Marcial

Marcial
Marco Valerio Marcial
Información personal
Nombre de nacimiento	Marco Valerio Marcial, Marcus Valerius Martialis
Nombre en latín	Marcus Valerius Martialis
Nacimiento	1 de marzo de 40 Bílbilis —junto a Calatayud
Fallecimiento	104 Bílibilis
Nacionalidad	Romana
Familia
Madre	Flaccilla
Cónyuge	Marcella
Información profesional
Ocupación	Escritor
Género	Sátira
Obras notables	Epigramas

Marco Valerio Marcial (en lat�n, Marcus Valerius Martialis; B�lbilis, actual Calatayud, 1 de marzo de c. 40-B�lbilis, 104) fue un poeta romano de origen hispano. Vivi� su per�odo de mayor grandeza bajo el abrigo de los reinados de Tito y Domiciano.

Biograf�a

Proced�a de B�lbilis Augusta (actual Calatayud), en la Hispania Tarraconense donde naci� entre los a�os 38-41.​ Sus padres fueron Valerio Front�n y Flacila, tambi�n de B�lbilis. Ambos ya hab�an fallecido en el a�o 89, cuando public� su quinto libro. Parece que fueron bien acomodados y pudieron dar formaci�n a su hijo en una escuela de gram�tico. En sus versos se quejar� de haber aprendido un oficio que le impidi� hacerse rico.​

Roma como oportunidad

Alrededor del a�o 64 march� a Roma para terminar sus estudios jur�dicos con la protecci�n de S�neca, pero la ca�da en desgracia de este bajo Ner�n y su suicidio en el a�o 65 le dejaron desamparado y su pobreza le oblig� a sobrevivir de forma bohemia e itinerante como cliente de diversos mecenas la mayor parte de los 35 a�os que pas� all�.

Su primer libro se public� en el a�o 80, el Libro de los Espect�culos (Liber Spectaculorum), con motivo de la inauguraci�n del anfiteatro Flavio, el Coliseo, que se hab�a inaugurado un a�o antes.​ Recoge en su contenido los cien d�as de espect�culos celebrados, mencionando a muchos de los protagonistas de cada uno de ellos. Poco tiempo despu�s, en diciembre del a�o 85, public� los libros XIII y XIV, �los �ltimos en el orden normal de la edici�n de su obra pero de los primeros que se publicaron, titulados respectivamente Xenia (Regalos para los amigos) el XIII y Apophoreta (Regalos para los invitados) el XIV.�​

Sabedor de que sus obras eran le�das por todo el mundo (romano) se quejaba de que a su bolsa no llegaba un sestercio ya que en Roma no hab�a derecho de propiedad intelectual y sus libros se reproduc�an libremente.​

Se gan� sin embargo la amistad de los mayores escritores de ese tiempo, Plinio el Joven, Silio It�lico, el tambi�n sat�rico Juvenal y el gran r�tor Marco Fabio Quintiliano, quien tambi�n era hispanorromano. Tambi�n lo era Lucano, que apenas falleci� reci�n llegado, pero en su viuda, Pola Argentaria, encontr� apoyo.​ De la misma manera trab� amistad con el poeta gaditano Canio Rufo, un temperamento af�n al suyo.

Poco a poco, favorecido por los emperadores Tito y Domiciano, a quienes dedic� interesados elogios, estos le nombraron miembro del orden ecuestre y gan� diversos honores, entre ellos la exenci�n de los impuestos que hab�an de pagar los que no ten�an hijos, esto es, el ius trium liberorum.

Retorno a B�lbilis

Sin embargo, sus sucesores Nerva y Trajano se olvidaron de �l y hubo de retornar a B�lbilis y aceptar all� el regalo de una propiedad campestre por parte de una admiradora, Marcela; la vuelta a la vida rural era uno de sus grandes sue�os. All� march� el a�o 98 para pasar su vejez, escribir sus �ltimos libros, que su amigo Terencio Prisco demandaba, y muri� seis a�os despu�s.​​ Era la vida que ansiaba, como escribi� en unos celeb�rrimos versos muy citados a su amigo Julio Marcial:

Las cosas que hacen feliz, / amigo Marcial, la vida, / son: el caudal heredado, / no adquirido con fatiga; / tierra al cultivo no ingrata; / hogar con lumbre continua; / ning�n pleito, poca corte; / la mente siempre tranquila; / sobradas fuerzas, salud; / prudencia, pero sencilla; / igualdad en los amigos; / mesa sin arte, exquisita; / noche libre de tristezas; / sin exceso en la bebida; / mujer casta, alegre, y sue�o / que acorte la noche fr�a; / contentarse con su suerte, / sin aspirar a la dicha; / finalmente, no temer / ni anhelar el postrer d�a.

Lib. X, ep. 47.

Aunque, efectivamente, no lleg� a ser rico, tampoco se debe pensar que era pobre ya que ten�a algunas posesiones y esclavos (cultivadores, un amanuense, etc) que contrasta con su car�cter pedig�e�o seg�n deja escrito en sus composiciones.​

Obra

Incunable de los Epigramas de Marcial, editado en 1490 en Mil�n por Udalricus Scinzenzeler. Archivo del Gobierno de Arag�n.

Su obra, que ha sobrevivido pr�cticamente �ntegra, se compone de quince libros de versos, con pr�logo en verso o en prosa, en diversos metros (sobre todo d�stico elegiaco, pero tambi�n endecas�labos catulianos, hex�metros falecios y yambos catal�cticos), un total de unos mil quinientos poemas pertenecientes a un solo g�nero literario, el epigrama, en el que no tuvo en su tiempo rival y en el que super� a sus antecesores y modelos, Catulo y la Cicuta de Domicio Marso. En cierto modo el epigrama representaba el correlato en verso a la concisi�n de la prosa afor�stica del tambi�n hispanorromano S�neca el Joven.

El primer libro es el Liber spectaculorum, tambi�n primero cronol�gicamente hablando, ya que fue compuesto en el a�o 80 d. C. y celebra la construcci�n del Anfiteatro Flavio, actualmente conocido como Coliseo, por el emperador Tito.

Los Xenia (libro XIII) y los Apophoreta (libro XIV) son d�sticos compuestos para los regalos que hac�an a los patronos los clientes en la fiesta de las Saturnales.

Los libros I y XII poseen un contenido vario: literatura, sociedad y temas personales. Llama la atenci�n el silencio del autor sobre el historiador T�cito y el poeta Estacio, sus contempor�neos; si al segundo pudo considerarlo un rival, la falta de alusiones al primero es m�s dif�cil de explicar.

La fama de Marcial deriva principalmente de su ingenio sat�rico; pero, si bien fue un observador penetrante de la sociedad de su tiempo, su visi�n est� afectada por cierta indiferencia moral, por lo que no se le puede tener estrictamente por sat�rico. El tono de sus piezas oscila de la m�s pura l�rica a la obscenidad.

Sus epigramas son tambi�n importantes por su valor documental, por la informaci�n que aportan sobre la sociedad romana de la �poca, que refleja con una gran vitalidad. Hace gala de un ingenio agud�simo y de una extrema concisi�n, que ha hecho a veces considerarlo el primero de los conceptistas espa�oles; tambi�n sabe encontrar h�bilmente la parte miserable y oculta de las aparentes grandezas humanas. Los aprovechados, los sinverg�enzas, los degenerados, los hip�critas, la dama semimundana que envejece, el bailar�n y toda la comedia humana de la gran metr�poli que era Roma en aquel tiempo aparecen vistosamente atacados y descritos en sus poemas. Pero si bien se burla siempre, a veces hiriendo, jam�s lo hace con irritaci�n moral. Se queja calculadamente de su pobreza y dedica lisonjas arrastradas e indignas al emperador Domiciano.

En el cuadro renacentista Retrato de Giovanna Tornabuoni (1488) de Domenico Ghirlandaio, podemos leer uno de sus epigramas en el fondo de la escena, que dice:

ARS VTINAM MORES ANIMVMQUE EFFINGERE POSSES PVLCHRIOR IN TERRIS NVLLA TABELLA FORET

Arte, ojal� pudieras plasmar la conducta y el esp�ritu, no habr�a en la tierra pintura m�s hermosa.Domenico Ghirlandaio​

Traductores y comentaristas de Marcial

El can�nigo de Huesca Manuel de Salinas y Lizana hizo una traducci�n de los Epigramas de Marcial que puede encontrarse en la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Graci�n; Juan de Iriarte hizo otra ya en el siglo XVIII, que se halla en el primer tomo de sus Obras sueltas, (Madrid, Francisco Manuel de Mena, 1774). V�ctor Su�rez Capalleja hizo otra en tres tomos para la Biblioteca Cl�sica de la Casa Editorial Hernando.

Las agudezas de Marcial suscitaron frecuentemente, a la par que admiraci�n, tambi�n el comentario erudito o moral de los humanistas desde el Renacimiento. Entre los escoliastas espa�oles destacan Baltasar de Céspedes por su Comentario a los Epigramas de Marco Valerio Marcial; Lorenzo Ramírez de Prado, por los suyos de 1607; el deán de Alcoy, Manuel Martí; el jesuita P. Tomás Serrano, que discutió con Girolamo Tiraboschi acerca de los méritos de Marcial en su singular libro Super iudicium Hieronymi Tiraboschi de Marco Valerio Martiale, Roma, ¿1786?; otros comentaristas fueron Víctor Suárez Capalleja, Marcelino Menéndez Pelayo y Arturo Masriera.

Bibliografía

• Guillén, José (1986). «Introducción y Bibliografía». Epigramas. Zaragoza: Institución Fernando el Católico. pp. 3-64. ISBN 84-00-06226-4. Consultado el 20 de abril de 2023. 
• Fernández Valverde, Juan (2001). «Introducción general». Epigramas. Biblioteca Básica Gredos (236). Zaragoza: Gredos. pp. VII-XXXVIII. ISBN 978-84-249-1857-6. 
• Marcial, Marco Valerio (1997). Epigramas (Antonio Ramírez de Verger, trad.). Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1856-9. 

1. Volumen I: Epigramas I. ISBN 978-84-249-1857-6. 
2. Volumen II: Epigramas II. ISBN 978-84-249-1858-3. 

• Cicerón, Marco Tulio; Marcial, Marco Valerio (1986). Cartas de Cicerón y Epigramas de Marcial. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3476-7. 

Bibliografía analítica

• Bieler, Ludwig (1971 (1965)). Historia de la literatura romana. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2810-0. 
• Blanco Pérez, Aitor (2021). Marcial Un celtíbero entre Bilbilis y Roma. La romanización de Hispania: Desperta Ferro. Arqueología e Historia. pp. 44-48. 

Enlaces externos

• Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Marcial.
• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Marcial.
• Wikisource contiene obras originales de Marcial.
  • Textos en lat�n, en Wikisource.
  • Textos en lat�n, en el sitio The Latin Library.
• Portal consagrado a Marcial
• Epigramas de Marcial; edici�n completa en PDF en el sitio de la Biblioteca virtual de la Instituci�n Fernando el Cat�lico.
  • Texto latino, con �ndice electr�nico, en el Proyecto Perseus.

• Datos: Q2098
• Multimedia: Marcus Valerius Martialis / Q2098
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