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Francisco Malespín

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Francisco Malesp�n

General, estratega militar y presidente Francisco Malesp�n.


Presidente de El Salvador
Por Manu Militari
7 de febrero de 1844-9 de mayo de 1844
Predecesor Ferm�n Palacios
Sucesor Joaqu�n Eufrasio Guzm�n

Informaci�n personal
Nacimiento 28 de septiembre de 1806
Izalco, Sonsonate, Bandera de Espa�a Reino de Guatemala
Fallecimiento 25 de noviembre de 1846
(40 a�os)
San Fernando, Chalatenango, El Salvador
Nacionalidad Salvadore�a
Religi�n Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Informaci�n profesional
Ocupación militar
Partido político Conservador

Francisco Malespín Herrera (Izalco, Sonsonate, Reino de Guatemala, 28 de septiembre de 1806 – San Fernando, Chalatenango, El Salvador, 25 de noviembre de 1846) fue un militar y político salvadoreño que ejerció la Presidencia de la República de El Salvador del 7 de febrero al 9 de mayo de 1844[1]​ y del 16 de junio al 25 de octubre de 1844.

Biografía

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Francisco Malespín Herrera fue hijo del matrimonio compuesto por Juan Malespín y Luisa Herrera y Rodríguez, quienes se domiciliaron en San Salvador en 1824. Durante la guerra civil centroamericana (1826 - 1829), aún joven se distinguió en la Batalla de Mejicanos de 1828 y en la toma de la Fortaleza de San Fernando de Omoa en Honduras en 1832.

Aniquilación definitiva del Estado de Los Altos

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Rafael Carrera en 1854. En 1840, cuando era general de la revolución campesina, recuperó Los Altos para Guatemala.

Malespín destacó como caudillo del partido Conservador y colaboró con el general Rafael Carrera en Guatemala en sus combates contra Francisco Morazán y los criollos liberales del Estado de Los Altos.[2]

Cuando el general Agustín Guzmán llegó a Quetzaltenango con la noticia de que Morazán había triunfado en la ciudad de Nueva Guatemala de la Asunción el 19 de marzo de 1840, la élite criolla liberal de la ciudad declaró nuevamente vigente el Estado de Los Altos.[3]​ Agustín -a quien Morazán había liberado de prisión esa noche- no sabía que Carrera había hecho pensar a Morazán que había obtenido el triunfo y luego había aplastado sus fuerzas.[4]​ Carrera entonces envió a Malespín a avisar a las comunidades quiché y cakchiquel que se prepararan nuevamente a combatir a los criollos quetzaltecos,[5]​ y luego salió para Quetzaltenango decidido a escarmentar a los liberales altenses; al conocer esta noticia, la mayoría de los miembros del cabildo salió huyendo y los pocos que quedaron quisieron retractarse y pedir perdón por haber tratado de formar el estado nuevamente.[5]​ Pero mientras los indígenas de la región perseguían a los criollos que huyeron, Carrera apresó a los miembros del cabildo que se habían quedado y luego los mandó a fusilar, a pesar de los reclamos de la población altense que por lo bajo murmuraba «¡Masacre! ¡Masacre!»[6][Nota 1]​ Como resultado, los criollos liberales quedaron debilitados y mermados, y los conservadores capitalinos atemorizados; por su parte las poblaciones indígenas de Quetzaltenango se dieron cuenta de que tenían un aliado fuerte en Carrera.[6]

Cuando Carrera regresó a Guatemala a atender a su madre agonizante, los liberales de la capital salieron huyendo y el temor de los conservadores del Clan Aycinena se acrecentó, pues estaba claro que, de haberlo querido, Carrera hubiera llevado a cabo la venganza indígena aniquilando a todos los blancos.[7]​ Lo único que evitó una nueva masacre fue el hecho de que Carrera necesitara del dinero del Clan Aycinena para pagarle a sus tropas.[7]

Gobernante de El Salvador

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Imagen de Viteri y Ungo en su tumba en la catedral de San Salvador.
Francisco Malespín, fue uno de los mayores líderes conservadores de El Salvador en los años 1840. Al igual que muchos otros conservadores, Malespín se opuso a Francisco Morazán, un destacado político liberal, que se opuso a la disolución de la República Federal de Centroamérica.

Con Morazán derrotado, Carrera y su ejército entraron en El Salvador e impusieron un régimen conservador, con Malespín como Comandante de las Armas del Estado y Jorge de Viteri y Ungo -presbítero guatemalteco miembro del ultraconservador Clan Aycinena de Guatemala- como párroco de San Salvador. Con el apoyo de Rafael Carrera y de Francisco Ferrera, Malespín influyó poderosamente en los sucesivos gobiernos de Norberto Ramírez, Juan Lindo, José Escolástico Marín, Juan José Guzmán y Fermín Palacios.

En 1842 su padrino, el presbítero Jorge de Viteri y Ungo, visitó el Vaticano en donde consiguió que se estableciera una diócesis para El Salvador- la cual fue creada para él por el papa Gregorio XVI[8]​ por medio de la Bula Universalis Ecclesia Procuratio el 28 de septiembre de 1842, elevando también su parroquia al rango de catedral, conocida hasta entonces como Parroquia El Sagrario.[Nota 2][9]

El 28 de enero de 1843, Viteri y Ungo fue elegido como el primer Obispo de San Salvador, siendo consagrado el día siguiente. El 25 de septiembre, llegó a la ciudad de San Salvador para asumir el cargo y apoyar a su ahijado Malespín.[10]

El 7 de febrero de 1844, Fermín Palacios entregó la Presidencia al general Malespín, quien había sido elegido Presidente de la República, para el período constitucional 1844 a 1846. Como representante de los conservadores, Malespín acordó con la Asamblea Legislativa decretar el restablecimiento del fuero eclesiástico al Clero salvadoreño, anulando la ley del 26 de agosto de 1830 que había suprimido dicho fuero y que fue emitida durante el gobierno del liberal José Damián Villacorta. El 25 de octubre de 1844, aliado con el gobierno hondureño en su lucha contra el gobierno de Nicaragua, Malespín entregó la Presidencia de la República a su vicepresidente, el general Joaquín Eufrasio Guzmán y la Comandancia del Ejército a Calixto Malespín, su hermano. Luego marchó hacia Nicaragua y en 1845 ocupó la ciudad de León El 26 de noviembre, los Ejércitos combinados de El Salvador y Honduras conocido como "Ejército Protector de la Paz" bajo el mando supremo de Malespín y con Guardiola como segundo al mando, son enfrentados por las escasas tropas de Fonseca, concentradas en Le�n, que es sitiada.

Los granadinos a trav�s de Jos� Francisco del Montenegro ofrecieron su apoyo a Fonseca cuando estaba sitiado en Le�n, bajo un pacto de mejorar el r�gimen; pero el Gran Mariscal contest� que el gobierno no pactaba con rebeldes, que los granadinos procedieran como mejor les pareciese, que �l se reservaba darles el castigo merecido. Para la historia, los granadinos no se entendieron con Malesp�n sino hasta despu�s que los leoneses, con el enemigo al frente, se negaron a aceptar sus proposiciones. Sin embarago, debe entenderse que las proposiciones de los granadinos no fueron para los leoneses "la voz cari�osa del hermano sino que fueron m�s un sarcasmo".

Los granadinos tuvieron que arreglarse con Malesp�n para deponer cuanto antes el absolutismo militar de Fonseca.[11]​ Inicialmente, cerca de 400 flecheros matagalpas se alistaron en la defensa de Le�n contra el ej�rcito invasor, pero por el maltrato que recibieron de parte del "Gran Mariscal" liberal y por el rompimiento de la alianza libero-conservadora se unieron a los invasores junto a 200 granadinos con fusiles, p�lvora, plomo y dos piezas de artiller�a.

Negociaciones de paz

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Para evitar la guerra, el 21 de noviembre se inician negociaciones de paz en la hacienda "Satoca" ubicada al sureste de Somotillo, los negociadores de Nicaragua son Hermenegildo Zepeda Fern�ndez (1804-1880) y Ger�nimo Carcache, las bases del arreglo al ser conocidas en Le�n son rechazadas de manera tajante.

Los primeros combates son desastrosos para los atacantes y los hondure�os deseaban retirarse, con dificultad Malesp�n les convenci� para mantenerse en combate, cuando se unieron a los invasores Manuel Quijano y Garc�a y 64 dragones que hab�an desertado de Le�n.

El 1 de diciembre se reanundan las negociaciones de paz, los delegados nicarag�enses son el can�nigo Desiderio Cort�s y Anselmo Alarc�n por Le�n; Jos� Francisco del Montenegro por Granada y Juan Ruiz por Rivas. Malesp�n insiste en imponer condiciones onerosas y los delegados leoneses se retiran.

Gobierno provisiorio en Masaya

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Afloran las diferencias entre los nicarag�enses y los conservadores granadinos abandonan a los liberales de Le�n y el 8 de diciembre buscan apoyo en el jefe invasor. As�, Granada se puso del lado de Malespin, seguido de Rivas y otros lugares.[12]

Los granadinos trasladadan la Asamblea Legislativa hacia Masaya, en donde el 16 de diciembre de 1844, Silvestre Selva Sacasa, senador de la Asamblea Legislativa, fue designado "Supremo Director provisorio", sin el consentimiento de Le�n bajo sitio. Jos� Mar�a Estrada fue nombrado Ministro General.

La parte m�s humillante de este arreglo fue la cl�usula 3d,donde los departamentos del este y del sur reconocen a Malespin como "protector de los nicarag�enses" y General en Jefe de los ej�rcitos unidos, incluido uno organizado por esos departamentos, hasta el final de la guerra.

Sitio de Le�n

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Algunos oficiales cre�an que Casto Fonseca, aunque valiente, no era competente para hacer una defensa adecuada. Jos� Mar�a Valle Echeverr�a, "El Chelon", sugiri� que Fonseca entregar� el mando a Jos� Trinidad Caba�as. Fonseca consider� la sugerencia como un insulto y, en consecuencia, Valle se retir� y Caba�as se convirti� en objeto de sospecha para Fonseca. Ante la ineptitud e intransigencia de Fonseca, el Supremo Director Madriz[13]​ pone bajo su mando las defensas de la ciudad que habr� de soportar 59 d�as de sitio. La defensa de Sutiava fue encargada a Gerardo Barrios quien la organiz� para la resistencia ante el asedio de los invasores jefeados por Malesp�n, su enemigo ac�rrimo.[14]

Los sitiados en medio de su situaci�n aflictiva contaban con una decisi�n absoluta, en secreto y grandes precauciones se introduc�an v�veres a la plaza y a�n elementos de guerra; se sab�an los planes del enemigo y las iniquidades que se comet�an fuera de las trincheras.

Un cargamento de armas para los leoneses, en un barco atracado en el puerto de El Realejo en el departamento de Chinandega, cae de manera fortuita en manos de los invasores (en realidad Malespin obtuvo informaci�n del ingl�s Manning, un agente del gobierno de Selva). Entre el armamento capturado se encontraban 1.000 mosquetes y 200 rifles, adem�s de 200 barriles de p�lvora, 200 quintales de plomo y 12.000. pedernales.

Incendio de Sutiava

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Con estas armas, el traidor Manuel Quijano y Garc�a (a) "El Malo" y Ram�n Belloso el 22 de enero de 1845, incendian y ocupan Sutiava,[11]​ fueron los flecheros matagalpas quienes incendiaron las casas pajizas de Sutiava permitiendo el avance hacia Le�n que el 24 de enero fue ocupada con el posterior saqueo ordenado por Malesp�n y ejecutado por los viles y despiadados Nicol�s Espinosa y Quijano. Belloso y Trinidad Mu�oz fieles al honor militar se apartaron de tales tropel�as.

La toma de Le�n fue celebrada con mucho alborozo en Masaya, sede del gobierno granadino en acuerdo con Malesp�n.

Poco despu�s de su nombramiento como presidente, invadi� Guatemala sin �xito y luego atac� Nicaragua donde captur� la ciudad de Le�n en 1845. Fue derrocado por el vicepresidente Joaqu�n Eufrasio Guzm�n
Boceto de la capilla de San Juan de Dios, que fue saqueada por las fuerzas invasoras de Francisco Malesp�n durante el final de la guerra.

en donde es recordado por su afici�n al ron y su car�cter vol�til que provoc� excesos de sus tropas que incendiaron la ciudad y saquearon los objetos sagrados de sus iglesias. Pero el 15 de febrero de 1845, a pesar de retornar 'victorioso' de la campa�a en Nicaragua, el Ej�rcito lo desconoci� y el Poder Legislativo declar� nula su elecci�n como Presidente de la Rep�blica, siendo sustituido por el vicepresidente Guzm�n; adem�s, debido a los abusos cometidos -a los que se sumaba el fusilamiento del presb�tero Dionisio Urcuyo y Cresp�n- el obispo Viteri y Ungo lo excomulg� el 23 de febrero de 1845 en la Catedral de San Salvador.[8]​ Malesp�n no solamente ejecut� ciudadanos prominentes de la sociedad leonesa de ese entonces, incluyendo al Supremo Director Madriz[15]​ y Crescencio Navas, Ministro General de �ste; tambi�n permiti� que su tropa abusara de la poblaci�n civil con violaciones a mujeres y robo de los tesoros religiosos en las iglesias y casas de habitaci�n como pago de los "gastos de guerra". La �nica casa exenta del saqueo fue la de Manning.

Tambi�n, mando a fusilar en el atrio de la capilla "San Juan de Dios" al presb�tero Dionisio Urcuyo y Cresp�n, por defender a los enfermos que estaban siendo masacrados en el hospital "Santa Catarina m�rtir" del cual era capell�n siendo p�rroco de la iglesia San Juan Bautista de Sutiaba. Una placa conmemorativa fue colocada en la pared del atrio donde fue fusilado el Padre Cresp�n.

El can�nigo Desiderio Cort�s tambi�n fue fusilado. Los l�deres liberales Caba�as y Barrios, lograron salir hacia El Salvador escapando as� de la sed de venganza de Malesp�n. Malesp�n huy� a Honduras en donde recibi� protecci�n del Presidente Coronado Ch�vez.

Muerte

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En noviembre de 1846, intent� invadir El Salvador, para recuperar la presidencia pero cuando marchaba hacia San Salvador, fue asesinado a manos de un grupo de ind�genas en el pueblo de San Fernando, departamento Chalatenango. Fue decapitado y su cr�neo fue colgado en Ciudad Delgado, en donde, por ese hecho, ahora se conoce como la �Cuesta de la Calavera�.[16]

Sin embargo, en la p�gina 3 de la Gaceta del (Sic) Salvador n.o 1, Tomo n.o 1, del 23 de marzo de 1847, se relata la muerte de Francisco Malesp�n de la siguiente manera: �El gobierno destac� una columna de tropa contra �l: se ha dado una acci�n de guerra y los facciosos han sido deshechos con muchas p�rdidas; quedando entre los muertos el propio Malesp�n, que pereci� defendi�ndose como un tigre�.[17]​ De acuerdo con esta narraci�n, Francisco Malesp�n no muri� a manos de ind�genas, sino en una acci�n propia de guerra contra elementos de tropa del Gobierno de El Salvador.

Legado

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Es recordado con un busto en su honor por haber impulsado el alumbrado público en la ciudad de San Salvador y por ser el principal responsable para que el 16 de febrero de 1841 fuera aprobado el Decreto Legislativo de Fundación de la Universidad de El Salvador por parte de la Asamblea Constituyente reunida en esa época. También estableció el servicio militar.

Busto de Francisco Malespín en la Universidad de El Salvador.

A iniciativa suya se acordó la formación de la primera Banda Militar de Centroamérica,[18]​ la cual quedó bajo la dirección del maestro don José Martínez, natural de San Agustín de La Florida, llegado a Centroamérica en 1841 cuando desembarcó en el puerto de Omoa en Honduras. El maestro Martínez había sido en La Habana, Director de la Banda del Regimiento de León.

Se le atribuye la creación del Malespín, un código secreto que utilizó durante sus campañas militares en sus comunicaciones escritas y orales.

Véase también

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Enlaces externos

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Referencias

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  1. «General Franciso Malespín (1844)». Archivado desde el original el 20 de diciembre de 2010. 
  2. González Davison, 2008, p. 159, 431.
  3. González Davison, 2008, p. 155.
  4. Woodward, 1993, p. 119.
  5. a b González Davison, 2008, p. 159.
  6. a b González Davison, 2008, p. 160.
  7. a b González Davison, 2008, p. 162.
  8. a b Encyclopedia of Latin American History and Culture, 1.º. de enero de 2008.
  9. Historia De Catedral Metropolitana de El Salvador (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  10. Woodward, 1993, p. 114-120.
  11. a b Revista Conservadora, Número 91, abril de 1968. Capitulo 6, Nicaragua después de la guerra de Malespín, pág. 48. https://www.enriquebolanos.org/data/docs/RC_1968_04_N91/files/assets/seo/page48.html
  12. Montúfar y Rivera, Lorenzo. Reseña histórica de Centro América. IV. 600, 635-6.
  13. Esgueva Gómez, Antonio. Conflictos y paz en la historia de Nicaragua, Número 7 de Talleres de historia. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, Universidad Centroamericana, 1999. págs. 17, 18, 127
  14. Howe Bancroft, Hubert. Las obras de Hubert Howe Bancroft, Vol. VII, Historia de América Central 1801-1887. San Francisco, The History Company, Publishers, 1887.
  15. Esgueva Gómez, Antonio. Nicaragua en los documentos Tomo I 1523-1857, Número 10 de Talleres de historia. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, Universidad Centroamericana, 2006. Capítulo 6 Del militarismo a la Guerra Vivil de 1854, pág. 103
  16. Francisco J. Monterrey, Historia de El Salvador: Anotaciones cronológicas 1843-1871, Segunda Edición, Editorial Universitaria, San Salvador, El Salvador, 1977, Tomo II, página 64.
    Noviembre 25, 1846.—El individuo Fernando Galdámez, en el pueblo de San Fernando, Departamento de Chalatenango, dió muerte al General Francisco Malespín; al cadáver se le cortó la cabeza, la que se llevó a San Salvador, la cual puesta en una jaula, se mandó colocar en el camino de Mejicanos, en donde hoy se le da el nombre de «La Calavera».
  17. «Archivo Digital del Diario Oficial de la Imprenta Nacional de El Salvador, 1847, Parte1.pdf». Archivado desde el original el 22 de octubre de 2014. Consultado el 19 de febrero de 2019. 
  18. Meléndez Chaverri, Carlos. Manuel María Gutiérrez. Serie: ¿Quién fue y Qué hizo? No. 26. Segunda Edición. Editorial Universidad Estatal a Distancia. San José, Costa Rica, 1994, págs. 12-14

Bibliografía

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Notas

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  1. Los miembros del cabildo fusilados por Carrera y Malespín fueron: Eulogio Quezada, Romualdo Briones, Cesareo Arango, Leandro Arango, Silvestre Gonzales, Roberto Molina, Manuel Pivaral, José Ignacio Fernández, José María Fernández, Zacarias Martínez, Pedro Meoño, Benito Escobar, Felipe Hernández, Félix López, Marcelo Pacheco, José María Alvarado, y José Ignacio Paz.
  2. Desde el siglo xx llamada la Iglesia de El Rosario.


Predecesor:
Fermín Palacios

Presidente de El Salvador

7 de febrero de 1844 - 9 de mayo de 1844
Sucesor:
Joaquín Eufrasio Guzmán