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Bombardeos en la guerra civil espa�ola

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Bombardeos en la guerra civil espa�ola
Parte de guerra civil espa�ola

Guernica tras el bombardeo de abril de 1937.
Fecha 18 de julio de 1936 - 1 de abril de 1939
Lugar Espa�a
Resultado Victoria sublevada
Beligerantes
Bandera de Espa�a Bando republicano
Apoyado por:
Uni�n Sovi�tica[nota 1]
Bando sublevado
Apoyado por:
Bandera de Alemania Alemania
Bandera de Italia Italia

En la guerra civil espa�ola se produjeron bombardeos a�reos (y en menor medida, mar�timos y terrestres) sobre objetivos estrat�gicos (puertos, v�as de comunicaci�n, f�bricas, centrales hidroel�ctricas, puestos de mando del enemigo, etc.), pero tambi�n sobre poblaciones de la retaguardia sin presencia de fuerza militar, hecho �ste que represent� un precedente hasta entonces nunca realizado: �por primera vez en la historia, la aviaci�n fue utilizada intensamente en misiones de bombardeo sobre la retaguardia�.[1]​ Dado que la aviaci�n militar espa�ola en julio de 1936 estaba obsoleta, esto s�lo fue posible porque ambos bandos recibieron ayuda de potencias extranjeras que aportaron sus modernos bombarderos, gracias a los grandes avances de la aviaci�n en los a�os 1930. El bando sublevado recibi� los Savoia-Marchetti 81 y 79 italianos y los Junkers Ju 52 y Heinkel He 111 alemanes. La Rep�blica obtuvo los �Katiuskas� sovi�ticos.[2]

Cuando se hace la relaci�n de las ciudades m�s duramente bombardeadas durante la guerra civil espa�ola son todas poblaciones de la zona republicana (con las excepciones de Oviedo,[3]Valladolid y de la localidad cordobesa de Cabra,[4]​ cuyo bombardeo parece haber sido un error de los tripulantes de la fuerza a�rea republicana que pilotaban los �Katiuskas�). As�, como han se�alado Sol� i Sabat� y Villarroya,[5]​ �la guerra civil espa�ola inici� un camino que pas� por Madrid, Durango, Ja�n, Guernica, Cartagena, Alicante, Valencia, Alca�iz, Reus, Tarragona, L�rida, Barcelona, Granollers, Figueras [todas ellas ciudades republicanas bombardeadas por la Legi�n C�ndor alemana, la Aviaci�n Legionaria italiana o por la aviaci�n sublevada propiamente dicha], que continu� [durante la Segunda Guerra Mundial por Varsovia, R�terdam, Londres, Coventry, Hamburgo, Berl�n, Dresde. y que terminar�a moment�neamente en Hiroshima y Nagasaki�. As� fue como �la aviaci�n se convirti� en un arma decisiva y la actuaci�n de la aviaci�n italiana y alemana fue determinante en la victoria del ej�rcito franquista�.[2]

La aviaci�n de bombardeo

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En julio de 1936 la aviaci�n militar espa�ola ten�a 241 aparatos operativos entre los que destacaban 150 Breguet 19, aviones de cooperaci�n y bombardeo, y una escuadrilla de Fokker F.VII. La aviaci�n naval dispon�a de unos 80 aparatos de primera l�nea, entre los que destacaban unos cuarenta hidroaviones Savoia-Marchetti S.62, Dornier Wal y Macchi M-18, que pod�an ser utilizados en operaciones de bombardeo. Por �ltimo la aviaci�n comercial ten�a siete Fokker F-VII B y cuatro Douglas DC-2, estos �ltimos eran los aviones m�s modernos que hab�a entonces en Espa�a.[6]

La aviaci�n de bombardeo del bando sublevado

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El Ju 52 oficial de Hitler en 1934.

El grueso de la aviaci�n permaneci� fiel a la Rep�blica, por lo que en los primeros d�as los militares sublevados solo pudieron contar con los aviones que se encontraban en el Protectorado espa�ol en Marruecos y algunos hidroaviones. Pero su situaci�n cambi� radicalmente solo semana y media despu�s de iniciado el golpe cuando el 30 de julio llegaron nueve bombarderos italianos Savoia-Marchetti S.M.81, trimotores con una carga de 2.000 kg de bombas y una velocidad m�xima de 340 km/h., que eran de los bombarderos pesados m�s eficientes y veloces existentes hasta entonces, y los primeros Junkers Ju 52 alemanes (diez de los cuales desembarcaron del buque Usaramo en C�diz el 6 de agosto) que eran aparatos de transporte, que fueron habilitados para bombardeo, constituyendo durante los primeros meses de la guerra el n�cleo central de la aviaci�n de bombardeo del bando sublevado.[7]

En los meses siguientes fueron llegando m�s aparatos italianos, constituyendo gran parte de ellos la Aviaci�n Legionaria italiana, cuya base principal se situ� a partir del 19 de agosto de 1936 en la isla de Mallorca, desde donde pudo bombardear sin ninguna dificultad las ciudades de la costa mediterr�nea. Al principio estaba integrada por la 251 Escuadrilla de Bombardeo Pesado con aparatos Savoia-Marchetti S.M.81, pero a principio de 1937 se le a�adi� otra escuadrilla de Savoia-Marchetti S.M.81, la 252, formando el XXV Grupo de Bombardeo Pesado, llamado Pipistrelli delle Baleari. En junio de 1937 se incorpor� un grupo de bombardeo r�pido, los Falchi delle Baleari, integrado por aparatos Savoia-Marchetti S.M.79. Y a lo largo de 1938 el n�mero de aparatos fue incrementado hasta alcanzar el n�mero de 38: 27 Savoia-Marchetti S.M.79 y 11 Savoia-Marchetti S.M.81.[8]

De los 764 aviones enviados por la Italia fascista en ayuda del bando sublevado a lo largo de la guerra, unos 200 fueron bombarderos: 84 del tipo Savoia-Marchetti S.M.81, como los 9 primeros aparatos que llegaron el 30 de julio; 100 del tipo Savoia-Marchetti S.M.79 y 13 del Fiat BR.20. Adem�s hay que a�adir nueve hidroaviones CANT Z.501, cuatro CANT Z.506 y otros cuatro IMAM Ro.41.[9]

Hidroavi�n Heinkel He 59.

En lo que respecta a la Alemania nazi, en los primeros meses envi� varias decenas de Junkers Ju 52, un modelo de avi�n que permiti� salvar el bloqueo del estrecho de Gibraltar por la marina republicana al establecer un puente a�reo entre Marruecos y la Pen�nsula mediante el cual se trasportaron entre finales de julio y finales de octubre de 1936 m�s de 13.000 legionarios y regulares del Ej�rcito de �frica. Adem�s estos aparatos fueron los utilizados en los bombardeos, entre otros, de Madrid y de Guernica. En noviembre de 1936 se produjo un salto cualitativo en la ayuda nazi a los sublevados con la formaci�n de la Legi�n C�ndor, una unidad de combate aut�noma con mando, personal y material alemanes, cuyo elemento principal era un grupo de bombardeo integrado inicialmente por tres escuadrillas, y desde abril de 1937 por cuatro, en las que se utilizaron aviones m�s avanzados que los Junkers Ju 52, como el Heinkel He 111, uno de los mejores bombarderos de su �poca, ya que pod�a alcanzar una velocidad de 430 km/h con una carga de 1.500 kilogramos de bombas; el Junkers Ju 87, conocido con el nombre de "Stuka", uno de los aviones m�s c�lebres de todos los tiempos y que tuvo su bautismo de fuego en la guerra civil espa�ola; o el Heinkel He 70 conocido como "Rayo", un avi�n de reconocimiento y bombardeo que fue utilizado especialmente para los bombardeos de las centrales hidroel�ctricas de los Pirineos catalanes en febrero de 1937. Asimismo se form� una escuadrilla de hidroaviones (de bombardeo y reconocimiento mar�timo), formada por los hidros Heinkel He 60 y Heinkel He 59. Este �ltimo, que pod�a llevar una carga de bombas de 1000 kg, fue muy importante en los ataques nocturnos a los puertos republicanos del Mediterr�neo, as� como en los ataques a las comunicaciones ferroviarias que discurr�an por la costa. Aunque el n�mero de aviones alemanes que llegaron a Espa�a sigue siendo objeto de discusi�n, en cuanto a los de bombardeo las cifras parecen bastante seguras: 67 Junkers Ju 52, 97 Heinkel He 111, 28 Heinkel He 70 "Rayo", 12 Junkers Ju 87 "Stuka", 34 Dornier Do 17 y 5 Junkers Ju 86. En cuanto a los hidroaviones: 27 Heinkel He 59 y 7 Heinkel He 60.[10]

Soldados alemanes rearmando un bombardero Heinkel He 111 E de la Legi�n C�ndor en 1938.

Parte de los aparatos italianos y alemanes fueron cedidos a la aviaci�n sublevada que formaron escuadrillas de bombardeo con Savoia-Marchetti S.M.81 y Savoia-Marchetti S.M.79 italianos (de estos �ltimos fueron entregados 34 aparatos entre julio de 1937 y julio de 1938) y Junkers Ju 52 alemanes que participaron en numerosos ataques a�reos.[11]

La aviaci�n de bombardeo del bando sublevado tuvo una superioridad aplastante, tanto en cantidad como en calidad, respecto de la aviaci�n de bombardeo republicana. Adem�s, Franco tuvo claro como utilizar esa superioridad no solo para neutralizar los puertos y las comunicaciones republicanas, sino tambi�n para socavar la moral de la retaguardia bombardeando zonas de ciudades que no ten�an ning�n valor estrat�gico militar, como en Madrid, Barcelona, Valencia o Alicante, o poblaciones enteras que tampoco lo ten�an como Durango, Guernica, L�rida o Granollers (aunque los ataques a�reos m�s terror�ficos sobre las ciudades de la retaguardia republicana que fueron los de bombardeos de Barcelona de marzo de 1938 ordenados directamente por Mussolini).[12]​ En estos bombardeos contras las ciudades de la retaguardia republicana, a pesar de que son m�s conocidos los realizados por la Legi�n C�ndor sobre Madrid en noviembre de 1936 y sobre Guernica en abril de 1937, la mayor parte de estos ataques fueron realizados por la aviaci�n italiana que caus� un mayor n�mero de v�ctimas civiles.[13]

La aviaci�n de bombardeo republicana

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Escarapela aeron�utica usada por las Fuerzas A�reas de la Rep�blica Espa�ola.

Las primeras unidades de bombardeo de la aviaci�n republicana las constituyeron los Breguet 19, los Fokker F.VII y los Douglas DC-2 que fueron reformados para ser convertidos en rudimentarios aviones de bombardeo. "En estas condiciones no resulta extra�o que se practicara un modelo de bombardeo muy elemental y de muy escasos resultados pr�cticos, tanto por la dispersi�n y lo rudimentario de los lanzamientos -de muy poca precisi�n-, como por el calibre y el peso del armamento y de las cargas empleadas".[6]

En las primeras semanas de la guerra el gobierno republicano compr� aviones franceses de los modelos Potez 54, Potez 540 y Potez 542 que resultaron muy inferiores a sus equivalente italianos y alemanes. Con algunos de estos aviones, Andr� Malraux forma la Escuadrilla Espa�a y pasa a actuar en Extremadura. Al principio obtiene �xitos relativos, retrasando a las tropas franquistas en su avance para unir las dos zonas sublevadas. A mediados de agosto de 1936, al recibirse en el bando sublevado los cazas italianos Fiat, estos empiezan a apoyar el avance en Extremadura, proporcionando a las tropas sublevadas el dominio del aire e impidiendo la actuaci�n de la aviaci�n republicana.

Hubo que esperar a octubre de 1936 para que la Rep�blica tuviera una aut�ntica aviaci�n de bombardeo cuando llegaron los primeros 31 aviones sovi�ticos Tupolev SB-2, conocidos en Espa�a como �Katiuskas� (los rusos lo llamaban "Sof�a" y el bando sublevado "Martin Bomber-10"). Era un avi�n muy avanzado para la �poca con una velocidad m�xima de 430 km/h (a la altura de los alemanes Heinkel He 111 o los Savoia-Marchetti S.M.79 italianos), lo que le permit�a realizar misiones de gran profundad dentro de la zona sublevada, pero ten�a el defecto de su escasa capacidad de carga (unos 600 kg de bombas). Fue empleado por primera vez el 28 de octubre en un ataque al aer�dromo de Tablada en Sevilla. En total llegaron a Espa�a de la Uni�n Sovi�tica 93 �Katiuskas� a lo largo de la guerra, de los que solo sobrevivieron unos 20.[7]

Los primeros bombardeos (julio-octubre 1936)

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Los primeros bombardeos de los republicanos

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En cuanto el Gobierno republicano tuvo las primeras noticias de la sublevaci�n en el Protectorado espa�ol de Marruecos en la tarde del viernes 17 de julio, orden� a la aviaci�n y a la marina de guerra que bombardearan las posiciones de los rebeldes en el norte de �frica. Para realizar las acciones a�reas fueron r�pidamente reconvertidos aviones comerciales Douglas DC-2 y Fokker F.VII que despegaron del aer�dromo de Tablada (Sevilla) para realizar una serie de bombardeos los d�as 17 y 18 de julio sobre Melilla (donde fue alcanzado el cuartel de la Legi�n Extranjera), Ceuta, Larache y Tetu�n. En esta �ltima localidad, que era la capital del Protectorado, se lanzaron ocho bombas que alcanzaron el edificio del Alto Comisariado pero tambi�n la mezquita y sus alrededores, causando numerosas v�ctimas. Esto levant� los �nimos de los marroqu�es contra los espa�oles y solo la intervenci�n del gran visir Ahmed Ganmia logr� salvar la situaci�n (por esta acci�n el gran visir recibir�a la Cruz Laureada de San Fernando, que le fue impuesta personalmente por el general Francisco Franco). �Al final lo que consigui� este bombardeo fue irritar a los marroqu�es y aglutinarles alrededor de los sublevados�.[14]​ Por su parte la marina de guerra tambi�n bombarde� esas posiciones. El 21 de julio el destructor S�nchez Barc�iztegui bombarde� Ceuta. El 25 el acorazado Jaime I, el crucero Libertad y el crucero Miguel de Cervantes bombardearon de nuevo Ceuta y al d�a siguiente Melilla siendo hostigados por aviones Breguet 19 que hab�an quedado en manos de los sublevados. El 2 de agosto volvieron a bombardear Ceuta, adem�s de Algeciras y Tarifa.[15]

Cuando la sublevaci�n se extendi� a la pen�nsula a partir del s�bado 18 de julio el gobierno republicano tambi�n recurri� a la aviaci�n para intentar abortarla. En Barcelona los aviones que despegaron del aer�dromo de El Prat colaboraron en gran medida en la derrota de las tropas sublevadas bombardeando cuarteles y columnas que se dirig�an al centro de la ciudad. En Madrid tambi�n tuvieron un papel muy destacado en la desmoralizaci�n de los sublevados los bombardeos efectuados por los aviones de las bases de Getafe y Cuatro Vientos sobre el cuartel de La Monta�a y sobre el de Campamento. Tambi�n tuvo mucha importancia para abortar la sublevaci�n en Albacete la actuaci�n de los aviones con base en Los Alc�zares (Murcia) que bombarderon la ciudad, causando algunas v�ctimas entre la poblaci�n civil, entre ellas tres mujeres y dos ni�as.[16]

En cambio no tuvieron �xito los ataques a�reos sobre los sublevados en Zaragoza, Huesca, y Valladolid que siguieron en manos de los militares rebeldes. En Zaragoza no surti� efecto el ultim�tum lanzado por radio para que la ciudad se rindiera a las autoridades de la Rep�blica o de lo contrario ser�a bombardeada. Y dos semanas m�s tarde un Fokker F.VII transformado en bombardeo lanz� en la noche del 2 al 3 de agosto tres bombas sobre la bas�lica del Pilar (una cuarta cay� sobre el r�o Ebro) que no caus� v�ctimas porque ninguna de las bombas explot�. Este hecho fue interpretado en la zona sublevada como una prueba de la impiedad de los "rojos" y como un milagro de la "Virgen del Pilar" ("Virgen del Pilar, Espa�a es tuya y pondremos nuestros pechos para defender tu templo glorioso, santuario de la Patria. �Abajo la antipatria! �Viva el Pilar! �Viva el Ej�rcito Salvador!", se dec�a en un peri�dico de Oviedo, que esos momentos tambi�n estaba siendo bombardeada por los republicanos). Tambi�n tuvo mucho impacto el bombardeo de un avi�n en la tarde del 3 de agosto sobre la estaci�n de ferrocarril de Valladolid en el que murieron siete personas y varias resultaron heridas y que fue calificado por la prensa de la zona sublevada como un acto "criminal" cometido por un "aviador sin conciencia". En las semanas siguientes los bombardeos sobre la estaci�n de ferrocarril continuaron causando muchos da�os en los barrios aleda�os, y algunas v�ctimas m�s. El que tuvo lugar a finales de septiembre, en el que murieron una mujer y una ni�a, dio lugar a una manifestaci�n de protesta encabezada por el general Mola y que prometi� a la multitud "una represalia por este hecho vand�lico; pero no ser� contra mujeres y ni�os sino contra enemigos antiespa�oles y traidores, a los que hay que exterminar".[17]

Las dos ciudades en poder de los sublevados m�s castigadas por los bombardeos republicanos fueron Granada y Oviedo, ya que ambas estaban completamente rodeadas por las fuerzas leales. Granada sufri� el primer bombardeo el 29 de julio y durante el mes siguiente la ciudad sufri� veintitr�s incursiones que causaron veintis�is muertos y unos cien heridos. Por su parte Oviedo fue pr�cticamente reducida a escombros por los bombardeos de la aviaci�n republicana y de la artiller�a que cercaba la ciudad, desde el 26 de julio en que se produjo el primer bombardeo hasta el 17 de octubre en que varias columnas sublevadas procedentes de Galicia levantaron el cerco.[18]​ Hubo manifestaciones de protesta de los habitantes de la ciudad como la que tuvo lugar el 5 de septiembre ante la Comandancia Militar de Asturias desde la que el jefe de los sublevados, el coronel Aranda, les dirigi� unas palabras de �nimo.[19]

Un Dornier Wall en 1926.

Otro de los objetivos prioritarios de las fuerzas gubernamentales fue intentar recuperar la isla de Mallorca, un objetivo de una enorme importancia estrat�gica, ya que desde all� la aviaci�n sublevada (como de hecho ocurri� al instalar all� su base la Aviaci�n Legionaria italiana, lo que tuvo un peso muy considerable en la victoria de los sublevados) podr�a bombardear con facilidad las ciudades y las l�neas comunicaci�n de la costa mediterr�nea, que toda ella hab�a quedado del lado republicano. En los primeros d�as varios hidroaviones lanzaron octavillas para conseguir su rendici�n pero en seguida se pas� a los bombardeos, el primero de los cuales tuvo lugar el 22 de julio, pero fueron muy poco efectivos (hubo cincuenta y seis incursiones que causaron nueve muertos y treinta y cinco heridos). Ante el fracaso de esta estrategia se puso en marcha una operaci�n m�s ambiciosa organizada por las autoridades revolucionarias catalanas: la invasi�n de la isla de Mallorca que se inici� el 16 de agosto. Precisamente para ayudar a rechazar la invasi�n llegaron a Mallorca los primeros cazas italianos Fiat C.R.32, cuya actuaci�n fue decisiva para barrer a los lentos hidroaviones que apoyaban a las fuerzas republicanas que hab�an desembarcado al este de la isla. Tras la derrota de los invasores, que se retiraron de la isla el 3 de septiembre, los italianos situaron en Mallorca la base principal de operaciones de la Aviaci�n Legionaria. Sus primeros objetivos fueron las vecinas islas de Ibiza (el bombardeo del 13 de septiembre caus� dieciocho muertos civiles) y Menorca. Esta �ltima sufri� numerosos bombardeos por Savoia-Marchetti S.M.81 italianos, ya que permaneci� leal a la Rep�blica durante pr�cticamente toda la guerra. El del 18 de noviembre sobre la base naval de Mah�n, que caus� siete muertos, dio lugar a "represalias sobre detenidos derechistas en el buque prisi�n Atlante".[20]

Douglas DC-2 matriculado PH-AJU, perteneciente a la compa��a neerlandesa KLM, que particip� en la Competici�n A�rea MacRobertson en 1934.

Otro objetivo estrat�gico de los republicanos fue la base naval de Ferrol donde estaban a punto de ser botados los cruceros pesados Baleares y Canarias. Los ataques fueron realizados en agosto y septiembre por un solo aparato, un avi�n de pasajeros Douglas DC-2 que fue adaptado para misiones de bombardeo, pero ninguno de los dos buques fue alcanzado, aunque s� hubo nueve muertos y veinti�n heridos, la mayor�a civiles.[21]

Los primeros bombardeos del bando sublevado

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Los sublevados tambi�n recurrieron a los bombardeos para acabar con los focos de resistencia leales a la Rep�blica. As� el 21 de julio dos hidros Savoia-Marchetti S.62 bombardearon la base naval de Ferrol, lo que contribuy� a desanimar a la mariner�a que se opon�a a los oficiales de los barcos que se hab�a sublevado. Al d�a siguiente, 22 de julio, uno o varios Breguet 19 sublevados que despegaron de la base de Logro�o bombardeaba Ochandiano (Vizcaya) donde se hab�an concentrado fuerzas leales y milicianos. Hubo m�s de 60 muertos, muchos de ellos civiles, incluidos mujeres y ni�os. Seg�n un peri�dico republicano de Bilbao el objetivo hab�a sido "sembrar el terror". Un tercer objetivo de los primeros d�as fue apoyar al cuartel de Simancas de Gij�n que estaba cercado por las fuerzas leales y por milicianos y estaba siendo bombardeado por la aviaci�n republicana. En su auxilio acudieron varios aviones de la base de Le�n y el crucero Almirante Cervera, que lleg� el 29 de julio, y empezaron a bombardear la ciudad para que los sitiadores levantaran el cerco, causando numerosas v�ctimas. El ataque a�reo m�s duro fue el del d�a 14 de agosto que caus� m�s de 50 muertos, la mayor�a de ellos guardias de asalto que estaban en su cuartel. Finalmente los cuarteles sublevados se rindieron a finales de agosto y Gij�n qued� del lado republicano.[22]

Un avi�n Junkers Ju 52 alem�n lanza sobre el cercado Alc�zar de Toledo, que hab�a sido bombardeado por aviones republicanos, alimentos y dos cartas de �nimo, una de Mola y otra de Franco.

El bloqueo del estrecho de Gibraltar

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El frente en noviembre de 1936

En la misma tarde del 17 de julio el ministro de Marina Jos� Giral orden� que varios barcos de guerra se dirigieran al estrecho de Gibraltar para que bloquearan el paso a la pen�nsula de las tropas coloniales. Gracias a que las dotaciones de esos barcos se rebelaron contra sus oficiales, que estaban comprometidos en el golpe, los sublevados no pudieron disponer inicialmente del Ej�rcito de �frica, compuesto por la Legi�n Extranjera y los regulares (tropas formadas por marroqu�es mandados por oficiales espa�oles).[23]

El 19 de julio, una vez que las tropas de general Queipo de Llano dominan Sevilla y el aeropuerto de Tablada, el general Kindel�n organiza con tres aviones Fokker F.VII y dos hidros Dornier Do Wal un peque�o puente a�reo con Marruecos, llevando a grupos de legionarios (20 a 25 por vuelo) de Tetu�n a Tablada. Pero el aut�ntico puente a�reo comienza a finales de julio con la llegada al Protectorado Espa�ol de Marruecos de los primeros veinte aviones de transporte alemanes Junkers Ju 52, que se pod�an convertir f�cilmente en bombarderos, acompa�ados por cazas, y cuatro d�as despu�s, el 30 de julio, de los primeros nueve Savoia-Marchetti S.M.81 italianos. Con estos medios a�reos los sublevados tambi�n consiguieron la superioridad a�rea en el estrecho y as� el 5 de agosto pudo cruzarlo una peque�a flota llamada por la propaganda de los sublevados "Convoy de la Victoria".[24]​ En el puente a�reo entre Marruecos y la Pen�nsula se trasportaron entre finales de julio y finales de octubre de 1936 m�s de 13.000 legionarios y regulares del Ej�rcito de �frica.[10]

La superioridad a�rea conseguida por los sublevados gracias a los aparatos enviados por la Alemania nazi y la Italia fascista permiti� el acoso a los buques republicanos que bloqueaban el estrecho, como ocurri� el 13 de agosto cuando el acorazado Jaime I fue alcanzado por dos Junkers Ju 52 alemanes mientras carboneaba en el puerto de M�laga. Al d�a siguiente, el acorazado zarp� rumbo a Cartagena para reparar aver�as. El puerto de M�laga fue bombardeado por los Savoia-Marchetti S.M.81 italianos los d�as 22, 30 y 31 de agosto, y el aeropuerto los d�as 27, 30 y 31 del mismo mes.[25]

Sin embargo el desbloqueo completo del paso del estrecho no se producir�a hasta m�s tarde cuando el gobierno republicano decidi� transferir la mayor�a de sus barcos de guerra al Cant�brico, lo que seg�n el historiador Michael Alpert constituy� "quiz� el mayor error de la Guerra Civil". Esta decisi�n estuvo motivada, entre otras razones, por la negativa de Gran Breta�a, que contaba con la flota naval de guerra m�s importante del Mediterr�neo, a que el gobierno republicano detuviera el tr�fico neutral dirigido al territorio enemigo, por lo que los buques de guerra republicanos no podr�an impedir que los barcos mercantes alemanes e italianos desembarcaran material de guerra en los puertos de Ceuta, Melilla, C�diz, Algeciras o Sevilla, controlados por los sublevados.[24]

La campa�a de Guip�zcoa del general Mola

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Tras el triunfo del golpe de Estado de julio de 1936 en Navarra y �lava el general Mola envi� varias columnas hacia Guip�zcoa, donde el golpe hab�a fracasado (en Vizcaya ni siquiera se hab�a producido un conato de levantamiento), para intentar aislar la franja norte republicana. Este objetivo se alcanz� el 5 de septiembre cuando las tropas de Mola tomaron Ir�n y qued� consolidado con la toma de San Sebasti�n, el 13 de septiembre.[26]

Esta campa�a de Guip�zcoa estuvo apoyada por numerosos bombardeos a�reos y mar�timos no solo sobre Guip�zcoa sino tambi�n sobre Vizcaya, especialmente el �rea de Bilbao, de donde pod�an salir los refuerzos para las fuerzas republicanas que resist�an el avance sublevado en Guip�zcoa. Precisamente el primer bombardeo se produjo el 8 de agosto sobre el "Gran Bilbao", cuando un avi�n rebelde arroj� varias bombas sobre Santurce. Una semana despu�s fue el destructor Velasco el que bombarde� de nuevo de Santurce, concretamente los dep�sitos de Campsa que fueron alcanzados, provocando una gran humareda. Asimismo durante todo el mes de agosto las bater�as de costa de Guip�zcoa sufrieron un intenso bombardeo por los buques de guerra del bando sublevado, pero tambi�n las poblaciones. El m�s grave fue el que realiz� el acorazado Espa�a sobre San Sebasti�n causando 4 muertos y 38 heridos.[27]

Despu�s de la toma de Ir�n y San Sebasti�n continuaron los bombardeos de los sublevados sobre Vizcaya. El m�s duro fue el 25 de septiembre sobre Bilbao, que fue bombardeada por cinco Junkers Ju 52 alemanes dos veces, una por la ma�ana y otra por la tarde. Esta acci�n respond�a a un ultim�tum del general Mola del 18 de septiembre, cinco d�as despu�s de la toma de San Sebasti�n (y cuyo texto completo fue impreso en octavillas que fueron lanzadas sobre Bilbao), en el que dec�a:[28]

Vascos y monta�eses: Conquistados Ir�n y San Sebasti�n por mis tropas, inmediatamente voy a dar orden prosigan las operaciones sobre las provincias de Vizcaya y Santander. En evitaci�n de derramamiento de sangre inocente, os doy un largo plazo para que puedan ser puestos a salvo los no combatientes de ambos sexos, en inteligencia de que nada tienen que temer los ciudadanos que quieran venir a nuestro campo... S�lo los que sean responsables de delitos contra el derecho de gentes, devastaci�n y saqueo, tendr�n que temer la justicia, por mediaci�n de tribunales competentes; pero nunca de la arbitrariedad ni del terror. Igual pr�ctica se seguir� con los jefes militares que han sido cabezas directoras de la rebeli�n [sic] roja. A partir de una hora del 25 del corriente, quedo en libertad de acci�n para proceder contra los objetivos t�cticos y estrat�gicos con la violencia que las necesidades militares lo requieran. A partir de esa fecha ning�n bombardeo a�reo ser� anunciado. Para adoptar una decisi�n se da [sic] tiempo suficiente. Valladolid 18 de noviembre de 1936. El General Jefe del Ej�rcito del Norte. Mola

Al d�a siguiente, 26 de septiembre de 1936, Bilbao fue bombardeada de nuevo, esta vez lanzando tambi�n bombas incendiarias. A partir de esa fecha, los bombardeos sobre Bilbao y otras ciudades e instalaciones de Vizcaya, Cantabria y Asturias fueron frecuentes. Uno de los objetivos principales fueron las f�bricas de armas de Trubia en Asturias y de Reinosa en Cantabria, bombardeadas en diversas ocasiones por aviones de la Legi�n C�ndor alemana. El domingo 27 de diciembre fue bombardeada por primera vez la ciudad de Santander sin previo aviso por nueve Junkers Ju 52 que causaron 70 muertos, entre ellos varias mujeres y ni�os, y unos 50 heridos, cinco de los cuales morir�an en los d�as siguientes. Una semana despu�s, el 4 de enero de 1937, Bilbao sufri� uno de los bombardeos m�s fuertes de toda la guerra que caus� grandes destrozos en las instalaciones fabriles y tres muertos y varios heridos. Durante el bombardeo los Junkers Ju 52 y los cazas de escolta del bando sublevado fueron atacados por cazas republicanos que lograron derribar cuatro aviones enemigos. "Uno de los pilotos alemanes [de los aviones derribados] cay� en manos de una furiosa multitud, que lo linch� y arrastr� por las calles, aunque la versi�n oficial fue que al intentar ser detenido por los milicianos dispar� contra los mismos y muri� en el tiroteo".[29]

Las represalias por los bombardeos

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Los primeros bombardeos provocaron represalias en ambas zonas. En la zona sublevada los ataques de la aviaci�n y de la marina republicanas fueron respondidos por los militares con la amenaza de que ser�an fusilados los detenidos del bando contrario que ten�an en su poder. El 20 de julio de 1936 el general Miguel Cabanellas, que hab�a dirigido la sublevaci�n en Zaragoza, amenaz� con que mandar�a fusilar al general N��ez de Prado, que hab�a sido enviado por el gobierno republicano para sustituirle en el mando de la V Divisi�n Org�nica y que fue inmediatamente detenido, si eran "bombardeados por alg�n aparato los cuarteles o edificios civiles de esta ciudad o de la regi�n" (el general N��ez de Prado nunca fue juzgado por un consejo de guerra pero su cad�ver apareci� en Bearin cerca de Pamplona). El mensaje fue respondido por el crucero Libertad, buque almirante de la flota republicana: "si escuadra tiene conocimiento se produce fusilamiento general N��ez de Prado, fusilar� a 90 jefes y oficiales y a un general que tiene prisioneros". El 26 de julio el coronel Sol�ns, comandante militar sublevado de Melilla, amenaz� con fusilar a 2.600 rehenes si continuaban los bombardeos de la marina republicana (que �l llamaba "barcos piratas") sobre la ciudad.[30]

Los bombardeos republicanos sobre Huesca y Jaca de finales de julio fueron respondidos con amenazas del comandante militar de Jaca, Rafael Bernabeu, de ejecutar a "los familiares de los rojos huidos de Jaca", amenaza que los sublevados cumplieron el 23 de agosto cuando se produjo un nuevo bombardeo y unas 100 personas fueron fusiladas, entre ellas el alcalde de la ciudad Mariano Carderera Riva. El 8 de septiembre el general Queipo de Llano comunic� por la radio en una de sus famosas "charlas" que hab�a mandado fusilar a tres familiares de cada uno de los marineros del guardacostas que hab�a bombardeado La L�nea, y sus amenazas continuaron en los siguientes d�as si la "escuadra pirata" (como �l llamaba a la flota republicana) bombardeaba alguna poblaci�n costera. Granada fue una de las poblaciones controladas por los sublevados donde se produjeron mayor cantidad de fusilamientos de presos republicanos, unos 60, por los bombardeos que sufr�a la ciudad.[31]

En la zona republicana las represalias por los bombardeos de los sublevados fueron de mayores dimensiones que en la zona sublevada ya que all� los mecanismos de coerci�n del Estado pr�cticamente hab�an desaparecido debido al estallido de la revoluci�n. En Gij�n el p�nico y el odio causado por el dur�simo bombardeo del 14 de agosto que caus� muchos muertos provocaron el fusilamiento de m�s de 150 presos que estaban detenidos en la iglesia de San Jos�. En M�laga los bombardeos a�reos de los sublevados d�a y noche fueron alimentando el odio en la poblaci�n y el 22 de agosto tras una incursi�n de la aviaci�n sublevada que destruy� e incendi� los dep�sitos de Campsa pero tambi�n caus� numerosas v�ctimas civiles, se produjo la primera saca de la c�rcel en la que fueron fusiladas 50 personas, entre ellas el general Francisco Patxot Madoz, gobernador militar de M�laga que se hab�a unido a los sublevados o el poeta Jos� Mar�a Hinojosa.[32]​ Los bombardeos de los d�as 30 de agosto y 20, 21 y 24 de septiembre provocaron nuevas sacas en las que fueron fusiladas m�s de doscientas personas.

Gamel Woolsey, esposa de Gerald Brenan, explicaba as� las represalias a los bombardeos a�reos en su obra "M�laga en llamas" publicada en 1939:[33]

�El odio alcanza cotas muy elevadas durante los ataques a�reos, especialmente por la noche. (...) La bomba cae y siega la vida de sus inocentes v�ctimas; despu�s el pueblo soliviantado reclama su deuda de sangre. La misma historia siempre: la gente del barrio se exalta y se dirige a cobr�rsela a las c�rceles, donde a su vez aniquila a cuarenta o cincuenta de entre un centenar de infelices almas, la mayor�a tan inocentes como los ni�os exterminados por las bombas.�

Asimismo el bombardeo del acorazado Jaime I fondeado en el puerto de M�laga fue respondido con la formaci�n de un improvisado tribunal que juzg� y conden� a muerte a los diez oficiales detenidos por haber intentado sublevarse el 19 de julio, que fueron inmediatamente fusilados en la noche del 12 al 13 de agosto. Los hechos ocurrieron en alta mar cuando el barco iba rumbo a la base naval de Cartagena para ser reparado y la mariner�a se amotin� exigiendo su ejecuci�n.[34]​ Cuando el Jaime I lleg� a Cartagena el 13 de agosto la exaltaci�n de su mariner�a contagi� al resto de dotaciones y a la guarnici�n de la base naval, y la misma noche de su llegada diez oficiales fueron fusilados en un callej�n. Pero lo m�s grave ocurri� al d�a siguiente cuando fueron asaltados dos barcos prisi�n, el Sil y el Espa�a n.� 3, y conducidos a alta mar y all� los detenidos, muchos de ellos militares que hab�an participado en Cartagena, Albacete y Almer�a en el golpe de Estado del 18-19 de julio, fueron asesinados y arrojados al mar (52 del Sil y 159 del Espa�a n.� 3). Al mismo tiempo en tierra algunas destacadas personas de derechas fueron sacadas de la c�rcel y asesinadas en la carretera de Murcia.[35]

En la noche del 13 de septiembre de 1936 un grupo de milicianos ejecut� a la mayor�a de los presos, 93, que se encontraban recluidos en el castillo de Ibiza (algunos salvaron la vida saltando por las ventanas y huyendo) como represalia por el bombardeo que hab�a sufrido la ciudad aquel d�a. El 18 de noviembre en Menorca, fueron sacados 50 presos del buque prisi�n Atlante, la mayor�a de ellos religiosos y militares, y fueron inmediatamente asesinados, en represalia por los bombardeos de la base naval de Mah�n de los d�as 15, 16 y 18 de noviembre, especialmente por el �ltimo que caus� seis muertos entre los trabajadores de las fortificaciones y un marinero. Al d�a siguiente un pelot�n de artilleros fusil� a otro grupo de 22 presos, 15 de ellos religiosos.[36]

En la campa�a de Guip�zcoa las primeras amenazas de que habr�a represalias si se produc�an bombardeos la hizo p�blica la Junta de Defensa de Ir�n que advirti� que ser�an fusilados "los rehenes derechistas, entre los que se encuentran V�ctor Pradera, Honorio Maura, el obispo de Valladolid..." si la poblaci�n era bombardeada (amenaza que fue cumplida). Una proclama similar hizo la junta de San Sebasti�n y la cumpli� tras el bombardeo que sufri� la ciudad el 18 de agosto por el acorazado Espa�a: fueron condenados a muerte por un consejo de guerra 13 militares y civiles detenidos.[37]​ Las represalias m�s graves tuvieron lugar en Bilbao, la ciudad del norte m�s castigada por los bombardeos de los sublevados. Los ataques de la aviaci�n franquista de los d�as 31 de agosto y 25 de septiembre motivaron el asesinato de los detenidos en los barcos prisi�n Cabo Quilates y Altuna Mendi (siete el 31 de agosto y 75 el 25 de septiembre). El 2 de octubre volvi� a ser asaltado el Cabo Quilates por marineros del acorazado republicano Jaime I que asesinaros a numerosos detenidos, entre ellos doce sacerdotes.[38]​ Las represalias m�s graves se produjeron el 4 de enero de 1937 tras el dur�simo bombardeo que sufri� la ciudad ese d�a. "Una multitud exaltada asalt� distintas c�rceles y m�s de 200 personas fueron ejecutadas". El gobierno vasco presidido por Jos� Antonio Aguirre reaccion� inmediatamente y orden� una investigaci�n judicial para determinar las responsabilidades de los hechos. Fueron detenidas 61 personas, aunque finalmente las condenas a muerte no se cumplieron, pero fue la primera vez en ambos bandos en que las autoridades investigaron un caso de represalias por bombardeos (en todos los dem�s los responsables quedaron impunes). Adem�s el gobierno vasco tom� medidas muy estrictas lo que impidi� que hubiera nuevas represalias.[39]​ Una gravedad similar a las represalias de Bilbao del 4 de enero tuvieron las motivadas por el primer bombardeo de Santander una semana antes (el 27 de diciembre de 1936) que caus� muchas v�ctimas civiles. El barco prisi�n Alfonso P�rez fue asaltado y 155 detenidos derechistas fueron asesinados.[40]

La batalla de Madrid (octubre de 1936-marzo de 1937)

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Los bombardeos sobre Madrid

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En la noche del 27 al 28 de agosto de 1936 Madrid fue bombardeada por primera vez (previamente los sublevados hab�an bombardeado los aeropuertos de Getafe y Cuatro Vientos). Un Junkers Ju 52 alem�n lanz� varias bombas sobre el Ministerio de la Guerra y la Estaci�n del Norte, causando un muerto y varios heridos. A partir de entonces "Madrid iba a convertirse en la primera gran ciudad europea de la historia bombardeada por la aviaci�n".[41]​ Las autoridades tomaron una serie de medidas para proteger a la poblaci�n civil frente a los bombardeos, infom�ndo de lo que deb�an hacer y se�alando los refugios en los que pod�an resguardarse, "aunque en realidad no se tomaron medidas sistem�ticas a fin de preparar a la ciudad para una guerra moderna".[41]

A medida que las tropas sublevadas del "General�simo" Franco se fueron acercando a Madrid se intensificaron los bombardeos sobre la ciudad y sobre las poblaciones cercanas como Getafe. En esta �ltima localidad el bombardeo del 30 de octubre caus� la muerte de 60 ni�os. Y a principios de noviembre, cuando las tropas sublevadas llegaron a la Casa de Campo de Madrid los bombardeos pasaron a ser diarios, no solo de la aviaci�n sino de la artiller�a. El primer gran bombardeo tuvo lugar el 4 de noviembre, pero a partir de mediados de ese mes, cuando el ataque frontal a Madrid se detuvo en la Ciudad Universitaria gracias a la resistencia republicana, comenzaron los ataques masivos y met�dicos no contra objetivos militares sino contra la poblaci�n civil para conseguir que se desmoralizara y obligara a rendirse a la Junta de Defensa de Madrid presidida por el general Miaja (el gobierno de Largo Caballero a principios de noviembre se hab�a trasladado a Valencia). "Destruir� Madrid antes que dej�rselo a los marxistas", declar� el general Franco. Y el general Alfredo Kindel�n escribi�: "Franco orden� un ensayo de actuaci�n desmoralizadora de la poblaci�n [de Madrid] mediante bombardeos a�reos".[42]​ Sin embargo, la "intimidaci�n por bombardeos a�reos", como la llam� el general Kindel�n, no solo no surti� el efecto deseado sino que aument� el deseo de resistir de los madrile�os, muchos de los cuales que al principio eran indiferentes, comenzaron a odiar a la causa de los sublevados. Una madrile�a, secretaria de profesi�n, recordaba:[43]

Sabiendo que en cualquier momento pod�an matarte desde el aire, te dec�as que daba lo mismo morir combatiendo. Los bombardeos no le sirvieron de nada al enemigo. S�lo pon�an furiosa a la gente, aumentaban su decisi�n de resistir. Se crearon comit�s de casa para controlar los movimientos de los residentes, para impedir los saqueos durante las incursiones a�reas. Era una forma de control civil, aunque no pas� de eso. Al cabo de un tiempo te volv�as fatalista. Yo me negaba a bajar al refugio cuando sonaba la sirena

La mayor�a de los bombardeos fueron realizados por Junkers Ju 52 que volaban en escuadrillas de tres aparatos por lo que los madrile�os los bautizaron como "las tres viudas". En los bombardeos se utilizaron tambi�n bombas incendiarias y algunas cayeron sobre edificios hist�ricos, como el Museo de Arte Moderno o el Museo de Arqueolog�a. Madrid no contaba por entonces con medios de defensa antia�rea. En la noche del 8 de noviembre catorce aviones alemanes bombardearon la capital, provocando muchas v�ctimas. Mr Edwin Lance, representante diplom�tico de Gran Breta�a y que result� herido, declar�: �Estos bombardeos nocturnos sobre el centro de una ciudad constituyen el crimen m�s abominable de la Historia�. Del 9 al 15 de noviembre hubo decenas de millares de muertos, siendo bombardeados el Hospital de San Carlos y el de Santa Isabel (quedando los cuerpos de muchos enfermos destrozados por la metralla).[44]​ El ataque del d�a 16 de noviembre sobre el Museo del Prado, aunque el incendio del tejado fue r�pidamente sofocado, caus� un gran esc�ndalo internacional, y oblig� a plantearse el traslado de los principales cuadros a Valencia. Ese mismo d�a tambi�n fue bombardeado el edificio de la Biblioteca Nacional, lo que oblig� a iniciar el traslado de los 630.000 vol�menes que se encontraban en sus s�tanos. A partir de esa fecha se generalizaron tambi�n los bombardeos nocturnos; el del 17 de noviembre dur� desde las nueve de la noche hasta las dos de la madrugada.[44]​ Como consecuencia de todos estos bombardeos Madrid era un caos y, como explic� un testigo presencial, "los madrile�os deb�an refugiarse cada poco tiempo en el metro o en los portales, en medio del ruido de las explosiones y de las sirenas de ambulancias y bomberos".[45]

Avi�n Potez 54

Los d�as 18 y 19 de noviembre de 1936 Madrid sufri� d�a y noche una dur�sima oleada de bombardeos, durante los cuales murieron 133 civiles, que provocaron que el cuerpo diplom�tico hiciera p�blica el d�a 20 una nota de protesta por los "bombardeos a�reos que causan numerosas v�ctimas indefensas en la poblaci�n civil, entre ellas, tantas mujeres y ni�os".[46]​ Asimismo el periodista franc�s Louis Delapr�e tambi�n denunci� los bombardeos indiscriminados sobre la poblaci�n civil, pero su peri�dico Paris-Soir se neg� a publicar alguno de sus art�culos, especialmente uno en el denunciaba la matanza de mujeres y ni�os bajo el t�tulo, prestado de Emile Zola, J'accuse. En una tr�gica iron�a del destino, Delapr�e muri� el 8 de diciembre de 1936 cuando el avi�n en que viajaba, un Potez 54 adscrito a la embajada de Francia en Madrid que se dirig�a a Toulouse, fue ametrallado por un caza republicano que lo derrib� cerca de Guadalajara. Los otros pasajeros solo resultaron heridos, pero �l recibi� un balazo mortal en el vientre y otro en la ingle. El piloto del caza republicano, un ruso, confundi� el avi�n con uno del bando sublevado. Una de sus �ltimas cr�nicas sobre los bombardeos de Madrid terminaba as�:[47]

El Cristo ha dicho: Perdonadlos, porque no saben lo que hacen. Me parece que despu�s de la matanza de los inocentes de Madrid, debemos decir nosotros: "No los perdon�is, pues ellos saben lo que hacen"

Los bombardeos continuaron en los meses siguientes, aunque a partir de enero de 1937 el bombardeo artillero desde la Casa de Campo fue predominando cada vez m�s sobre el bombardeo a�reo. As� el nuevo a�o fue "celebrado" por las fuerzas sublevadas con el bombardeo de la Puerta del Sol con doce obuses lanzados por la artiller�a sublevada situada en el cerro de Garabitas de la Casa de Campo.[48]

A principios de abril de 1937, una vez concluida la batalla de Madrid, las autoridades republicanas dieron a conocer las cifras oficiales de los da�os sufridos a causa de los bombardeos de aviaci�n y de artiller�a desde el 7 de noviembre de 1936. "Un total de 980 edificios, entre ellos 14 escuelas, 8 iglesias, 4 hospitales y 2 museos, hab�an sido da�ados total o parcialmente. En cuanto a personas, 907 hab�an muerto en el acto, 2.800 hab�an resultado heridas y 370 de ellas fallecer�an despu�s, mientras que 430 hab�an desaparecido. En estas cifras no est�n incluidos los destrozos sufridos en Tetu�n de las Victorias y Puente de Vallecas, y tampoco los 214 muertos que ocasionaron en la poblaci�n civil los bombardeos a�reos que sufrieron estas barriadas. En total, la cifra de fallecidos ascend�a a 1.491".[49]​ El barrio de Madrid menos afectado fue el barrio de Salamanca ya que Franco orden� que no fuera bombardeado (all� es donde se encontraban las casas de muchos de los que hab�an apoyado la sublevaci�n), mientras que el centro (la Gran V�a fue rebautizada como la "Avenida de las bombas") y sobre todo el barrio de Arg�elles fueron los m�s castigados: "fachadas en dif�cil equilibrio, boquetes a la altura de los pisos superiores, postes de luz derribados, socavones, ra�les de tranv�as retorcidos y edificios completamente hundidos".[50]

Avi�n Polikarpov I-15 "Chato" republicano

Los cazas sovi�ticos en la defensa de Madrid

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En el �xito de la defensa de Madrid desempe�aron un papel muy importante los aviones enviados por la Uni�n Sovi�tica con sus respectivas dotaciones, que entraron en acci�n nada m�s iniciarse el asalto a la capital por las tropas sublevadas a principios de noviembre de 1936. As� los 132 cazas sovi�ticos "Moscas" y "Chatos" disputaron la superioridad a�rea a los 117 aviones de la Legi�n C�ndor alemana y a los cazas italianos, hasta entonces incontestada.[51]

Un Polikarpov I-16, "Mosca", de la Fundaci�n Infante de Orleans (2008).

El primer d�a en que empezaron a actuar los "Chatos" fue el 4 de noviembre logrando dispersar a los cazas Fiat C.R.32 que escoltaban a los Junkers Ju 52 que iban a bombardear Madrid, y en los d�as siguientes logran derribar seis aviones enemigos. El 13 de noviembre se enfrentan 13 "Chatos" con 14 Fiat C.R.32 sobre el paseo de Rosales pero, pese a su mayor velocidad, los aviones sovi�ticos no consiguen eliminar del cielo a los aviones rebeldes.

Los cazas sovi�ticos tambi�n tienen una actuaci�n muy destacada en febrero de 1937, durante la batalla del Jarama, ya que consiguen impedir los bombardeos de los Junkers Ju 52 alemanes. Pero el 18 de febrero, tras un combate a�reo dirigido por Joaqu�n Garc�a-Morato al frente de la Patrulla Azul, los rebeldes recuperan el dominio del aire. En un combate entre Fiat y Chatos, pese a su menor velocidad, los Fiat derriban a ocho Chatos. A partir de este momento, los rusos, por precauci�n, deciden no enviar m�s Chatos a la batalla del Jarama.

Tambi�n intervienen en la batalla de Guadalajara, consiguiendo la superioridad gracias a que los aer�dromos improvisados de los sublevados est�n embarrados debido a las fuertes lluvias y no permiten que despegue la aviaci�n. Los republicanos tienen as� el dominio del aire y hostigan a las fuerzas italianas, empleando los aviones incluso para la guerra psicol�gica, bombardeando a las tropas con pasquines que les invitan a desertar. El d�a 12 de marzo la aviaci�n apoya el avance de las tropas republicanas que consiguen detener la ofensiva italiana sobre Guadalajara.

Los bombardeos de los puertos del Mediterr�neo

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En octubre de 1936 llegaron los primeros env�os de material b�lico de la Uni�n Sovi�tica y el bando sublevado intent� impedirlo bombardeando los puertos del Mediterr�neo a donde llegaban los barcos sovi�ticos, especialmente Cartagena que era el puerto principal de arribada. As� el 18 de octubre Cartagena sufri� el primer gran ataque a�reo, pero las defensas antia�reas de la base naval impidieron que el puerto resultara da�ado (aunque hubo 22 muertos y decenas de heridos). Los bombardeos continuaron los d�as siguientes efectuados por aviones italianos Savoia-Marchetti S.M.81 y alemanes Junkers Ju 52, incluyendo el aer�dromo de Cieza y Hell�n donde se montaba el material sovi�tico. As� entre octubre y diciembre Cartagena fue bombardeada en nueve ocasiones causando 65 v�ctimas mortales, la mayor�a de ellos civiles porque muchas de las bombas lanzadas desde gran altura para evitar las defensas antia�reas cayeron sobre la ciudad. Adem�s en estos bombardeos los aviones alemanes e italianos contaron con la colaboraci�n de un crucero y dos destructores alemanes que les emit�an se�ales de balizamiento para orientarlos en la ida y en el regreso del ataque. "A pesar de esta serie de bombardeos, el objetivo de impedir el desembarco de las armas rusas no se cumpli�... y ninguna de las instalaciones militares de la ciudad sufri� graves da�os".[52]

Alicante y su puerto fueron bombardeados desde el aire el 5 y el 28 de noviembre de 1936. En el primer bombardeo hubo dos muertos y caus� un gran p�nico entre la poblaci�n (muchos alicantinos se marchaban por la noche a dormir a sus casas de la huerta) y en el segundo tres muertos y 26 heridos (en este �ltimo las agresiones fueron varias y en total los aviones lanzaron 160 bombas que, entre otros objetivos, alcanzaron la factor�a de Campsa). Asimismo la armada sublevada bombarde� varios puertos, como el de Rosas en Gerona el 30 de octubre que fue ca�oneado por el crucero Canarias, y con la inestimable ayuda de la armada italiana comenz� el bloqueo del Mediterr�neo para impedir que los barcos sovi�ticos llegaran a puerto, lo que fue anunciado por el "General�simo" Franco el 3 de octubre, acompa�ado de la amenaza de bombardear Barcelona, provocando que abandonaran la ciudad la mayor�a de los residentes extranjeros. Por su parte el crucero Canarias continu� con los bombardeos de los puertos mediterr�neos: el de Almer�a, el 8 de noviembre; el de Barcelona, el 10; el de Palam�s el 17.[53]​ Entre el 6 y el 12 de enero de 1937 Almer�a fue bombardeada desde el aire en tres ocasiones. En el ataque del d�a 6 murieron 7 personas, y en el d�a 12, 8.[54]

A mediados de febrero de 1937 tuvieron lugar los dos primeros bombardeos graves de Barcelona y de Valencia a cargo no de los cruceros de la flota franquista, sino de dos buques de la marina italiana. Sobre las diez de la noche del 13 de febrero el crucero italiano Eugenio di Savoia, que hab�a zarpado de la isla de Cerde�a por la ma�ana, lanz� nueve salvas en poco m�s de cuatro minutos sobre el casco urbano de Barcelona y a continuaci�n se alej� r�pidamente de la costa. La propaganda franquista atribuy� el ataque al crucero Canarias, que ese d�a se encontraba en reparaci�n en Ferrol. Murieron 18 personas y a su multitudinario entierro asistieron numerosas autoridades. Al d�a siguiente, le toc� el turno a Valencia, bombardeada por otro crucero italiano, el Emmanuele Filiberto Duca d'Aosta, que hab�a zarpado de Palma de Mallorca a las 13.00 horas, llegando a la altura de Valencia sobre las nueve de la noche. El ataque dur� ocho minutos (dispar� 32 salvas) y caus� da�os en la ciudad (fueron alcanzados el Hospital provincial y un comedor para ni�os del Socorro Rojo Internacional, que afortunadamente a esa hora estaba vac�o). Hubo 25 muertos y numerosos heridos, seg�n los peri�dicos de la ciudad. A partir de ese d�a, Valencia, capital de la Rep�blica en aquellos momentos, fue objeto de numerosos bombardeos tanto a�reos, como los de los d�as 22 y 23 de marzo, como mar�timos, esta vez a cargo de los cruceros Baleares y Canarias.[55]​ Por esas fechas de finales de marzo tambi�n fueron bombardeados Castell�n de la Plana (9 muertos, entre ellos dos ni�as) y Sagunto y su puerto.[56]

Simult�neamente con esos ataques a los puertos de Mediterr�neo, en los dos primeros meses de 1937 se produjeron bombardeos a�reos sobre las centrales el�ctricas de los Pirineos catalanes (efectuados por una escuadrilla de tres He-70 de la Legi�n C�ndor que se trasladaron desde Sevilla a Zaragoza), en un intento de dejar sin energ�a el�ctrica a la industria catalana (fueron da�adas cuatro centrales, tres de ellas cost� repararlas entre dos y tres meses, la cuarta que era la m�s peque�a fue completamente destruida), y tambi�n bombardeos mar�timos (a cargo de los cruceros Baleares, Canarias y Almirante Cervera) y a�reos (de la Aviaci�n Legionaria con base en Mallorca) de la zona norte de la costa catalana con el objetivo de cortar las comunicaciones con Francia por donde llegaban muchos de los suministros destinados a la Rep�blica (el objetivo principal fue el puente ferroviario de Colera cercano a Port-Bou que nunca fue da�ado de consideraci�n).[57]​ Tambi�n fue bombardeada la planta electro-qu�mica de Flix en Tarragona causando al menos cuatro v�ctimas mortales, entre ellas una mujer.[58]

En lo que a los puertos africanos se refiere, adem�s del bombardeo a Tetu�n en los primeros d�as de la sublevaci�n, en el golfo de Biafra el buque ciudad de Mah�n[59]​ de la armada franquista, enarbolando pabell�n extranjero, bombarde�[60]​ el 14 de octubre la poblaci�n de Bata (R�o Muni), tras hundir el Fernando Poo que estaba fondeado en la bah�a.

Las represalias por los bombardeos

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El primer bombardeo a�reo de la base de Cartagena del 18 de octubre tuvo represalias. "Un total de 49 personas fueron sacadas de la c�rcel de San Ant�n y fusiladas en el cementerio de la ciudad".[35]​ Asimismo el bombardeo de Alicante el 28 de noviembre motiv� el asalto a la prisi�n provincial, de la que fue sacado un grupo de 49 presos que fueron asesinados en las paredes del cementerio.[61]​ Mucho m�s graves fueron las represalias con motivo del bombardeo del puerto de Rosas por el crucero Canarias el 30 de octubre ya que corri� el rumor de que los franquistas hab�an desembarcado en aquella localidad de la costa gerundense. As� se desencaden� una ola de terror por muchas ciudades de la retaguardia catalana. En Gerona el seminario que serv�a como c�rcel fue asaltado y 16 detenidos implicados en el golpe de julio de 1936 fueron fusilados; en Sant Feliu de Gu�xols cuatro derechistas y seis sacerdotes fueron conducidos al cementerio y asesinados; en Olot tambi�n fue asaltada la prisi�n y diez personas fueron fusiladas; en Tarrasa unos milicianos detuvieron a doce personas y poco despu�s las asesinaron; en Tarragona, fue asesinado un sacerdote.[62]​ Asimismo el siguiente bombardeo del crucero Canarias sobre una poblaci�n de la costa gerundense, esta vez Palam�s el 16 de noviembre, provoc� represalias en Palam�s y en los pueblos cercanos. En total fueron asesinadas 22 personas.[63]​ El primer bombardeo mar�timo de Barcelona, el 13 de febrero de 1937, que fue realizado por el crucero italiano Eugenio de Saboya, provoc� el p�nico en la ciudad. Cuatro personas que presuntamente hab�an hecho se�ales desde un edificio para orientar el bombardeo fueron detenidas y fusiladas a continuaci�n.[64]

Durante la batalla de Madrid las represalias m�s graves se produjeron el 6 de diciembre de 1936 en Guadalajara despu�s de un bombardeo en el que 23 aviones "facciosos" arrojaron 200 bombas incendiarias y 40 explosivas que causaron 18 v�ctimas mortales adem�s de numerosos destrozos materiales. Ese d�a civiles y milicianos asaltaron la c�rcel y asesinaron a todos los presos derechistas, cerca de 280 personas. Los esfuerzos para evitar la matanza del gobernador civil Miguel Benavides (quien ya hab�a impedido un primer intento de asalto a la c�rcel tras el bombardeo del 1 de diciembre) fueron in�tiles ante "una ingente multitud [que] se dirigi� hacia la c�rcel alentada por milicianos y miembros del comit� revolucionario, a los que se unieron los milicianos de una compa��a del batall�n Rosenberg acuartelado en la ciudad".[61]​ En cambio el intento de asalto de la c�rcel de Alcal� de Henares de dos d�as despu�s, como represalia a un bombardeo franquista en que murieron varios civiles, fue impedido por el anarquista Melchor Rodr�guez, director general de Prisiones, que, seg�n uno de los reclusos, el conocido mon�rquico Cayetano Luca de Tena, "se plant� en la puerta [de los talleres de la prisi�n donde se hab�an refugiado los presos] y consigui� frenarles. Les dijo que eran unos cobardes, que matar presos desarmados era muy f�cil y que si quer�an pod�an ir al frente".[65]

Las �ltimas represalias por bombardeos fueron las de Ja�n de principios de abril de 1937, en que 128 personas derechistas encarceladas desde el golpe de julio de 1936 fueron sacadas de la prisi�n provincial y fusiladas junto al cementerio de Mancha Real despu�s del bombardeo que sufri� la ciudad el 1 de abril, y las de Gij�n de agosto de 1937, en que cada vez que el puerto o la ciudad eran bombardeadas se fusilaba en la cubierta del barco prisi�n Luis Caso de los Cobos a varias decenas de los 500 detenidos derechistas, entre ellos algunos sacerdotes, que estaban all� recluidos.[66]

La toma de M�laga

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Adem�s de los bombardeos de la aviaci�n, los cruceros franquistas Canarias y Almirante Cervera bombardean el puerto de M�laga el 11 de enero de 1937,[67]​ tres d�as despu�s de que diera comienzo la ofensiva sobre M�laga, una operaci�n en la que tuvo un destacado protagonismo el CTV italiano (Corpo di Truppe Volontarie). El ataque que segu�a la carretera costera avanzando hacia Marbella por el oeste fue apoyado por los cruceros Baleares y Canarias que bombardeaban desde el mar y contra los que poco pod�an hacer los destructores y los m�s viejos y peor armados cruceros republicanos. El d�a 5 de febrero convergieron las columnas que avanzaban desde el interior y desde la costa hacia M�laga encabezadas por las fuerzas italianas. Esto oblig� a retirarse a los milicianos a la capital pero all� faltos de mandos, de fortificaciones para la defensa y del apoyo de la flota republicana no tuvieron m�s remedio que emprender la huida hacia el este por la carretera costera de M�laga a Almer�a acompa�ados de miles de civiles mientras eran ametrallados y bombardeados por la aviaci�n italiana de la Aviaci�n Legionaria y los barcos de guerra de los sublevados. A los pocos d�as los sublevados llegaban a Motril haciendo numerosos prisioneros y obteniendo grandes cantidades de material.[68]​ En su �ltima actuaci�n, la escuadrilla de Andr� Malraux trat� de proteger esa retirada, que se convirti� en la masacre de la carretera M�laga-Almer�a, donde murieron entre 3000 y 5000 civiles bajo fuego a�reo y mar�timo.

A primeros de abril de 1937 cae en manos republicanas el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en la provincia de Ja�n. Durante su asedio fue aprovisionado por aire, habiendo recibido unas 70 toneladas de alimentos desde C�rdoba y unas 80 desde Sevilla. Las tropas franquistas empleaban para el aprovisionamiento t�cnicas de bombardeo en picado y, para el material delicado (como medicinas), la �t�cnica del pavo�, que consist�a en lanzar en la vertical del santuario un pavo vivo al que se le ataba el material m�s fr�gil.

La campa�a del Norte (marzo-octubre 1937)

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Mapa de la Campa�a del Norte.

Solo una semana despu�s de fracasar el �ltimo intento del bando sublevado de tomar Madrid a mediados de marzo de 1937, se inici� la Campa�a del Norte, el ataque de las fuerzas del general�simo Franco contra la franja cant�brica que permanec�a fiel a la Rep�blica pero que estaba aislada por tierra del resto de la zona republicana. El objetivo de los sublevados era controlar sus importantes recursos mineros e industriales (especialmente las siderurgias y las f�bricas de armas), adem�s de que su conquista permitir�a trasladar la flota sublevada al Mediterr�neo para intentar detener el tr�fico mar�timo que se dirig�a a los puertos republicanos.[69]

La campa�a de Vizcaya

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Para la ofensiva las fuerzas sublevadas al mando del general Mola contaban con unos 28 000 efectivos, incluidos los de las unidades del CTV italiano, apoyados por unos 70 aviones italianos de la Aviaci�n Legionaria y unos 80 alemanes de la Legi�n C�ndor. El punto de partida fueron las posiciones alcanzadas en octubre de 1936 en la campa�a de Guip�zcoa, que se situaban a unos 35 kil�metros al oeste de San Sebasti�n, y el primer objetivo fueron las defensas de Vizcaya que hab�a organizado el gobierno vasco presidido por Jos� Antonio Aguirre desde octubre de 1936.[70]

Sin embargo, la ofensiva se inici� el 31 de marzo de 1937 con el bombardeo de dos poblaciones vascas de la retaguardia: Durango y Elorrio. El bombardeo de Durango fue uno de los m�s terribles de la guerra civil ya que la villa no constitu�a ning�n objetivo militar importante por lo que se pretendi� fue atemorizar a la poblaci�n civil, como ya hab�a sucedido en Madrid a partir del fracaso del asalto frontal a la ciudad a mediados de noviembre de 1936. El ataque fue realizado por doce Savoia-Marchetti S.M.81 italianos que causaron una gran destrucci�n y las v�ctimas, cuyo n�mero super� las 250 personas, fueron en su mayor�a civiles, muchos de los cuales estaban asistiendo a misa a primeras horas de la ma�ana. Por eso entre ellos se encontraba un sacerdote y once monjas de clausura. "Era la primera vez que de un modo tan violento se atacaba desde el aire, en Vizcaya, a una poblaci�n situada en la retaguardia. La finalidad clara era causar la desmoralizaci�n".[71]​ En el frente norte fue el primer bombardeo a�reo a una ciudad indefensa y desat� una oleada de indignaci�n. El c�nsul brit�nico en Bilbao que visit� Durango tras el bombardeo afirm� que la acci�n "supera de mucho por su sa�a y encono, a los [bombardeos] que �l hab�a contemplado durante la Gran Guerra"[72]

Ese mismo d�a tambi�n fue bombardeado Elorrio dos veces por ocho Savoia-Marchetti S.M.81 italianos. Las �rdenes que hab�a recibido el grupo de bombardeo italiano que deb�a realizar las misiones sobre Elorrio y Durango eran que se deb�an usar bombas pesadas y repetir las agresiones tantas veces como fuera necesario para impedir que llegaran los refuerzos al sector afectado. Pero las previsiones militares de un avance r�pido por parte de las tropas franquistas no se cumplieron.[73]​ Ataques similares sufrieron Ochandiano, Ermua, Elgueta y Guerricaiz.[74]

Bilbao y su �rea industrial fue objeto de bombardeos casi diarios por la aviaci�n "facciosa" gracias a la superioridad de que goz� durante toda la Campa�a del Norte, y de la que en repetidas ocasiones se quejaron las autoridades vascas al gobierno de Valencia ("indefensi�n produce tropas [y] retaguardia profunda impresi�n", comunica Aguirre el 8 de abril), pidi�ndole que le enviara aviones para detener el avance de los sublevados ("situaci�n h�cese grav�sima cada momento sin que baste heor�smo tropas que pueden derrumbarse r�pidamente", comunica Aguirre el 23 de abril). El bombardeo m�s grave fue el que se produjo el domingo 18 de abril en el que en pocos minutos murieron 67 personas, entre ellas varias mujeres y ni�os, y 110 resultaron heridas. Los aviones atacantes fueron seis aparatos de la Legi�n C�ndor alemana (tres Heinkel He 111 y tres Dornier Do-17, uno de los cuales fue derribado por los cazas republicanos). En alguno ocasi�n lo que lanzaban los aviones eran octavillas llamando a la rendici�n de la ciudad firmadas por el general Mola.[75]

Guernica tras el bombardeo, el 26 de abril de 1937.

El lunes 26 de abril tuvo lugar el bombardeo de Guernica, sin duda el bombardeo de mayor impacto en la zona republicana y en la opini�n p�blica internacional de toda la Guerra Civil Espa�ola. Aunque hubo un primer bombardeo pasadas las 4 de la tarde protagonizado por tres aviones italianos Savoia-Marchetti S.M.79 y un Dornier Do-17 alem�n, el grueso del ataque se produjo a las seis de la tarde a cargo de 19 Junkers Ju 52 alemanes de la Legi�n C�ndor que lanzaron bombas explosivas y tambi�n incendiarias que redujeron la villa de Guernica a cenizas (m�s del 70% de los edificios fueron destruidos). Adem�s a continuaci�n los cazas de escolta italianos Fiat C.R.32 y alemanes Messerschmitt Bf 109 ametrallaron a la poblaci�n civil en el interior y en los alrededores de la villa que pretend�a huir. Aunque los agresores alegaron que el objetivo era destruir un puente para dificultar la retirada de las tropas del ej�rcito vasco, el uso de bombas incendiarias y el n�mero de aviones que se emplearon prueba que el objetivo era destruir la ciudad y sembrar el p�nico entre la poblaci�n civil (murieron entre 250 y 300 personas [aunque algunos estudios recientes han rebajado la cifra a 126], que es una cifra proporcionalmente muy elevada pues representa alrededor del 5 % de los habitantes que ten�a Guernica en esos momentos). Milagrosamente se salvaron la Casa de Juntas de Guernica y el �rbol de Guernica, as� como el puente que qued� intacto a pesar de ser el supuesto objetivo de los agresores. Como la repercusi�n internacional del bombardeo fue enorme, gracias especialmente a los art�culos que escribi� el corresponsal del The Times de Londres, George Steer, la propaganda franquista se invent� que la ciudad hab�a sido destruida por los propios republicanos, mentira que se mantendr�a durante toda la guerra y durante pr�cticamente toda la dictadura franquista. Al impacto del bombardeo contribuy� notablemente que ese fuera el tema escogido por el pintor Pablo Picasso para el cuadro que le hab�a encargado el gobierno republicano para el pabell�n espa�ol de la Exposici�n Universal de Par�s de 1937. Lo que todav�a discuten los historiadores es si el bombardeo fue una iniciativa alemana de la Legi�n C�ndor o fue ordenado por el "General�simo" Franco.[76]

El 30 de abril la aviaci�n republicana ataca al acorazado Espa�a y al destructor Velasco tratando de dificultar el rescate por parte del destructor rebelde de la mariner�a del acorazado, que se iba a pique frente a las costas de Santander.

Despu�s de Guernica los bombardeos sobre Bilbao y su �rea industrial fueron constantes. Todos los d�as sonaban las sirenas de alarma, que causaban temor entre la poblaci�n. En el del 12 de mayo tres Heinkel He 111 y dos Dornier Do-17 de la Legi�n C�ndor lanzaron bombas sobre los dep�sitos de Campsa incendi�ndolos. Tres d�as despu�s lanzaban octavillas instando a la poblaci�n a rendirse.[77]​ En ese mismo mes de mayo la Legi�n C�ndor bombardea los bosques con bombas incendiarias, para obligar a retirarse a los republicanos. A partir del 22 de mayo, la Rep�blica env�a a los aeropuertos vascos, atravesando el territorio en poder de Franco, unos 50 Moscas, Chatos y Katiuskas, de los que se pierden 5. El 11 y 12 de junio se producen bombardeos masivos sobre el Cintur�n de Hierro de Bilbao, previos al ataque artillero y al avance de las tropas. El 14 de junio los cazas efect�an ataques rasantes sobre la carretera de Bilbao a Santander, atacando a las tropas y a los civiles que huyen de Bilbao, que cae en manos de las tropas sublevadas al d�a siguiente.

El af�n destructivo de la campa�a de Vizcaya, seg�n el testimonio de algunos oficiales alemanes, fue una decisi�n expresa de los generales del bando sublevado. Por ejemplo, Von Richthofen refiere la insistencia del general Mola de que los bombarderos de la Legi�n C�ndor destruyeran la industria de Vizcaya, una idea que Von Richthofen consideraba una "idiotez": "destruir inmediatamente algo que se quiere tomar poco despu�s". Por otro lado los oficiales alemanes de la Legi�n C�ndor reconoc�an que uno de los objetivos de los bombardeos hab�a sido "atemorizar en profundidad" a la poblaci�n civil, para que de esa forma "al enemigo no le resultara f�cil forzar al orden y a la tranquilidad a una poblaci�n que ya hab�a sido aterrorizada una vez", seg�n recoge un informe elaborado por un oficial alem�n nada m�s terminar la campa�a de Vizcaya a mediados de junio de 1937.

La campa�a de Santander y Asturias

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Para aliviar la presi�n en el norte, el ej�rcito republicano lanza una ofensiva en el frente de Arag�n, lo que obliga a la Legi�n C�ndor a acudir a apoyar a las tropas franquistas en la batalla de Brunete. El 18 de julio de 1937, la Legi�n C�ndor derriba 21 aparatos republicanos, volviendo a dar a los sublevados el dominio del aire. Ente el 19 y el 22 de julio, la Rep�blica pierde unos 100 aviones y los sublevados 23. El 6 de agosto la aviaci�n republicana pierde 12 cazas en una batalla a�rea sobre Torrelavega (Cantabria).

Fotograf�a del destructor C�scar, hundido en el puerto de El Musel el 20 de octubre.

Fracasada la ofensiva republicana en Arag�n, contin�a el avance de los franquistas por Santander hacia Asturias, con el apoyo de unos 250 aviones, pese a la ausencia de la Legi�n C�ndor. Esta cuando vuelve estrena t�cticas de bombardeo masivo sobre las tropas republicanas asturianas (Asturias se hab�a proclamado independiente el 28 de agosto). No hay indicios de aviaci�n asturiana.

Durante la ofensiva de Asturias los aviones de la Legi�n C�ndor, unos 50, se centraron en el bombardeo de los puertos, especialmente los de Gij�n y Avil�s para impedir que las tropas republicanas recibieran ayuda, o, en �ltima instancia, pudieran escapar.[78]​ Se produjeron tambi�n ataques aislados a posiciones estrat�gicas, como el Bombardeo de la Fabricona de Golpejar en abril de 1937, lugar de vital importancia de los republicanos para la defensa del Puerto de Pajares. Los primeros ataques de la Legi�n C�ndor a los puertos de Gij�n y Avil�s se produjeron a finales de agosto de 1937, hundiendo dos barcos mercantes y da�ando otros. Tambi�n result� afectado el submarino republicano C-4 que march� hacia Burdeos para reparar las aver�as pero ya no regres�.[79]​ A medida que la campa�a de Asturias se acercaba a su final los bombardeos sobre la ciudad de Gij�n y su puerto de El Musel se intensificaron (sufri� bombardeos el 7, el 17, el 18 y 19 de octubre; este �ltimo d�a fue alcanzado el submarino republicano C-6 que fue remolcado al exterior del puerto y hundido). El d�a 20 de octubre los bombarderos Heinkel He 111 de la Legi�n C�ndor hundieron el destructor C�scar anclado en el puerto, con lo que las posibilidades de huida de los dirigentes republicanos asturianos m�s se�alados desaparecieron. Cuando los sublevados ocuparon finalmente Gij�n se encontraron con una "visi�n dantesca" del puerto por la cantidad de buques hundidos o semihundidos que hab�a en �l. El 27 de octubre de 1937 toda Asturias estaba en poder franquista, poni�ndose fin as� a la Campa�a del Norte iniciada siete meses antes.[79]

Los bombardeos en el resto de la Espa�a republicana

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Bombardeo de la Estaci�n del Norte de Valencia por aviones italianos en 1937.

Mientras se desarrollaba la campa�a del Norte, los bombardeos de los puertos y de las ciudades del resto de la Espa�a republicana, no solo no se redujeron sino que se incrementaron a�n m�s, especialmente a partir de septiembre de 1937 cuando la Aviaci�n Legionaria italiana con base en Mallorca increment� notablemente sus efectivos y comenz� a utilizar los Savoia-Marchetti S.M.79, "unos aviones que por su velocidad, autonom�a, capacidad de carga y armamento eran en aquellos momentos, seguramente, los mejores bombarderos medios de serie del mundo".[80]​ Una de las ciudades m�s castigadas fue la capital de la Rep�blica, Valencia, cuyo primer bombardeo grave lo hab�a sufrido el 14 de febrero (a cargo de un barco italiano), continuado durante el mes de marzo. El 22 de abril sufri� un ataque a�reo y el 27 uno mar�timo por los cruceros Baleares y Canarias que caus� cuatro muertos y 27 heridos. Al anochecer del domingo 15 de mayo, en plena crisis del gobierno de Largo Caballero por los sucesos de mayo de 1937, Valencia fue bombardeada por tres Savoia-Marchetti S.M.81 procedentes de Mallorca que causaron 33 v�ctimas mortales y numerosos destrozos (el bombardeo caus� gran indignaci�n entre la poblaci�n, seg�n el testimonio que dej� escrito el propio presidente de la Rep�blica Manuel Aza�a). Un ataque tan sangriento se volvi� a repetir el 28 de mayo, causando veinte muertos y de nuevo grandes destrozos.[55]​ Los bombardeos continuaron los meses siguientes. El 5 de julio (un bombardeo que fue ordenado por el "General�simo" Franco como represalia por ataques a�reos republicanos sobre Sevilla, �vila, Talavera y Salamanca), el 11 de agosto (en el que un hidroavi�n realiz� un ataque nocturno sobre el puerto), el 29 de agosto (a cargo de Savoia-Marchetti S.M.81 italianos por orden directa del conde Ciano, yerno de Mussolini, acci�n que fue respondida por la defensa antia�rea).[81]​ Desde el 4 de agosto la Aviaci�n Legionaria ya dispon�a de un plano fotogr�fico de Valencia donde hab�a se�alados 53 objetivos, uno de los cuales era la Comandancia Militar, donde al parecer el presidente Aza�a conced�a las audiencias particulares.[82]​ El 15 de septiembre fueron bombardeados la estaci�n y el puerto.[80]​ El 3 de octubre el ataque de cinco Savoia-Marchetti S.M.81 caus� 50 muertos, 78 heridos y la destrucci�n de 160 casas,.[83]​ El 14 fue bombardeado el Grao.[84]

Otra de las ciudades que sigui� siendo bombardeada peri�dicamente fue Barcelona, que acab� convirti�ndose en la ciudad republicana m�s bombardeada de toda la guerra. El s�bado 29 de mayo sufri� el primer bombardeo a�reo grave, que caus� 64 muertos y 88 heridos (aquel mismo d�a tambi�n fue bombardeada Santa Coloma de Gramanet, muriendo 9 personas).[85]​ En julio se volvieron a producir ataques por mar y por aire los d�as 18, 22, 24 y 25 (este �ltimo d�a hubo 22 muertos).[86]​ Tambi�n hubo bombardeos en septiembre, el 15 y en la noche del 19 al 20,[80]​ y en octubre. El m�s brutal fue el del 1 de octubre que da�� muy gravemente al barrio de La Barceloneta donde murieron 55 personas, cuyos cad�veres fueron recogidos entre los escombros, y que oblig� a evacuar todo el barrio. El d�a 3 hubo otro sobre el centro de la ciudad.[83]​ Estos bombardeos poco a poco fueron cambiando el aspecto de Barcelona, tal como lo relat� George Orwell:[85]

De noche las calles estaban muy mal iluminadas por miedo a los bombardeos (...) y en toda Barcelona se estaban construyendo refugios a�reos. Las alarmas por ataques a�reos y por mar menudeaban; la mayor parte de las veces se trataba de falsas alarmas, pero cada vez que sonaban las sirenas en toda la ciudad se apagaban las luces y se hac�a la oscuridad horas enteras, mientras la gente temerosa se refugiaba en los s�tanos

Tambi�n fue objeto de bombardeos Tarragona. El 19 de julio de 1937 sufri� el m�s sangriento de toda la guerra a cargo de tres Savoia-Marchetti S.M.81 italianos que volaban a baja altura. "Fue una operaci�n de terror, pues todas las bombas cayeron en el centro de la ciudad. Quedaron da�ados numerosos edificios, pero el balance m�s tr�gico fue el de v�ctimas: 51 muertos y 104 heridos". El entierro de la v�ctimas fue multitudinario y fue presidido por las autoridades republicanas. Tambi�n cre� una sensaci�n de indefensi�n entre la poblaci�n civil y muchas personas se fueron a vivir fuera de la ciudad.[87]​ El 18 de agosto sufr�a un nuevo ataque por un Savoia-Marchetti S.M.81 causando 6 muertos y 10 heridos[88]​ El 4 de septiembre fueron atacados los dep�sitos de Campsa que sufrieron da�os importantes y estuvieron ardiendo durante cinco d�as (estas p�rdidas de gasolina afectaron gravemente a la capacidad ofensiva del ej�rcito republicano, seg�n comunic� el ministro de Defensa Indalecio Prieto al presidente de la Rep�blica Manuel Aza�a). Tarragona y su puerto sufrieron dos nuevos ataques de la Aviaci�n Legionaria los d�as 23 y 25 de septiembre (este �ltimo caus� 6 muertos, cuatro de ellos ni�os, y 24 heridos).[89]​ Durante el mes de octubre Tarragona sufri� nueve bombardeos, la mayor�a de ellos dirigidos de nuevo contra los dep�sitos de Campsa.[84]

Otros puertos y ciudades de Catalu�a y de Valencia fueron bombardeados desde el aire o desde el mar. Castell�n y su puerto (13 de abril, 2 de julio y 15 de octubre), Vinaroz (14 de abril y 18 de octubre), Sagunto (27 de junio, 2 y 4 de julio, noches del 22 al 23 y del 23 al 24 de septiembre y 8 de octubre), Denia (13 de agosto, 2 y 12 de octubre), Alicante y su puerto (30 de septiembre y 8 de octubre), Pe��scola (20 de octubre) y Benicarl� (18 de octubre). En las costa catalana fueron bombardeados por los cruceros franquistas Palam�s (7 de junio, noche del 24 al 25 de junio y 14 de octubre), Sant Feliu de Gu�xols (7 de junio, noche del 24 al 25 de junio y 13 de agosto), Matar� (noche del 24 al 25 de junio y 22 de julio), Tosa de Mar (7 y 8 de junio), Blanes (7 de junio), Sant pol (8 de junio), Rosas (9 de octubre) y Premi� de Mar (24 de octubre). En el interior de Catalu�a, Reus (2 y 24 de agosto, 17 de septiembre y 8 de octubre) y Badalona (3 de agosto), adem�s del puente de Culera y Portbou cerca de la frontera francesa (3, 12, 14, 15 y 16 de septiembre y 18 de octubre). Fuera de Catalu�a y de Valencia tambi�n fueron bombardeados los puertos y las ciudades de Mah�n (22 de abril y 7 de julio) y de Cartagena (9 de agosto y 14 de octubre).[90]

Otras acciones de la marina y de la aviaci�n del bando sublevado se realizaron para intentar detener el tr�fico mercante que se dirig�a a los puertos republicanos. Para ello contaron con la colaboraci�n de la armada italiana y alemana (por ejemplo, dos submarinos italianos atacaron el 30 de mayo el paquebote Granada y el buque Ciudad de Barcelona, que fue hundido llevando a bordo decenas de brigadistas internacionales, que murieron ahogados). La armada franquista atac� un paquebote el 4 de junio y el buque Cabo de Palos el 27 de junio. Tambi�n fueron bombardeados desde el aire varios barcos: el Bepo el 30 de julio y el vapor Edith hundido el 13 de agosto.[90]

El bombardeo a�reo m�s importante del bando sublevado fue el del 21 de mayo de 1937 sobre el acorazado Jaime I, que se encontraba fondeado en el puerto de Almer�a. El buque republicano fue atacado por cinco Savoia-Marchetti S.M.79 italianos pilotados por italianos y espa�oles que hab�an despegado del aer�dromo de Tablada en Sevilla. Los aviones realizaron dos pasadas lanzando doce bombas de 250 kg, una de las cuales al menos le alcanz� de pleno. En la noche del 24 al 25 de mayo fue atacado de nuevo el Jaime I, esta vez por hidroaviones del Grupo de reconocimiento naval AS/88 con base en C�diz. A pesar de sus aver�as, el buque pudo llegar por sus propios medios a la base naval de Cartagena. Pero all� durante los trabajos de reparaci�n se produjo una gran explosi�n interna el 17 de junio y el barco se hundi�.[91]

Un Tupolev SB-2 Katiuska en el museo de la Fuerza A�rea Rusa.

Por otro lado, las autoridades republicanas ten�an constancia de que los barcos italianos y alemanes asignados al control naval establecido por el Comit� de No Intervenci�n a principios de 1937 estaban colaborando abiertamente con los sublevados inform�ndoles de los movimientos de la flota republicana y de los barcos mercantes que se dirig�an a los puertos republicanos. Estos barcos ya hab�an bombardeado los puertos de Barcelona y de Valencia.[92]​ En ese contexto se produjo el incidente del Deutschland que a punto estuvo de provocar la entrada abierta en la guerra de Espa�a de la Alemania nazi.[78]

Al atardecer del 29 de mayo de 1937 una flotilla alemana encabezada por el acorazado de bolsillo Deutschland fondeaba en Ibiza y poco despu�s dos bombarderos Tupolev SB-2 (Katiuska) republicanos bombardearon el Deutschland causando 22 muertos y 83 heridos (9 de los cuales murieron poco despu�s) y el buque fue gravemente da�ado. El Deutschland se hizo a la mar inmediatamente en direcci�n al estrecho de Gibraltar junto con su gemelo el Admiral Scheer.[93]​ Los pilotos sovi�ticos de los Katiuskas hab�an confundido el Deutschland con el acorazado franquista Canarias.[94]​ Hitler estaba furioso y su primera orden fue bombardear el puerto de Valencia como represalia, pero altos cargos nazis le convencieron para que el ataque fuera sobre un puerto de menor relevancia. Se decidi� entonces que el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los destructores Albatros, Luchs, Seedler y Leopart bombardearan el puerto de Almer�a.[95]

Vista del quir�fano de los refugios subterr�neos de Almer�a construidos a ra�z del bombardeo que sufri� la ciudad por la marina de guerra del Tercer Reich.

El bombardeo de Almer�a tuvo lugar en la madrugada del 31 de mayo y dur� casi una hora. Toda la ciudad se vio afectada y 31 personas murieron en el bombardeo.[78]​ Como respuesta Indalecio Prieto, ministro de Defensa, propuso en la reuni�n urgente que mantuvo el gobierno republicano en su sede de Valencia que los aviones republicanos localizaran y bombardearan a la flotilla alemana, aunque eso supusiera la entrada de Alemania en la guerra. Por este �ltimo motivo la propuesta fue rechazada por el presidente del gobierno Juan Negr�n, apoyado por los ministros comunistas, y por el presidente de la Rep�blica, Manuel Aza�a.[78]​ Las protestas del gobierno de la Rep�blica se tuvieron que limitar a la v�a diplom�tica. Pero eso "no cambi� en nada la postura de las potencias democr�ticas: Francia e Inglaterra eran partidarias de la moderaci�n para que el conflicto espa�ol no se extendiese. Dieron por zanjado el incidente".[78]

Algunas ciudades del interior de la zona republicana tambi�n fueron bombardeadas. El caso m�s grave fue el bombardeo de Ja�n del 1 de abril. La ciudad, que no constitu�a ning�n objetivo estrat�gico, fue atacada justo un d�a despu�s de iniciarse la campa�a del Norte por seis aviones de la Legi�n C�ndor que descargaron sus bombas sobre el centro de la ciudad causando m�s de 150 v�ctimas mortales, 250 heridos y numerosos destrozos. Seg�n el testimonio de una testigo, entonces adolescente, la gente huy� asustada hacia los campos de las afueras de la ciudad, dejando incluso las casas abiertas.[96]​ La represalia por el bombardeo se produjo en los d�as siguientes (fue una de las �ltimas represalias de la guerra): 128 personas derechistas encarceladas desde el golpe de julio de 1936 fueron sacadas de la prisi�n provincial y fusiladas junto al cementerio de Mancha Real.[66]​ En Arag�n el 18 de octubre fue bombardeada Caspe.

Por �ltimo, Madrid durante la campa�a del norte continu� siendo bombardeada casi a diario por la artiller�a franquista situada en la Casa de Campo. Entre el 1 de abril de 1937 y los primeros de mayo hubo 217 muertos y 693 heridos a causa de los bombardeos. Uno de los ataques m�s violentos tuvo lugar el 22 de mayo en el que murieron 71 personas. Tambi�n causaron numerosas v�ctimas los bombardeos del mes de junio (los d�as 4, 7, 8, 19 y 29 especialmente), de julio (los d�as 2, 7, 8, 10, 22, 23, 24 y 25 especialmente) y de agosto (los d�as 3, 6 y 24 sobre todo). En septiembre de 1937 se hizo p�blico un balance de los ataques sufridos desde septiembre del a�o anterior: unas 5.000 bombas y proyectiles hab�an ca�do sobre la ciudad, ocasionando 768 muertos y 3.567 heridos. En octubre los bombardeos continuaron. Los m�s violentos se produjeron en las noches del 11, 12 y del 13 al 14, causando de nuevo numerosas v�ctimas.[97]

Los bombardeos republicanos sobre la zona sublevada

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El 4 de abril de 1937 los destructores republicanos Lepanto, Almirante Vald�s, Alcal� Galiano y S�nchez Barc�iztegui bombardearon Ceuta, siendo alcanzados los cuarteles de la Legi�n Extranjera.[98]

El 12 de abril fue atacado el cuartel de la Academia de Caballer�a de Valladolid pero la mayor�a de las bombas cayeron en varias casas pr�ximas y enfrente de una escuela de la que en ese momento sal�an muchos ni�os. Hubo 30 muertos y 100 heridos, algunos de los cuales murieron en los d�as siguientes. Valladolid fue bombardeaba tambi�n el 21 y el objetivo esta vez fueron los talleres del ferrocarril. Muri� una persona.[99]

Edificio del Paseo del Born de Palma de Mallorca, dotado con refugio antia�reo.

En los meses siguientes uno de los objetivos prioritarios de la aviaci�n republicana fue el puerto y el aeropuerto de Palma de Mallorca, bases principales de la armada italiana y de la Aviaci�n Legionaria que estaba bombardeando casi a diario las ciudades y los puertos republicanos de la costa mediterr�nea. El 31 de mayo varios Potez-54 que hab�an despegado de la base de L�rida bombardearon la ciudad de Palma (al parecer el objetivo era el puerto) y causaron catorce muertos. Los cazas italianos derribaron a uno de los aviones atacantes. El 7 de agosto varios �Katiuskas� sovi�ticos atacaron el aer�dromo de Palma, matando a un soldado que estaba de guardia. Tambi�n se produjeron ataques sobre el mismo aer�dromo el 7 de octubre y el 7 de diciembre.[99]

En junio de 1937 Granada fue bombardeada por dos aviones, causando 8 muertos y 62 heridos. El julio el d�a 1 fue atacado el aer�dromo de Sevilla, causando 4 muertos entre la poblaci�n civil. Al d�a siguiente nueve aviones bombardearon Talavera de la Reina, con un balance de 16 muertos y 12 heridos, y un avi�n Burgos, ocasionando algunas v�ctimas. El d�a 3 fue Alba de Tormes la bombardeada (5 muertos y 14 heridos); el 5 Navalcarnero (10 muertos y quince heridos); el 17 la estaci�n de ferrocarril de Segovia (un militar muri�) y Cantalejo (12 muertos y 4 heridos); el 23 C�ceres (tres muertos militares y 24 muertos y 68 heridos entre la poblaci�n civil; varios edificios fueron seriamente da�ados); el 28 C�rdoba (5 muertos y 3 heridos y graves desperfectos en edificios) y Roa de Duero (3 muertos y 5 heridos); el 31 el aer�dromo de Burgos.[100]

En agosto fueron bombardeados el d�a 1 el aer�dromo de Burgos; el 10 Daroca y Calatayud (un soldado muerto y dos heridos); el 13 Miranda de Ebro (3 muertos y 3 heridos), Tudela y Burgos; el 16 los alrededores de Valladolid (1 muerto y 3 heridos) y Palencia (3 muertos y 15 heridos); el 20 Logro�o (3 muertos y 3 heridos).[101]

En octubre fueron bombardeados el 4 V�lez-M�laga (5 muertos y 3 heridos); el 9 Granada (2 muertos y 23 heridos); el 19 Azuaga (3 militares y 13 civiles muertos y 14 heridos, 7 de ellos militares) y la factor�a Electromec�nica de C�rdoba (2 muertos).[102]

Guerra a�rea y bombardeos en el Mediterr�neo (noviembre de 1937-marzo de 1939)

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Del final de la Campa�a del Norte al final de la batalla de Teruel (noviembre de 1937-febrero de 1938)

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Cuatro Savoia-Marchetti S.M.79 de la aviaci�n italiana como los que participaron en el bombardeo de L�rida.

Cuando la Campa�a en el Norte termin� a finales de octubre de 1937 con la conquista por los sublevados de la franja cant�brica republicana, los bombardeos sobre el resto de la zona republicana se intensificaron y la primera v�ctima fue la ciudad de L�rida. En el bombardeo de L�rida del 2 de noviembre de 1937, uno de los m�s violentos de toda la guerra, participaron 9 bombarderos italianos Savoia-Marchetti S.M.79 que en pocos segundos convirtieron la ciudad "en un infierno y sus calles en un campo sembrado de cad�veres".[103]​ Las bombas de los aviones cayeron en numerosos puntos del casco urbano, especialmente en los alrededores del Puente viejo, la Calle Mayor, el Mercado de San Luis, la sede local del Banco de Espa�a y el Liceo Escolar, donde m�s de 60 alumnos de edades comprendidas entre los 9 y los 13 a�os quedaron sepultados bajo los escombros.[103]​ Una de las bombas alcanz� de lleno un autob�s repleto de viajeros en medio del puente del r�o Segre. No hubo supervivientes.[103]​ El n�mero de fallecidos en el ataque super� los 250, lo que caus� un esc�ndalo internacional (y las autoridades republicanas lograron que la poblaci�n no tomara represalias contra los presos derechistas encarcelados). Las autoridades franquistas de la posguerra hicieron desaparecer el libro del registro civil donde hab�an sido consignados los fallecidos (entre 250 y 300 seg�n record� el oficial mayor que los inscribi�) y los ejemplares del diario local "HP" de aquellos d�as donde aparec�a la relaci�n nominal de las v�ctimas. Como ha se�alado la historiadora Merc� Batallat citada por Sol� i Sabat� y Villarroya:[104]

Si el bombardeo de Guernica los nacionales lo atribuyeron a los republicanos, este bombardeo de Lleida optaron por ignorarlo y hacer desaparecer las v�ctimas del registro

En ese mes de noviembre fueron bombardeadas varias localidades de Arag�n. El d�a 4 Barbastro (donde los aparatos de la Aviaci�n Legionaria tuvieron que enfrentarse a los cazas sovi�ticos republicanos); el 18 Bujaraloz (con 26 muertos y unos 30 heridos, en su mayor�a soldados); el 20 Monz�n (hubo diez heridos, algunos de los cuales fallecieron poco despu�s, entre ellos una mujer); el 23 Caspe y Alca�iz.[105]​ Tambi�n en noviembre y a principios de diciembre fueron bombardeadas varias localidades de la zona centro como Taranc�n, Santa Cruz de la Zarza y Oca�a el 26; Oca�a de nuevo el 27 (hubo 14 muertos y 70 heridos); Alcal� de Henares y Guadalajara el 29; Taranc�n de nuevo el 3 de diciembre y Aranjuez el 18. Por su parte Madrid sigui� sufriendo los bombardeos artilleros casi diarios. Los dos m�s graves fueron los del 24 de noviembre y los del 26 de diciembre.[106]

Pero la mayor parte de los bombardeos a�reos y mar�timos del bando sublevado siguieron concentr�ndose en las ciudades y puertos de la costa valenciana y catalana. Fueron bombardeados Alicante y su puerto (el 21 de noviembre, con 37 muertos y 60 heridos y 10 de diciembre); Valencia y su puerto (23 de noviembre; 11, 15 de diciembre y 22 de diciembre, que caus� 15 muertos y numerosos heridos), Denia (noche del 22 al 23 y del 23 al 24 de diciembre), Gand�a (noche del 22 al 23 y del 23 al 24 de diciembre), Castell�n (26 de diciembre), Burriana (26 de diciembre) y Vinaroz (26 de diciembre).[107]

Para contrarrestar los ataques a�reos a la costa mediterr�nea, la aviaci�n republicana volvi� a bombardear el puerto y los aer�dromos de Mallorca en dos ocasiones, el 7 de octubre y el 7 de diciembre de 1937. El �ltimo ocasion� graves p�rdidas a los aviones republicanos por la acci�n de los cazas italianos del 10.� Grupo Aut�nomo de Caza de las Baleares organizado por la Aviaci�n Legionaria tras el ataque del 7 de octubre, y a diferencia de �ste no se alcanz� ning�n objetivo militar importante y algunas bombas cayeron sobre la ciudad de Palma, causando 40 muertos y 15 heridos. Al d�a siguiente tres aviones italianos bombardeaban las cercan�as de Mah�n, en la isla de Menorca que segu�a fiel a la Rep�blica, muriendo una mujer y sus dos hijas peque�as.[108]

La aviaci�n republicana tambi�n realiz� en los dos �ltimos meses de 1937 diversos bombardeos sobre poblaciones del interior de la zona nacional. El 11 de noviembre fue bombardeada Pamplona (12 muertos, en su mayor�a militares, y 70 heridos); el 12 Calatayud (4 muertos y 7 heridos) y Molina de Arag�n (un muerto y varios heridos); el 20 Zaragoza (un muerto y cuatro heridos); el 23 Gallur (6 muertos, 4 de ellos militares, y varios heridos), Alfaro y Jaca; el 28 de nuevo Jaca (19 muertos y 38 heridos); y el 12 de diciembre Zaragoza y Calatayud (tres muertos y un herido grave).[109]

El 12 de diciembre de 1937 la 11.� Divisi�n republicana al mando del comandante comunista Enrique L�ster corta las de v�as de comunicaci�n de la ciudad de Teruel con la retarguardia franquista. As� da comienzo la batalla de Teruel, cuyo objetivo es conquistar este saliente que en las l�neas enemigas representaba Teruel, impedir el ataque de los "sublevados" contra Madrid previsto para el d�a 18 de diciembre y alcanzar un �xito militar como era tomar una capital de provincia en manos de los sublevados desde el inicio de la guerra para fortalecer la confianza interior y exterior en la causa republicana tras la derrota de la Campa�a del Norte. El general Franco reaccion� inmediatamente para romper el cerco de Teruel y suspendi� el ataque previsto sobre Madrid pero las fuerzas republicanas (la 46.� Divisi�n al mando del miliciano Valent�n Gonz�lez "El Campesino") lograron ocupar la ciudad.[110]​ A partir de entonces las fuerzas franquistas redoblaron sus ataques. El 7 de febrero de 1938 alcanzaron la l�nea del r�o Alfambra y el 21 de febrero la ciudad estaba cercada. La 46.� Divisi�n mandada por "El Campesino" escap� o huy�, seg�n las diferentes versiones, y la ciudad fue reconquistada por los sublevados.[111]

Durante la batalla de Teruel no se paralizaron los bombardeos del bando sublevado sobre la zona republicana, m�s bien se incrementaron centr�ndose especialmente en Barcelona, la nueva capital de la Rep�blica desde noviembre de 1937. Los bombardeos a�reos de Barcelona en enero de 1938 comenzaron el mismo d�a 1 y tuvieron una magnitud desconocida hasta entonces. Ese primer d�a de 1938 una escuadrilla de Savoia-Marchetti S.M.81 bombarde� el casco antiguo causando una gran destrucci�n,[112]​ y un solitario avi�n Savoia-Marchetti S.M.79 bombarde� el puerto para probar que ese tipo de avi�n pod�a realizar ataques nocturnos (el aparato hab�a despegado de Italia y llevaba las insignias y los distintivos de ese pa�s, lo que demostr� hasta qu� punto llegaba el desprecio italiano por el derecho internacional y por los Acuerdos de No-Intervenci�n).[113]​ Los bombardeos italianos continuaron los d�as 6, 7, 8, 11, 15 y el 19 de enero. El de este �ltimo d�a, seg�n los historiadores Sol� i Sabat� y Villarroya fue "sin duda el primer bombardeo a�reo de terror sufrido por Barcelona" "por el horario elegido [mediod�a], por los lugares donde cayeron las bombas [el centro de la ciudad] y por el n�mero de v�ctimas causadas [m�s de 170 muertos]"[114]​ El ataque tuvo un gran impacto internacional debido a la brutalidad del mismo y al hecho de que en esos momentos se encontrara en Barcelona una delegaci�n de diputados laboristas brit�nicos visitando los puntos m�s afectados por los bombardeos en el casco antiguo y en La Barceloneta.[114]​ Adem�s motiv� que las Fuerzas A�reas de la Rep�blica Espa�ola bombardearan como represalia las principales ciudades de la Espa�a sublevada: el 21 de enero Salamanca, sede del Cuartel General del "General�simo" Franco desde donde "salen [las] �rdenes para tanta matanza" (hubo 8 muertos y 7 heridos graves); Sevilla el 23 (11 muertos y 23 heridos); y Valladolid el 25 (14 muertos y 70 heridos). En una declaraci�n el gobierno republicano denunci� como justificaci�n que "mientras nuestra aviaci�n ha venido consagr�ndose exclusivamente a las operaciones militares de Teruel y en otras zonas a mantener servicios de vigilancia y protecci�n, los facciosos han dedicado buena parte de sus aviones r�pidos de bombardeo a agresiones que desde semanas constituyen un sistema ininterrumpido, pues no pasa d�a en que no se produzcan v�ctimas".[115]

Los bombardeos de represalia republicana tuvieron una respuesta inmediata con un nuevo ataque sobre Barcelona, el mismo d�a en que era bombardeada Valladolid, y que en esta ocasi�n se sald� con m�s de 50 muertos.[114]​ Pero el siguiente bombardeo a�reo sobre Barcelona fue el m�s devastador. Tuvo lugar el 30 de enero de 1938. Fue bombardeado el centro de la ciudad siendo especialmente afectada la Iglesia de San Felipe Neri donde se encontraba un refugio (muchos de los que all� se hab�an refugiado murieron) y sus alrededores, donde en un bajo de la calle de la Palla hab�a una guarder�a por lo que murieron muchos ni�os. El n�mero total de v�ctimas super� los 200 muertos y los da�os materiales fueron enormes.[116]

Calle de la Paz de Valencia. Esta c�ntrica calle y sus alrededores fueron bombardeados el 26 de enero de 1938. Fue uno de los ataques a�reos m�s duros que sufri� Valencia: murieron 125 personas y 226 resultaron heridas.

Adem�s de Barcelona, durante ese mes de enero de 1938, cuando se encontraba en su punto �lgido la batalla de Teruel tambi�n fueron bombardeadas por la Aviaci�n Legionaria (y en algunas ocasiones tambi�n por la Legi�n C�ndor) otras localidades catalanas y valencianas como Tarragona (tres veces), Reus (seis veces, con el resultado de casi un centenar de muertos), Figueras (dos veces, con m�s de veinte muertos), San Feliu de Gu�xols (una vez, trece muertos), Puigcerd� (una vez, m�s de veinte muertos), Sagunto (cuatro veces), Valencia (seis veces, siendo el m�s terrible el bombardeo del 26 de enero que no busc� ning�n objetivo militar sino que se ceb� en la c�ntrica calle de la Paz causando 125 muertos y 226 heridos). Uno de los bombardeos de Tarragona, concretamente el del d�a 20 de enero, tuvo una gran resonancia internacional pues durante el mismo fue atacado el mercante brit�nico Thorpeness que estaba descargando carb�n en el puerto y murieron siete marinos del buque, adem�s de tres trabajadores del puerto. Al entierro que se celebr� al d�a siguiente asisti� la delegaci�n de diputados laboristas que se encontraba de visita en Barcelona, junto con representantes del gobierno republicano y de la Generalidad de Catalu�a (el Thorpeness acab� hundido en el puerto de Valencia cinco meses despu�s por un hidroavi�n alem�n He 59 con base en Pollensa).[117]

En cambio durante febrero de 1938, cuando acab� la batalla de Teruel con una nueva derrota para la Rep�blica, los bombardeos disminuyeron porque a los gobiernos italiano y alem�n les preocupaba la repercusi�n negativa que hab�an tenido los bombardeos en la opini�n p�blica internacional, especialmente el d�a 30 de enero sobre Barcelona, y adem�s los gobiernos brit�nico y franc�s estaban presionando para que se dejara de bombardear a las ciudades alejadas de los frentes, y todo ello en contra de la opini�n del "General�simo" Franco y del general Kindel�n que insist�an en que los bombardeos continuaran con la misma intensidad que hab�an tenido en el mes anterior. "Lo cierto es que las presiones internacionales fueron la causa de que la aviaci�n italiana con base en Mallorca estuviera pr�cticamente inactiva las tres �ltimas semanas de febrero".[118]

Esta menor actividad no significa que no hubiera bombardeos en el mes de febrero. As� fueron bombardeados Monz�n, Barbastro, Segorbe, Reus, Figueras (trece muertos en el ataque del d�a 3 y otras trece el d�a 7), Sagunto (cuatro veces), Tarragona (tres veces), Villanueva y Geltr� (dos veces), Alicante, Valencia (tres veces), Rosas, Palam�s y Villarreal. El d�a 22 de febrero los cruceros franquistas Canarias, Baleares y Almirante Cervera bombardearon Valencia, pero este �ltimo barco fue alcanzado por aviones republicanos que causaron doce muertos y veinte heridos, adem�s de averiarle la caldera.[119]

Del inicio de la ofensiva de Arag�n al inicio de la batalla de Ebro (marzo-julio de 1938)

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Mapa de Espa�a en julio de 1938 despu�s de la ofensiva de Arag�n y cuando comenz� la batalla del Ebro.

La batalla de Teruel mostr� las debilidades del ej�rcito republicano lo que indujo al "General�simo" Franco a posponer definitivamente el ataque a Madrid para en su lugar lanzar la ofensiva de Arag�n contra Catalu�a y Valencia. El ataque comenz� al sur del r�o Ebro el 9 de marzo donde el frente se derrumb� ante la gran concentraci�n de fuego artillero y de aviaci�n. Lo mismo sucedi� al norte del Ebro donde a principios de abril las tropas sublevadas llegaron a L�rida y establecieron cabezas de puente en Balaguer y Tremp. Una vez alcanzadas esas posiciones el "General�smo" Franco descart� dirigirse hacia Barcelona y opt� por avanzar hacia el Mediterr�neo al sur de la desembocadura del Ebro, objetivo que alcanzaron las tropas sublevadas el 15 de abril al llegar a Vinaroz, con lo que la zona republicana qued� dividida en dos.[120]

El inicio de la ofensiva de Arag�n fue acompa�ado de intens�simos bombardeos de las redes de comunicaci�n (estaciones de ferrocarril, nudos de carreteras, puentes, puertos) y de las poblaciones de la retaguardia republicana en Catalu�a y Valencia, por parte fundamentalmente de la Aviaci�n Legionaria italiana con base en Mallorca. As� fueron atacadas Barcelona (los d�as 3, 4, 5 y 6 de marzo, causando 25 muertos), Badalona (una vez), Gav� (en la f�brica Roca murieron varios obreros), Matar� (cinco muertos), Tarragona (trece veces, causando numerosas v�ctimas mortales y heridos, entre ellas 3 marineros del buque brit�nico Stanwell fondeado en el puerto, que fue atacado por un hidroavi�n alem�n He 59 de la Legi�n C�ndor, que ser�a derribado poco despu�s por la defensa antia�rea republicana y sus cinco tripulantes hechos prisioneros; en total hubo m�s de 50 muertos), Reus (10 veces, con un total de 30 v�ctimas mortales, que no fueron m�s gracias a los refugios; La Vanguardia titul� uno de sus art�culos "Reus, la ciudad m�rtir y heroica, se defiende"), Tortosa (14 veces), Amposta (tres veces, con seis muertos), Valencia, Castell�n (5 veces), Benicarl� (4 veces; el bombardeo del 3 de abril caus� 17 muertos y 30 heridos), Vinaroz (dos veces), Almazora, Burriana (dos veces), Villarreal, Torreblanca, Sagunto (4 veces) y Alicante. El 7 de marzo tambi�n fue atacada Cartagena, probablemente como represalia por el hundimiento del crucero Baleares (hubo 38 muertos y 40 heridos). Asimismo antes de iniciarse la ofensiva fueron bombardeadas algunas localidades de Arag�n como Alca�iz, un ataque que fue especialmente duro ya que caus� m�s de 200 muertos en su mayor�a poblaci�n civil, entre ellos varios ni�os de una escuela junto con su maestra (las bombas fueron lanzadas en pleno d�a sobre el centro de la ciudad por doce Savoia-Marchetti S.M.79 italianos con base en Logro�o). Seg�n un testigo "la aviaci�n franquista se ensa�� con la poblaci�n civil de forma criminal, ya que no satisfechos con las bombas, ametrallaron al personal que estaba trabajando por las huertas o iba por los caminos y carreteras".[121]​ Y durante el avance fueron bombardeadas en Arag�n Sari�ena, Fraga (los destrozos fueron enormes y murieron 50 personas), Albalate de Cinca y Monz�n (donde la poblaci�n huy� del casco urbano), y los pueblos leridanos de Mollerusa, Alcarr�s, Borjas Blancas (unos veinte muertos), T�rrega (bombardeada dos veces), Agramunt (dos veces), Artesa de Segre y otras, que en total causaron unos 50 muertos y numerosos heridos. Pero sobre todo fue la propia L�rida la que sufri� el bombardeo m�s terrible el 27 de marzo de 1938 a cargo de Heinkel He 111 de la Legi�n C�ndor con el objetivo de minar su resistencia cuando las tropas franquistas ya se encontraban a unos 30 kil�metros. Durante dos horas la ciudad fue machacada y los resultados fueron terribles. De hecho cuando los sublevados entraron en la ciudad se llevaron los tomos del registro civil donde estaban consignados los muertos por los bombardeos, no solo de ese d�a sino los de 7 de noviembre de 1937. Sin embargo no pudieron evitar que en la "Memoria de la Casa de L�rida" de los jesuitas se dijera lo siguiente:[122]

Pero toda resistencia qued� rota ya el mismo d�a 27, domingo de tristes recuerdos para L�rida. Despu�s de comer, unos 30 aparatos de bombardeo, con entero dominio del aire y sin ser hostilizados, se dedicaron a machacar la ciudad por espacio de dos horas. Los efectos fueron terribles; se habla de 400 bajas; s�lo en las cercan�as de nuestra casa, a la vista se pueden contar ocho edificios destruidos, en algunos de los cuales murieron familias enteras. (...) Quedan todav�a muchos sin desenterrar porque es un suicidio acercarse a los edificios destruidos con vigas colgantes que se sostienen como de milagro
Imagen tomada desde un bombardero italiano de las explosiones en el centro de Barcelona, 17 de marzo de 1938.

Pero los m�s brutales fueron los bombardeos a�reos de Barcelona en marzo de 1938 que fueron ordenados por el dictador fascista italiano Benito Mussolini sin consultar con el "General�smo" Franco, aunque no era la primera vez que las fuerzas italianas actuaban sin contar con la autorizaci�n expresa de los militares sublevados. La orden del ataque la recibi� el general jefe de la Aviaci�n Legionaria en Baleares, en la noche del 16 de marzo, en la que se le dec�a Iniziare da stanotte azione violenta su Barcelona con martellamento diluito nel tempo (Iniciar desde esta noche acci�n violenta sobre Barcelona con un martilleo espaciado en el tiempo).[123]​ Como dej� constancia en su diario el conde Galeazzo Ciano, ministro de asuntos exteriores de la Italia fascista y yerno del Duce, el objetivo era abatir "la moral de los rojos, mientras las tropas avanzan en Arag�n".[123]

La idea de "machacar" Barcelona poco a poco (martellamento diluito nel tempo) fue la estrategia que utilizaron los aviones italianos, algo completamente nuevo pues en vez de concentrar todas las bombas en un lugar y en un momento determinados, los bombardeos de Barcelona "se organizaron en cadena ininterrumpida, de modo que los sistemas de alarma y de aviso de la poblaci�n quedaron trastocados, y cuando sonaban las sirenas ya no se sab�a si anunciaba el fin de una incursi�n o el comienzo de otra".[124]​ El primer ataque comenz� a las 10 y 8 minutos de la noche del 16 de marzo de 1938 y el �ltimo termin� hacia las 3,19 de la tarde del 18 de marzo, y durante ese intervalo se produjeron 13 incursiones que duraron unos 16 minutos en total y sin embargo las sirenas no dejaron de sonar durante esas 40 horas. El diario La Vanguardia de Barcelona del 18 de marzo calific� la estrategia italiana seguida en el bombardeo como "la f�rmula guerrera m�s canallesca y miserable que haya cabido en cabeza humana".[125]

Las bombas cayeron en la parte central y m�s poblada de la ciudad, sin que se buscara ning�n objetivo concreto y de forma totalmente indiscriminada, tal como reconoci� el embajador alem�n ante el gobierno de Franco Eberhard Von Stohrer en un informe confidencial enviado a Berl�n desde Salamanca el 23 de marzo de 1938, en el que dec�a:[126]

He sabido que los ataques a�reos sobre Barcelona efectuados hace unos d�as por bombarderos italianos han sido literalmente terribles. Casi todos los barrios de la ciudad han sufrido. No hay ning�n indicio de que se hayan querido tocar objetivos militares. Centenares de casas y calles han sido destruidos por las bombas, que evidentemente ten�an un poder de destrucci�n muy particular. Se han contado hasta ahora 1.000 muertos, pero se presume que numerosos cad�veres est�n a�n entre los escombros. El n�mero de heridos sobrepasa los tres mil

Los efectos de los bombardeos fueron devastadores. La cifra oficial de v�ctimas fue de 924, seg�n el registro del dep�sito de cad�veres del Hospital cl�nico, pero no incluye las personas desaparecidas entre los escombros. Y durante los bombardeos el p�nico se apoder� de la ciudad y miles de barceloneses huyeron hacia las afueras "con los colchones encima de los autom�viles, camiones, carros o sobre los hombros", tal como relat� un testigo. Sin embargo, cuando los bombardeos pasaron la ciudad volvi� a una relativa normalidad e incluso, como se�al� el embajador norteamericano Claude Bowers, "despu�s de los bestiales bombardeos de Barcelona, miles de personas hasta entonces aletargadas se volvieron activas".[127]

El "General�simo" Franco cuando fue informado de las reacciones internacionales a los bombardeos orden� que parasen el 18 por la tarde, aunque "las �rdenes de Franco en este sentido, aparte de demostrar la autonom�a con que actuaba la aviaci�n italiana, eran meramente t�cticas. Posteriores bombardeos sobre la poblaci�n civil, como los de Granollers y Alicante, son buena prueba de ello".[128]​ Otra prueba de que la orden de Franco no fue tan tajante fue que el d�a 19 de marzo fue bombardeado el centro urbano de Tarragona por tres Savoia-Marchetti S.M.79 de la Aviaci�n Legionaria causando enormes destrozos y 21 muertos, 14 de ellos mujeres, y unos 50 heridos.[129]

Las reacciones de rechazo por los bombardeos fueron pr�cticamente un�nimes en todo el mundo, a excepci�n de Alemania e Italia. Incluso la Santa Sede hizo pública una nota el 24 de marzo que tuvo un gran efecto entre la opinión pública mundial ya que constituyó una reprimenda pública del papa Pío XI al "Generalísimo" Franco por los bombardeos de "víctimas inocentes, que la Santa Sede más que nunca deplora". Hasta el embajador de la Alemania nazi ante Franco, Eberhard von Stohrer se preocupó del impacto negativo que para Alemania y para Italia estaban teniendo las reacciones de rechazo a los bombardeos, y así lo reflejó en su informe:[130]

Estoy convencido de que después de la guerra, tanto en España como en el extranjero, se nos criticará duramente tanto a los italianos como a nosotros, tomando como tema el hecho, bien entendido, de que no habrán sido los aviones españoles los que han destruido sus propias ciudades mediante bombardeos, sino los aviones aliados, italianos y alemanes

Una prueba del tremendo impacto internacional que tuvieron los bombardeos sufridos por Barcelona fue el discurso que pronunció el primer ministro británico Winston Churchill, el 18 de junio de 1940, en el inicio de la batalla de Inglaterra cuando el terror a los bombardeos alemanes era también extremo, en el que puso de ejemplo a los ciudadanos de Barcelona para afrontarlos con coraje:

No quiero menospreciar la severidad del castigo que cae sobre nosotros, pero confío en que nuestros conciudadanos demostrarán ser capaces de resistir como lo hizo el valiente pueblo de Barcelona

El 15 de abril de 1938 las tropas franquistas llegaban a la costa mediterránea por Vinaroz, cortando en dos la zona republicana. Ese mismo día once Savoia-Marchetti S.M.79 bombardearon intensamente Tortosa para destruir los puentes del río Ebro y cortar así la retirada del ejército republicano.[131]​ Justo al día siguiente comenzó la llamada "operación Neptuno" destinada a bombardear los puertos de Cartagena y de Almería por donde entraba el material de la URSS que recibía la República. Corrió a cargo de los 40 Heinkel He 111 de la Legión Cóndor, cuatro de cuyos aparatos fueron alcanzados por las defensas antiaéreas y sufrieron graves daños mientras que un quinto fue derribado y cayó al mar. Los daños que ocasionaron sobre la ciudad de Cartagena fueron cuantiosos y el número de víctimas no se conoce (mientras que la base naval apenas fue afectada gracias a las defensas antiaéreas).[132]

A partir del corte en dos del territorio de la República y del inicio el 26 de abril de la ofensiva del Levante (en la que el ejército franquista avanzó hacia Valencia por la costa desde Vinaroz y por el interior desde Teruel), los bombardeos de la aviación "fascista" sobre los puertos y ciudades del Mediterráneo se intensificaron porque no solo intervinieron en ellos como había sucedido fundamentalmente hasta entonces la Aviación Legionaria con base en Mallorca sino que también participaron la Legión Cóndor y la aviación franquista, propiamente dicha. Esta "colaboración" permitió a los italianos centrarse más en los puertos buscando los buques mercantes que se encontraban en ellos, con el objetivo de colapsar el comercio marítimo mediterráneo, sin olvidar los aeródromos y los nudos de comunicación. Así durante la segunda quincena de abril y el mes de mayo fueron bombardeados en la retaguardia republicana catalana Reus, Salou, Tarragona, Gerona (hubo once muertos), Palamós, Rosas, Portbou (dos veces), Puigcerdá, Badalona (once muertos, entre ellos varios niños), la central eléctrica de San Adrián del Besós (atacada dos veces y hubo 11 obreros muertos) y Barcelona (que desde los bombardeos del 16 al 18 de marzo había pasado un mes relativamente tranquilo y que fue atacada el 30 de abril, sobre todo el puerto donde había varios barcos descargando, resultando muertas 40 personas; y que continuaron el día 12 de mayo, que fue el ataque más duro pues murieron más de 50 personas, y el 13, 14, 24, 28, 29, 30 y 31 de mayo). También fueron bombardeadas las poblaciones de la costa que se encontraban entre Vinaroz y Valencia: Nules, Oropesa (dos veces), Sagunto y su puerto (tres veces), Burriana, Benicarló, el puente del río Mijares cerca de Villarreal y sobre todo Castellón que los días 4 y 5 de mayo sufrió unos durísimos bombardeos. También fue atacada la retaguardia valenciana: Algemesí, Benifayó, Silla, Alcira, y especialmente la ciudad de Valencia y su puerto (atacado los días 5, 7, 11, 20, 23, 28 y 30 de mayo, resultando seriamente dañado un mercante inglés y hundido otro) y la ciudad de Alicante (los días 13, 17, 18 y 23 de mayo) y su puerto (atacado los días 13, 17, 18, 23 y 25 de mayo).[133]

En mayo de 1938 volvieron los bombardeos de terror por parte de la Aviación Legionaria italiana como los que se habían producido sobre Barcelona entre el 16 y el 18 de marzo. El primero fue el bombardeo del mercado central de Alicante del miércoles 25 de mayo, en el que murieron más de 300 personas. Alrededor de las 11’15 horas entre 7 y 9 aviones Savoia-Marchetti S.M.79 italianos del bando sublevado, que habían despegado de Mallorca a las 8'10 de la mañana, lanzaron sobre el centro de la ciudad alrededor de 90 bombas, algunas de las cuales dieron en el Mercado Central, repleto de gente dada la hora de la mañana que era (y que no habían sonado las sirenas), por lo que la mortandad fue espantosa.[134]​ La repercusión internacional del ataque fue enorme y el gobierno británico a petición del gobierno español de Juan Negrín nombró una comisión para que investigara los hechos. Su conclusión fue que el bombardeo de Alicante del 25 de mayo había sido "un ataque deliberado a una zona civil".[135]

Destrucciones causadas por el bombardeo de Granollers. La fotografía fue tomada por Winifred Bates, miembro de la misión médica británica en la zona republicana.

El segundo bombardeo de terror tuvo lugar solo seis días después. Fue el bombardeo de Granollers del 31 de mayo de 1938 en el que se produjo entre 209 y 224 muertos, muchos de ellos en el acto al explotar las bombas, la mayoría mujeres y niños (hubo unos 160 heridos).[136]​ El número de víctimas fue tan elevado (y en su mayoría mujeres y niños) debido a la hora en que se produjo el ataque, las 9:05 de la mañana, y al hecho de que la localidad de Granollers hasta la fecha no había sido atacada por la aviación, por lo que la gente estaba realizando con toda normalidad sus actividades cotidianas a esa hora: llevar los niños al colegio, hacer la cola en el mercado para comprar alimentos, etc.[137]​ Al parecer el objetivo de los aviones italianos era la central eléctrica de Granollers, aunque algunos historiadores piensan que el objetivo pudo ser también la población civil porque el volumen de bombas que lanzaron los cinco Savoia-Marchetti S.M.79 italianos (unas 80 bombas, la mitad de 100 kg.) era desproporcionado con respecto a los objetivos e implicaba necesariamente daños considerables en las poblaciones circundantes.[138]​ Como en el caso de Alicante se produjo una oleada protestas a nivel internacional, especialmente en Francia y Gran Bretaña cuyos gobiernos presentaron sendas notas de protesta ante el gobierno de Burgos del "Generalísimo" Franco, y también de la Santa Sede que llegó a amenazar a Franco con que el nuevo nuncio no presentaría sus cartas credenciales si volvían los "bombardeos que causaran víctimas entre la población civil" (aunque finalmente la Santa Sede no cumplió su amenaza a pesar de que continuaron los bombardeos de este tipo por parte del bando sublevado).[139]

En junio y julio de 1938 prosiguió la ofensiva del Levante sobre Valencia. Por eso continuaron los bombardeos sobre la retaguardia especialmente sobre los puertos de Valencia y de Alicante, hundiendo o dañando seriamente algunos de los barcos mercantes que allí se encontraban. El puerto de Alicante fue atacado en junio los días 1, 2, 3 (hundiendo el mercante inglés Penthanes London), 4 (incendiando el barco mercante Maryat), 6 (murieron 42 personas), 7 (hubo 8 muertos y 50 heridos), 9 (hubo doce muertos), 10 (catorce muertos y 22 heridos), 13, 15, 17, 21, 25 (también alcanzó la ciudad y causó 39 muertos y 60 heridos), 26, 27, y 28. Y en julio los días 14, 17 (dos muertos y cinco heridos), 19, 20 y 24.[140]

El puerto de Valencia fue atacado en junio el 6, 7, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22 (fue hundido el mercante inglés Thorpeness y resultó seriamente averiado el buque franc�s Somnion), 25 y 27; y en julio el 10, la noche del 14 al 15, el 19 (siendo alcanzado el mercante ingl�s Stanland) y el 20. Los ataques al puerto de Valencia a partir del d�a 14 de junio fueron una orden expresa del "General�simo" Franco, orden que reiter� el 9 de julio.[140]

Hidroavi�n alem�n He 59 como los que atacaron los puertos mediterr�neos republicanos desde su base de Pollensa.

Tambi�n fue atacado Castell�n y su puerto antes de su toma por las tropas rebeldes a mediados de junio. Fue bombardeado en la noche del 6 al 7, en la del 8 al 9 y en la del 9 al 10 de junio por hidroaviones He 59 de la Legi�n C�ndor (en el de la noche del 8 al 9 fue hundido el mercante ingl�s Isadora). Tambi�n fueron atacados los puertos de Gand�a (siete veces), Denia (siete veces; en el del 9 de junio fue hundido el mercante franc�s Brisbane), Villajoyosa (dos veces) y Sagunto (seis veces). Asimismo fueron bombardeadas estaciones de ferrocarril y nudos de carreteras del interior: Algemes� (tres veces), Carcagente, Alcira.[140]

El puerto y la ciudad de Cartagena fueron bombardeados el 12 de julio causando cerca de 50 muertos entre la poblaci�n civil y m�s de 100 heridos (en cuanto al n�mero de v�ctimas este fue el bombardeo m�s devastador que sufri� Cartagena en toda la guerra).[141]

Catalu�a tambi�n fue bombardeada en junio y julio mientras se desarrollaba la ofensiva del Levante hacia Valencia. El puerto de Barcelona fue bombardeado en junio el 3, 4, 6 (alcanzando varios barcos y los dep�sitos de Campsa, causando un enorme humareda que afect� a casi toda la ciudad), 15, 16, 19 y 22. El m�s grave fue este �ltimo pues las bombas cayeron en la ciudad, causando numerosas v�ctimas. Tarragona y su puerto sufrieron bombardeos el 3 (doce muertos, entre ellos tres mujeres, y 25 heridos), 6, 16 y 22 de junio y el 12 de julio. Tambi�n fueron bombardeadas ciudades que no ten�an puerto. Los ataques m�s duros fueron los que sufrieron el d�a 8 de junio la ciudad de Figueras (cuarenta muertos y unos cincuenta heridos, entre ellos pacientes, m�dicos y enfermeras del hospital militar que fue alcanzado por las bombas); el 29 de junio Blanes (hubo 9 muertos y 39 heridos), ataque que motiv� una nota de protesta del embajador espa�ol en Londres ante el Foreign Office al considerar que la "nueva agresi�n de la aviaci�n germano-italiana al servicio de los rebeldes" se hab�a realizado sobre una poblaci�n que no ten�a "ning�n objetivo de car�cter militar"; y el 30 Badalona (65 muertos y 200 heridos graves).[142]​ Badalona volvi� a ser bombardeada los d�as 4, 5, 9 y 18 de julio, teniendo como objetivo la f�brica Cros pero afectando tambi�n a la ciudad (el ataque del d�a 5 caus� 15 muertos y 25 heridos). El d�a 4 de julio fue bombardeada una f�brica de municiones en Gav�, causando 10 muertos y 25 heridos.[143]​ El 19 de julio fue atacada Barcelona y una de las bombas cay� en la catedral, lo que tuvo una gran repercusi�n en la prensa internacional. El diario brit�nico The Daily Telegraph reprodujo una foto a tres columnas bajo el t�tulo: "Air Raid Damage to Barcelona Cathedral!".[144]​ El 24 de julio fue bombardeada Sant Feliu de Gu�xols causando ocho muertos entre la poblaci�n civil.[145]

Los bombardeos republicanos sobre la retaguardia de la zona sublevada fueron muy escasos a partir de febrero de 1938. "En este hecho influy�, aparte de consideraciones pol�ticas y militares, la debilidad de la aviaci�n de bombardeo gubernamental". Mientras se produc�an las ofensivas de Arag�n y del Levante, entre marzo y julio de 1938, solo se registraron seis. El 3 de marzo, poco antes de iniciarse la ofensiva de Arag�n, fue bombardeada Cari�ena, causando dos muertos y varios heridos. El 2 de abril fue bombardeado Toledo, causando once muertos y 47 heridos. El 11 de abril de 1938, a punto de concluir la ofensiva de Arag�n con la llegada de los rebeldes al mar Mediterr�neo por Vinaroz, fue bombardeada Horta de San Juan, causando cinco v�ctimas mortales, tres de ellas mujeres, el 15 de abril las afueras de Sort, causando la muerte de 4 hombre y 3 mujeres, y el 23 Ser�s, muriendo una mujer. El 30 de mayo Palma de Mallorca fue bombardeada por �ltima vez por una escuadrilla de �Katiuskas�, ocasionando un muerto y diez heridos y da�ando un mercante. Durante los dos meses siguientes los parte de guerra del bando sublevado no mencionan ning�n bombardeo sobre su retaguardia.[146]

Los bombardeos durante la batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938)

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Mapa de la zona donde se desarroll� la Batalla del Ebro.

El 25 de julio de 1938 el Ej�rcito republicano en Catalu�a cruz� en barcazas por sorpresa el r�o Ebro entre Mequinenza y Amposta con el objetivo de atacar desde el norte al ej�rcito franquista que se acercaba a Valencia. Fue el inicio de la batalla del Ebro que se convirti� para ambos bandos en una dura lucha de desgaste.[147]​ El grueso del Ej�rcito republicano lleg� a las puertas de Gandesa pero no logr� tomar esta localidad debido a la fuerte resistencia que opusieron las unidades de regulares y de legionarios que la defend�an y sobre todo porque inexplicablemente la aviaci�n republicana no protegi� el avance y la Legi�n C�ndor enviada r�pidamente por el general Franco domin� los aires y bombarde� y ametrall� constantemente las posiciones republicanas. As� que hacia el 2 o el 3 de agosto la maniobra republicana hab�a fracasado ya que no se iba a producir ninguna irrupci�n de unidades republicanas en el territorio dominado por los sublevados.[148]​ A partir de ese momento las operaciones se centraron en la bolsa de territorio ganado por los republicanos al sur del Ebro, que estos defendieron a toda costa mientras que los sublevados intentaban desalojarlos de all� (a pesar de que algunos de los colaboradores del general Franco le aconsejaron que abandonara el frente del Ebro una vez detenido el avance republicano y reemprendiera la campa�a contra Valencia, pero Franco pens�, sin embargo, "que con la ayuda constante que recib�a desde Alemania e Italia en aviaci�n y artiller�a pesada, con su mayor flexibilidad log�stica (frente a un enemigo que no pod�a llevar refuerzos a sus tropas por estar cerrada la frontera francesa) y con el virtual bloqueo mar�timo de las costas, podr�a destruir lentamente lo mejor de las fuerzas de la Rep�blica").[149]​ Despu�s de tres meses de duros combates, que causaron m�s de 60.000 bajas por cada bando, los republicanos tuvieron que retirarse y volver a cruzar el Ebro en sentido contrario. El 16 de noviembre lo hac�an las �ltimas unidades poniendo fin as� a la batalla del Ebro, la m�s larga de la guerra y que supuso una nueva victoria para el bando sublevado.[150]

Durante la �ltima semana de julio y el mes de agosto de 1938 la aviaci�n del bando sublevado adem�s de bombardear las posiciones republicanas al otro lado del Ebro y los puentes y medios de paso tendidos sobre el r�o, tambi�n se concentr� en las comarcas de Tarragona por donde hab�an de pasar los refuerzos republicanos que se dirig�an al frene del Ebro. As� Tarragona fue bombardeada diez veces entre el 25 de julio y el 3 de agosto (y tres veces m�s el resto del mes), causando pocas v�ctimas debido a que la mayor�a de los tarraconenses viv�a en las afueras o se hab�an resguardado en la red de refugios que se hab�an construido. Tambi�n fueron bombardeadas Reus (9 veces), Falset (dos veces), Mars�, La Ametlla, Cambrils (cuatro veces), Hospitalet del Infante (cuatro veces), Vandell�s, La Ampolla (dos veces), Altafulla, Perell�. La mayor�a de estos ataques fueron realizados por los hidroaviones He 59 de la Legi�n C�ndor con base en Pollensa que al atacar a baja altura sufrieron notables p�rdidas.[151]​ Tambi�n fueron bombardeadas otras localidades catalanas situadas m�s al norte, como la propia Barcelona (bombardeada los d�as 3, 4 y 19 de agosto, siendo especialmente virulento el �ltimo), adem�s de Sitges (dos veces), Santa Margarita y Monj�s, Rosas, Palam�s, San Vicente de Calders, Vendrell.[152]

Al mismo tiempo la marina de guerra sublevada y la Aviaci�n Legionaria bombardearon los puertos y ciudades del litoral valenciano: Gand�a (cuatro veces; hundiendo en una de ellas el vapor Dellwyn), Sagunto (cuatro veces; los ataques obligaron a trasladar dos industrias de guerra a Cieza en el interior de Murcia junto con sus cerca de 1000 obreros acompa�ados de sus familias), Valencia (10 veces), Villajoyosa (dos veces), Torrevieja (19 muertos y 45 heridos) [153]​ y Alicante (ocho veces; en el ataque del 30 de agosto hubo 5 muertos).[154]

En la provincia de Murcia fue bombardeada �guilas el d�a 3 de agosto (causando once muertos, todos mujeres y ni�os, ya que las bombas cayeron en la proximidad del hospital y del edificio de asistencia social) y el d�a 31.[155]​ Asimismo Madrid continu� siendo bombardeada durante el mes de agosto, siendo especialmente virulento el ataque del d�a 16, que ocasion� gran n�mero de v�ctimas.[156]

En septiembre de 1938 los bombardeos de los sublevados mantuvieron los mismos objetivos. Las comarcas de Tarragona (Tarragona; Vendrell; Bellvey, tres muertos; San Vicente de Calders; Cambrils; La Ampolla) y el resto de Catalu�a (Palam�s, dos veces con el resultado de siete muertos y 40 heridos; San Feliu de Gu�xols; Puerto de la Selva; el aer�dromo de El Prat). El puerto de Barcelona fue bombardeado varias veces siendo da�ados varios barcos que estaban all� fondeados. En el ataque del 16 de septiembre tambi�n fue alcanzado el barrio de La Barceloneta, ocasionando la muerte de 31 personas y heridas a 120.[157]​ En el litoral valenciano fueron bombardeadas Valencia y su puerto (cuatro veces), Sagunto (tres veces), Gand�a (dos veces), Denia, Torrevieja y Alicante (tres veces). M�s al sur fue bombardeada Almer�a y su puerto en seis ocasiones. En la isla de Menorca fue bombardeada Mah�n en dos ocasiones (muriendo cuatro personas).[158]

Muchos de estos ataques a las localidades del litoral mediterr�neo fueron realizados por la noche por hidroaviones He 59 alemanes cuyo impacto sobre la retaguardia republicana fue muy importante, tal como lo relata un piloto de la aviaci�n republicana:[157]

Aunque los bombardeos diurnos causaban da�os, duraban pocos minutos y no desmoralizaban tanto a la poblaci�n de retaguardia como la presencia continua, durante las noches, de unos cuantos hidroaviones que, procedentes de las bases de Mallorca, se dedicaban a recorrer el litoral en vuelo rasante durante horas y m�s horas, arrojando de cuando en cuando una bomba o ametrallando si se presentaba la ocasi�n. La gente, privada de su descanso, ten�a los nervios destrozados y prorrump�a en invectivas contra la aviaci�n republicana, cuyas dificultades ignoraba. Al volar de noche, sin radio para mantener contacto con los puntos de vigilancia, localizar a un enemigo que pasaba a ras de los tejados era empresa casi imposible, y los hidroaviones se paseaban por la costa como Pedro por su casa

Pero el ataque a�reo m�s brutal del mes de septiembre de 1938 fue el que sufri� Alcoy, que hasta entonces nunca hab�a sido bombardeado, los d�as 20, 22 y 23 de septiembre a cargo de diez Savoia-Marchetti S.M.79 en cada una de las incursiones dirigidas hacia varias f�bricas, la central hidroel�ctrica y un cuartel. El resultado fueron unos 50 muertos (muchos de ellos obreros y obreras de las f�bricas), gran n�mero de heridos y 55 edificios destruidos y 11 seriamente afectados por sus due�os. Y cundi� el p�nico entre la poblaci�n (incluso unas veinte enfermeras abandonaron el hospital) y hubo saqueos de las casas abandonadas a toda prisa.[158]

Un Dornier Do-17 de la Fuerza A�rea Finlandesa como los utilizados por la Legi�n C�ndor.

En el mes de octubre continuaron los bombardeos de los sublevados sobre los mismos objetivos que los de los dos meses anteriores. Barcelona y su puerto fueron atacados ocho veces, siendo alcanzados los barcos mercantes ingleses Gothic, Thorpebay, Blam Hill, Stancraf y African Explorer, y el submarino republicano C-1 que fue hundido el 13 de octubre, aunque los cazas republicanos actuaron y alcanzaron varios aparatos Savoia-Marchetti S.M.79 italianos, pero sin conseguir derribarlos. El ataque m�s duro fue el d�a 21 de octubre, en el que hubo 24 muertos y 40 heridos, y sobre el que una comisi�n internacional dictamin� que deliberadamente se puso "en peligro las vidas de los habitantes de una parte densamente poblada de la ciudad". Estos bombardeos contra la poblaci�n civil tuvieron un dram�tico �xito cuando fue alcanzado un tres pasajeros que estaba parado en la estaci�n de San Vicente de Calders con un resultado de 30 muertos y m�s de 100 heridos. Tambi�n fueron bombardeados Tarragona y su puerto (tres veces), Valencia y su puerto (en nueve ocasiones), Cullera, Alicante y su puerto, Denia (tres veces; el del d�a 18 de octubre caus� 12 muertos y 18 heridos), Alcoy (tres mujeres fallecidas), �guilas y Cartagena (dos veces).[159]​ Asimismo Alcal� de Henares (afectando al manicominio de esa localidad y causando 16 muertos y 67 heridos), Figueras, Puerto de la Selva. Los aviones italianos con base en Mallorca sufrieron un accidente al despegar el 9 de octubre (quedando destruidos dos bombarderos y seis cazas Fiat C.R.32) y el 28 de octubre tuvo otro accidente un hidroavi�n CANT Z.506 en el que muri� el piloto, el teniente coronel Ram�n Franco Bahamonde, hermano del "General�simo". El aparato se dirig�a desde Mallorca a Valencia para bombardearla.[160]

Pero la novedad m�s importante de este mes de octubre de 1938 fueron los propagand�sticos "bombardeos del pan" realizados por aviones del bando sublevado sobre las hambrientas ciudades republicanas. El motivo que dieron los sublevados fue:[161]

Hoy, dos a�os despu�s, la Espa�a Nacional celebra el 1 de octubre como la Fiesta del Caudillo, en homenaje a su salvador. En plena guerra, el frente nacional ofrece victorias constantes y la retaguardia una normalidad absoluta. De nada se carece en la zona de la aut�ntica Espa�a, ni de art�culos de primera necesidad, ni de art�culos de lujo. Pan para todos los espa�oles, tabaco en abundancia para todos los fumadores. Estos son dos art�culos que se encuentran en cualquier parte de la Espa�a Nacional. En Zona Roja, sin embargo, se carece de ambos. Al celebrarse la gran fiesta nacional, los espa�oles de Franco han querido dedicar un recuerdo a sus hermanos en campo enemigo y han decidido enviarles precisamente esas dos cosas: pan y tabaco

El primero de estos "bombardeos" de propaganda tuvo lugar el d�a 3 sobre Madrid (doce aviones lanzaron sacos de pan, operaci�n que se volver�a a repetir el 15 de octubre), un d�a despu�s de que la ciudad hubiera duramente bombardeada "b�rbara y cobardemente causando bajas en la heroica poblaci�n civil, en su mayor�a mujeres y ni�os", seg�n un discurso pronunciado por el jefe del Ej�rcito del Centro, el coronel Segismundo Casado. El 4 de octubre fue el turno de Barcelona, sobre la que varios hidroaviones de la Legi�n C�ndor lanzaron doce mil panecillos de pan y tabaco. Ese mismo d�a tambi�n hubo un "bombardeo del pan" sobre Palam�s. El d�a 5 el "bombardeo del pan" fue sobre Mah�n. Y el d�a 6 de octubre sobre Alicante, cuando dos hidroaviones CANT Z.506 de la base de Pollensa arrojaron unos 20 sacos de pan. Seg�n un informe oficial republicano los panecillos ca�dos sobre Alicante iban envueltos en papel de seda con la siguiente inscripci�n:[162]

En la Espa�a nacional, una, grande y libre, no hay un hogar sin lumbre ni una familia sin pan. Vuestros jefes exportan las cosechas y malgastan el oro en propagandas calumniosas o en comprar armas con que prolongar vuestra agon�a. La Espa�a nacional siente la angustia que padec�is y os env�a una muestra de su recuerdo para los ni�os, las mujeres y los ancianos. Todo es mentira, todas las propagandas rojas. �ste el pan de cada d�a en la Espa�a de Franco, el que guardamos en nuestros graneros para compartirlo el d�a de la liberaci�n con los hermanos cat�licos.

La respuesta de las autoridades republicanas fue "bombardear" con calcetines, medias, camisas y tejidos en general, sobre distintas localidades de la zona sublevada y especialmente su capital, Burgos, aunque la realidad de estas acciones est� por confirmar.[163]​ Por su parte el ayuntamiento de Madrid respondi� con una nota el 4 de octubre en la que se dec�a:[164]

El pueblo de Madrid, rebosante de dignidad, se ha negado a comer el pan arrojado de esa manera y lo ha entregado a los departamentos municipales y establecimientos militares. Quienes con instintos de fieras han ametrallado y siguen ametrallando a las mujeres y ni�os, quienes est�n sembrando el luto y la desolaci�n en los pueblos, quienes bombardean poblaciones civiles, haciendo v�ctimas de su vesan�a y de su cobard�a a tantas mujeres y ni�os, destroz�ndoles, no podr�n hacerse creer como personas honradas antes quienes siente la dignidad propia de seres humanos y de antifascistas

Sin embargo, el hambre en Madrid era tan grande que algunos testigos refieren que "a pesar de la actuaci�n de los guardias rojos el pueblo de Madrid se abalanzaba sore el pan, escondi�ndolo para evitar ser detenidos".[165]

En noviembre de 1938, cuando se consum� el fracaso de la ofensiva republicana del Ebro, continuaron los bombardeos sobre Catalu�a, sobre todo contra Barcelona y su puerto. En el del d�a 1 uno de los cinco bombardero Savoia-Marchetti S.M.81 fue derribado por las defensas antia�reas y sus seis tripulantes italianos fueron hechos prisioneros. Los ataques a Barcelona continuaron los d�as 6, 12, 13 (fue alcanzado el mercante brit�nico Lake-Hallwill), 23 (hubo 44 muertos y unos 90 heridos), 24, la noche del 25 al 26, el d�a 28 (siendo alcanzado el buque Villa de Madrid). Tambi�n fueron bombardeadas la central el�ctrica de San Adri�n de Bes�s (hubo 17 muertos), Badalona (dos veces; en el ataque del d�a 19 murieron dos ni�os, cuatro mujeres y un hombre y 35 personas m�s resultaron heridas), Villanueva y Geltr�, Tarragona (el d�a 5 de noviembre soport� siete incursiones; el d�a 6 dos, una de la Legi�n C�ndor en la que participaron por primera vez los Junkers Ju 87 Stuka, y otra de la Aviaci�n Legionaria, resultando muertas 7 personas y heridas 32; el d�a 25 volvi� a ser bombardeada), Valls (su aer�dromo), Reus (dos veces, especialmente su aer�dromo), Salou (su aer�dromo), Borjas Blancas (hubo 8 muertos y 75 heridos entre la poblaci�n civil y m�s de 40 edificios quedaron completamente destruidos), Artesa de Segre, Puerto de la Selva (dos veces), San Feliu de Gu�xols (tres veces; uno de los ataques caus� 14 muertos, entre ellos un ni�o), Palam�s (dos veces; hubo 8 muertos) y Rosas,.[166]

Tambi�n prosiguieron los ataques sobre Valencia y su puerto (los d�as 1, 3, 8, 9, 12, 13, 14, 25 y 28 de noviembre), las estaciones de Alcira y Segorbe, una f�brica de Carcagente, Denia (en dos ocasiones; en la primera los dos hidroaviones He 59 atacantes fueron alcanzados), Sagunto (dos veces), Gand�a y Alicante. En esta �ltima ciudad el 20 de noviembre, aniversario del fusilamiento de Jos� Antonio Primo de Rivera cuatro aviones italianos arrojaron sobre la c�rcel flores y proclamas. Los ramos iban envueltos en cuartillas que dec�an:[167]

La Aviaci�n Nacional, en nombre y representaci�n del pueblo espa�ol, dedica este tributo de flores arrojadas desde las alturas a la memoria eterna del primero de los camaradas de la Falange, JOS� ANTONIO PRIMO DE RIVERA, Capit�n de nuestras Escuadras de ca�dos, creador y profeta de nuestro Movimiento, asesinado por las hordas marxistas en la prisi�n de Alicante el 20 de noviembre de 1936 cuando en Espa�a empezaba a amanecer. JOS� ANTONIO PRIMO DE RIVERA. �PRESENTE! �ARRIBA ESPA�A!

Los bombardeos artilleros sobre Madrid continuaron (especialmente duro fue el del d�a 2 de noviembre que caus� numerosas v�ctimas). Tambi�n sufrieron bombardeos, esta vez a�reos, Cartagena (atacada los d�as 4, 5, 6, 7 y 15 de noviembre), el puerto de �guilas (siendo alcanzado el mercante brit�nico Eleny) y Almer�a (siendo averiados tambi�n dos mercantes brit�nicos, el Margaret Rose y el York Berrok).[168]

Durante la batalla del Ebro, como ya ven�a sucediendo desde febrero de 1938, los bombardeos republicanos sobre la retaguardia de la zona sublevada fueron muy escasos. En agosto y septiembre los partes de guerra franquistas no reflejan ning�n bombardeo, excepto el del 30 de septiembre sobre Alcal� la Real, que caus� tres muertos y nueve heridos. En octubre hubo algo m�s de actividad. El d�a 1 fue bombardeada Segovia (hubo tres muertos y varios heridos); el 25 Aguilar (un muerto y 43 heridos); el 28 Toledo, Pe�arroya y Baena (en esta �ltima localidad murieron 10 personas y fueron heridas 16); el 29 el puerto de Motril (causando varios heridos).[169]

El 7 de noviembre se produjo el bombardeo de Cabra, "el m�s m�s mort�fero de los bombardeos realizados por la aviaci�n republicana en toda la guerra". Hacia las 7 y media de la ma�ana del 7 de noviembre tres bombarderos Tupolev SB-2 Katiuskas bombardearon la localidad cordobesa causando, seg�n el parte de guerra franquista, 86 muertos y 117 heridos, en su totalidad civiles y en gran n�mero mujeres y ni�os.[170]​ De acuerdo con los testimonios de uno de los observadores de los Katiuska que participaron en el ataque el servicio de informaci�n de su formaci�n fue advertido de la presencia en Cabra de una unidad italiana de paso. Pilotos y observadores esperaban encontrar un campamento de tiendas en las inmediaciones de la localidad y veh�culos militares por todas partes. Al llegar pudieron ver fugazmente gran n�mero de tiendas en la plaza central de Cabra (que resultaron ser el mercado, no un campamento militar) y atacaron muy r�pidamente.[4][171]​ En ese mes de noviembre tambi�n fueron bombardeados Talavera de la Reina (el d�a 2, ataque en el que resultaron muertas 15 personas), Belmez (los d�as 4 y 6; hubo tres heridos) y Campanario (el d�a 17, resultando cuatro personas muertas).[170]

Del inicio de la ofensiva de Catalu�a al final de la guerra (diciembre de 1938-marzo 1939)

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Espa�a en febrero de 1939 despu�s de la ca�da de Catalu�a

En las tres primeras semanas de diciembre, antes de que se iniciara la ofensiva sobre Catalu�a, fueron bombardeados Barcelona y su puerto (el 5 y el 12), Valencia (el 2 y el 14, siendo da�ados dos mercantes y dos petroleros), Sagunto, Alicante, Borjas Blancas, Cervera, Palam�s, Matar�, Reus, Comarruga, Vendrell, Tarragona (el 2 y el 20; este �ltimo ataque fue efectuado por veinte Heinkel He 111 escoltados por 8 cazas Messerschmitt Bf 109 que ocasionaron una gran destrucci�n pero ninguna v�ctima porque la parte baja de la ciudad hab�a sido abandonada por la poblaci�n), Perell� (que fue bombardeado brutalmente los d�as 15, 16 y 17 de diciembre, dejando el pueblo transformado en un mont�n de ruinas; murieron al menos veinte personas y no fueron muchas m�s porque la mayor�a de sus habitantes hac�a tiempo que viv�an en las numerosas cuevas de los barrancos que rodeaban la localidad).[172]

La ofensiva de Catalu�a comenz� el 23 de diciembre de 1938 avanzando las tropas franquistas desde el sur y desde el oeste, encontrando una fuerte resistencia durante las dos primeras semanas pero sobre el d�a 6 de enero los restos del Ej�rcito del Ebro hab�an quedado casi completamente diezmados, mientras que el Ej�rcito del Este se bat�a en retirada.[173]​ A partir de entonces el avance del ej�rcito franquista fue imparable gracias especialmente a su superioridad a�rea por la presencia permanente de la Legi�n C�ndor, de la Aviaci�n Legionaria y de la aviaci�n franquista propiamente dicha y a que los puertos fueron bombardeados por la aviaci�n y por la flota del bando sublevado impidiendo la llegada de material para las fuerzas republicanas.[174]​ Mientras, los destrozados ej�rcitos republicanos se retiraron hacia la frontera francesa acompa�ados por una inmensa muchedumbre de civiles y de funcionarios y de autoridades que colapsaba las carreteras. El 15 de enero los sublevados ocupaban Tarragona, el 26 de enero Barcelona sin encontrar apenas resistencia y el 4 de febrero Gerona. El 11 de febrero los �ltimos soldados republicanos cruzaban la frontera francesa.[175]

Durante la campa�a de Catalu�a fueron bombardeadas pr�cticamente todas las localidades catalanas importantes que no hab�an sido ocupadas a�n por los sublevados y especialmente los puertos y las poblaciones costeras. El d�a de Navidad fue bombardeada Ponts (veinte muertos), Borjas Blancas y Castelldans, mientras los hidros bombardeaban y ametrallaban las estaciones de ferrocarril de Tarragona, San Vicente de Calders y Torredembarra. El d�a 26 de diciembre fue bombardeada Reus (ocho mujeres murieron) y el 27 fue bombardeada Barcelona y su puerto, siendo alcanzados dos buques mercantes, Cervera, T�rrega, Mollerusa y Cubells as� como, de nuevo, la estaci�n de San Vicente de Calders. El 28 fueron bombardeadas Comarruga, San Vicente de Calders, Hospitalet del Infante, Reus y el puerto de Barcelona (actuando los cazas republicanos). El 29 fueron bombardeadas y ametralladas Vilaseca, Altafulla, San Vicente de Calders, Mil�, Cubellas, Vilallonga del Campo y Vallmoll. El 31 de diciembre de 1938 fue bombardeado el centro de la ciudad de Barcelona, causando m�s de 50 muertos y unos 100 heridos.[176]

Escuadrilla de Stukas como los utilizados por la Legi�n C�ndor en la ofensiva de Catalu�a.

A medida que el ej�rcito franquista se iba acercando, Tarragona fue bombardeada cada vez con mayor intensidad. El 4 de enero fue atacada dos veces (un Heinkel He 111 fue derribado por un caza republicano). Los bombardeos volvieron los d�as 6 (hundiendo el patrullero V-11 fondeado en el puerto) y 9 (cinco muertos), pero el m�s violento fue el del 14 de enero, el d�a anterior a la entrada de las tropas franquistas en la ciudad (participaron en el ataque 96 aviones de la Legi�n C�ndor, entre bombardeos y cazas), e incluso el mismo d�a 15 fue bombardeado el puerto por Junkers Ju 87 Stuka hundiendo el mercante Cabo Cullera. Lo mismo sucedi� antes de su ocupaci�n con Reus (bombardeada los d�as 4, 5, 6, 12 y 14 de enero), Valls (bombardeada los d�as 6 y 14 de enero) o La Espluga de Francol� (atacada el 1 de enero con el resultado de siete personas muertas).[177]

Tambi�n Barcelona fue bombardeada a lo largo de enero de 1938 antes de que las tropas rebeldes ocuparan la ciudad el d�a 26. As� la ciudad sufri� ataques a�reos los d�as 4, 8, 9, y 16 (d�a en que los cazas "Mosca" republicanos alcanzaron a varios bombardeos Savoia-Marchetti S.M.79 italianos), y entre los d�as 21 y 25 de febrero sufri� casi 40 bombardeos, la intensidad m�s elevada de toda la guerra. Estos �ltimos bombardeos tuvieron un efecto devastador en el �nimo de los barceloneses, una de las razones por las que cuando entraron en la ciudad los sublevados el d�a 26 no encontraron ninguna resistencia. As� lo confirma un testigo:[178]

Los repetidos ataques a�reos tienen abatidos los �nimos. Much�simos ciudadanos, que acaso dudar�an en rendirse a causa de sus convicciones ideol�gicas, rendir�anse diligentes para terminar de una vez para siempre con el peligro mortal de las bombas. La parte de Barcelona m�s inmediata al puerto, y en general todo el casco antiguo de la urbe, por su completa falta de animaci�n presenta el aspecto de un cementerio. La mayor parte de los establecimientos comerciales cerraron sus puertas. Los inquilinos de estas v�as abandonan los pisos, traslad�ndose a casas de amigos y conocidos. Nadie habita la Barceloneta. Barcelona casi termina en la Plaza de Catalu�a. Por el Paralelo no circula ni un alma viviente...

Entre las ca�das de Tarragona y Barcelona fueron bombardeadas casi todas las localidades situadas entre ellas. Entre los d�as 18 y 21 de enero Sitges, Villanueva y Geltr� y Villafranca del Panad�s fueron bombardeadas desencadenando el p�nico entre la poblaci�n y numerosas v�ctimas. El 19 de enero fue atacada Manresa y al d�a siguiente Vich y Manlleu, produci�ndose numeros�simas v�ctimas; el 23 Martorell (hubo ocho muertos) y el 25 Monistrol de Montserrat (que qued� pr�cticamente en ruinas). Los d�as 24, 25 y 26 fue bombardeada Granollers, causando m�s de 30 v�ctimas mortales "pero los da�os no fueron tan considerables como los del salvaje bombardeo del 31 de mayo de 1938". El 25 fue bombardeada Arenys de Mar y el 26, el mismo d�a en que las tropas franquistas entraban en Barcelona, eran bombardeadas Malgrat, El Masnou y Premi� de Mar. Los d�as 28 y 29 de febrero se produjeron los bombardeos de La Garriga, en los que resultaron muertas 14 personas. Al ser inscritas en el registro civil se especific� que el motivo de su muerte hab�a sido el "bombardeo que sufri� [la localidad] con ocasi�n de su liberaci�n por el glorioso ej�rcito nacional".[179]

Tras la toma de Barcelona los bombardeos se centraron en la provincia de Gerona, que era ya el �ltimo reducto republicano en Catalu�a. Pero estos bombardeos, seg�n Sol� i Sabat� y Villarroya, fueron "totalmente inadmisibles" porque "entre la Ciudad Condal y la frontera no hab�a ninguna unidad militar republicana organizada... y lo que s� hab�a entre Barcelona y la frontera eran decenas de miles de personas que hu�an a Francia. Los caminos y las carreteras estaban llenos de gente aterrorizada y fam�lica". En cambio "la aviaci�n franquista continu� todav�a bombardeando y ametrallando ciudades y pueblos de la provincia de Gerona, buscando supuestos objetivos militares, cuya destrucci�n en nada cambiar�a ya el curso de la guerra, y causando una gran mortandad entre la poblaci�n civil que hu�a".[180]

La ciudad de Gerona, que no hab�a sufrido pr�cticamente ning�n bombardeo importante desde la primavera de 1938, fue atacada pr�cticamente a diario desde el 27 de enero hasta su ca�da el 5 de febrero, causando 30 muertos, pero el n�mero debi� de ser muy superior debido a que hab�a muchas personas de paso en la ciudad que no fueron registradas. Otras localidades gerundenses tambi�n fueron bombardeadas esos d�as: Ribas de Freser, San Quirico de Besora, Campdev�nol (hubo 35 muertos), Sils, Massanet de la Selva, San Hilario Sacalm, La Bisbal del Ampurd�n (atacada el 3 de febrero, causando m�s de 20 muertos y una gran destrucci�n; el p�nico se apoder� de la gente y el casco urbano qued� desierto), Palam�s (dos veces), Rosas, Puerto de la Selva (dos veces), Ripoll (cuatro veces, siendo el ataque m�s duro el del 5 de febrero, que caus� m�s de 20 muertos, entre ellos tres mujeres y dos ni�os, adem�s una docena de soldados en retirada).[181]​ El aer�dromo de Vilaju�ga fue uno de los objetivos m�s atacados por la aviaci�n franquista ya que en los momentos finales de la campa�a de Catalu�a era el m�s importante y pr�cticamente el �nico que quedaba en manos de la aviaci�n republicana.[182]

En la �ltima semana de la campa�a de Catalu�a (entre la toma de Gerona el 5 de febrero y el d�a 10 en que los sublevados cerraron la frontera francesa) continuaron los bombardeos, especialmente sobre Figueras, que ya hab�a sufrido dur�simos bombardeos los d�as 26, 27 y 30 de enero y los d�as 3 (murieron 83 personas, de ellas 49 desconocidos que estaban de paso y 25 ni�os) y 4 de febrero. Los d�as 6 y 7 de febrero Figueras, la �ltima poblaci�n importante entre Gerona y la frontera y paso obligado para todos los soldados y civiles que hu�an a Francia, volvi� a ser bombardeada. Se desconoce el n�mero total de v�ctimas de estos bombardeos sobre una poblaci�n atestada de gente por la que pasaban a diario unas 50.000 personas. La cifra de 200 v�ctimas mortales aportada por algunos investigadores seguramente se queda corta. Un habitante de la localidad que entr� en la misma con las tropas sublevadas realz� que el aspecto de Figueras "era desolador. Las calles llenas de ruinas y cascotes, muchas casas derruidas. Algunas casas iban ardiendo...". Los historiadores Sol� i Sabat� y Villarroya no encuentran justificaci�n a estos bombardeos a los que califican de "gratuitos y terroristas... que solamente contribuyeron a aumentar la angustia y la mortandad entre la poblaci�n civil figuerense y las riadas de fugitivos".[183]​ Los bombardeos finalizaron cuando, seg�n el parte de guerra del bando sublevado del d�a 10 de febrero de 1939, "nuestras fuerzas han alcanzado victoriosamente, en el d�a de hoy, todos los pasos de la frontera francesa desde Puigcerd� hasta Portbou. La guerra en Catalu�a ha terminado".

Durante el mes y medio de la ofensiva de Catalu�a, tambi�n fueron bombardeados las ciudades y los puertos de Valencia y de Murcia. Valencia y su puerto fueron atacados el 28 y el 30 de diciembre, los d�as 3, 8, 14, 19, 22 y 25 de enero y el 2, 8, 9, y 10 de febrero. Alicante y su puerto el 26 de diciembre, el 25 y el 26 de enero y el 4 y el 6 de febrero; Gand�a (el 21 y el 27 de diciembre y el 27 de enero) y Denia (el 21 de diciembre y el 14, el 21 y el 27 de enero). Cartagena fue bombardeada el 27 de diciembre y el 1 de enero.[184]

Tras el final de la campa�a de Catalu�a, los bombardeos continuaron sobre la zona Centro-Sur republicana aunque con menor intensidad, y los objetivos principales fueron los puertos de litoral de Valencia, Alicante y Murcia, exceptuando alg�n ataque a ciudades situadas m�s al interior, como Alcoy (atacada el 29 de enero, causando dos muertos, y los d�as 9 y 11 de febrero, causando grandes da�os en las f�bricas), Manuel (el 11 de febrero fue bombardeada la estaci�n de ferrocarril, causando cinco muertos y numerosos heridos) o J�tiva. Probablemente el bombardeo de J�tiva del domingo 12 de febrero fue el m�s duro del final de la guerra civil, ya que el ataque a la estaci�n de ferrocarril y a sus alrededores caus� cerca de 130 muertos, en su mayor�a soldados de la 49.� Brigada Mixta y de otras unidades que ven�an del frente de La Mancha para descansar, adem�s de unos 30 civiles, 14 de ellos mujeres. Tambi�n hubo alg�n bombardeo espor�dico sobre Guadalajara o Madrid.[185]

Uno de los objetivos prioritarios de los �ltimos bombardeos de la guerra fue Cartagena y su puerto, donde se encontraba anclada la flota republicana (hasta que el 5 de marzo abandon� Cartagena al estallar una sublevaci�n profranquista y huy� al puerto de Bizerta en T�nez, donde se entreg� a las autoridades francesas del protectorado). Cartagena fue bombardeada los d�as 1, 5, 7, 8, 9, 10, 13 y 28 de febrero, ofreciendo resistencia los cazas republicanos y la defensa antia�rea, que alcanzaron varios aparatos aunque sin conseguir derribar ninguno. Los ataques continuaron en marzo, los d�as 1, 2, 5, 6, 10 y 15. En el ataque del 5 de marzo llevado a cabo por cinco Savoia-Marchetti S.M.79 fueron alcanzados 4 destructores, los dep�sitos de combustible y el Arsenal. El �xito de este bombardeo se explica porque ese d�a las defensas antia�reas no actuaron ya que estaban en manos de los sublevados profranquistas. Esta acci�n contribuy� a desmoralizar a las dotaciones de los barcos de guerra que ese mismo d�a abandonaron la base de Cartagena.[186]

Alicante y su puerto fueron atacados los d�as 12 (dos muertos), 13, 14, 15, 18 (diez muertos), 19 y 21 (siete muertos) de febrero y los d�as 1, 6, 9 y 25 de marzo. El puerto de Valencia fue bombardeado por la Aviaci�n Legionaria los d�as 2, 8, 9, 10, 11, 12, 15, 16, 27 y 28 de febrero; y los d�as 1, 5, 7, 11, 14, 18, 20, 21 y 22 de marzo. En algunas ocasiones estos ataques encontraron una fuerte resistencia de los cazas republicanos y una fuerte defensa antia�rea, sufriendo da�os algunos de los aviones atacantes. Gand�a y su puerto fueron atacados los d�as 19, 20 y 28 de febrero y el 1, 6, 9 y 25 de marzo. Denia fue bombardeada el d�a 2 de marzo y Torrevieja y Santa Pola el 6 de marzo. En el interior, Madrid fue bombardeada intensamente por la artiller�a los d�as 13, 15 y 16 de febrero, ocasionando algunas v�ctimas, y Guadalajara fue bombardeada desde el aire los d�as 11, 16, 18 y 22 de marzo.[187]

Durante la segunda quincena del mes de marzo los bombardeos fueron muy espor�dicos. Seg�n los partes de guerra republicanos entre el 21 y el 25 de marzo fueron bombardeados Valencia, Aranjuez, Oca�a, Alcal� de Henares y Alicante. Esta �ltima ciudad fue bombardeada el 25 de marzo, siendo el �ltimo bombardeo que consta en los partes de guerra republicanos.[188]​ El �ltimo bombardeo de la Guerra Civil Espa�ola fue el que efectuaron el 28 de marzo cinco Savoia-Marchetti S.M.79 que descargaron veinte bombas de 250 kg. sobre el puerto de Gand�a.[186]

Las consecuencias de los bombardeos

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Las ciudades devastadas

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Barcelona fue una de las ciudades m�s castigadas por los bombardeos, llevados a cabo casi exclusivamente por la Aviaci�n Legionaria con base en la isla de Mallorca, cuyos aviones actuaban con total impunidad al cruzar el mar ya que no pod�an ser detectados al no existir el radar (esta fue una de las ense�anzas de la guerra civil espa�ola: que los aviones procedentes del mar eran pr�cticamente invulnerables). Los ataques se dirigieron al puerto y sus inmediaciones pero tambi�n al centro la ciudad, sobre la que los bombarderos italianos emplearon una nueva t�ctica para aterrorizar a�n m�s a la poblaci�n civil: en lugar de concentrar todos los aviones y de lanzar las bombas en un momento determinado, bombardear en intervalos de modo que las sirenas cuando sonaban no se sab�a si anunciaban el fin de un ataque o el inicio de otro nuevo, como lo pudieron comprobar los barceloneses en el que probablemente sea el ataque m�s terrible de la guerra, los bombardeos a�reos de Barcelona en marzo de 1938, que provoc� un amplio rechazo internacional, incluido el del Vaticano, y que hab�a seguido a los tambi�n dur�simos bombardeos a�reos de Barcelona en enero de 1938.[189]​ En cuanto al puerto, seg�n relata un testigo:[190]

Era terrible el aspecto que ofrec�a el puerto de Barcelona a la entrada de las tropas nacionales [el 26 de enero de 1939]. Muelles destrozados, almacenes destruidos, vagones volcados, los dep�sitos de CAMPSA destruidos. Una parte considerable del puerto se encontraba obstruida por treinta y dos buques hundidos. Hay gran n�mero de barcos da�ados o incendiados

En cuanto a la ciudad, adem�s del barrio de La Barceloneta situado junto al puerto y que qued� pr�cticamente destruido y deshabitado, seg�n Sol� i Sabat� y Villarroya:[191]

Los bombardeos italianos dejaron una profunda huella en el casco urbano de la ciudad. Particularmente afectadas resultaron zonas del centro hist�rico, hasta el punto de que las calles y edificios que imped�an la visi�n de la fachada principal de la catedral no fueron reconstruidos en la inmediata posguerra y en su lugar se abri� una gran plaza

El resto de ciudades de Catalu�a tambi�n se vieron muy afectadas por los bombardeos efectuados en su mayor�a por la Aviaci�n Legionaria italiana con base en Mallorca. En Tarragona el puerto ofrec�a un aspecto tan desolador como el de Barcelona (de hecho desde la primavera de 1938 la actividad portuaria hab�a sido pr�cticamente nula) y la ciudad tambi�n hab�a padecido grandes destrozos, especialmente el barrio mar�timo del Serrallo, por su proximidad al puerto. En un informe del ayuntamiento franquista enviado al gobierno civil a los tres meses de haber acabado la guerra se dec�a que 74 edificios hab�an sido completamente destruidos por los bombardeos y 522 parcialmente afectados. Las f�bricas completamente destruidas hab�an sido once.[191]​ En Reus la destrucci�n fue a�n mayor, pues resultaron destruidos 218 edificios y da�ados 587, lo que representaba el 21 % del total de la ciudad. De L�rida no se dispone a�n de un estudio detallado de los destrozos causados por los bombardeos, pero el bombardeo de L�rida de noviembre de 1937 y el que precedi� a su toma por las tropas sublevadas caus� grandes destrozos.[192]​ En Badalona las zonas m�s afectadas fueron las situadas alrededor de las �reas industriales (aunque las f�bricas siguieron funcionando). Una estad�stica de diciembre de 1938, un mes antes de su ocupaci�n por los rebeldes da la cifra de 172 edificios destruidos. El bombardeo de Granollers de mayo de 1938, que fue uno de los m�s duros de la guerra, destruy� 43 edificios.[193]Gerona sufrió daños considerables (118 edificios resultaron alcanzados por las bombas, entre ellos la catedral, según un informe presentado por el Ayuntamiento franquista en marzo de 1940), pero resultó menos afectada que las poblaciones costeras de su provincia. Así en San Feliu de Guíxols, que sufrió 35 bombardeos aéreos y 4 marítimos, fueron destruidos 528 edificios, entre ellos el ayuntamiento, lo que equivalía a la cuarta parte de los inmuebles; y en Palamós, bombardeada en 21 ocasiones, fueron completamente destruidos 175 edificios. En Figueras los edificios destruidos fueron 560, lo que representa casi la cuarta parte del casco urbano.[194]​ Poblaciones más pequeñas de Cataluña fueron casi completamente arrasadas como Colera y Portbou cerca de la frontera francesa y, sobre todo, Perelló en las comarcas de Tarragona.[195]

Madrid fue junto con Barcelona la ciudad republicana que sufrió más destrozos, porque durante toda la contienda fue frente de guerra y a los ocasionados por los bombardeos aéreos de noviembre y diciembre de 1936 se añadieron los bombardeos artilleros que no cesaron desde entonces. Así hubo barrios, como el barrio de Argüelles, que quedaron prácticamente destruidos, y determinadas calles y avenidas (como la Gran Vía apodada la "Avenida del Quince y Medio" por el calibre de los proyectiles que caían sobre ella) fueron blanco continuo del fuego artillero. Numerosos edificios históricos resultaron afectados, desde el Palacio Real al Museo del Prado. A comienzos de 1938 se hizo un estudio del estado de 7.922 casas, según el cual, 146 estaban destruidas, 219 semidestruidas, 686 seriamente afectadas, y 2.492 ligeramente afectadas.

El tercer área de la zona republicana más afectada por los bombardeos fue la Región valenciana, sobre todo las localidades costeras que tenían puerto (además de Valencia y Alicante, especialmente Sagunto, Gandía y Denia). En el puerto de Valencia había hundidos 39 barcos y fue muy dañado, pero también la ciudad que sufrió decenas de bombardeos en los que resultaron destruidos 930 edificios. En el puerto de Alicante había 6 buques y 3 veleros hundidos en el puerto y hasta el 31 de octubre de 1938 507 edificios habían sido afectados por los bombardeos, por lo que, dado el gran número de inmuebles afectados, las calles estaban llenas de escombros, lo que fue denunciado por la prensa local:[196]

Esto impide el tránsito de la ciudad, pues las calles siniestradas son céntricas y, al mismo tiempo, el aspecto de la ciudad crea un mal ambiente

Cartagena fue también atacada por los bombardeos en varias ocasiones. Sin embargo el número de buques hundidos en su puerto fue muy exiguo a causa de las excelentes defensas antiaéreas que poseía. No sucedió lo mismo con la ciudad en la que 335 edificios civiles fueron destruidos por las bombas, sobre todo los más próximos al Arsenal y al muelle comercial.[197]

Por último señalar los durísimos bombardeos sufridos por las localidades de Vizcaya entre los que sobresalen el bombardeo de Durango y el bombardeo de Guernica, este último convertido en el símbolo de las atrocidades de los bombardeos del bando sublevado, y que tuvo un enorme impacto a nivel internacional.[198]

En conclusión, según Solé i Sabaté y Villarroya, los bombardeos del bando sublevado sobre los puertos y sus infraestructuras (incluidos los depósitos de CAMPSA cuyos incendios tenían también un efecto desmoralizador) fueron muy eficaces,[199]

tanto es así que, poco a poco, muchos capitanes de buques mercantes se negaban a dirigirse a los puertos en poder de la República. (...) Más dudoso fue el éxito de los bombardeos contra dos objetivos en teoría también prioritarios: nos referimos a las fábricas y a las comunicaciones. Así, muy pocas de estas últimas fueron alcanzadas... En cuanto a las industrias, aunque algunas fábricas fueron alcanzadas muy pocas dejaron de trabajar. (...) Una parte del fracaso de los bombardeos sobre objetivos como las zonas industriales hay que achacarlo a que entre los años 1936 y 1939, a pesar de los avances de la aviación, la precisión de los bombardeos era bastante quimérica y, por tanto, aunque la aviación no cejó en su intento de destruir muchas fábricas, en numerosas ocasiones las bombas se desparramaban alrededor de los objetivos y rara vez los alcanzaban de lleno. Para esto se necesitaba perfeccionar los aparatos técnicos de los aviones y aumentar considerablemente el número de aparatos, al mismo tiempo que su capacidad de carga y el tamaño de las bombas. Pero este perfeccionamiento no llegaría hasta tres años después de finalizada la guerra, y uno de los estados aliados de Franco, la Alemania nazi, pagaría las consecuencias

Las víctimas

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No existe un consenso entre los historiadores sobre la cifra exacta de víctimas causadas por los bombardeos, pero sí que existe cierto acuerdo en considerar que fueron "varios miles" de personas las fallecidas a causa de ellos. En cambio el acuerdo es total en considerar que los bombardeos del bando sublevado causaron muchas más víctimas que los del bando republicano. En un estudio exhaustivo publicado nada más terminar la guerra civil por los sublevados sobre los bombardeos de los "rojos" sobre la autodenominada zona nacional se da la cifra de 1.088 muertos y 2.231 heridos. No existe un estudio similar global para los bombardeos sobre la zona republicana, pero sí se han realizado investigaciones parciales. Empezando por las tres principales ciudades republicanas, en Barcelona hubo más de 2.500 muertos, lo que la convierte en la ciudad donde se produjo el mayor número de víctimas mortales (además de ser la ciudad que padeció el mayor número de fallecidos en el lapso de tiempo de 48 horas, en los bombardeos aéreos de Barcelona en marzo de 1938, con un balance de 1000 muertos); en Madrid, 2.000 muertos (la mayoría por acción de la artillería); y en Valencia, cerca de 1000 muertos y casi 3.000 heridos. A estas tres ciudades hay que añadir una serie de localidades que de acuerdo con las investigaciones realizadas hasta hoy arrojan más de 200 víctimas mortales: Alicante (cuyo número de muertos asciende a cerca de 500, buena parte de ellos causados por el bombardeo del mercado central de Alicante), Durango, Guernica, Lérida, Tarragona, Granollers, Figueras y Cartagena. Hay cuatro localidades más que se acercan a los 200 fallecidos que son Bilbao, Reus, Badalona y Alcañiz. A estas habría que añadir otras localidades como Játiva que superaron los 100 muertos y los pequeñas pueblos cuyos muertos fueron inferiores a este número. Todo ello nos arrojaría una cifra cercana a los nueve mil muertos causados por los bombardeos en la zona republicana, muy por encima de los cerca de 1.100 muertos causados por la misma razón en la zona sublevada.[200]

Además de la diferencia cuantitativa entre las dos zonas, existe otra cualitativa igual de importante. Que el bando sublevado utilizó en repetidas ocasiones el "bombardeo de terror", como lo llaman Solé i Sabaté y Villarroya, cuyo único objetivo era la población civil para desmoralizarla y empujarla a la rendición. Esta estrategia la inició el bando sublevado en Madrid cuando en noviembre de 1936 fracasó el ataque frontal contra la ciudad y continuó con el bombardeo de Durango, el bombardeo de Guernica, el bombardeo de Lérida, los bombardeos aéreos de Barcelona en enero de 1938, los bombardeos aéreos de Barcelona en marzo de 1938, el bombardeo del mercado central de Alicante, el bombardeo de Granollers y los bombardeos sobre diversas poblaciones catalanas en los meses finales de la guerra, especialmente los de Figueras, y cuyas víctimas principales fueron mujeres y niños en un momento en que el ejército republicano ya no existía en Cataluña.[201]​ El único posible caso de "bombardeo de terror" por parte del bando republicano fue el de Cabra en noviembre de 1938, pero todo parece indicar que se trató de un terrible error cometido por los pilotos que confundieron el mercadillo de la ciudad con un campamento de tiendas de campaña de una unidad italiana que, según la orden que habían recibido, había que buscar y destruir.[4][171]

Notas

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  1. La aportación de la Unión Soviética a la guerra aérea –no así a la naval- se puede afirmar que fue transcendental, sobre todo desde octubre de 1936 y hasta 1937, cuando los aviones y los pilotos soviéticos, suponían el armamento más sofisticado y moderno en ese momento de la batalla aérea, y cuya participación fue fundamental en la batalla de Madrid o la batalla de Guadalajara, que sostuvieron y prolongaron en gran parte el esfuerzo republicano durante el conflicto. Como toda la intervención soviética en la guerra civil española estuvo enmarcada en la llamada «Operación X», montada secretamente por orden de Stalin. Esta consistió no sólo en el envío de un elevado número de asesores y especialistas militares, sino también de oficiales y técnicos del Ejército Rojo que combatieron en las filas republicanas. En el terreno aéreo, como demuestra el artículo -Barcelona. Exposición Aviadores de la República.- las fuerzas áreas republicanas estuvieron constituidas casi en su totalidad por pilotos -772 pilotos de combate- y técnicos soviéticos, y respecto al material aéreo -648 aviones, más los montados en Reus, Sabadell o Alicante con material llegado de la URSS- fue en un 90 % material soviético, lo que puede considerarse una aportación más que fundamental. Además, unos 800 pilotos republicanos recibieron formación en la propia Unión Soviética. Se sabe que existieron varios grupos de escuadrillas aéreas totalmente soviéticas, y el general soviético Jakob Vladimirovich Smushkevich, alias «Douglas»,1, fue Jefe de la Aviación Republicana y de la Defensa Aérea de Madrid. Es objeto de discusión si la Operación X supuso la actuación de unidades militares soviéticas –en este caso encubiertas-, lo que situaría su intervención a un nivel cualitativo similar que el de la Alemania nazi –la Legión Cóndor- y de la Italia fascista –la Aviazione Legionaria- a favor del bando sublevado, aunque su número fue muy inferior al de alemanes o italianos. En el artículo de Daniel Kowalsky citado en la bibliografía se afirma: "Todo el personal soviético en España era parte de la rígida organización de la Operación X, que estaba planeada y se llevaba a cabo desde los más altos niveles, y por lo tanto eran representantes oficiales del régimen. No eran voluntarios en el mismo sentido que los brigadistas…".

Referencias

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  1. Solé i Sabaté, Villarroya, pp. 9-10. Hasta entonces, la guerra quedaba circunscrita a campos de batalla de pocos kilómetros y las víctimas eran exclusivamente hombres y en edad militar [...] A partir de la guerra civil española las víctimas podían estar a centenares de kilómetros de los lugares del enfrentamiento bélico y ser sencillamente población civil indefensa.
  2. a b Solé i Sabaté, Villarroya, p. 10.
  3. Vidondo, Jesús María Ruiz (12 de abril de 2021). «Los bombardeos olvidados». La Razón. Consultado el 14 de julio de 2022. 
  4. a b c Fernández García, Julio R (2012). «Los bombardeos de Baena y Cabra de otoño de 1938 (segunda parte)». ARES. Revista de historia y actualidad militar (27): 30-37. 
  5. Solé i Sabaté, Villarroya, p. 13.
  6. a b Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 15.
  7. a b Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 15-16.
  8. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 18-19.
  9. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 16.
  10. a b Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 16-17.
  11. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 17.
  12. 21 aviadores sin piedad
  13. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 19.
  14. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 25.
  15. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 26.
  16. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 25-26.
  17. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 28-32.
  18. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 32-33.
  19. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 34.
  20. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 35-37.
  21. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 38-39.
  22. Solé i Sabaté y Villarroya, 2003, pp. 27-28; 33-34.
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  32. Ruiz Gisbert, Rosa (2007). Isla de Arrariarán. José María Hinojosa, el gran olvidado. Málaga: Asociación Cultural Isla de Arriarán. ISSN 1133-6293. 
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Bibliografía

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