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Catequil

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Catequil, representando la luna cubierta, con una estrella de ocho puntas en el pecho que simboliza el sol recto.

Catequil (conocido también como: Jatiquillá, Catequilla, Cataquillay, Apocatequil, Apu Catequil) es un dios acuático que tiene a su cuidado a los animales de la tierra. Se creía que los dejaba en libertad durante las noches cuando la luna era joven o tierna, con el objetivo de comunicar o transmitir valor y riquezas a las personas que se enfrentaban a ellos en un baño espiritual. Por esta razón se lo consideraba una deidad relacionada con el valor y la fortuna. Durante este hecho se llevaba a cabo un rito de iniciación en el cual el jatiquillado, buscaba obtener este valor y fortuna para convertirse en el líder de la comunidad. Catequil era usualmente representado antropomórficamente con un rayo en la mano y torso de jaguar. Su culto fue muy difundido por varios señoríos étnicos de Ecuador como los puruhá, panzaleo-quitu, caranqui y chono. Su popularidad se extendía desde Colombia, entre los señoríos pubenenses y pastos donde se sincretizó con Kamashka, hasta el norte de Perú entre las etnias de los Huamachucos, los Cajamarcas y los Conchucos donde se sincretizó con Illapa para convertirse en el dios del rayo. En este sincretismo en particular, por su relación con la justicia y el rayo cumpliría una función similar al orisha Changó.

Etimología

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Jatiquillá en idioma panzaleo significa luna cubierta y hace referencia a la luna que durante la fase final del cuarto menguante, era cubierta por la noche y desaparecía. En este momento se suponía que catequil dejaba libre a los animales que se encontraban a su cargo. Fue denominado "Cepo Catequil" que en lenguas barbacoanas significaría "Seepu" o "Seepuno" que significa la gema, el brote o germinación. A través del sincretismo del mito en Perú surgirían nuevos dioses como sería Pingueroa, que en las culturas de Ecuador como la Puruhá, Quitu y Caranqui serían Naatala, hermano de Catequil. Mientras que su representación en Perú es la de un pájaro, en Ecuador se lo representa como una serpiente, conocida como Pini. En este caso espec�fico se refiere a Pini-Queraanu o tambi�n Piniquerenu. En las tres denominaciones representa al mismo tiempo la raza.[1][2]

Mito

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Catequil tiene su origen en la mitolog�a de los se�or�os �tnicos de Ecuador donde fue uno de los dioses m�s venerados. Se representa con un bast�n que usualmente se lo interpreta como un rayo, convirti�ndolo en la deidad que controla el clima, capaz de lanzar rayos durante las tormentas. En esencia Catequil es el dios de la fortuna y el valor al cual se invocaba a trav�s de un rito. Se caracteriza por vivir en "pozas de catequil", llamadas Pilu (en lengua cayapa) de la que desbordan r�os. Su veneraci�n giraba alrededor de un rito espec�fico en estos manantiales en donde el "teca" o tambi�n conocido como el "catequillado" llevaba a cabo un rito de iniciaci�n. Al vivir Catequil en estas aguas (Pilu), las convert�a en sagradas por lo que no eran tocadas salvo durante los rituales. De estos manantiales, r�os, lagos y lagunas se abstra�an con el concepto "Pi", que significa en lengua cayapa "agua sacralizada". Este concepto constitu�a la base o principio filos�fico de la mitolog�a no solo de los Puruh�s, sino tambi�n de los Quitus, Caranquis y Yumbos. Est� relacionado adem�s con la adoraci�n del mar como fuente o el lugar donde se lleva a cabo el mito cosmog�nico que explica la llegada de los primeros pobladores a las costas de Ecuador. De esta manera el mito de Catequil conecta con el mito de A rucu y A shimbu, los antepasados mitol�gicos o primeros humanos en llegar a Ecuador desde el oc�ano. Este hecho ocurrir�a durante un eclipse, cuando pajta (sol) y quepepajta (luna) como principio masculino y femenino se un�an. De esta manera, con la uni�n y la danza de la marea, A rucu y A Shimbu llegaban a las costas guiados por un jaguar.[2][3]

A Arucu y A Chimbu, ancestros originarios

En el mito, Catequil est� representado entonces por el jaguar y la luna, es decir el jaguar luna. Simb�licamente es la luna en cuarto menguante cuando toma la forma de una garra de un tigre. Esto corresponde con el calendario puruh�, quitu y caranqui que era lunar y contaba los meses con cada ciclo de la luna. El jaguar representa el sol, pero cuando est� en el inframundo, (esto se relaciona con el mito Ts�chila de Salun) es decir durante la noche que no se lo puede ver. De esta manera cuando la luna es cubierta (jatequill�), se representa simb�licamente el eclipse originario con el que lo masculino y femenino se unieron y permiti� la llegada de A Arucu y A Chimbu desde el mar (Pi) a la costa. Por esta raz�n la simbolog�a de la luna cubierta ha sido interpretada como el jaguar (sol en el inframundo o en la noche) que siembra su falo en la luna, en una uni�n primigenia. De esta manera el catequillado o joven felino crece pasando de tigrillo a tigre, y despu�s de tigre a tigre maduro o jaguar.[2]

El mito se lleva a cabo durante el Ni'ipe o "la noche del fuego". En idioma cayapa "Ni" significa fuego y es el opuesto de "Pi". Es decir el primero simboliza el fuego, la destrucci�n, la muerte y lo trascendente, mientras que lo segundo simboliza el agua, la creaci�n, la vida y lo inmanente a todas las cosas. De la uni�n de ambos conceptos surge el "Pini" que es representado por una serpiente de fuego que vomita agua e inunda el mundo. Usualmente se refer�an a r�os (con forma de serpientes) que al desbordarse inundaban a la comunidad causando su destrucci�n. De esta manera estar�an unidos ambos conceptos, el agua y el fuego en un mismo s�mbolo. El catequillado o persona que hace este rito se enfrentar�a a esta serpiente durante el rito de iniciaci�n para poder convertirse en un l�der de su comunidad. Si lograba vencerla, se conectar�a con los "matutatas" o antepasados, es decir A Arucu y A Chimbu. Ya que Pini, la serpiente usualmente viv�a en el inframundo, al vencerla el h�roe sal�a del inframundo, regresaba a la tierra y era un l�der �pto para la comunidad.[2]

Rito

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Resumen del ritual

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Luna menguante (garra del tigre) antes de ser cubierta.

El rito se hac�a en r�os, lagos, lagunas y manantiales que brotaban desde la tierra. Estas a su vez eran conocidas como "pozas de catequil". Era realizado por hombres que se ba�aban en estas pozas sagradas a media noche. En la poza, se cre�a que Catequil soltaba un mont�n de animales que atacaban a la persona y probaban su paciencia y fortaleza. El primer animal que sal�a era el sapo o "patata" en idioma Puruh�. En quichua era conocido como hambatu, de ah� el nombre de la ciudad de Ambato. Despu�s del sapo ven�an una serie de animales como el cangrejo, el pez, la ara�a, la rata, el alacrán, el tigre, el tigre rojo, el búho grande, el gavilán, el zorro, el zorro de agua, el conejo, la lechuza, el gallinazo, la abeja, el murciélago, el pato, el mono, la mosca grande, la lagartija, la mariposa y la preñadilla (pez). El último animal en aparecer era la serpiente o "Pini" a quien el catequillado enfrentaba. Los animales atacaban al iniciado quien debía resistir. Muchos de ellos lo lamían, esto era interpretado como una transferencia de los poderes de los animales al iniciado o catequillado. Cuando esto sucedía, se creía que nacía el fuego en el corazón de esta persona por lo que era factible que se convierta en un sabio liberador.[4][2]

Preparación y participantes

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Para poder resistir, el catequillado tenía que elevar su conciencia y para ello hacía uso de sustancias sicotrópicas. Era común el consumo de extractos de huantuc o floripondio, así como tomar sangre de chucurí, un roedor de los andes. Para ello debía ser guiado por un "mirucu" o shaman, quien a su vez era quien lo elegía para llevar a cabo el ritual. A penas empeiza a sentir los efectos alucinógenos, es conducido al borde de la poza y se sumerge hasta los hombres. El mirucu alza sus brazos como para tomar la garra de la luna y grita "Catequil" repetidas veces. En el borde de la poza estarían colocadas ranas que serían aplastados por el mirucu para que viertan su sangre mientras la luna se oculta. De esta manera las aguas cubren al catequillado, al igual que las tinieblas. quien deberá permanecer sumergido hasta el reventar de la luz. En caso de que la persona no lograba soportar el rito, era considerado después un paria y una persona con mente enredada.[2]

Simbología de los animales

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  • Rana: conocida como patata o hambatu, simbolizaba el abuelo sol o abuelo paterno. Simboliza el danzante o el que hace la lluvia. Era común encontrarlos en los ríos, lagos, lagunas y manantiales que eran a su vez considerados sagrados. Un río en la sierra centro de Ecuador era famoso por tener muchos patatas o hambatus, por lo que fue llamado Ambato, de ahí el nombre de la ciudad.
    Río Ambato
  • Mono: conocido como guishiyumi, simboliza la fecundidad y sabiduría. El sufijo "mi" significa sabiduría y ética. Es lo que permite el paso de lo ontológico "Pi" agua, "Ni" fuego que son la esencia del mundo, al "Mi" o ética y sabiduría.
  • Araña: conocido como mutete, simboliza la raíz del achiote, fruto sagrado de los indígenas cayapas. Era representado en tejidos que representa la trama social y el tejido de la historia.
  • Cangrejo: conocido como nelo, simboliza el corto de piernas o animal que deja huellas, que corretea como un niño tierno que esta gateando. Nelo recuerda que la vida recorre un solo camino, de la infancia a la vejez.
  • Preñadilla: es el pez pequeño negro conocido como "ambi" o "imba" en cayapa. Es un pez vagre de lagos y lagunas de los andes. Era muy apetecido como comida y simbolizaba que lo pequeño y humilde podía tener gran valor. Imbabura, el volcán toma el nombre de este pez y significa literalmente criadero de preñadilla. Los caranquis lo consideraban una deidad y su principal patriarca junto con Cotacachi, esposa de Imbabura. Esto según el testimonio de 1609: “la fuente de pescado que tengo en San Pablo nombrada Atalmuet”. Se trata de los famosos “pogios de preñadillas”, abundantes en las quebradas que dan a la laguna de San Pablo.[5]
    Lago San Pablo a los pies del Imbabura
  • Jaguar: o el tigre maduro, conocido como Luquela en idiomas cayapas, simboliza el brillo de la luna. Es decir el sol que desde el inframundo alumbraba a la luna y le daba su luz. Era com�n la creencia que la luna era un tigre acostado. Dependiendo de la fase lunar pod�a ser un tigre o un tigre maduro (jaguar). Cuando estaba en cuarto menguante se cre�a que la luna se incendiaba y era tragado o absorbido por el jaguar.
  • Serpiente: conocido como pini, es el conjunto de tres conceptos "fuego-semilla-raza". El primero derivado de la palabra "ni" significa fuego que debe nacer en el coraz�n del catequillado al conectarse con sus antepasados. Por su parte, la semilla y raza son la base de la interpretaci�n simb�lica sexual de Jatequilla como el tigre que hunde el falo en la luna. Es pues la serpiente la representaci�n de esta semilla que da origen a la raza. En concreto se cree que la morada de "pini" estaba en las cuevas de "Pi-Elen" en Chimborazo, cerca de Guano. Esta serpiente viv�a cerca de un manantial, causando su apertura y el brote del agua. Se cree que este manantial se refiere a "un gran lago en el que hab�a grandes peces y que en �l estuvo el ed�n b�blico, que las v�rgenes sol�an sacrificarse en el Elenpata". Esto se encontraba al pie de la colina de Lluishi, sin embargo, fue destruido en una de las erupciones del Chimborazo. Los puruh� que ah� viv�an fueron evangelizados por los franciscanos, su monasterio fue destruido en un terremoto del siglo XVIII, por lo que ahora solo quedan las ruinas del Monasterio de la Asunci�n y la momia de un franciscano.

Pozas de Catequil

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Siete pozas de Catequil
Cerro Catequilla en la Mitad del Mundo

Los ritos m�s famosos eran realizados en manantiales muy aislados en lugares altos de las monta�as. Aunque era com�n su realizaci�n en todos los tipos de manantiales independientemente de su altitud. En todos los casos el rito era el mismo. Los pilus de catequil o pozas est�n todos los sistemas lacustres de los andes y la costa de Ecuador. Se los ha identificado a trav�s de cr�nicas, investigaciones arqueol�gicas o en la forma m�s directa top�nimos.[6]

  • Existen siete Catequillas, en Ecuador. Cinco se encuentran en la sierra centro, territorio Puruh� y dos de ellas emplazadas sobre la l�nea ecuatorial. La primera en el cerro Catequilla, �rea conocida como Lulubamba, cerca del r�o monjas y Rumicucho, al lado del monumento a la Mitad del Mundo. Este territorio fue habitado por Quitus. El segundo se encontraba en Cayambe, dentro del se�or�o hom�nimo que pertenec�a al pa�s Caranqui y se encuentra cerca de Quitoloma.[7]
  • Adem�s de esto se sabe que las dos lagunas de Quito, A�aquito y Turubamba eran usadas para este rito. Estas a su vez desembocaban en el R�o Mach�ngara que tambi�n serv�a para el mismo fin. Esto se determin� a trav�s de los escritos de Atienza. En la actualidad estas lagunas est�n cubiertas por la ciudad, pero se encontrar�an en el territorio delimitado por Nono, Pomasqui, Guayllabamba y Conocoto. Esto es en las faldas de Pichincha que por el prefijo Pi, se puede ver la relaci�n con el agua sagrada. Su etimolog�a exacta est� por determinarse.
    Cascada de Peguche
  • Al norte se encuentra el sistema lacustre de Imbabura, lugar donde abundaban las pre�adillas. Existe evidencia arqueol�gica de una poza de catequil junto a la cascada de Peguche, lo que relacionar�a este rito con el del diablo huma.
  • Al sur de Quito, se encuentra la ciudad de Latacunga, que significa Dios de las Lagunas.
  • Al sur en el r�o Ambato, se especula que por su etimolog�a, era un lugar estrat�gico para obtener las ranas, una parte fundamental del rito. Este r�o habitado por Quitus (Panzaleos), pudo haber sido usado como un manantial o pilu de catequil.
  • En Chimborazo se conoce que existi� una poza m�tica donde ahora se erigi� el santuario de la Virgen de Catequilla, en Chambo. Adem�s la poza de Catequil de la hacienda de Laplan en Salar�n, en la parroquia Columbe ha sido identificada por su importancia etnogr�fica puesto que los esposos Costales presenciaron el rito del catequillado, lo que les motiv� a la investigaci�n de esta mitolog�a. Se sabe adem�s que las cabeceras de Colta Cocha en la parroquia de Sicalpa, existen dos vertientes del Shamanga y Cunuc Poguio cerca de un mont�culo artificial. Adem�s es de suma importancia la poza de Elen Pata, donde se cre�a era el lugar donde viv�a Pini, la serpiente.
    Representaci�n simb�lica de una Poza de Catequil en una Cocina de Brujo de la cultura Milagro Quevedo
  • A esto se suma el complejo lacustre de Collay, Yuntana, Cublima, Mactayang, Osogoche, Chascarina Cocha (Pilluno). De todos ellos el m�s importante era Collay Cocha a juicio de Juan de Velasco. En Chascarina Cocha o Pilluno del 3 al 15 de septiembre acude una pareja de animales de cada especie y se suicidan en sus heladas aguas. La gente que ah� habita acude a ver este hecho y es com�n encontrar animales muertos al d�a siguiente, que usualmente eran consumidos por los locales.
  • M�s al sur, en la Laguna de Culebrillas en Ca�ar y las Lagunillas de Cajas, Sigsig en Azuay son importantes pozas. El primero de ellos es el lugar donde se desarrolla uno de los mitos cosmog�nicos de los ca�aris, pues all� habita la serpiente "Kan", quien habr�a puesto dos huevos de donde desciende toda la raza ca�ari.
  • En la costa, son consideradas pozas de Catequil las ocho pozas de Choconch� en Jipijapa, Manab�. Lugar que era habitada por los mante�os y es conocido su adoraci�n por el agua tanto por ser navegantes, conocer el mar y sufrir el Fen�meno de El Ni�o, como por el continuo azote de las sequ�as que pon�a en riesgo a la agricultura.
  • Asimismo, las pozas de Gandil, Pechiche en Montecristi, Chade en Jipijapa y Santa Ana, as� como una poza en Manta, conforman las posibles pozas de Catequil en esta region.[1]
  • Las piscinas de Tulipe eran en realidad tasquis, lugares donde se celebraban ceremonias acu�ticas. La raz�n detr�s de esto se encuentra en la relaci�n estrecha entre los caranquis, los yumbos y colorados cuyo intercambio comercial y cultural difundir�an los ritos de purificaci�n en agua.[1]
  • A esto se suma el R�o Cayapa donde se desarroll� la cultura hom�nima o tambi�n llamada Chachi. Se cre�a que en el l�mite territorial, cerca de un charco se encontraba un pez serpiente gigante llamado Pini o Pipi�i en idioma cayapa. Nadie pod�a atravesarlo hasta que un joven se aventur� a enfrentarla, logrando salvar a las personas que hab�an sido comidas por Pipi�i. Adem�s, una interpretaci�n del rito es que el objetivo principal del catequillado es encontrar a sus antepasados, es decir A Arucu y A Ashimbu, los padres de los Cayapas. Esta cultura adem�s llamaba cerritos a las pierdas precalentadas al fuego que creaban vapor para realizar curaciones en manantiales o pozas de catequil, tambi�n conocidos como mumunos.[1]
  • En la cultura Milagro Quevedo o chono, la relaci�n que exist�a con los r�os, lugar donde habitaban era sofisticada. Se reflejaba en su arquitectura que se basaba en la construcci�n de mont�culos artificiales llamados "tolas" para evitar las inundaciones. Adem�s era com�n la representaci�n en las cocinas de brujo de ranas que eran una deidad relacionada con la lluvia y la fertilidad, as� como de serpientes que simbolizaban adem�s del agua, el inframundo. Esto compart�an los chonos con la cultura Cayapa y se cree que su lengua pertenec�a a las lenguas barbacoanas habladas por los Cayapas, Caranquis, Panzaleo y Yumbos. La relaci�n etimol�gica entre el famosos cacique Guayaquile de donde viene el nombre de Santiago de Guayaquil y el dios Catequil, todav�a no ha sido determinada. Asimismo si Guayaquile llev� a cabo un rito de iniciaci�n a Catequil, est� por comprobarse arqueol�gicamente.

Sacrificios a Catequil

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Dentro de las tradiciones de Chimbo, lugar cerca de donde se encontraba un Catequilla, exist�a la costumbre de sacrificar a un ni�o en el tope de la colina, ahora llamada Cruzloma. Esto fue sustituido posteriormente por la tradici�n que se conoce como el "Gallo Compadre" donde se mata un gallo para despu�s hacer un fest�n. Originalmente esto se realiza cuando termina el carnaval, en mi�rcoles de ceniza. Seg�n la tradici�n oral, los sacrificios se realizaban de la siguiente manera:[8]

El cacique Susanga, que reinaba en este territorio, antes de la invasi�n inc�sica, ten�a costumbre de festejar sus triunfos en los combates. Para ello plantaba en la colina del Dios Catequil su trofeo de guerra que era un cr�neo humano en el extremo de un palo alto y puntiagudo con el fin de llamar la atenci�n de la gente de la tribu, que de inmediato se reun�an centenares de abor�genes. Tan luego que sus guerreros hab�an escogido la v�ctima, que por lo regular era un ni�o de pocos a�os, lo enterraban dejando al descubierto el cuello y la cabeza; luego comenzaban las ceremonias, su danza ritual alrededor de la v�ctima y por fin ten�a lugar el sacrificio. Armados de masas u hachas filudas trataban, cerrando los ojos, de dar un golpe o un corte certero. Cuando la v�ctima era degollada, todos acud�an a descuartizarla, en medio de gritos y aullidos, sacando las visceras para pintarse con la sangre, de unos a otros, ya que cre�an mientras se manchaban sus cuerpos, estar�an libres del mal aire del sacrificado como tambi�n de los muertos del combate y entrar�an a la gracia de su dios Catequil como recompensa a la brutalidad de su ofrenda.
El quishihuar o el árbol de Dios: Letras FGH

El catequillado y el shilli

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Se conjetura que este rito, entre otros que pudieron existir, servía para elegir al líder de la comunidad, y que en el caso de la cultura Quitu, esta persona era llamada "shilli". En concreto:[9]

En ese caso la palabra "Shilli", no Shiry, debió significar sacerdote iniciado en los Misterios de la Mitad del Mundo y no de una dinastía imprecisa de monarcas que heredan el trono de padre a hijo. Parece que era costumbre de nuestros pueblos aborígenes elegir al más capaz, previa una prueba iniciática, sea este el catequil u otra forma de chamanismo.
Jaime Moreno - Quito profundo

El culto a Catequil en el Incario

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Esta deidad sería incorporada dentro del panteón de dioses incaicos después de la conquista de los Andes septentrionales. Sin embargo, no había una armonía entre esta forma de ver el mundo según los señoríos étnicos de Ecuador con la jerarquía de dioses que se sostenía desde el imperio Incaico. En concreto: [10]

La presencia del dios del rayo en el mundo andino preincaico, y la manera en la cual los santuarios, adoratorios o sitios oraculares dedicados a esta deidad, fueron llevados a una importancia menor en el devenir histórico de las deidades andinas, prevaleciendo la visión de la cultura solar incaica durante el incanato, hizo que se dejara de lado en cierto grado, la importancia de las culturas que adoraban a la deidad del rayo, y con ello, la relación mágico territorial de las temporalidades y manejo de la fertilidad del territorio.

Esto se dio debido a que el dios Catequil estaba relacionado con el ordenamiento mítico territorial que es la memoria y palabra que a su vez sirve para ordenar las ideas que son pasadas de generación en generación. Esto a su vez permite la creación de una cultura tradicional que se caracteriza por apertura de un territorio del "Otro", de un territorio no anexado políticamente pero con el cual se tiene relaciones comerciales entre señoríos sin una subordinación política. Esto es el ordenamiento mítico territorial, que se contrapone con el ordenamiento político territorial que anexa culturas bajo un sistema político. Por esta razón bajo el primer modelo de ordenamiento territorial, el culto a Catequil, representado en culturas de la costa como la Milagro Quevedo, desarrollada en pozas Manteñas como las de Choconchá o las lagunas andinas de los Puruhá, Quitus y Caranquis, era muy difundido a lo largo de los señoríos étnicos de Ecuador. El sincretismo de la fauna local como sapos y serpientes, tan relacionadas con el desbordamiento del Río Guayas durante el Fenómeno de El Niño, o la incorporación de mitos Cayapas como la de la serpiente Pini que es al mismo tiempo, fuego-semilla-raza junto con la necesidad de conectarse con sus antepasados o matutatas que habían llegado desde el Mar como A Arucu y A Ashimbu, forman parte importante del rito y unifican las creencias de los señoríos de tierras ecuatoriales.[2]​ Era pues, el mito, junto con el intercambio comercial de los mindalaes con la spondylus y hachas moneda de los chonos, lo que estructuraba y unía a todos los señoríos de tierras ecuatoriales, sin la necesidad de anexarse políticamente bajo un imperio.[11]​ El orden territorial sería pues alterado con la conquista incaica, y la deidad de Catequil que se había extendido hasta Cajamarca sería en consecuencia subordinada al culto de Viracocha y sincretizada con la deidad local del rayo, llamada Illapa, desdoblada en una trinidad.[12]​ Su papel en el ordenamiento territorial sería pues sustituido con el de un oráculo y el ordenamiento mítico territorial en el que los señoríos se relacionaban a través de comercio y religión sería reemplazado por un ordenamiento político territorial donde serían anexados los señoríos y gravados con tributos.[10]

Representaciones

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Las representaciones a catequil son frecuentes en la cerámica pasto, así como en petroglifos que muestran el signo del rayo como una línea ondulada con un círculo o una flecha en una de sus extremidades. Esta flecha atraviesa de manera oblicua la quebrada mientras llega a la tierra.[10]​ Por otro lado las pozas de catequil son usualmente representadas en las cocinas de brujo de la Cultura Milagro Quevedo, así como en varios topónimos llamados Catequilla. Por último, el catequillado, persona que pasó el rito de iniciación es encarnado por el líder de la comunidad.[2]

Sincretismo

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En Colombia: Kamashka o el sacerdote del rayo

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El catequil era además adorado por los Pastos, hábiles para la cerámica donde representaron simbólicamente a la deidad. Si en Perú el sincretismo se dio con el dios Illapa, en Colombia los pastos lo interpretaron como Kamashka o Kamasqa, es decir el sacerdote del rayo. Se creía que era el portador de la sabiduría territorial y los tiempos de fertilidad y cosecha. Es posible que ritos similares se hayan llevado a cabo en la laguna conocida como La Cocha, en el "País de los Pastos". El dios del rayo aún está presente en los territorios indígenas de Colombia en la actualidad. La relación entre Catequil, el bastón, la tierra y Kamashka se resumen de la siguiente manera:[13]

La salida al territorio a sacar el bastón: todos los mayores coincidían que para ir a traer un bastón, habría que ir a la selva, bien sea al pie de monte amazónico y extraer de allá la chonta, o bajar al pie de monte costero y extraer de allá el quende. Sea chonta o quende, la sacada de bastón es importante para traer el espíritu que acompaña la autoridad y protege el territorio.


La velación del bastón: la comunidad se reúne en la casa que previamente se ha seleccionado para que se dé el ritual de velación del bastón. A esa casa llegan las personas con semillas, aguas, tierras, velas, piedras, cuarzos, y bastones que pueden acompañar la velación de los nuevos bastones que orientarán el territorio. Durante la velación se canta al espíritu de la tierra y se cuentan los mitos que orientan el tiempo delantero de la comunidad.


La siembra del bastón: al amanecer se limpian los bastones y se llevan con las personas de la comunidad hacia un sitio sagrado, puede ser una chakana (puente de mundos), una huaka (lugar sagrado del territorio), un cerro, la caída de una cascada o un peñasco; el sitio que se escoge, debe ser limpiado y en él se llama a los espíritus del territorio que acompañarán la autoridad y el camino del bastón de autoridad. Ahí se siembra espiritualmente el bastón y quienes tienen la chonta o quende lo llevan a su territorio para ser tallado o vestido con los símbolos de su comunidad.


La posesión del bastón: la autoridad que ha de ser gobernador del cabildo, después de haber vestido el bastón y limpiado con los médicos –kamashkade su comunidad, lo llevan a la posesión como autoridad, para ello, se limpian los bastones en un fuego preparado especialmente para ese día y se recibe el don de la autoridad en el ritual de posesión de esta.

La simbología del bastón sirve para relacionar el rito de iniciación, el liderazgo adquirido posteriormente y el dios del rayo. A diferencia de la trinidad que surge en la deidad del rayo en Perú, en esta zona de Colombia, al igual que en Ecuador, lo importante es el rito de iniciación para conectarse con sus antepasados antes que el poder como oráculo para predecir el futuro. En los señoríos Puruhá, Quitu y Caranqui, el rito tenía que ver más bien con enfrentar a Pini en una Poza de Catequil, en los pastos en cambio se trataba de la construcción del bastón de mando, ya sea buscándolo en la selva o construyéndolo a partir de la chonta. Se creía pues en la cultura Pasto que el dios del rayo nacía del interior de la tierra, de esta manera se relacionaba a Catequil con deidades como Libiac o Guakan. Muchas veces incluso se lo incluía en relatos de deidades menores como el Duende o el Wairsacha. Sin embargo, en este caso lo importante es el rito de iniciación. En concreto:[10]

El dios del rayo posee un bastón o vara con el que ordena el mundo. En su paso, transforma el mundo de arriba con el de abajo, vuelca el mundo, trae lo de abajo hacia arriba y lo de arriba hacia abajo. Imagen m�tica que encontrar�a relaci�n con el mito felino del origen de los pastos presente en la oralidad de los diferentes resguardos del territorio; el mito de los brujos-tigres poderosos que transformados en tigres, se disponen a danzar o pelear dentro de un canasto, transformando as� el mundo de abajo y dejando el arriba hacia abajo, y el abajo hacia arriba.

Una deidad similar por su relaci�n con el trueno pero que se la considera deidad de la luna es Chibchacum, quien se cree carga el mundo en sus brazos y cuando hay un terremoto es porque est� cambiando de brazo. Se cre�a adem�s que controlaba el clima y mandaba lluvias causando inundaciones.

En Per�: Illapa dios del rayo, trueno, rel�mpago y lluvia

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Su equivalente incaico es el dios Illapa; Yana Raman, por parte de los Yaros o Llacuaces; Tumayricapac, por parte de los Yaros de Chinchaycocha; y Pariacaca, por parte de los Yauyos. Se cree que en la ocasi�n de poner un par de huevos, Cautaguan falleci�. Los huevos fueron aventados al estercolero y de ellos emergieron dos efebos -dando alaridos- el uno ser�a Apu Catequil y el otro, su gemelo, Piguerao. Ambas deidades fueron muy honradas, fuera del sector se�alado, su culto se esparci� desde Quito hasta Cuzco.[12]

La creaci�n seg�n los Huamachuco

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En el principio de todo, el dios Ataguchu, creador del cielo y la tierra, hastiado de soledad, decidi� crear a Sugadcavra y Vaumgavrad (tambi�n llamado Ucuzgavrad). Ellos lo hac�an y gobernaban todo junto a Ataguchu. Asimismo, ellos tres conformaron una trinidad. No conforme con eso, Ataguchu cre� a Uvigaicho y a Unstiqui como siervos suyos. Junto a ellos, Ataguchu tambi�n cre� a Guamansuri. Desde el cielo, Ataguchu mand� al dicho Guamansuri a la Tierra. Cuando Guamansuri vino al mundo, lleg� a la provincia de Huamachuco, que era el lugar donde hab�a de comenzar todo. Una vez ah�, �l encontr� a unos que, en la lengua de Huamachuco, se hac�an llamar Guachemines o Huachemines. Haci�ndose pasar por un forastero, Guamansuri aceptaba los trabajos y encargos dados por los dichos Guachemines. Estos Guachemines ten�an una hermana llamada Cautaguan, a la cual ten�an bien recluida que no la ve�a nadie. Lleg� un d�a en el que los hermanos de Cautaguan salieron. Este momento fue aprovechado por Guamansuri que, mediante halagos y enga�os, embaraz� a Cautaguan. Al ver encinta a su hermana, los Guachemines supieron que el autor de tal imperdonable acto fue Guamansuri. Los hermanos capturaron a Guamansuri y lo quemaron vivo. Sus cenizas se elevaron al cielo y all� se quedaron con Ataguchu. Despu�s de matar a Guamansuri, los Guachemines fueron m�s estrictos y recluyeron aun m�s a Cautaguan. Pasaron unos d�as y Cautaguan pari� dos huevos, falleciendo en el parto. Los Guachemines tomaron los dos huevos y los echaron en un muladar. Al eclosionar los huevos, salieron dos gemelos dando alaridos. Estos ni�os fueron tomados por una se�ora y los crio. Al primer ni�o lo nombraron Catequil y a su hermano gemelo lo nombraron Piguerao. Catequil fue al lugar donde se hallaba su difunta madre y la resucit�. En el acto, Cautaguan le entreg� a sus hijos dos warak'as, las cuales fueron dejadas por Guamansuri, padre de los dos muchachos. Con ellas, Catequil y Piguerao controlaban las fuerzas del clima, d�ndole muerte a la poblaci�n de los Guachemines. Aquellos que no murieron, fueron exiliados por los gemelos divinos. Hecho esto, Catequil subi� al cielo a encontrarse con su abuelo, Ataguchu. Catequil le dijo a su abuelo: La Tierra ya est� libre. Ahora te ruego que se cr�en indios para que la habiten y labren. Ataguchu, consiente de la proeza y petici�n de su nieto, le orden� que fuese al cerro y puna que llaman Guacat. Catequil y Piguerao obedecieron el mandato de su abuelo. Ya en el dicho cerro, Catequil portaba una chaquitaclla de oro; mientras que Piguerao portaba una de plata. Con ellas, los hermanos divinos cavaron y extrajeron del cerro a la humanidad.[12][14]

Centros ceremoniales

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Catequil es considerado como el dios del rayo de la Sierra Norte del Per� y se cuenta, que respond�a a interrogantes. En su huaca, a modo de Or�culo, contestaba a trav�s de las hojas de coca en los canales, ubicados en el centro ceremonial.[12]​Su centro ceremonial queda en Santiago de Chuco en las faldas del cerro Icchal. Descubierto por el arque�logo canadiense John R. Topic y su esposa en 1987. Un segundo templo dedicado a Catequil quedaba en el pueblo de Tauca, provincia de Pallasca. El visitante austr�aco-franc�s, Charles Wiener, comprob� en la iglesia de Tauca, que hab�a una imagen en forma de c�rculo, evocando al Sol. Durante la �poca de la conquista, diversos cronistas han expuesto informaci�n sobre dichos centros ceremoniales. Seg�n el cronista espa�ol Juan de Betanzos, el Inca Huayna Capac hizo quemar el templo por haberle dado tr�gicos augurios luego de derrotar a los esforzados Huamachucos. Seg�n la relaci�n de Agustinos de Huamachuco, el Inca Atahualpa mand� consultar a la huaca de Catequil sobre quien ser�a el vencedor en la guerra contra su hermano, Hu�scar. El sacerdote de la huaca, un anciano con una larga t�nica recubierta de conchas marinas (posiblemente mullu), luego de entablar conversaci�n con el �dolo de piedra del dios, vaticin� un resultado irremediablemente adverso para Atahualpa. El sacerdote mencion� que, debido al comportamiento sanguinario y tir�nico de Atahualpa, hab�a suscitado la furia de Wiracocha y, por tanto, tendr�a un desenlace fatal, siendo destinado a gobernar su hermano Hu�scar. Atahualpa, furioso, orden� entonces la destrucci�n de la huaca y as� se hizo: la cabeza y los pedazos del cuerpo del �dolo fueron arrojados al r�o y el santuario, saqueado. Pero la historia de este c�lebre or�culo no termin� ah�: los sacerdotes andinos de Huamachuco recuperaron la cabeza y los restos del cuerpo de la imagen de la huaca y volvieron a rendirle culto hasta que, en 1561, esta fue descubierta por los frailes agustinos Antonio Lozano y Juan Ram�rez, quienes la hicieron polvo y la echaron al r�o.[12][15]

Culto a Catequil despu�s de la evangelizaci�n

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Virgen del Carmelo de Catequilla

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Imagen de Nuestra Se�ora del Carmen de Catequilla en Chambo, Ecuador.

Los manantiales llamados catequillas, presentan en la actualidad simplemente sus nombres o restos en piedra de lo que fueron los templos. De los siete catequillas encontrados en Ecuador, uno de ellos que se encuentra en Chambo, provincia de Chimborazo fue el lugar donde se construy� el Santuario de Nuestra Se�ora de la Fuente del Carmelo de Catequilla, en honor a la Virgen del Carmen.[16]​ Esto permite ver claramente la relaci�n entre Catequil, una deidad acu�tica con la Virgen del Carmen, advocaci�n mariana relacionada con el agua. Esto estar�a en l�nea con la importancia del agua en la mitolog�a de Ecuador, a la que se refieren con la palabra Pi. La sacralidad del agua era asimismo compartida en la cosmovisi�n afroecuatoriana quienes adoraban a la Virgen del Carmen principalmente, junto con San Antonio.[17]

Sobre la Virgen del Carmen de Catequilla en Chambo, la tradici�n oral cuenta que Waldina Gavilanes de Cuadrado fue quien vio por primera vez a la Virgen del Carmen. La imagen descrita se encontraba a los pies del cerro y se presentaba como una mujer que llamaba la atenci�n por su belleza angelical y porque aparec�a con un ni�o en brazos. Luego de ba�arse se ocultaba tras una roca, donde ahora est� representada. Se le atribuyen muchos milagros de los devotos que la visitan peri�dicamente.[18]

El rito del "Gallo compadre"

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Existía una tradición en la población de Chimbo (cerca de un Catequilla a los pies del Chimborazo) en donde cada miércoles de ceniza, la gente llevaba un gallo a Cruzloma donde lo enterraban dejando solamente su cabeza y cuello descubierto. Una persona se vendaba y se hacía un círculo alrededor del gallo mientras la persona escogida debía cortarle la cabeza, caso contrario debía pagar una pena monetaria. Esto corresponde a una sustitución del sacrificio en sus inicios humanos por ahora un sacrificio animal, en este caso un gallo. Después de su muerte, la persona ganadora debía preparar un caldo o sopa e invitar al resto de sus amigos o compadres.[8]​ De ahí el nombre del Gallo Compadre. Este rito fue relatado literariamente por César Dávila Andrade en el cuento "Cabeza de Gallo".[19]

Actualidad

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  • En la actualidad muchas pozas de catequil en Ecuador se encuentran en parques naturales o en lugares que son considerados patrimoniales.
  • Los dos centros que se encuentran en la línea ecuatorial son visitados por turistas y se reconoce su historia.
  • El último rito registrado se realizó en el siglo XX cuando los esposos Alfredo y Piedad Costales lo presenciaron como parte de su trabajo etnográfico, lo que a su vez permitió la publicación del libro "Mitos Quitu Cara" en 1996.
  • El mito de catequil es la base para la interpretación de los toponimios de la sierra de Ecuador puesto que estos en su mayoría están en lenguas muertas. A través de este mito se ha logrado interpretar el significado de Imbabura, Ambato, y la Poza de Elen Pata como los lugares donde se obtenían los preñadillas, ranas y serpientes, importantes para el rito. Además permiten la conexión de Pichincha con las lagunas extintas de Quito, el significado del cerro Catequilla, la importancia de Latacugna o Tacunga y su relación con las lagunas.
  • Se está investigando la relación entre el santuario de Virgen del Rosario de Agua Santa en Baños con este mito.
  • Este mito ha servido para interpretar cerámica pasto y su sincretismo religioso con el dios del rayo.
  • En 1996 Miguel Garnett publicó en Lima la novela Catequil de 268 págs.

Véase también

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Referencias

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  1. a b c d Samaniego, Alfredo Costales; Peñaherrera, Dolores Costales (2002). Etnografía, lingüística e historia antigua de los caras o yumbos colorados, 1534-1978. Abya Yala. ISBN 978-9978-22-242-3. Consultado el 7 de agosto de 2024. 
  2. a b c d e f g h Costales, Piedad Peñaherrera de; Samaniego, Alfredo Costales; Peñaherrera, Jaime Costales (1996). Mitos quitu-cara. Editorial Abya Yala. ISBN 978-9978-04-423-0. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  3. Argentino, Instituto Geográfico (1897). Boletín. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  4. Ecuatoriana, Casa de la Cultura (1951). Boletín de Informaciones Científicas Nacionales. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  5. Caillavet, Chantal (2000). I.5. Toponimia histórica, arqueología y formas de agricultura autóctona. Travaux de l'IFEA. Institut français d’études andines. pp. 101-122. ISBN 978-2-8218-4424-7. Consultado el 8 de julio de 2024. 
  6. Staller, John E. (2017). «San Catequilla de Pichincha: Rayos, huacas, astronomía antigua, y expansión Inca». Revista de Arqueología Americana (35): 87-127. ISSN 2663-4066. doi:10.35424/rearam352017%f. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  7. Topic, John. El Santuario de Catequil: Estructura y Agencia. Hacia Una Comprensión de los Oráculos Andinos.. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  8. a b Costales, Piedad Peñaherrera de (1982). El quishihuar o el árbol de Dios: Letras FGH. Instituto Andino de Artes Populares. Consultado el 7 de agosto de 2024. 
  9. Haro, Jaime Moreno (1991). Quito profundo. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  10. a b c d Guerrero Flórez, Fernando Andrés (2019). Kamashik: el camino del bastón. -Pueblo de los Pastos-. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  11. Los señores étnicos de Quito en la época de los incas.. 1980. Consultado el 14 de julio de 2024. 
  12. a b c d e Curatola Petrocchi, Marco; Ziólkowski, Mariusz. «Adivinación y oráculos en el mundo andino antiguo». Consultado el 24 de julio de 2023. 
  13. Guerrero Flórez, Fernando Andrés (2019). Kamashik: el camino del bastón. -Pueblo de los Pastos-. Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  14. Paredes Estela, Víctor Raúl. «Adivinación y oráculos en el mundo andino antiguo». Consultado el 24 de julio de 2023. 
  15. Isbell, William H.; Silverman, Helaine (6 de diciembre de 2012). Andean Archaeology I: Variations in Sociopolitical Organization (en inglés). Springer Science & Business Media. ISBN 978-1-4615-0639-3. Consultado el 7 de julio de 2024. 
  16. Trujillo, Selena (16 de julio de 2024). «Virgen del Carmen y su fiesta en Catequilla». Diario La Prensa Riobamba. Consultado el 7 de agosto de 2024. 
  17. «Religiosidad afroecuatoriana – Instituto Nacional de Patrimonio Cultural». Consultado el 7 de agosto de 2024. 
  18. Daniel (6 de julio de 2022). «Se rendirá homenaje a la Virgen del Carmen». Diario La Prensa Riobamba. Consultado el 7 de agosto de 2024. 
  19. Andrade, César Dávila (1986). Cabeza de gallo. Editorial El Conejo. ISBN 978-958-06-1513-2. Consultado el 7 de agosto de 2024. 

Bibliografía

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  • Rakuta, Nikolai. La política religiosa de los incas Cf Charles Wiener en Perou et Bolivie.
  • Ledesma Llaury, Wilfredo: Huamachuco en la historia del Perú / tomo I. (1993) . Editorial La Libertad, Huamachuco - Perú. Primera edición.