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Estado de Los Altos

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Sexto Estado de Los Altos
Estado federado
1838-1840



Bandera

Escudo

Himno: La Granadera
noicon

Ubicación de Estado de Los Altos
Capital Quetzaltenango
Entidad Estado federado
 • País República Federal de Centro América
Idioma oficial Español
Religión Católica
Historia  
 • 2 de febrero
de 1838
Segregación de Guatemala
 • 5 de junio
de 1838
Reconocimiento del Congreso de Centro América
 • enero
de 1840
Reincorporación forzada a Guatemala
Presidente
• 1838-1840
• 1848
• 1848
• 1848
• 1848
• 1848

Marcelo Molina Matta
Fernando Antonio Dávila
José Velazco
Rafael de la Torre
Agustín Guzmán
Fernando Antonio Martínez
Comandante de Armas/Primer ministro
• 1838-1840

Agustín Guzmán
Legislatura Congreso Federal
Precedido por
Sucedido por
República Federal de Centroamérica
Estado de Guatemala
Escudo del Estado de los Altos.

El Estado de Los Altos o simplemente Los Altos, fue un efímero estado dentro de la República Federal de Centro América. Se creó en el occidente del estado de Guatemala, como resultado de las aspiraciones de la élite liberal local que no reconocía la autoridad conservadora del Estado de Guatemala. Su segregación fue proclamada formalmente el 2 de febrero de 1838 en la ciudad de Quetzaltenango, y fue reconocida por el Congreso centroamericano el 5 de junio de ese mismo año. El territorio ocupado por Los Altos correspondía al que en ese tiempo tenían los departamentos guatemaltecos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá. Los Altos fue recuperado por Rafael Carrera para Guatemala en enero de 1840.[1]

Historia

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La región occidental de la actual Guatemala había mostrado intenciones de obtener mayor autonomía con respecto a las autoridades de la ciudad de Guatemala desde la época colonial, pues los criollos de la localidad consideraban que los criollos capitalinos que tenían el monopolio comercial con España no les daban un trato justo.[2]​ Así, su representante en las Cortes de Cádiz solicitó la creación de una intendencia en Los Altos, gobernada por autoridades propias. El advenimiento de la independencia de América Central de alguna manera canceló esta posibilidad, pero el separatismo de los altenses perduró. Tras la disolución del Primer Imperio Mexicano y la consecuente separación de la República Federal de Centroamérica Los Altos continuó buscando su separación de Guatemala. Hay dos condiciones que fueron favorables a las pretensiones de la élite criolla altense: la creación de un marco legal en la constitución centroamericana para la formación de nuevos estados dentro del territorio de la república y la llegada al gobierno de los federalistas liberales, encabezados por Francisco Morazán.

Independencia de Los Altos

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El área de Los Altos estaba poblada mayoritariamente por indígenas, quienes habían mantenido sus tradiciones ancestrales y sus tierras en el frío altiplano del oeste guatemalteco.[3]​ Durante toda la época colonial habían existido revueltas en contra del gobierno español.[3]​ Luego de la independencia, los mestizos y criollos locales favorecieron al partido liberal, en tanto que la mayoría indígena era partidaria de la Iglesia Católica y, por ende, conservadora.[3]

Durante la administración del gobierno del Dr. Mariano Gálvez, los criollos y ladinos de Los Altos tenían un gran resentimiento contra los comerciantes de la Ciudad de Guatemala —los miembros del Clan Aycinena—, quienes monopolizaban el comercio y se oponían rotundamente a la construcción de un puerto en el Pacífico y de una carretera que le sirviera a Los Altos para comerciar con países extranjeros directamente.[4]

En mayo de 1836, un periódico de la localidad propuso que se formara un estado que comprendiera a las regiones de Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá y Suchitepéquez, que tendría alrededor de doscientos mil habitantes y que les permitiría mayor libertad de acción y mejor representación ante la Federación Centroamericana.[4]

Al caer el gobierno de Gálvez, los representantes criollos de Los Altos aprovecharon para separarse del Estado de Guatemala el 2 de febrero de 1838. El gobernador Valenzuela no pudo hacer nada al respecto, y el congreso de la República Federal de Centroamérica reconoció al Sexto Estado el 5 de junio de 1838 con una junta de gobierno provisional compuesta por Marcelo Molina Mata, José M. Gálvez y José Antonio Aguilar, mientras que el general mexicano Agustín Guzmán - antiguo oficial del ejército de Vicente Filísola que se había radicado en Quetzaltenango- quedó al mando del ejército del Estado.[4]​ La bandera de Los Altos era una modificación de la de las Provincias Unidas del Centro de América, con escudo en el centro mostrando un volcán al fondo y un quetzal resplandeciente -un ave local que representaba la libertad- delante.[a]

La idea de estado finalizó ante los hechos de traición por parte de líderes de Quetzaltenango que desde tiempos atrás ya habían mostrado su ambición y traición a la región, como cuando traicionaron a Tzul, líder de Totonicapán.

Finalmente, en diciembre de 1838, Molina fue elegido como Gobernador del Estado, y de inmediato empez� a trabajar en el desarrollo del puerto en el Pac�fico y en mejorar las relaciones con el gobierno federal en San Salvador.[4]​ Los ind�genas de Occidente, por su parte, acudieron a la ciudad de Guatemala a quejarse de los l�deres altenses ladinos, en especial del Jefe Pol�tico de Totonicap�n, Macario Rodas, Comandante Militar, Agust�n Guzm�n y de los milicianos de San Carlos Sija, quienes les hab�an impuesto cargas fiscales extraordinarias, no hab�an derogado el impuesto personal impuesto por el gobierno de G�lvez y hab�an arrebatado gran parte de sus tierras ejidales.[5][6]​ En represalia, las autoridades altenses encarcelaron a los quejosos.[5]

Creaci�n del Estado de Los Altos

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En 1838 se cre� el sexto estado, El Estado de Los Altos, teniendo como capital la ciudad de Quetzaltenango, comprendiendo los territorios del occidente de Guatemala y el territorio del actual de Soconusco, (M�xico).

La Asamblea Nacional Constituyente de la Federaci�n Centroamericana en sesi�n plenaria celebrada el cinco de junio del a�o de 1838 habi�ndose tomado en consideraci�n la necesidad de crear un Sexto Estado se acuerda:
  1. Marcelo Molina Mata, electo Gobernador del Estado de Los Altos.
  2. Jos� M G�lvez
  3. Jos� Antonio Aguilar
  4. General Agust�n Guzm�n Comandante en Jefe del Ej�rcito del Estado de Los Altos.[4]

El Estado comprender� los siguientes territorios:

—Manuel Pineda Mont, Recopilaci�n de las leyes de Guatemala, 1859[7]

Luego de la separaci�n del Estado de Los Altos, la Asamblea Constituyente dividi� al Estado de Guatemala en siete departamentos y dos distritos, de acuerdo con el siguiente decreto del 12 de septiembre de 1839:

La Asamblea Constituyente del Estado de Guatemala:

Habiendo tomado en consideraci�n la necesidad que hay de hacer una nueva y conveniente divisi�n del territorio, despu�s de la separaci�n de los departamentos que componen el Estado de los Altos. Con presencia de los datos e informes que ha presentado el gobierno sobre el particular, ha decretado:

  1. El estado de Guatemala se divide en siete departamentos, a saber: el de Guatemala, el de Sacatep�quez, el de Chimaltenango, el de Escuintla, el de Mita, el de Chiquimula y el de la Verapaz.
  2. Tambi�n componen dos distritos separados con dependencia inmediata del gobierno, Izabal y el Pet�n.
  3. Los departamentos y distritos referidos, comprenden las poblaciones y lugares que se se�alan en la tabla que acompa�a a esta ley.
  4. Mientras se re�nan datos m�s exactos, con presencia de los padrones que deben formarse para hacer por otra ley la divisi�n permanente del territorio, el gobierno queda autorizado para poder agregar o segregar de unos a otros, los pueblos o lugares que lo soliciten, con causa fundada en el mejor servicio y bien de los mismos pueblos, previo al informe de los jefes respectivos.
  5. El mismo gobierno, en las providencias que tome, para la demarcaci�n del territorio de los departamentos, procurar� en lo que sea posible, que sea la misma la de los curatos y sus comprensiones, a fin de evitar embarazos y facilitar en todo el mejor servicio p�blico.
—Manuel Pineda Mont, Recopilaci�n de las leyes de Guatemala, 1859[7]
Marcelo Molina Matta.

En 1839, Miguel Larreynaga fue designado Presidente de la Asamblea Constituyente del Estado de Los Altos.[8]

El 31 de mayo de 1839, el Estado de Los Altos sigui� el ejemplo del resto de estados de la Federaci�n y se declar� libre, soberano e independiente y agreg� a las regiones de Soconusco y Huehuetenango.[4]​ El 10 de agosto de 1839, el nuevo estado independiente firm� un tratado con El Salvador, para defenderse de una posible invasi�n de las tropas conservadoras de Rafael Carrera, el cual fue ratificado por Francisco Moraz�n el 8 de septiembre.[9]

Hasta entonces, el Clan Aycinena favorec�a el libre comercio con los otros estados centroamericanos y eso inclu�a permitir el ingreso de textiles altenses sin tener pagar impuestos; cuando Los Altos estableci� una tarifa impositiva sobre sus textiles, el gobierno guatemalteco protest� formalmente.[9]​ Esto llev� a un escalamiento en la tensi�n, y ambos gobiernos empezaron a acusarse mutuamente de ser tir�nicos; la propaganda liberal acusaba a los arist�cratas guatemaltecos de despotismo y a Carrera de ser un salvaje, que vest�a uniforme �nicamente porque se lo hab�an regalado los ingleses.[9]

Religi�n cat�lica en el Estado

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En agosto de 1839 el provisor de la Iglesia Cat�lica Antonio de Larraz�bal y Arrivillaga emiti� un decreto que constitu�a una vicar�a for�nea en el Estado de Los Altos, estado reci�n formado por criollos liberales en la regi�n de Quetzaltenango que se opon�an al auge conservador que ocurr�a en Guatemala bajo el liderazgo del general Rafael Carrera y Turcios. Larraz�bal nombr� al doctor Jos� Mat�as Qui�ones Manzanares encargado del curato de San Miguel Totonicap�n y negoci� con los liberales para que apoyaran al arzobispo Casaus y Torres expulsado en 1829 a cambio para dar paso legal a la autonom�a eclesi�stica del nuevo estado.[10]

Invasi�n y absorci�n del Estado de los Altos

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Dibujo del parque central de Quetzaltenango en 1840, cuando la ciudad era la capital del Estado de Los Altos.

Las revueltas ind�genas alcanzaron su punto cr�tico el 1.�. de octubre de 1839, en Santa Catarina Ixtahuac�n, Solol�, cuando tropas altenses reprimieron una sublevaci�n y mataron a cuarenta vecinos. Encolerizados, los ind�genas acudieron a Carrera en busca de protecci�n. Por otra parte, octubre de 1839 la tensi�n comercial entre Guatemala y Los Altos dio paso a movimientos militares; hubo rumores de que el general Agust�n Guzm�n estaba organizando un ej�rcito en Solol� con la intenci�n de invadir Guatemala, lo que puso en m�xima alerta.[6]​ A finales de noviembre, cuando Carrera regres� de El Salvador, el gobierno guatemalteco confisc� un cargamento de armas que estaba destinado para Los Altos y, con la ayuda del c�nsul brit�nico Frederick Chatfield -que se hab�a mudado a la Ciudad de Guatemala tras tener roces con el presidente federal Francisco Moraz�n- los miembros del Clan Aycinena iniciaron los preparativos para un ataque a Los Altos.

Los liberales en Los Altos mantuvieron sus duras cr�ticas al gobierno conservador de Mariano Rivera y Paz; ten�an incluso su propio peri�dico: El Popular.[11]​ Por su parte, los conservadores guatemaltecos atacaban a los altenses en su publicaci�n El Tiempo.[9]​ Adem�s, como Los Altos era la regi�n con mayor producci�n y actividad econ�mica del antiguo Estado de Guatemala, los conservadores perd�an muchos de los m�ritos que sosten�an al Estado guatemalteco en la hegemon�a de Centro Am�rica.[12]​ Mientras Carrera se preparaba reclutando voluntarios en la Verapaz, el gobierno de Guatemala intent� llegar a una soluci�n pac�fica, y el 18 de diciembre de 1839 apremi� al representante de Los Altos en Guatemala a firmar un convenio de paz y amistad; el tratado garantizaba la paz, pero con la condici�n de que Los Altos ten�a que devolver a Guatemala las armas que Agust�n Guzm�n le hab�a confiscado a Carrera cuando lo apres� en enero de 1839.[6]​ Mientras los altenses consideraban aceptar el ultim�tum guatemalteco, Carrera public� una proclama en la que llam� a los ind�genas de Los Altos a rebelarse en contra del gobierno quetzalteco, lo que provoc� revueltas de las que el gobierno guatemalteco se vali� en enero de 1840 para decir que los ind�genas rogaban a Carrera para salvarlos de la �opresi�n de los liberales quetzaltecos�.[6]

Al mediod�a del 20 de enero de 1840, Carrera se dirigi� a la frontera con el Estado de Los Altos para esperar al enviado del estado altense con la ratificaci�n del ultim�tum y el cargamento de armas;[13]​ mientras esperaba, arengaba a sus tropas dici�ndoles que el enemigo liberal todav�a ten�a a Quezaltenango sumido en la opresi�n y la tiran�a y que, junto con San Salvador, era el �nico obst�culo para que retornaran a sus hogares.[3]​ Para contener una posible invasi�n de las fuerzas moraz�nicas desde El Salvador, Carrera envi� a Vicente Cruz a guardar la frontera.[13]

El gobierno de Los Altos envi� un emisario a Moraz�n, pero fue interceptado por las fuerzas de Carrera; entonces, el 22 de enero el general Agust�n Guzm�n declar� la guerra a Guatemala.[13]​ Tras algunas escaramuzas, los ej�rcitos se enfrentaron en Solol� el 25 de enero; Carrera venci� a las fuerzas del general Agust�n Guzm�n e incluso lo apres�[13]​ mientras que el general Doroteo Monterrosa venci� a las fuerzas altenses del coronel Antonio Corzo el 28 de enero.[13]​ El gobierno quetzalteco colaps� entonces, pues aparte de las derrotas militares, los poblados ind�genas abrazaron la causa conservadora de inmediato; al entrar a Quetzaltenango al frente de dos mil hombres, Carrera fue recibido por una gran multitud que lo saludaba como su �libertador�.[13]

Carrera impuso un r�gimen duro y hostil para los liberales altenses, pero bondadoso para los ind�genas de la regi�n -derogando el impuesto personal- y para los eclesi�sticos -restituyendo los privilegios de la religi�n cat�lica; llamando a todos los miembros del cabildo criollo les dijo tajantemente que se portaba bondadoso con ellos por ser la primera vez que lo desafiaban, pero que no tendr�a piedad si hab�a una segunda vez.[14]​ El general Guzm�n, y el jefe del Estado de Los Altos, Marcelo Molina, fueron enviados a la capital de Guatemala, en donde fueron exhibidos como trofeos de guerra durante un destile triunfal el 17 de febrero de 1840; en el caso de Guzm�n, engrilletado, con heridas sangrantes, y montado en una mula.[11]​ El 26 de febrero de 1840 el gobierno de Guatemala coloc� a Los Altos bajo su autoridad y el corregidor de Quetzaltenango ejerc�a como comandante general y superintendente de Los Altos.[15]

Segunda Invasi�n de Moraz�n a Guatemala

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General Francisco Moraz�n.
Intent� invadir a Guatemala por segunda ocasi�n en 1840 luego de haber invadido en 1829 y expulsado a los miembros del Clan Aycinena y las �rdenes regulares. En 1840 fue vencido por Carrera de manera aplastante, marcando el fin de su carrera en Centroam�rica.
�Todo hombre desde la edad de 14 a 50 a�os se presentar� en el t�rmino de seis horas a tomar las armas en la casa municipal. El que no se presentara, pasado ese t�rmino, ser� considerado como sospechoso. Se declara la ciudad en estado de sitio.�
—Rafael Carrera
Tomado de: Hern�ndez de Le�n, F. (16 de marzo de 1959). �El cap�tulo de las efem�rides: Invasi�n de Moraz�n�. Diario La Hora (Guatemala). [16]

El 18 de marzo de 1840, siendo Moraz�n -jefe liberal de la ya moribunda Federaci�n Centroamericana y del Estado de El Salvador- invadi� a Guatemala con mil quinientos soldados para vengar el ultraje hecho a los vencidos en Los Altos, pues tem�a esta acci�n fuera el golpe final a los esfuerzos liberales de mantener unida a la Federaci�n Centroamericana. En forma similar a su primera invasi�n en 1829, lleg� hasta Barberena pr�cticamente sin ser molestado y aplicando una estrategia de terror y violencia;[17]​ ambos bandos se caracterizaban por las atrocidades que comet�an por su odio mutuo.[17]​ Guatemala ten�a un cord�n de vigilantes desde la frontera con El Salvador; a falta de tel�grafo, los hombres corr�an llevando los mensajes de �ltima hora.[16]​ Con la informaci�n de estos mensajeros, Carrera urdi� su plan de defensa dejando a su hermano Sotero a cargo de tropas que presentar�an una leve resistencia en la ciudad.[18]

Carrera fingi� huir y llev� al improvisado ej�rcito a las alturas de Aceituno ya que �nicamente contaba con cerca de cuatrocientos hombres e igual n�mero de cargas de fusiler�a, m�s dos ca�ones viejos. La ciudad qued� a merced del ej�rcito de Moraz�n, con las campanas de sus veintid�s templos ta�endo por socorro divino.[16]​ Una vez Moraz�n lleg� a la capital, la tom� f�cilmente y liber� a Guzm�n, quien inmediatamente parti� para Quetzaltenango para dar la noticia de que Carrera estaba derrotado;[18]​ Carrera entonces, aprovechando que los enemigos se cre�an victoriosos, aplic� una estrategia de concentraci�n de fuego en el Parque Central de la ciudad y la complement� con la t�ctica del ataque sorpresa con la cual provoc� grandes bajas al ej�rcito de Moraz�n para, finalmente, obligar a los sobrevivientes a luchar cuerpo a cuerpo.[b][19]​ Ya en tal escenario de combate, los soldados de Moraz�n perdieron la iniciativa del ataque y su superioridad num�rica. Adem�s, desconoc�an la ciudad en que peleaban y tuvieron que pelear, cargar sus muertos y atender a sus heridos cuando resent�an el cansancio por la larga marcha desde El Salvador a Guatemala.[19]

De tal suerte que Carrera, para entonces ya un experimentado militar[c]​ supo plantar cara y batalla a Moraz�n hasta derrotarlo de manera fulminante, al grado que ayudado por �ngel Molina -hijo del l�der liberal Pedro Molina Mazariegos- que conoc�a los callejones al oeste de la ciudad, tuvo que huir con sus predilectos disfrazado y gritando ��Qu� viva Carrera!� por el barranco del Incienso hacia El Salvador, para salvar la vida.[16]​ En su ausencia, Moraz�n hab�a sido relevado del cargo de jefe de Estado de ese pa�s, raz�n por la cual hubo de embarcar hacia el exilio en Per�.[19]

En Guatemala, los salvadore�os sobrevivientes fueron fusilados sin piedad, mientras Carrera estaba fuera en persecuci�n de Moraz�n, a quien no logr� darle alcance. Este lance sell� definitivamente el estatus del general Carrera y marc� el ocaso de Moraz�n.[16]

Por esos a�os, el antrop�logo John Lloyd Stephens estaba en Guatemala como representante de la corona brit�nica y estuvo en la frontera entre Guatemala y Honduras; Stephens hizo la siguiente descripci�n de las tropas de Carrera en ese entonces: �las tropas de Carrera hab�an regresado de San Salvador, y ocupado toda la l�nea de villas hasta la capital. Eran su mayor�a ind�genas, ignorantes, intempestivos y fan�ticos que no podr�an comprender mi car�cter oficial, no pod�an leer mi pasaporte y, en el estado de cosas en que se encontraba el pa�s, podr�an tener sospechas de m�. Ya hab�an cometido grandes atrocidades; no hab�a ni un cura en todo el camino; e intentar proseguir ser�a exponerme a robo y asesinato. Quer�a seguir mi camino con muchas ansias, pero hubiera sido una locura proseguir; de hecho, ning�n due�o de mulas hubiera aceptado ir conmigo, y me vi obligado a regresar a Chiquimula�.[20]

Aniquilaci�n definitiva del Estado de Los Altos

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Rafael Carrera en 1854. En 1840, cuando era general de la revoluci�n campesina, recuper� Los Altos para Guatemala.
�Se hablaba de Rafael Carrera y Turcios como el "Rey de los Indios". Dada su autoridad, con una palabra podr�a causar la matanza de todos los blancos sin duda alguna.�

Cuando el general Agust�n Guzm�n lleg� a Quetzaltenango con la noticia de que Moraz�n hab�a triunfado en la ciudad de Nueva Guatemala de la Asunci�n, la �lite criolla liberal de la ciudad declar� nuevamente vigente el Estado de Los Altos.[21]​ Carrera, envi� al militar salvadore�o Francisco Malesp�n a avisar a las comunidades k'iche' y k'achikel que se prepararan nuevamente a combatir a los criollos quetzaltecos,[23]​ y luego sali� para Quetzaltenango decidido a escarmentar a los liberales quetzaltecos; al conocer esta noticia, la mayor�a de los miembros del cabildo sali� huyendo y los pocos que quedaron quisieron retractarse y pedir perd�n por haber tratado de formar el estado nuevamente.[24]​ Pero mientras los ind�genas de la regi�n persegu�an a los criollos que huyeron, Carrera apres� a los miembros del cabildo que se hab�an quedado y luego los mand� a fusilar, a pesar de los reclamos de la poblaci�n altense que por lo bajo murmuraba ��Masacre! �Masacre!�[23]​ Como resultado, los criollos liberales quedaron debilitados y mermados, y los conservadores capitalinos atemorizados; por su parte las poblaciones ind�genas de Quetzaltenango se dieron cuenta de que ten�an un aliado fuerte en Carrera.[23]

Carrera confisc� y se llev� a Guatemala la imprenta del Diario de Quetzaltenango, los modernos instrumentos de m�sica de la Banda Marcial. Los miembros liberales del cabildo criollo que fueron fusilados en la Plaza P�blica fueron el alcalde, Dr. Roberto Molina Motta, hermano del Jefe del Estado de Los Altos, Mariano Molina, y los s�ndicos y concejales.[d]

Cuando Carrera regres� a Guatemala a atender a su madre agonizante, los liberales de la capital salieron huyendo y el temor de los conservadores del Clan Aycinena se acrecent�, pues estaba claro que, de haberlo querido, Carrera hubiera llevado a cabo la venganza ind�gena aniquilando a todos los blancos.[25]​ Lo �nico que evit� una nueva masacre fue el hecho de que Carrera necesitara del dinero del Clan Aycinena para pagarle a sus tropas.[25]

Tras la reincorporaci�n del Estado de Los Altos por Rafael Carrera y Turcios en abril de 1840, el secretario general del gobierno guatemalteco Luis Batres Juarros obtuvo del provisor Larraz�bal y Arrivillaga la autorizaci�n del desmantelamiento de la Iglesia regionalista del Estado de Los Altos; el cura interino de Quetzaltenango, presb�tero Urbano Ugarte y su coadjutor, presb�tero Jos� Mar�a Aguilar, fueron separados de su curato y del mismo modo los presb�teros de las parroquias de San Mart�n Jilotepeque y de San Lucas Tolim�n. Larraz�bal orden� que los presb�teros Fernando Antonio D�vila, Mariano Navarrete y Jos� Ignacio Iturrioz pasasen a cubrir respectivamente las parroquias de Quezaltenango , San Mart�n Jilotepeque y San Lucas Tolim�n.[10]

De acuerdo con la informaci�n de la municipalidad de Quetzaltenango, estado de Los Altos, fue destruido por un acto contra el Derecho de gentes, Internacional, el Derecho Constitucional, al ser cancelado de hecho y no de derecho, dado que el �nico ente que jur�dicamente ten�a la soberana facultad de dejarlo sin efecto era el congreso de la Federaci�n Centroamericana.[26]​ Ahora bien, este argumento carece de fundamente puesto que para el momento en que ocurrieron los hechos aqu� mencionados, todos los estados centroamericanos se hab�an declarado como entes libres, soberanos e independientes, excepto El Salvador, porque era la sede del gobierno federal de Francisco Moraz�n, quien �nicamente habr�a sido capaz de mantener la Federaci�n si hubiera derrotado a Carrera en la batalla de la Ciudad de Guatemala. Con la derrota sufrida y la destrucci�n de su ej�rcito, Moraz�n tuvo que salir al exilio el Per� y en El Salvador la federaci�n se declar� extinta y se form� el Estado independiente de El Salvador, en donde Carrera coloc� al militar Francisco Malesp�n como hombre fuerte.[27]

Intento de resurgimiento del Estado de Los Altos

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En 1848, la situaci�n de Guatemala era ca�tica y los liberales lograron que Rafael Carrera dejara el gobierno de la Rep�blica de Guatemala, la cual se hab�a constituido el 21 de marzo de 1847.[28]​. El 26 de agosto de 1848, durante la breve ausencia de Carrera del poder central, los capitulares quetzaltecos, con el apoyo del Presidente de El Salvador, Doroteo Vasconcelos, y de la facci�n anticarrerista de Vicente y Serapio Cruz, proclamaron, una vez m�s, su segregaci�n de Guatemala con Agust�n Guzm�n como presidente interino y, el 5 de septiembre, eligieron un gobierno interino dirigido por Fernando Antonio Mart�nez. La existencia del Sexto Estado todav�a se prolong� hasta el 8 de mayo de 1849, cuando el general Guzm�n fue a entrevistarse con representantes del presidente Paredes a la Antigua Guatemala, momento que fue aprovechado por Rafael Carrera para tomar Quetzaltenango y quedarse en la plaza; para entonces, Carrera ya contaba con el apoyo militar del Corregidor de Suchitep�quez, Jos� V�ctor Zavala. El gobierno de Paredes hab�a nombrado al mayor Jos� V�ctor Zavala como corregidor de Suchitep�quez para detener a Carrera; pero Zavala, en vez de detener a Carrera, se puso a sus �rdenes.[29]

Al saber la noticia, y al enterarse del masivo apoyo de las diferentes etnias ind�genas al general Carrera, el presidente Mariano Paredes, tras mucho deliberar con liberales y conservadores, finalmente sigui� el consejo del conservador Luis Batres Juarros, quien le hizo ver que combatir a Carrera era abrir un frente en el occidente del pa�s, y dispuso revocar la pena de muerte sobre Carrera y nombrarlo comandante general de las Armas, con autorizaci�n para atender a la pacificaci�n de los pueblos conmovidos en el oriente del pa�s, y para dirigir las operaciones militares de la manera que lo creyere conveniente. Ante este decreto, los principales l�deres liberales huyeron hacia El Salvador, donde les dio asilo el presidente Doroteo Vasconcelos.[e]​ Finalmente, Carrera entr� triunfalmente en la Ciudad de Guatemala el 8 de agosto de 1849[30]​ y Paredes evit� formar un frente occidental combatiendo a Carrera en Quetzaltenango.[31]

Guzm�n, por su parte fue a Jalapa en donde logr� una tregua temporal con los l�deres rebeldes Le�n Raymundo, Roberto Reyes y Agust�n P�rez; los rebeldes saquearon Jalapa el 3 y 4 de junio. Guzmán, entonces, se fue a El Salvador en donde emitió un comunicado en el que atacaba la perfidia y la inmoralidad del salvaje Rafael Carrera quien había desgobernado Guatemala en los últimos nueve años.[32]​ En su comunicado hizo ver que se había ido a El Salvador para retirarse de la vida pública, pero que no podía permanecer impasible ante los hechos que ocurrían en Guatemala y que iba a combatir el retorno de Carrera con la ayuda de El Salvador, Honduras, Nicaragua y el resurgido Estado de Los Altos.[33]​ Prácticamente se autonombraba el sucesor de Morazán en su empeño de combatir al general Carrera;[33]​ sin embargo, no logró apoyo suficiente para llevar a cabo sus propósitos.

Delimitación de límites con México

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En 1881 se plantean problemas con Guatemala cuando el presidente Justo Rufino Barrios reclama las tierras del Soconusco y Chiapas. La postura inicial del Gobierno de México era de no aceptar discusión sobre sus derechos en esa región. Sin embargo, a partir de 1882 se inició un diálogo para resolver el problema entre Matías Romero y Justo Rufino en El Malacate en la Hacienda de Barrios (Soconusco), donde ambos tenían posesiones. Decidieron acudir al arbitraje de los Estados Unidos. El Convenio Preliminar se firmó en Nueva York el 12 de agosto de 1882, y en él se establecía que: «la República de Guatemala prescinde de la discusión que ha sostenido acerca de los derechos que le asisten al territorio de Chiapas y su departamento de Soconusco» por lo que la posición de México quedaba bien establecida en cuanto a sus derechos de esos territorios.

El Tratado de Límites definitivo se firmó en Ciudad de México el 27 de septiembre de 1882. En su primer artículo dispone que: «La República de Guatemala renuncia para siempre a los derechos que juzga tener sobre el territorio del Estado de Chiapas y de su Distrito de Soconusco, y en consecuencia, considera dicho territorio como parte integrante de los Estados Unidos Mexicanos.» En cuanto al trazado de la frontera propiamente dicho, México y Guatemala acordaron utilizar líneas rectas entre puntos clave conocidos y aceptados por ambos países. Los trabajos de medición y delimitación concluyeron en 1902. En el Soconusco Guatemala avanzó hasta el río Suchiate y México recibió la comarca de Motozintla.

La región mantiene carácter propio en la actualidad, y «Los Altos» sigue siendo una denominación común para la región de Quetzaltenango.

Véase también

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Notas

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  1. Fue la primera bandera centroamericana que empleó el quetzal como símbolo; desde 1871 forma parte de la bandera de Guatemala.
  2. En estos combates participó el militar e insigne poeta José Batres Montúfar.
  3. Carrera incluso ya había sufrido dos derrotas anteriores a manos del propio Morazán.
  4. Los síndicos y concejales fusilados fueron: Félix López, Manuel Pivaral, Pedro Meoño, José Ignacio Hernández, Felipe Hernández, Zacarías Martínez, Marcelo Pacheco, José María Alvarado, José Ignacio de Paz, Eulogio Quezada, Romualdo Briones, Cesareo Arango, Leandro Arango, Silvestre González.
  5. Entre los liberales que huyeron estaban José Francisco Barrundia y el doctor Lorenzo Montúfar. En Guatemala quedó el doctor Pedro Molina, de edad ya muy avanzada para emprender semejante viaje.

Referencias

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Bibliografía

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Bibliograf�a adicional

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Enlaces externos

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