología

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  • Longitud del cuerpo: 90 cm-160 cm
  • Longitud de la cola: 22 cm
  • Alzada a la cruz: 65 cm
  • Peso: los machos entre 70 y 90 kg, las hembras entre 40 y 65 kg (puede llegar a alcanzar los 145 kg).
  • Grado de amenaza: en Europa es una especie cinegética que no se encuentra en peligro ni amenazada.
Cráneo de un jabalí salvaje encontrado en Lan Lo Au, Hoi Ha Wan, Parque Marino, Hong Kong, China
Esqueleto de jabalí en Royal Natural History Volume 2.[3]Richard Lydekker.

El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico, que por crianza selectiva ha desarrollado más la parte posterior de su cuerpo, donde se localizan las piezas que alcanzan más valor en el mercado de las carnes.

El jabalí compensa su mala vista con un importante desarrollo del olfato, que le permite detectar alimento, como trufas, bellotas, setas, caracoles, vegetales y animales bajo tierra,[4]​ o incluso enemigos a más de 100 metros de distancia. El oído está también muy desarrollado y puede captar sonidos imperceptibles para el ser humano.

Sus pelos son gruesos y negros, midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz, y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa o pelo es muy variable y va desde colores grisáceos a negro, pasando por colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente se eriza en caso de cólera. El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde. En verano, las cerdas (pelos gruesos de la crin) son más cortas.

Las crías

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Parrondas

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Crías de jabalí siendo amamantadas.

Las crías o jabatos nacen con unas características rayas longitudinales a lo largo del cuerpo, lo que les ha dado el nombre de rayones o listones. Estas desaparecen a lo largo de los primeros meses de vida y su pelaje se oscurece, pasando del rojo bermejo al año de edad al marrón o negro en los ejemplares adultos.

Subespecies

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Jabalí en el parque nacional de Mudumalai (India)

Entre las distintas subespecies se encuentran:[5]

  • Sus scrofa castilianus (albar): distribuido en el norte de la pen�nsula ib�rica, presenta un mayor tama�o corporal y un pelaje m�s claro y tupido.
  • Sus scrofa baeticus (arocho): es m�s peque�o que el anterior, con menos pelo y m�s negro; su distribuci�n es propia del sur de la pen�nsula ib�rica.

El cerdo dom�stico es considerado con frecuencia una subespecie m�s: Sus scrofa domestica.

Etolog�a

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Verraco de Gallegos de Arga��n, ubicado en el Museo de Salamanca (Espa�a). Representa un cerdo o jabal�

El jabal� es de comportamiento muy sociable, no es muy territorialista, y se desplaza en grupos matriarcales, normalmente de tres a cinco animales formados por hembras y sus cr�as, aunque de vez en cuando se pueden ver grupos superiores a los veinte individuos. La jabalina (hembra del jabal�) dominante es la de mayor edad y tama�o. Los j�venes machos de un a�o, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo. Exceptuando el per�odo de celo, los machos en edad reproductora son m�s bien solitarios, aun cuando los individuos mayores y m�s viejos, llamados macarenos, suelen ir acompa�ados por un macho m�s joven conocido como el escudero.

Cotidiano

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El jabal� durante el d�a es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias considerables, entre 2 y 14 km, normalmente al paso cruzado o al trote ligero (J. Reichholf, 1995), mientras que en las huidas puede practicar un vivo galope, que sin embargo solo puede mantener durante un corto per�odo.

En el bosque utiliza casi siempre los mismos pasajes para sus correr�as, pero en el caso de las hembras pre�adas o con cr�as, se vuelven m�s sedentarias.

Periodo de celo

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Durante su per�odo de celo, de noviembre a enero, el jabal� macho busca hembras receptivas de un modo tan activo que a veces llega a olvidarse de su propia alimentaci�n. En cuanto encuentra una piara,[nota 1]​ comienza expulsando a los j�venes del a�o anterior. En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, generalmente dos o tres, y en ocasiones hasta ocho.

Los ba�os de barro o lodo

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Jabal� tomando un ba�o de barro

Los ba�os de barro desempe�an un importante papel en la ecolog�a de la especie, consider�ndose que tienen varias funciones. As� aseguran su regulaci�n t�rmica, en cuanto que el jabal� no suda al tener las gl�ndulas sudor�paras atrofiadas. De igual modo se ha considerado que los ba�os de barro tienen un importante papel en las relaciones sociales de la especie e incluso se ha descrito un papel en la selecci�n sexual, de modo que si mientras en el verano usan los ba�os de barro todos los jabal�es, sin distinciones de sexo ni edad, durante la �poca de celo parecen reservadas casi exclusivamente a los machos adultos, de modo que se ha considerado (Pedro Fern�ndez-Llario,[7]​ 2004) que estos ba�os pueden estar ligados a la persistencia de los olores corporales sobre un sustrato estable como el que proporciona una capa de barro adherida al pelo (incluso para perder rastros con los perros de caza), sin olvidar las funciones de marca territorialista, y sobre todo sanitarias que tienen para la especie los ba�os en barro.

H�bitat

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Huellas de jabal� albar en Las Fraguas (Soria)

El jabal� se adapta a todo tipo de h�bitats siempre que disponga de una m�nima cobertura y alimento (acuden mucho a los chaparros por la bellota), aunque prefiere los lugares con una vegetaci�n alta donde poder camuflarse (carrasca, aulagas, junqueras, espinos...), y donde abunde el agua (para beber, revolcarse en el lodo o el barro y regular su temperatura). Sus h�bitats predilectos son los encinares y los macizos forestales caducifolios o mixtos, sobre todo si est�n poco visitados y su nivel inferior es rico en maleza, zarzas y espinos donde pueda revolcarse en seco y al abrigo del viento. Pero tambi�n se le encuentra en el matorral mediterr�neo (maquia) y marismas, sin desde�ar las �reas de cultivo, siempre que mantengan una m�nima cobertura de arbolado o arbustos donde protegerse. En caso necesario, nada bien y durante mucho tiempo. Soporta f�cilmente los rigores del invierno gracias a su pelaje y dura capa de piel, lo que le permite permanecer en invierno en la zona de alta-media monta�a sin mayores problemas que los derivados de la falta de alimentos.[8]

Distribuci�n geogr�fica

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Introducida

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El jabal� fue introducido en diversos pa�ses americanos como Per�, Chile, Bolivia, M�xico, Uruguay, Argentina y Paraguay. Asimismo, fue introducido m�s recientemente en todo el sur de Am�rica latina y desde 2011 ha alcanzado partes del centro-oeste y sudeste de Brasil (originarios del vecino Uruguay desde 2007). Adem�s, esta especie fue introducida de forma incontrolada para la pr�ctica de la caza mayor al estilo europeo y la caza de monter�a. Esto caus� un enorme impacto en los ecosistemas aut�ctonos, acabando con especies no preparadas para competir con el jabal� y provocando as� una superpoblaci�n al carecer de depredadores naturales. En algunos de estos lugares se mezcl� con cerdos dom�sticos asilvestrados, propiciando un crecimiento a�n m�s incontrolado de las poblaciones de jabal�, como es el caso del javaporco de Brasil, donde ahora est�n entre las mayores plagas agr�colas.

En Argentina

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Esta especie fue introducida de manera voluntaria, -con fines cineg�ticos, una pr�ctica com�n en muchos pa�ses del mundo.- Sin embargo, se reprodujo de manera tan r�pida que hoy podemos encontrarla en todo el pa�s tanto de forma silvestre como dom�stica, sin mencionar los h�bridos entre ambas.

El jabal� fue introducido en el centro del pa�s a principios del 1900 pero r�pidamente se desplaz� hasta las provincias patag�nicas- hoy en d�a se encuentra ampliamente distribuido por todo el territorio argentino-. Se trata de una especie con gran plasticidad ecol�gica ya que los cambios de h�bitat o climas no son un problema para �l. Se encuentra cerca de la localidad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, en la provincia de Neuqu�n, los parques nacionales Lan�n y Nahuel Huapi (provincia de R�o Negro); tambi�n cruzaron los Andes hasta Chile. Se hace una nueva introducci�n al rancho Bah�a Huemul en la provincia de R�o Negro, desde un rancho en Uruguay. Otro lugar fue el parque nacional Nahuel Huapi (provincia de R�o Negro) y el parque nacional Los Alerces (provincia de Chubut). Est� presente en el sur de la provincia de San Luis, sur de la provincia de C�rdoba, suroeste de la provincia de Santa Fe, la mayor parte de la provincia de La Pampa, norte y suroeste de la provincia de R�o Negro, suroeste de la provincia de Neuqu�n, oeste de la provincia de Chubut y la provincia de Entre R�os (Departamento de Col�n).[9]En la provincia de Mendoza se encuentra en casi todo el territorio, siendo fotografiado a más de 3000 m s. n. m. en la Reserva Laguna del Diamante, y es un problema creciente en la Reserva de Humedal Llancanelo en Malargüe.[cita requerida] En la provincia de Córdoba se registra la presencia en zonas serranas, Sierras Chicas, Sierras Grandes, Altas Cumbres y también una amplia difusión en el norte de la provincia, región de Tulumba y aledaños, atraidos principalmente por los montes y cultivos.

Al no ser una especie controlada seguirá desplazándose por todo el país.

Problemática
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Las consecuencias que trajo consigo esta especie fueron muchas. La primera es que a causa de su acción de hozar, la cual consiste en remover la tierra con el hocico, se aumenta la superficie de suelo arrasado y perjudica el crecimiento de maleza, ya que al rozarse retiene mucha agua y lo desnutre. Como su dieta es mayoritariamente vegetariana, lo convierte en un gran depredador de semillas, lo cual afecta directamente a las comunidades de vegetales y a los trabajadores rurales, ya que disminuyen la superficie de suelo fértil y además se comen sus cultivos.

Método de control
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Los métodos que se utilizan para controlar a las poblaciones de jabalí en la Argentina son muchos. La caza, tanto pública como intensiva, se combinan con el trampeo y el uso de tóxicos. Cabe destacar que es una especie muy difícil de controlar debido a que su tasa de reproducción es tan elevada que supera la de mortalidad, aún empleándose todos los métodos anteriormente descritos. Los únicos casos de control fueron en islas, o en el parque nacional El Palmar ubicado en Entre Ríos, en el cual se logró reducir el 50 % de su población.

Depredadores
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El jabalí suele tener muchos depredadores desde la infancia hasta la edad adulta, esto incluye que en Europa o Asia sus depredadores son el lobo, el cuon , el oso pardo, el oso negro asiático, el tigre, el leopardo, el leopardo de las nieves, el lince europeo, el cocodrilo marino y el dragón de Komodo.

Gastronomía

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Venado (izqda.) y jabalí (dcha.) en salsa

Es muy típico su consumo en la cocina tradicional española. En la Patagonia argentina suele también servirse como un plato típico de la región.[10]

Véase también

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Referencias

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  1. Oliver, W. & Leus, K. (2008). «Sus scrofa». Lista Roja de especies amenazadas de la UICN 2013.1 (en inglés). ISSN 2307-8235. Consultado el 13 de octubre de 2013. 
  2. Lowe S., Browne, M., Boudjelas, S., De Poorter, M. (2000). 100 de las Especies Exóticas Invasoras más dañinas del mundo. Una selección del Global Invasive Species Database. Publicado por el Grupo Especialista de Especies Invasoras (GEEI), un grupo especialista de la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), 12pp. Primera edición, en inglés, sacada junto con el número 12 de la revista Aliens, diciembre 2000. Versión traducida y actualizada: noviembre 2004.
  3. «Internet Archive Search: Royal Natural History» (en inglés). Consultado el 23 de mayo de 2016. 
  4. «El jabalí». http://www.jabalies.com/. 14 de abril de 2004. 
  5. a b Scheggi, Massimo (1999). La Bestia Nera: Caccia al Cinghiale fra Mito, Storia e Attualità. p. 201. ISBN 8825379048. 
  6. «Wow, Taipei Zoo». Archivado desde el original el 11 de febrero de 2010. Consultado el 24 de enero de 2009. 
  7. Fernández-Llario, P. (1996). Ecología del jabalíes en Doñana: parámetros reproductivos e impacto ambiental. Tesis Doctoral, Universidad de Extremadura, Cáceres.
    • Fernández-Llario, P. (2005a). «The sexual function of wallowing in male wild boar (Sus scrofa).» J Ethol., 23: 9-14.
    • Fernández-Llario, P. (2005b). «Environmental correlates of nest site selection by wild boar Sus scrofaActa Theriol., 49: 383-392.
  8. «Copia archivada». Archivado desde el original el 28 de marzo de 2009. Consultado el 17 de mayo de 2004. 
  9. «BASE DE DATOS MUNDIAL DE ESPECIES INVASORAS». 
  10. «Cocina patagónica: comidas típicas de la Patagonia». Turística Patagonia. Archivado desde el original el 6 de julio de 2010. Consultado el 10 de julio de 2010. 

Notas

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  1. Real Academia Española. «piara». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 

Enlaces externos

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