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Aviaci�n Nacional

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Aviaci�n Nacional


Activa 1936 - 1939
Pa�s Espa�a
Fidelidad Bandera de Espa�a Bando sublevado
Tipo Fuerza a�rea
Parte de Fuerzas Armadas del bando sublevado
bando sublevado
Insignias
Escarapela
Distintivo cola
Guerras y batallas
Guerra Civil Espa�ola

Aviaci�n Nacional, Fuerza A�rea Nacional o Ej�rcito Nacional del Aire hace referencia a la fuerza a�rea que combatieron en el Bando Sublevado durante la Guerra Civil Espa�ola (1936-1939) frente a las Fuerzas A�reas de la Rep�blica Espa�ola. Adem�s de la Fuerza a�rea propiamente dicha que apoyaba a los sublevados, estos tambi�n contaban con el apoyo material y log�stico de la Alemania nazi y la Italia fascista, pero tambi�n con el apoyo militar de dos ramas militares propiamente dichas: La Legi�n C�ndor y la Aviazione Legionaria.

Al finalizar la contienda se hizo cargo de los efectivos de la antigua Aviaci�n republicana y fue sustituida por el nuevo Ej�rcito del Aire, que es la unidad que ha llegado a nuestros d�as.

Historia

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Or�genes

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Cuando se produjo el Golpe de Estado en Espa�a de julio de 1936, los rebeles se hicieron con el control de 90 aviones de un total de 400 aviones que hab�a en Espa�a antes de la guerra (de estos, no todos eran militares y muchos eran avionetas civiles).[1]​ De hecho, originalmente los rebeldes solo contaron con 10 cazas Nieuport-Delage NiD 52 repartidos por varios aer�dromos.[2]​ Y de los pilotos militares, 90 se unieron a los sublevados aunque estos tambi�n contaron con pilotos particulares (especialmente los del "Aeroclub de Andaluc�a").[2]​ En esta situaci�n los sublevados enviaron emisarios a Italia y la Alemania nazi solicitando ayuda militar y aviones: Mussolini y Hitler respondieron de buen grado, y con ello dio comienzo el env�o de ayuda militar.[3]​ Los primeros Junkers Ju 52 comenzaron a llegar al Marruecos espa�ol para el 29 de julio, totalizando el env�o con veinte Junkers y 6 cazas Heinkel He 51, acompa�ados de 86 operarios de la Luftwaffe.[4]​ Para entonces tambi�n hab�an llegado una decena de Savoia-Marchetti S.M.81 procedentes de aer�dromos de Cerde�a.[5]​ En adelante sigui� llegando ayuda militar de ambos pa�ses, hasta conceder supremac�a a�rea a los sublevados, especialmente durante el avance del Ej�rcito de �frica en la Campa�a de Extremadura.[6]​ A finales de agosto llegaron los cazas Fiat CR.32 y debutaron sobre Extremadura, ampliando a�n m�s la ventaja sobre la Aviaci�n republicana.[7]

Debido a las derrotas del verano, en septiembre la aviaci�n republicana fue reformada internamente y desde octubre cont� con la llegada de aviones y t�cnicos sovi�ticos, circunstancia que le dio la supremac�a a�rea.[8]​ Esto se manifest� plenamente durante las batallas de Jarama y Guadalajara, y del largo asedio a Madrid, donde logr� controlar los cielos frente a italianos y alemanes. La superioridad a�rea de los republicanos empez� a decaer tras la Batalla de Brunete, donde los Messerschmitt Bf 109 y los Heinkel He 111 de la Legi�n C�ndor impusieron su dominio.[9]​ Las p�rdidas materiales de ambos fueron ilustrativas: 100 aviones republicanos de las FARE frente a los 23 que perdieron los sublevados y alemanes.[10]​ Brunete signific� el comienzo de la superioridad a�rea del Bando sublevado durante el resto de la contienda.[10]

Hacia la victoria

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Bombardeo de Barcelona, visto desde un avi�n italiano (marzo de 1938).

La resistencia de la capital llev� a un cambio de planes en el Bando sublevado y a que los objetivos se enfocaron en el Frente Norte, donde los republicanos manten�an una franja territorial que se extend�a por Asturias, Santander y Vizcaya. Aqu� los franquistas ostentaron siempre de una superioridad a�rea casi total, lo que se vio reflejado en el Bombardeo de Guernica. Durante la Ofensiva de Asturias la "Legi�n C�ndor" y los aviones franquistas actuaron casi a placer, sin encontrar respuesta de los republicanos. Tras la ca�da del Norte, los esfuerzos se dirigieron a otros sectores.

Durante la ofensiva de Arag�n, junto con alemanes e italianos logr� obtener una completa superioridad a�rea, destrozando la retirada republicana y poniendo en pr�ctica algunas teor�as de la Blitzkrieg alemana que luego se ver�an durante la Segunda Guerra Mundial.[11]​ Los avances llegaron al Mediterr�neo y continuaron hacia Valencia, pero los ataques en el Levante se vieron detenidos a finales de julio con el inicio de la Batalla del Ebro. La ofensiva republicana represent� una gran amenaza, por lo que los sublevados, italianos y alemanes concentraron 300 aviones en los aer�dromos de la zona.[12]​ Durante las semanas de agosto y septiembre oleadas de cerca de 200 aviones atacaban las posiciones defensivas republicanas que, a pesar de todo, lograban resistir. Los ataques contra los puentes y pasarelas sobre el r�o tampoco resultaban f�ciles, pues era necesario arrojar hasta 500 bombas para destruir un puente.[13]​ Cuando en noviembre terminaron las operaciones en el Ebro, las fuerzas sublevadas hab�an sufrido importantes p�rdidas pero la aviaci�n republicana hab�a perdido m�s de 120 aparatos y se hallaba muy quebrantada.[14]

La �ltima gran ofensiva tuvo lugar unas semanas despu�s, destinada a conquistar Catalu�a, para lo cual los sublevados y los italo-germanos reunieron una fuerza de 500 aviones.[15]​ Durante enero de 1939 las incursiones a�reas sobre la zona republicana en Catalu�a fueron constantes, especialmente contra el puerto de Barcelona y las carreteras y los ferrocarriles.[16]​ Los bombardeos tambi�n afectaron al tr�fico mercante en el mar y a las l�neas de suministro en la retaguardia republicana.[17]​ Tras la ca�da de Catalu�a, la guerra estaba decidida y con el desmoronamiento del frente republicano a finales de marzo, el 1 de abril de 1939 se anunci� el fin oficial de la contienda.

Apoyo germano-italiano

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Heinkel He 51C del 3/J 88 de la Legi�n C�ndor, pilotado por Adolf Galland.

La colaboraci�n entre los sublevados y la "Legi�n C�ndor" o la "Aviaci�n Legionaria" no fue completa, puesto que en numerosas ocasiones esta actu� por cuenta propia: Por ejemplo, los ataques que realiz� contra los civiles y columnas republicanas que se retiraban a la frontera francesa durante la Campa�a de Catalu�a, de los que se ha dicho que no contaban con la aprobaci�n de Franco y las fuertes protestas del General Kindel�n.[18][nota 1]

Al final de la guerra, los alemanes hab�an enviado unos 600 aviones, entre los que se encontraban 136 Messerschmitt Bf 109, 93 Heinkel He 111 y 63 Junkers Ju 52.[19]​ Por su parte los italianos mandaron 660 aviones, de los cuales destacaban 350 cazas Fiat CR 32, 100 Savoia-Marchetti S.M.79 y 64 Savoia-Marchetti S.M.81.[20]​ Sin embargo, al final de la guerra alemanes e italianos se llevaron de vuelta con ellos los modelos de avi�n m�s avanzados.

Estructura

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El suministro de aviones y log�stica corri� a cargo de los alemanes e italianos, aunque la empresa Hispano-Suiza hab�a montado una nueva factor�a en Sevilla encargada de la reparaci�n y reconstrucci�n de los cazas Fiat CR-32.[21]

Uno de sus principales comandantes y organizadores fue el general Alfredo Kindel�n,[22]​ que ya se había destacado en la organización de la aviación militar durante el reinado de Alfonso XIII. Por otro lado, entre sus miembros más destacados se encontraban Joaquín García-Morato, Julio Salvador y Díaz-Benjumea, Carlos Haya o Ángel Salas Larrazábal. García-Morato se convirtió en el máximo as de la aviación durante la contienda, con 40 derribos en su haber, y llegó a crear una unidad de caza propia denominada la "Patrulla Azul".

Véase también

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Notas

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  1. Sin embargo, nunca ha terminado de quedar muy claro esta cuestión, puesto que Franco era consciente de las actuaciones de los alemanes pero aun así tampoco manifestó firmeza ante estos actos. El Bombardeo de Guernica es buen ejemplo de ello, aunque también fueron muy significativos los Bombardeos aéreos de Barcelona en marzo de 1938.

Referencias

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  1. Hugh Thomas (1976); pp. 359-360
  2. a b Hugh Thomas (1976); pág. 360
  3. Hugh Thomas (1976); pp. 385-395
  4. Hugh Thomas (1976); pág. 384
  5. Hugh Thomas (1976); pág. 395
  6. Hugh Thomas (1976); pág. 403
  7. Hugh Thomas (1976); pág. 408
  8. Hugh Thomas (1976); pág. 482
  9. Hugh Thomas (1976); pág. 772
  10. a b Hugh Thomas (1976); pág. 771
  11. Hugh Thomas (1976); pp. 859-861
  12. Hugh Thomas (1976); pág. 906
  13. Hugh Thomas (1976); pág. 907
  14. Hugh Thomas (1976); pág. 918
  15. Hugh Thomas (1976); pág, 931
  16. Hugh Thomas (1976);pág. 936
  17. Hugh Thomas (1976); pág. 927
  18. Hugh Thomas (1976); pág. 942
  19. Thomas, Hugh (1976); pág. 1044
  20. Thomas, Hugh (1976); pág. 1045
  21. Hugh Thomas (1976); pág. 817
  22. Hugh Thomas (1976); pág. 550

Bibliografía

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  • José María Manrique García y Lucas Molina Franco (2006); Las Armas de la Guerra Civil española, La esfera de los libros.
  • Jesús Salas Larrazábal (1998); Guerra Aérea (1936-1939), 4 tomos; Ministerio de Defensa, ISBN 84-7965-052-4.
  • Jesús María Salas Larrazábal (1969); La guerra de España desde el aire, Ariel.
  • Solé i Sabaté, Josep María; Villarroya, Joan (2003). España en llamas. La guerra civil desde el aire. Madrid: Temas de Hoy. ISBN 84-8460-302-4. 
  • Thomas, Hugh (1976). Historia de la Guerra Civil Española. París: Ruedo Ibérico. 

Enlaces externos

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