Ir al contenido

Caracalla

Artículo bueno
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Caracalla

Busto del emperador Caracalla.

Emperador del Imperio romano
28 de enero de 198-8 de abril de 217
(solo desde diciembre de 211)
Junto con Septimio Severo (hasta 211)
Geta (hasta 211)
Predecesor Septimio Severo
Sucesor Macrino

Información personal
Nombre de nacimiento Lucius Septimius Bassianus Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en latín Marcus Aurelius Antoninus Augustus Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en lat�n Caracallus Ver y modificar los datos en Wikidata
Apodo Caracallus Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 4 de abril de 188
Lugdunum
Fallecimiento

8 de abril de 217 (29 a�os)
En el camino entre Edesa y Carras

(actualmente Sanliurfa, Turqu�a)
Causa de muerte Herida por arma blanca Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Castillo Sant'Angelo Ver y modificar los datos en Wikidata
Religi�n Religi�n en la Antigua Roma
Familia
Familia Dinast�a Severa Ver y modificar los datos en Wikidata
Padres Septimio Severo Ver y modificar los datos en Wikidata
Julia Domna Ver y modificar los datos en Wikidata
C�nyuge Fulvia Plautila
Informaci�n profesional
Ocupaci�n Pol�tico y monarca Ver y modificar los datos en Wikidata

Marco Aurelio Antonino �Caracalla� (en lat�n: Marcus Aurelius Antoninus Caracalla; Lugdunum, Galia Lugdunense, 4 de abril de 188-8 de abril de 217) fue emperador romano de 198 a 217, miembro de la dinast�a Severa, hijo mayor del emperador Septimio Severo y de la emperatriz Julia Domna. Proclamado cogobernante por su padre en 198, continu� reinando con su hermano Geta, coemperador desde 209, tras la muerte del primero en 211. Su hermano fue asesinado por la Guardia Pretoriana en diciembre del mismo a�o, supuestamente por orden del propio Caracalla, quien rein� despu�s como �nico gobernante del Imperio romano. Caracalla escogi� la administraci�n mundana, por lo que dej� esas responsabilidades a su madre. El reinado de Caracalla se caracteriz� por la inestabilidad interna y las invasiones externas de los pueblos germ�nicos.

El reinado de Caracalla se hizo notable por la Constituci�n Antonina (en lat�n: Constitutio Antoniniana), tambi�n conocida como Edicto de Caracalla, que conced�a la ciudadan�a romana a todos los hombres libres de todo el Imperio romano. El edicto otorg� a todos los hombres enfranquecidos el praenomen y nomen adoptados por Caracalla (�Marco Aurelio�). En el �mbito nacional, Caracalla se hizo conocido por la construcci�n de las termas con su mismo nombre, que se convirtieron en las segundas m�s grandes de Roma; por la introducci�n de una nueva moneda romana llamada antoniniano, una especie de doble denario; y por las masacres que orden�, tanto en Roma como en otros lugares del Imperio. En el a�o 216, Caracalla inici� una campa�a contra el Imperio parto. Sin embargo, no lleg� a completarla debido a su asesinato por un soldado descontento en 217, y en consecuencia, Macrino le sucedi� como emperador tres d�as despu�s.

Las fuentes antiguas presentan a Caracalla como un tirano y un l�der cruel, una imagen que ha sobrevivido hasta la modernidad. Dion Casio (c. 155-c. 235) y Herodiano (c. 170-c. 240) lo presentan como un soldado primero y un emperador despu�s. En el siglo XII, Geoffrey de Monmouth inici� la leyenda del papel de Caracalla como rey de Britania. M�s tarde, en el siglo XVIII, las obras de los pintores franceses revivieron im�genes del emperador debido a los aparentes paralelismos entre la tiran�a de este y la atribuida a Luis XVI de Francia (r. 1774-1792). Las obras modernas siguen representando a Caracalla como un gobernante malvado, pint�ndolo como uno de los m�s tiranos de todos los emperadores romanos.

Nombres

[editar]

El nombre de nacimiento de Caracalla era Lucio Septimio Basiano (en lat�n, Lucius Septimius Bassianus). Fue rebautizado como Marco Aurelio Antonino a la edad de siete a�os como parte del intento de su padre de justificar su descendencia de las familias de Antonino P�o y Marco Aurelio.[1][2][3]​ Seg�n el historiador del siglo IV Aurelio V�ctor en su Epitome de Caesaribus, se le conoci� por el agnomen Caracalla por una t�nica g�lica con capucha que usaba habitualmente y que puso de moda,[4]​ que, posiblemente, empezara a llevar durante sus campa�as en el Rin y el Danubio.[5]​ Dion Casio se refer�a generalmente a �l como Tarautas, en honor a un famoso gladiador diminuto y violento de la �poca.[6]

Primeros a�os

[editar]
Busto de Caracalla durante su juventud; Museo del Hermitage.

Caracalla naci� en Lugdunum, en la Galia Lugdunense (actualmente Lyon, Francia), el 4 de abril de 188, hijo de Septimio Severo (r. 193-211) y Julia Domna, lo que le confiere ascendencia paterna p�nico-bereber y materna �rabe.[7]​ Ten�a un hermano algo menor, Geta, con el que Caracalla gobern� brevemente como coemperador.[1][8]​ Caracalla ten�a cinco a�os cuando su padre fue aclamado augusto el 9 de abril de 193.[9]

C�sar

[editar]
Busto de Septimio Severo, padre de Caracalla (Gliptoteca).
Busto de Septimio Geta, hermano de Caracalla (Louvre).

A principios de 195, el padre de Caracalla, Septimio Severo, se hizo adoptar p�stumamente por el emperador deificado (divus) Marco Aurelio (r. 161-180); en consecuencia, en 195 o 196 Carcalla recibi� el rango imperial de c�sar, lo que le confiri� el nombre de Marco Aurelio Antonino C�sar, y fue pronunciado en lat�n: imperator destinatus (o designatus) en 197, posiblemente en su cumplea�os, el 4 de abril, y seguramente antes del 7 de mayo.[9]​ As�, pas� a formar parte de la dinast�a Antonina.[10]

Coaugusto

[editar]

El padre de Caracalla le nombr� augusto conjunto y emperador de pleno derecho el 28 de enero de 198.[11][12]​ Era el d�a en que se celebraba el triunfo de Septimio Severo, en honor a su victoria sobre el Imperio parto en las guerras romano-partas; hab�a logrado saquear la capital parta, Ctesifonte, tras ganar la batalla hom�nima, probablemente en octubre de 197.[13]​ Tambi�n se le otorg� el poder tribunicio y el t�tulo de imperator.[9]​ En las inscripciones, Caracalla recibe a partir de 198 el t�tulo de sumo sacerdote, pontifex maximus.[10][9]​ Su hermano Geta fue proclamado nobilissimus caesar el mismo d�a, y su padre Septimio Severo recibi� el apelativo honor�fico Parthicus Maximus.[9]

En 199, ingres� en la cofrad�a sacerdotal de los hermanos arvales,[10]​ y a finales de a�o recibi� el titul� de pater patriae.[10]​ En 202, fue designado c�nsul, habiendo sido nombrado c�nsul designatus el a�o anterior,[10]​ junto a su padre en su tercer consulado.[13]

En el a�o 202, entre el 9 y el 15 de abril, Caracalla se vio obligado a casarse con la hija de Cayo Fulvio Plauciano, Fulvia Plautila, una mujer a la que odiaba, aunque se desconoce el motivo.[14][10]

Caracalla y Geta: Pelea de osos en el Coliseo, Lawrence Alma-Tadema, 1907.

En el a�o 205, Caracalla fue designado c�nsul por segunda vez, en compa��a de Geta, siendo el primer consulado de su hermano.[10]​ Ese mismo a�o, Caracalla hizo ejecutar a Plauciano por traici�n, aunque probablemente fabric� �l mismo las pruebas del complot.[14]​ Fue entonces cuando desterr� a su esposa, cuyo posterior asesinato podr�a haberse llevado a cabo por orden suya.[1][14]

El 28 de enero de 207, Caracalla celebr� su decennalia, el d�cimo aniversario del inicio de su reinado.[10]​ El a�o 208 fue el a�o de su tercer consulado, con Geta en su segundo consulado.[10]​ Este �ltimo recibi� el rango de augusto y poderes tribunicios en septiembre u octubre de 209, o ya en 210.[10][15][9][16][17]

Durante el reinado de su padre, la madre de Caracalla, Julia Domna, hab�a desempe�ado un destacado papel p�blico, recibiendo t�tulos de honor como el de �madre de los campamentos�, pero tambi�n desempe�� un papel entre bastidores ayudando a su marido a administrar el imperio.[18]​ Descrita como ambiciosa,[19]​ Julia Domna se rode� de pensadores y escritores de todo el imperio.[20]​ Mientras Caracalla reun�a y entrenaba a las tropas para su planeada invasi�n parta, Julia permaneci� en Roma, administrando el imperio. La creciente influencia de esta matrona en los asuntos de Estado fue el inicio de una tendencia de influencia de las madres de los emperadores, que continu� durante toda la dinast�a Severa.[21]

Reinado como emperador mayor

[editar]

Septimio Severo falleci� el 4 de febrero de 211, lo que dej� a sus dos hijos y coemperadores como gobernantes del Imperio. A la muerte de su padre, Caracalla adopt� el cognomen de este, Severo, como Imperator Caesar Marcus Aurelius Severus Antoninus Pius Augustus,[10]​ y asumi� el cargo de pontifex maximus.[10]

Geta como coaugusto

[editar]

Septimio Severo muri� en Eboracum (actual York, Inglaterra) mientras estaba en campa�a en Caledonia, al norte de la Britania romana,[22]​ y en consecuencia, Caracalla y su hermano, Geta, heredaron conjuntamente el trono.[15][22]​ Los hermanos pusieron fin a la invasi�n romana de Caledonia (208-210) tras concluir una paz con los caledonios que devolv�a la frontera de la Britania romana al muro de Adriano.[15][23]

Durante el viaje de vuelta a Roma con las cenizas de su padre, Caracalla y su hermano discutieron continuamente entre ellos, lo que hizo que las relaciones entre ambos fueran cada vez m�s hostiles.[15][23]​ Los coemperadores consideraron dividir el Imperio en dos a lo largo del B�sforo para que su cogobierno fuera menos conflictivo, con Caracalla en el oeste y Geta en el este, aunque su madre les convenci� para que no lo hicieran.[23]

El asesinato de Geta

[editar]
Geta muriendo en los brazos de su madre, Jacques-Augustin-Catherine Pajou, 1766-1828 (Staatsgalerie Stuttgart).

El 26 de diciembre de 211, en una reuni�n de reconciliaci�n organizada por su madre, Julia Domna, Geta fue asesinado en brazos de ella por miembros de la Guardia Pretoriana leales a Caracalla. Se considera como claramente probable que Caracalla ordenara el asesinato en persona, ya que ambos nunca hab�an tenido una buena relaci�n entre ellos, y mucho menos despu�s de suceder a su padre.[22]

Caracalla, entonces, persigui� y ejecut� a la mayor�a de los partidarios de Geta y orden� una damnatio memoriae pronunciada por el Senado contra la memoria de su hermano.[4][24]​ La imagen de Geta fue eliminada de todas las pinturas, las monedas fueron fundidas, las estatuas fueron destruidas, su nombre fue borrado de los registros de papiro y en piedra, y se convirti� en un delito capital hablar o escribir el nombre de Geta.[25]​ Se calcula que tras la damnatio memoriae fueron masacradas unas veinte mil personas,[24][25]​ quienes formaban parte del c�rculo �ntimo de guardias y asesores de Geta, amigos y otros militares a su servicio.[24]

Reinado como �nico emperador

[editar]

Guerra alamana

[editar]
Busto de Julia Domna (Museo Chiaramonti).

En el a�o 213, aproximadamente un a�o despu�s del asesinato de Geta, Caracalla abandon� Roma para no volver jam�s.[26]​ Se dirigi� al norte, al limes germanicus, para enfrentarse a los alamanes, una confederaci�n de tribus germanas que lo hab�an atravesado en Recia.[26][27]​ Durante la campa�a de 213-214, Caracalla derrot� con �xito a algunas de las tribus alamanas y resolvi� otras dificultades a trav�s de la diplomacia, aunque se desconoce exactamente con qui�n se hicieron estos tratados.[27][28]​ Durante su estancia, Caracalla reforz� las fortificaciones fronterizas de Recia y Germania Superior, conocidas colect�vamente como Agri Decumates, de modo que pudiesen resistir cualquier otra invasi�n b�rbara durante otros veinte a�os.

Cuando Geta muri� en 211, las responsabilidades de Julia Domna aumentaron, ya que Caracalla consideraba que las tareas administrativas eran mundanas.[18]​ Es posible que asumiera una de las funciones civiles m�s importantes del emperador: recibir peticiones y responder a la correspondencia.[29]​ El alcance de su papel en esta posici�n, sin embargo, es probablemente exagerado, aunque es probable que representara a su hijo y que participara en las reuniones y respondiera a las preguntas, pero la autoridad final en asuntos legales era Caracalla.[29]​ El emperador desempe�aba todas las funciones del sistema jur�dico como juez, legislador y administrador.[29]

Gira provincial

[editar]
El Imperio romano durante el reinado de Caracalla.

En la primavera de 214, Caracalla partió hacia las provincias orientales, por lo que pasó por las provincias danubianas y las provincias anatolianas de Asia y Bitinia.[10]​ Pasó el invierno de 214/215 en Nicomedia, y el 4 de abril de 215 ya había partido de la ciudad. En verano de ese mismo año se encontraba en Antioquía, en el Orontes.[10]​ En diciembre de 215 llegó a Alejandría, en el Delta del Nilo, donde permaneció hasta marzo o abril de 216.[10]

Cuando los habitantes de Alejandría se enteraron de las afirmaciones de Caracalla indicando que había matado a su hermano Geta en defensa propia, produjeron una sátira en la que se burlaban de esto, así como de otras pretensiones del emperador.[30][31]​ Caracalla respondió a este insulto masacrando a la diputación de ciudadanos destacados que se habían reunido desprevenidamente ante la ciudad para saludar su llegada en diciembre de 215, antes de poner a sus tropas contra Alejandría durante varios días de saqueo y pillaje.[26][32]

En la primavera de 216 regresó a Antioquía y antes del 27 de mayo se puso al frente de su ejército para luchar contra los partos.[10]​ Durante el invierno de 215/216 se estacionó en la ciudad de Edesa.[10]​ Caracalla se dirigió entonces hacia el este, a Armenia, reino que ya en el 216 había atravesado, y ese mismo año llegó al sur de Partia.[33]

Termas

[editar]
Las termas de Caracalla.

Las termas de Caracalla comenzaron a construirse en el año 211, al inicio del gobierno de este emperador, aunque lo más probable es que su padre fuera el responsable de su planificación. En el año 216 fueron inauguradas parcialmente, pero su perímetro exterior no se completó hasta el reinado de Alejandro Severo.[34]

Estas grandes termas eran típicas de la práctica romana de construir complejos para actividades sociales y estatales en grandes ciudades densamente pobladas.[34]​ Los baños cubrían unos 202 000 m² y podían acoger a unos mil seiscientos bañistas a la vez.[34]​ Fueron los segundos baños públicos más grandes construidos en la Antigua Roma y contaban con piscinas, patios de ejercicio, un estadio, salas de vapor, bibliotecas, salas de reuniones, fuentes y otros servicios, todo ello rodeado por jardines.[34][35]​ Los espacios interiores estaban decorados con coloridos suelos de mármol, columnas, mosaicos y estatuas colosales.[36]

Caracalla y Serapis

[editar]
Caracalla como faraón, Templo de Kom Ombo.

Al principio de su reinado, Caracalla declaró el apoyo imperial a Serapis como dios sanador. Al parecer, el Iseum et Serapeum de Alejandría fue renovado durante el gobierno conjunto de Septimio Severo y Caracalla, lo que se constata en dos inscripciones encontradas cerca del templo que parecen llevar sus nombres. Existen pruebas arqueológicas adicionales de ello en forma de dos papiros que se han fechado en el periodo de Severo y también dos estatuas asociadas al templo que se han fechado en torno al año 200. Tras la ascensión de Caracalla como único gobernante en el año 212, la ceca imperial comenzó a acuñar monedas con la imagen de Serapis. Esto era un reflejo del papel central del dios durante el reinado de Caracalla. Tras la muerte de Geta, Caracalla dedicó a Serapis el arma que lo había matado, probablemente para que Serapis asumiera el papel de protector de Caracalla frente a la traición.[37]

Caracalla también erigió en 212 un templo en el monte Quirinal dedicado a Serapis.[32]​ Una inscripción fragmentaria encontrada en la iglesia de Sant' Agata dei Goti en Roma registra la construcción, o posiblemente la restauración, de un templo dedicado al dios Serapis. La inscripción lleva el nombre de Marcus Aurelius Antoninus, una referencia a Caracalla o a Heliogábalo, pero más probablemente al primero debido a su conocida y fuerte asociación con la deidad. En los alrededores del monte Quirinal también se encontraron otras dos inscripciones dedicadas a Serapis, así como un cocodrilo de granito similar al descubierto en el Iseum et Serapeum de Alejandría.[38]

Constitutio Antoniniana

[editar]
Retrato de Caracalla (212-217) en el Museo Metropolitano de Arte.

La Constitutio Antoniniana (lit. «Constitución de Antonino», también llamada «Edicto de Caracalla» o «Constitución Antonina») fue un edicto emitido en 212 por Caracalla en el que se declaraba que todos los hombres libres del Imperio romano debían recibir la plena ciudadanía romana,[39]​ con la excepción de los dediticii, personas que se habían sometido a Roma por rendición en la guerra, y los esclavos liberados.[40][41][42][43][44]

Antes del año 212, la mayoría de los ciudadanos romanos habían sido habitantes de la Italia romana, y alrededor del 4-7 % de todos los demás pueblos del Imperio romano eran ciudadanos romanos en el momento de la muerte de Augusto en el año 14 d. C. Fuera de Roma, la ciudadanía se limitaba a las colonias romanas[n. 1]​ —los romanos, o sus descendientes, que vivían en las provincias, los habitantes de diversas ciudades de todo el Imperio— y un pequeño número de nobles locales, como los reyes de los países clientes. Los provinciales, en cambio, no solían ser ciudadanos, aunque algunos magistrados y sus familiares y parientes poseían el derecho latino.[n. 2][48]

Dion Casio sostiene que uno de los propósitos de Caracalla al promulgar el edicto fue el deseo de aumentar los ingresos del Estado; en ese momento, Roma se encontraba en una situación financiera difícil y necesitaba pagar los nuevos aumentos de sueldo y beneficios que se conferían a los militares.[49]​ El edicto ampliaba la obligación de servicio público e incrementaba los ingresos por medio de los impuestos de sucesión y emancipación que sólo debían pagar los ciudadanos romanos.[26]​ Sin embargo, pocos de los que obtuvieron la ciudadan�a eran ricos, y aunque es cierto que Roma se encontraba en una situaci�n financiera dif�cil, se cree que este no pudo ser el �nico prop�sito del edicto.[49]​ Los provinciales tambi�n se beneficiaron de este edicto porque ahora pod�an considerarse socios de los romanos en el Imperio en igualdad de condiciones.[26]

Otro prop�sito para emitir el edicto, como se describe en el papiro en el que se inscribi� parte de este, era apaciguar a los dioses que hab�an librado a Caracalla de la conspiraci�n.[50]​ El complot en cuesti�n fue la respuesta al asesinato de Geta por parte de Caracalla y la posterior matanza de sus seguidores; el fratricidio s�lo se habr�a condonado si su hermano hubiera sido un tirano.[51]​ La damnatio memoriae contra Geta y los grandes pagos que Caracalla hab�a hecho a sus propios partidarios ten�an como objetivo protegerse de posibles repercusiones. Tras el �xito obtenido, Caracalla sinti� la necesidad de pagar a los dioses de Roma devolviendo el favor al pueblo de Roma mediante un gesto igualmente grandioso, lo que se hizo mediante la concesi�n de la ciudadan�a.[51][52]

Otro prop�sito para emitir el edicto podr�a estar relacionado con el hecho de que la periferia del Imperio se estaba convirtiendo en el centro de su existencia, y la concesi�n de la ciudadan�a podr�a haber sido simplemente un resultado l�gico de la continua expansi�n de los derechos de ciudadan�a de Roma.[52][53]

Pol�tica monetaria

[editar]
Denario de plata de Caracalla acu�ado en Roma en el a�o 216.

Los gastos que hizo Caracalla con las grandes primas que dio a los soldados le llevaron a degradar la moneda poco despu�s de su subida al trono en solitario.[4]​ A finales del reinado de Septimio Severo y principios del de Caracalla, el denario romano ten�a una pureza de plata aproximada de alrededor del 55 %, pero a finales del reinado de este �ltimo la pureza se hab�a reducido a alrededor del 51 %.[54][55]

En el a�o 215 Caracalla introdujo el antoniniano, una moneda destinada a servir de doble denario.[56]​ Esta nueva moneda, sin embargo, ten�a una pureza de plata de alrededor del 52 % para el per�odo entre 215 y 217 y una relaci�n de tama�o real de 1 antoniniano a 1,5 denarios.[57][58][59]​ La reducci�n de la pureza de la plata de las monedas hizo que la gente atesorara las antiguas monedas que ten�an un mayor contenido de este metal, lo que agrav� el problema de la inflaci�n causada por la anterior devaluaci�n de los denarios.[56][57]

Pol�tica militar

[editar]

Durante su reinado como emperador, Caracalla aument� la paga anual de un legionario medio de 2000 sestercios (500 denarios) a 2700-3000 sestercios (675-750 denarios). Prodig� muchos beneficios al ej�rcito, al que tem�a y admiraba a la vez, de acuerdo con el consejo dado por su padre en su lecho de muerte de atender siempre al bienestar de los soldados e ignorar a todos los dem�s.[15][27]​ Caracalla necesitaba ganarse y mantener la confianza de los militares, y lo hizo con generosos aumentos de sueldo y gestos populares.[60]​ Pas� gran parte de su tiempo con los soldados, hasta el punto de que empez� a imitar su vestimenta y a adoptar sus formas.[4][61][62]

Cuando Caracalla termin� su campa�a contra los alamanes, se hizo evidente que estaba excesivamente interesado por Alejandro Magno,[63][64]​ a quien comenz� a imitar abiertamente en su estilo personal, incluso al planificar su invasi�n del Imperio parto, y tambi�n decidi� organizar a diecis�is mil de sus hombres en falanges al estilo macedonio, a pesar de que el ej�rcito romano hab�a hecho de esta formaci�n una t�ctica obsoleta.[63][64][65]​ El historiador Christopher Matthew menciona que el t�rmino phalangarii tiene dos posibles significados, ambos con connotaciones militares; el primero se refiere simplemente a la l�nea de batalla romana y no significa espec�ficamente que los hombres estuvieran armados con picas, y el segundo guarda similitud con las �mulas marianas� de finales de la Rep�blica romana que llevaban su equipo suspendido de una larga p�rtiga, que estuvieron en uso al menos hasta el siglo II d. C.[65]​ En consecuencia, los phalangarii de la Legio II Parthica pudieron no haber sido piqueros, sino tropas de l�nea de batalla est�ndar o posiblemente triarios.[65]​ La man�a de Caracalla por Alejandro lleg� a tal punto que visit� Alejandr�a mientras preparaba su invasi�n persa y persigui� a los fil�sofos de la escuela aristot�lica bas�ndose en la leyenda de que Arist�teles hab�a envenenado a Alejandro, lo que mostraba el comportamiento cada vez m�s err�tico de Caracalla.[64]

Guerra parta

[editar]

En 216, Caracalla llev� a cabo una serie de ofensivas en el este contra Partia, con la intenci�n de poner m�s territorio bajo el control directo de Roma. Ofreci� al rey Artabano IV de Partia una propuesta de matrimonio entre �l y la hija del monarca.[5][66]​ Artabano rechaz� la oferta, comprendiendo que la propuesta no era m�s que un intento de colocar el reino de Partia bajo el control de Roma,[66]​ y en consecuencia, Caracalla aprovech� la oportunidad para iniciar una campa�a contra este imperio. Ese verano el emperador romano comenz� a atacar la campi�a al este del Tigris como parte de su campa�a contra el Imperio parto.[66]​ En el invierno siguiente, Caracalla se retir� a Edesa (moderna Sanliurfa en el sureste de Turqu�a) y comenz� a hacer los preparativos para renovar la campa�a en primavera.[66]

Muerte

[editar]

A principios de 217, Caracalla segu�a instalado en Edesa antes de reanudar las hostilidades contra Partia.[5]​ El 8 de abril de 217 el emperador estaba viajando para visitar un templo cerca de Carras (Harr�n, en el sur de Turqu�a), donde en el 53 a. C. los romanos hab�an sufrido una derrota catastr�fica a manos de los partos.[5]​ Tras detenerse brevemente para orinar, Caracalla fue abordado por el soldado Julio Marcial, y apu�alado hasta la muerte.[5]​ Marcial estaba indignado por la negativa de Caracalla a ascenderle al rango de centuri�n, y el prefecto del pretorio Macrino, sucesor del difunto emperador, vio la oportunidad de utilizar a este soldado para acabar con el reinado de Caracalla.[66]​ Inmediatamente despu�s de la muerte del emperador, su asesino, Marcial, fue, a su vez, ejecutado.[5]​ Cuando Caracalla fue asesinado, Julia Domna estaba en Antioqu�a ordenando la correspondencia y eliminando los mensajes sin importancia del mont�n para que cuando su hijo regresara no se viera sobrecargado de tareas.[18]​ Tres d�as despu�s del magnicidio, Macrino se proclam� emperador con el apoyo del ej�rcito romano.[67][68]

Medall�n de oro de Caracalla (Bode Museum).

Retrato

[editar]
Este medall�n ejemplifica la manera t�pica en que se representaba a Caracalla (Walters Art Museum).

La representaci�n oficial de Caracalla como emperador �nico supone una ruptura con las im�genes distantes de los emperadores-fil�sofos que le precedieron: su corte de pelo corto es el de un soldado, su ce�o fruncido una presencia realista y amenazante. Este rudo soldado-emperador, un arquetipo ic�nico, fue adoptado por la mayor�a de los siguientes emperadores, como Maximino el Tracio, quienes depend�an del apoyo de las tropas para gobernar el imperio.[69][70]

Herodiano describe que Caracalla prefer�a la ropa del norte de Europa, Caracalla es el nombre de la t�nica g�lica con capucha que puso de moda, y a menudo llevaba una peluca rubia.[71]​ Dion Casio menciona que cuando Caracalla era un ni�o, ten�a tendencia a mostrar una expresi�n facial de enfado o incluso de salvajismo.[72]

La forma en que Caracalla quer�a ser representado ante su pueblo puede verse a trav�s de los numerosos bustos y monedas que se conservan. Las im�genes del joven emperador no pueden distinguirse claramente de las de su hermano menor Geta.[73]​ En las monedas, Caracalla aparece laureado tras convertirse en augusto en 197; Geta aparece con la cabeza descubierta hasta que se convirti� en augusto en 209.[74]​ Entre 209 y la muerte de su padre en febrero de 211, ambos hermanos se muestran como j�venes maduros que estaban preparados para hacerse cargo del Imperio.

Entre la muerte del padre y el asesinato de Geta a finales del a�o 211, el retrato de Caracalla permanece est�tico con una barba corta y completa, mientras que su hermano desarrolla una barba larga con mechones de pelo como su padre. Esto �ltimo era un fuerte indicador del esfuerzo de Geta por ser visto como el verdadero sucesor de su padre, un objetivo que qued� en nada cuando fue asesinado.[74]​ La presentaci�n de Caracalla en las monedas durante el periodo de su reinado conjunto con su padre, de 198 a 210, se ajusta a grandes rasgos a la representaci�n imperial del siglo III; la mayor�a de los tipos de monedas comunican mensajes militares y religiosos, y otras dan mensajes de saeculum aureum y virtudes.[75]

Durante el reinado en solitario de Caracalla, de 212 a 217, se produjo un cambio significativo en la representaci�n. La mayor�a de las monedas producidas durante este periodo se asociaban con la divinidad o ten�an mensajes religiosos; otras ten�an mensajes inespec�ficos y �nicos que s�lo circularon durante su reinado en solitario.[76]

Legado

[editar]

Damnatio memoriae

[editar]

Caracalla no fue sometido a una adecuada damnatio memoriae despu�s de su asesinato; aunque el Senado no lo quer�a, su popularidad entre los militares impidi� que Macrino y el Senado lo declararan abiertamente hostis. Macrino, en un esfuerzo por apaciguar al Senado, orden� la retirada secreta de las estatuas de Caracalla de la vista de la poblaci�n. Tras su muerte, el p�blico hizo comparaciones entre �l y otros emperadores condenados y pidi� que se aboliera la carrera de caballos que celebraba su cumplea�os y que se fundieran las estatuas de oro y plata dedicadas a �l. Sin embargo, estos hechos tuvieron un alcance limitado; la mayor�a de los borrados de su nombre en las inscripciones fueron accidentales o se produjeron como resultado de la reutilizaci�n. Macrino hizo que Caracalla fuera deificado y conmemorado en las monedas como Divus Antoninus. No parece que haya habido ninguna mutilaci�n intencionada de Caracalla en las im�genes que se crearon durante su reinado como �nico emperador.[77]

Retrato en bronce de Caracalla (Antikensammlung Berlin).

Representaci�n en las fuentes cl�sicas

[editar]
Caracalla con tocado de nemes y uraeus como fara�n romano, desde la orilla del Nilo frente a Terenuthis (Museo Nacional de Alejandr�a).[78]

Caracalla es presentado por los historiadores Dion Casio y Herodiano, as� como en la Historia Augusta, como un tirano cruel y un gobernante salvaje,[79]​ imagen que se ve reforzada por el asesinato de su hermano Geta y la posterior masacre de los partidarios de este que orden�.[79]​ Adem�s, estas fuentes contempor�neas presentan a Caracalla como un �emperador-soldado� por su preferencia por la soldadesca frente a los senadores, una representaci�n que le hizo a�n menos popular entre los bi�grafos senatoriales.[79]​ Dion Casio present� expl�citamente a Caracalla como un emperador que marchaba con los soldados y se comportaba como uno de ellos. Adem�s, el autor tambi�n se refiri� a menudo a los grandes gastos militares que el emperador realizaba y a los subsiguientes problemas financieros que esto provocaba.[79]​ Estos rasgos dominan la imagen de Caracalla en la literatura cl�sica conservada.[80]​ Las termas de Caracalla se presentan en la literatura cl�sica como de una escala sin precedentes, e imposibles de construir si no fuera por el uso del hormig�n armado.[81]​ Sin embargo, el Edicto de Caracalla, promulgado en 212, pasa casi desapercibido en los registros clásicos.[80]

La Historia Augusta es considerada por los historiadores como el relato menos fiable en cuanto a acontecimientos, historiografía y biografías entre las obras antiguas y está llena de materiales y fuentes fabricadas.[82][83][84][85][86]​ Las obras de Herodiano de Antioquía son, en comparación, «mucho menos fantásticas» que los relatos presentados por la Historia Augusta.[82]​ El historiador Andrew G. Scott sugiere que la obra de Dion Casio se considera con frecuencia la mejor fuente para este periodo.[87]​ Sin embargo, la historiadora Clare Rowan cuestiona la exactitud de este autor sobre Caracalla, refiriéndose a que mantiene una actitud hostil hacia este y, por tanto, debe ser tratada con precaución.[88]​ Un ejemplo de esta hostilidad se encuentra en una sección en la que Dion Casio señala que Caracalla desciende de tres razas diferentes y que logró combinar todos sus defectos en una sola persona: la inconstancia, la cobardía y la imprudencia de los galos, la crueldad y la dureza de los africanos y la astucia que se asociaba con los sirios.[88]​ A pesar de ello, Rowan sostiene que el esquema de los acontecimientos presentado por Dion es, generalmente, preciso, mientras que las motivaciones que sugiere el historiador son de origen cuestionable.[88]​ Un ejemplo de ello es su presentación del Edicto de Caracalla; el motivo que Dion atribuye a este acontecimiento es el deseo de Caracalla de aumentar los ingresos fiscales. Sin embargo, esto es puesto en duda por Olivier Hekster, Nicholas Zair y Rowan, debido a que la mayoría de las personas a las que el edicto concedió la ciudadanía eran pobres.[49][88]​ En su obra, Rowan también describe la representación que Herodiano hace de Caracalla: más parecida a un soldado que a un emperador.[89]

Leyendas medievales

[editar]
Calcografía de amatista de Caracalla, posteriormente tallada como san Pedro con la inscripción en griego: Ο ΠΕΤΡΟϹ, translit. o Petros, lit. «la piedra» (tesoro de la Sainte-Chapelle).

La pseudohistoria de Geoffrey de Monmouth Historia Regum Britanniae hace de Caracalla un rey de Gran Bretaña, refiriéndose a él por su nombre real «Bassianus», en lugar de por el apodo de Caracalla. En la historia, tras la muerte de Severo, los romanos querían hacer a Geta rey de Britania, pero los británicos preferían a Bassianus porque tenía una madre británica. Los dos hermanos lucharon hasta que Geta fue asesinado y Bassianus sucedió en el trono, tras lo cual gobernó hasta que fue derrocado y asesinado por Carausio. Sin embargo, la revuelta de este último ocurrió en realidad unos setenta años después de la muerte de Caracalla en el 217.[90]

Obras de arte del siglo XVIII y la Revolución Francesa

[editar]
Septimio Severo y Caracalla, Jean-Baptiste Greuze, 1769 (Louvre).

La memoria de Caracalla fue revivida en el arte de los pintores franceses de finales del siglo XVIII. Su carrera tiránica se convirtió en el tema de la obra de varios de estos artistas como Greuze, Julien de Parme, David, Bonvoisin, J.-A.-C. Pajou y Lethière. Su fascinación por Caracalla era un reflejo del creciente descontento del pueblo francés con la monarquía. La visibilidad de Caracalla se vio influida por la existencia de varias fuentes literarias en francés que incluían tanto traducciones de obras antiguas como obras contemporáneas de la época. La imagen del emperador fue fácilmente accesible para los pintores debido al estilo distintivo de su retrato y a su inusual elección de moda militar que lo distinguía de otros emperadores. Las obras de arte pueden haber servido como advertencia de que la monarquía absoluta podría convertirse en el horror de la tiranía y que el desastre podría llegar si el régimen no se reformaba. La historiadora del arte Susan Wood sugiere que esta reforma era para que la monarquía absoluta se convirtiera en una monarquía constitucional, según el objetivo original de la revolución, en lugar de la república en la que finalmente se convirtió. Wood también señala la similitud entre Caracalla y sus crímenes que condujeron a su asesinato y el eventual levantamiento contra el rey Luis XVI y su muerte: ambos gobernantes murieron como resultado de su aparente tiranía.[91]

Representación moderna

[editar]

Caracalla ha tenido fama de ser uno de los peores emperadores romanos, percepción que sobrevive incluso en las obras modernas.[92]​ El historiador de arte y lingüística John Agnew y el escritor Walter Bidwell describen a Caracalla como poseedor de un espíritu maligno, en referencia a la devastación que provocó en Alejandría.[93]​ El historiador romano David Magie describe a Caracalla, en el libro Roman Rule in Asia Minor, como brutal y tiránico y apunta a la psicopatía como explicación de su comportamiento.[94][95]​ El historiador Clifford Ando apoya esta descripción, sugiriendo que el gobierno de Caracalla como único emperador es notable «casi exclusivamente» por sus crímenes de robo, masacre y mala administración.[96]

El historiador del siglo XVIII Edward Gibbon, autor de Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, toma la reputación de Caracalla, que había recibido por el asesinato de Geta y la posterior masacre de los partidarios de este, y la aplica a las giras provinciales del emperador, sugiriendo que «cada provincia fue por turno el escenario de su rapiña y crueldad».[92]​ Gibbon comparó a Caracalla con emperadores como Adriano, quienes pasaron su carrera haciendo campaña en las provincias, y luego con tiranos como Nerón y Domiciano, cuyos reinados enteros se limitaron a Roma y cuyas acciones sólo afectaron a las clases senatoriales y ecuestres que residían allí. Gibbon concluye entonces que Caracalla era «el enemigo común de la humanidad», ya que tanto los romanos como los provincianos estaban sometidos a «su rapiña y crueldad».[26]

Esta representación es puesta en duda por el historiador Shamus Sillar, quien cita la construcción de calzadas y el refuerzo de fortificaciones en las provincias occidentales, entre otras cosas, como algo contradictorio con la representación que hace Gibbon de la crueldad y la destrucción.[97]​ Los profesores de historia Molefi Asante y Shaza Ismail señalan que a Caracalla se le conoce por el carácter vergonzoso de su gobierno, afirmando que «montó el caballo del poder hasta que estuvo a punto de morir de agotamiento» y que, aunque su gobierno fue corto, su vida, su personalidad y sus actos lo convirtieron en una figura notable, aunque probablemente no beneficiosa, del Imperio romano.[98]

Véase también

[editar]

Notas

[editar]
  1. Las coloniae eran ciudades de ciudadanos romanos fundadas en las provincias conquistadas.[45]
  2. Los derechos latinos o ius Latii eran una etapa intermedia o de prueba para que los no romanos obtuvieran la plena ciudadanía romana. Aparte del derecho de voto y de la posibilidad de ejercer un cargo político, los derechos latinos eran sólo una ciudadanía romana limitada.[46][47]

Referencias

[editar]
  1. a b c Gagarin, Michael (2009). Ancient Greece and Rome (en inglés). Oxford University Press. p. 51. 
  2. Tabbernee, William; Lampe, Peter (2008). Pepouza and Tymion: The Discovery and Archaeological Exploration of a Lost Ancient City and an Imperial Estate (en inglés). Walter de Gruyter. ISBN 978-3-11-020859-7. 
  3. Hammond, 1957, pp. 35-36.
  4. a b c d Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 405-406. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  5. a b c d e f Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 74. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  6. Phang, Sara (2008). Roman Military Service: Ideologies of Discipline in the Late Republic and Early Principate (en inglés). Cambridge University Press. p. 188. ISBN 978-0-521-88269-9. 
  7. Shahid, Irfan (1984). Rome and the Arabs (en inglés). Georgetown, Washington D.C.: Dumbarton Oaks Research Library and Collection. pp. 33. ISBN 0-88402-115-7. 
  8. Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 399. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  9. a b c d e f Cooley, 2012, pp. 495-496
  10. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p Kienast, Dietmar (1990). «Caracalla». Römische Kaisertabelle: Grundzüge einer römischen Kaiserchronologie (en alemán). Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft. pp. 156-161. ISBN 978-3-534-26724-8. 
  11. Grant, Michael (1996). The Severans: the Changed Roman Empire (en inglés). Psychology Press. p. 19. 
  12. Cooley, 2012, p. 495.
  13. a b Kienast, Dietmar (1990). «Septimius Severus». Römische Kaisertabelle: Grundzüge einer römischen Kaiserchronologie (en alemán). Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft. pp. 149-155. ISBN 978-3-534-26724-8. 
  14. a b c Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 402. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  15. a b c d e Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 405. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  16. Birley, Anthony (1999). Septimius Severus: The African Emperor (en inglés). Londres: Routledge. p. 186. ISBN 978-0415165914. 
  17. Kienast, Dietmar (1996). Römische Kaisertabelle. Grundzüge einer römischen Kaiserchronologie (en alemán). Darmstadt: Routledge. p. 166. ISBN 9783534132898. 
  18. a b c Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome fell: death of a superpower. New Haven: Yale University Press. pp. 76. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  19. Dunstan, William (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 399. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  20. Dunstan, William (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 404. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  21. Grant, Michael (1996). The Severans: the Changed Roman Empire (en inglés). Psychology Press. p. 46. 
  22. a b c Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 68–69. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  23. a b c Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 70. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  24. a b c Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 70–71. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  25. a b Varner, Eric, R. (2004). Mutilation and transformation: damnatio memoriae and Roman imperial portraiture (en inglés). Brill Academic. pp. 168. ISBN 90-04-13577-4. 
  26. a b c d e f Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 406. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  27. a b c Boatwright, Mary Taliaferro; Gargola, Daniel J; Talbert, Richard J. A. (2004). The Romans, from village to empire (en inglés). Oxford University Press. pp. 413. ISBN 0-19-511875-8. 
  28. Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus (en inglés). Rutgers. p. 25. ISBN 978-0-549-89041-6. 
  29. a b c Tuori, Kaius (2016). «Judge Julia Domna? A Historical Mystery and the Emergence of Imperial Legal Administration». The Journal of Legal History (en inglés) 37 (2): 180-197. S2CID 147778542. doi:10.1080/01440365.2016.1191590. 
  30. Morgan, Robert (2016). History of the Coptic Orthodox People and the Church of Egypt (en inglés). FriesenPress. p. 31. ISBN 978-1-4602-8027-0. 
  31. Fisher, Warren (2010). The Illustrated History of the Roman Empire: From Caesar's Crossing the Rubicon (49 BC) to the Empire's Fall, 476 AD (en inglés). Bloomington, IN: AuthorHouse. p. 86. ISBN 978-1-4490-7739-6. 
  32. a b Melton, Gordon, J. (2014). Faiths Across Time: 5000 Years of Religious History (en inglés). p. 338. 
  33. Boatwright, Mary Taliaferro; Gargola, Daniel J; Talbert, Richard J. A. (2004). The Romans, from village to empire (en inglés). Oxford University Press. pp. 413–414. ISBN 0-19-511875-8. 
  34. a b c d Castex, Jean (2008). Architecture of Italy (en inglés). Greenwood Press. pp. 4. ISBN 978-0-313-32086-6. 
  35. Oetelaar, Taylor (2014). «Reconstructing the Baths of Caracalla». Digital Applications in Archaeology and Cultural Heritage (en inglés) 1 (2): 45-54. doi:10.1016/j.daach.2013.12.002. 
  36. Castex, Jean (2008). Architecture of Italy (en inglés). Greenwood Press. pp. 5-6. ISBN 978-0-313-32086-6. 
  37. Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. pp. 137-139. ISBN 978-1-107-02012-2. 
  38. Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. pp. 142-143. ISBN 978-1-107-02012-2. 
  39. Lim, Richard (2010). The Edinburgh Companion to Ancient Greece and Rome: Late Antiquity (en inglés). Edinburgh University Press. p. 114. 
  40. Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. p. 47. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  41. Levine, Lee (1975). Caesarea Under Roman Rule (en inglés). Brill Archive. p. 195. ISBN 90-04-04013-7. 
  42. Benario, Herbert (1954). «The Dediticii of the Constitutio Antoniniana». Transactions and Proceedings of the American Philological Association (en inglés) 85: 188-196. JSTOR 283475. doi:10.2307/283475. 
  43. Cairns, John (2007). Beyond Dogmatics: Law and Society in the Roman World: Law and Society in the Roman World (en inglés). Edinburgh University Press. p. 42. ISBN 978-0-7486-3177-3. 
  44. Papiro Giessen, 40,7-9 «Por ello concedo a todos los peregrinos que están sobre la tierra la ciudadanía romana [salvaguardando los derechos de las ciudades] con la excepción de los dediticios.»
  45. Whittock, Martyn John; Whittock, Martyn (1991). The Roman Empire (en inglés). Heinemann. p. 28. ISBN 0-435-31274-X. 
  46. Johnson, Allan; Coleman-Norton, Paul; Bourne, Frank; Pharr, Clyde (1961). Ancient Roman Statutes: A Translation with Introduction, Commentary, Glossary, and Index (en inglés). The Lawbook Exchange. p. 266. ISBN 1-58477-291-3. 
  47. Zoch, Paul (2000). Ancient Rome: An Introductory History (en inglés). University of Oklahoma Press. p. 91. ISBN 0-8061-3287-6. 
  48. Lavan, Myles (2016). «The Spread of Roman Citizenship, 14–212 CE: Quantification in the face of high uncertainty». Past and Present (en inglés) 230 (230): 3-46. doi:10.1093/pastj/gtv043. hdl:10023/12646. 
  49. a b c Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. pp. 47-48. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  50. Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2004). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. p. 48. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  51. a b Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. pp. 48-49. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  52. a b Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. p. 127. ISBN 978-1-107-02012-2. 
  53. Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. pp. 49-50. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  54. Oman, C. (1916). «The Decline and Fall of the Denarius in the Third Century A.D.». The Numismatic Chronicle and Journal of the Royal Numismatic Society (en inglés) 16: 37-60. JSTOR 42663723. 
  55. Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus. (en inglés). Rutgers. pp. 130-131. ISBN 978-0-549-89041-6. 
  56. a b Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus. (en inglés). Rutgers. p. 123. ISBN 978-0-549-89041-6. 
  57. a b Bergeron, David (2007–2008). «Roman Antoninianus». Bank of Canada Review (en inglés). 
  58. Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus. (en inglés). Rutgers. p. 139. ISBN 978-0-549-89041-6. 
  59. Harl, Kenneth (1996). Coinage in the Roman Economy, 300 B.C. to A.D. 700 (en inglés). JHU Press. p. 128. ISBN 0-801-85291-9. 
  60. Grant, Michael (1996). The Severans: the Changed Roman Empire (en inglés). Psychology Press. p. 42. 
  61. Southern, Patricia (2015). The Roman Empire from Severus to Constantine (en inglés). Routledge. pp. 68-69. ISBN 978-1-317-49694-6. 
  62. Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus (en inglés). Rutgers. p. 21. ISBN 978-0-549-89041-6. 
  63. a b Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 74. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  64. a b c Brauer, G. (1967). The Decadent Emperors: Power and Depravity in Third-Century Rome (en inglés). p. 75. 
  65. a b c Christopher, Matthew (2015). An Invincible Beast: Understanding the Hellenistic Pike Phalanx in Action (en inglés). Casemate Publishers. p. 403. 
  66. a b c d e Dunstan, William, E. (2011). Ancient Rome (en inglés). Lanham: Rowman and Littlefield. pp. 406-407. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  67. Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome Fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 75. ISBN 978-0-300-16426-8. 
  68. Ando, Clifford (2012). Imperial Rome AD 193 to 284: The Critical Century (en inglés). Edinburgh University Press. p. 63. ISBN 978-0-7486-5534-2. 
  69. Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire, AD 193–284 (en inglés). EUP. p. 59. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  70. «Metropolitan Museum of Art: Portrait head of the Emperor Caracalla". acc. no. 40.11.1a» (en inglés). 
  71. Herodian of Antioch. History of the Roman Empire (en inglés). pp. 4.7.3. 
  72. Dio, Cassius (n.d.). Roman History (en inglés). pp. 78.11.1. 
  73. Varner, Eric, R. (2004). Mutilation and transformation: damnatio memoriae and Roman imperial portraiture (en inglés). Brill Academic. pp. 169. ISBN 90-04-13577-4. 
  74. a b Pangerl, Andreas (2013). Porträttypen des Caracalla und des Geta auf Römischen Reichsprägungen – Definition eines neuen Caesartyps des Caracalla und eines neuen Augustustyps des Geta (en alemán). Archäologisches Korrespondenzblatt des RGZM Mainz 43. pp. 99-116. 
  75. Manders, Erika (2012). Impact of Empire: Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors on Imperial Coinage, A.D. 193–284 (en inglés). Brill Academic. p. 251. 
  76. Manders, Erika (2012). Impact of Empire: Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors on Imperial Coinage, A.D. 193–284 (en inglés). Brill Academic. pp. 251-252. 
  77. Varner, Eric (2004). Mutilation and transformation: damnatio memoriae and Roman imperial portraiture (en inglés). Brill Academic. pp. 184. ISBN 90-04-13577-4. 
  78. Guides, Rough (2011). The Rough Guide to Cairo & the Pyramids (en inglés). Rough Guides UK. p. 248. ISBN 978-1-4053-8625-8. 
  79. a b c d Manders, Erika (2012). Impact of Empire: Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors on Imperial Coinage, A.D. 193–284 (en inglés). Brill Academic. p. 226. ISBN 978-90-04-18970-6. 
  80. a b Manders, Erika (2012). Impact of Empire: Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors in Imperial Coinage, A.D. 193–284 (en inglés). Brill Academic. p. 227. ISBN 978-90-04-18970-6. 
  81. Tuck, Steven L. (2014). A History of Roman Art (en inglés). Wiley-Blackwell. p. 28. ISBN 978-1-4443-3026-7. 
  82. a b Mehl, Andreas (2011). Roman Historiography (en inglés). John Wiley & Sons. pp. 171. 
  83. Breisach, Ernst (2008). Historiography: Ancient, Medieval, and Modern, Third Edition (en inglés). University of Chicago Press. p. 75. ISBN 978-0-226-07284-5. 
  84. Hadas, Moses (2013). History of Latin Literature (en inglés). Columbia University Press. p. 355. ISBN 978-0-231-51487-3. 
  85. Leistner, M. W. L. (1966). The Greater Roman Historians (en inglés). University of California Press. p. 180. 
  86. Schäfer, Peter (2003). The Bar Kokhba War Reconsidered: New Perspectives on the Second Jewish Revolt Against Rome (en inglés). Mohr Siebeck. p. 55. ISBN 3-16-148076-7. 
  87. Scott, Andrew G. (2015). Cassius Dio, Caracalla, and the Senate (en inglés). De Gruyter Publishers. p. 157. 
  88. a b c d Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. p. 113. 
  89. Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. p. 114. 
  90. Ashley, Mike (2012). The Mammoth Book of British Kings and Queens (en inglés). Hachette UK. p. B21;P80. ISBN 978-1-4721-0113-6. 
  91. Wood, Susan (2010). «Caracalla and the French Revolution: A Roman tyrant in eighteenth-century iconography». Memoirs of the American Academy in Rome (en inglés). 
  92. a b Sillar, Shamus (2001). Quinquennium in provinciis: Caracalla and Imperial Administration 212–217 (en inglés). p. iii. 
  93. Agnew, John; Bidwell, Walter (1844). The Eclectic Magazine: Foreign Literature, Volume 2 (en inglés). Leavitt, Throw and Company. p. 217. 
  94. Magie, David (1950). Roman Rule in Asia Minor (en inglés). Princeton University Press. pp. 683. 
  95. Sillar, Shamus (2001). Quinquennium in provinciis: Caracalla and Imperial Administration 212–217 (en inglés). p. 127. 
  96. Ando, Clifford (2012). Imperial Rome AD 193 to 284: The Critical Century (en inglés). Edinburgh University Press. p. 57. ISBN 978-0-7486-5534-2. 
  97. Sillar, Shamus (2001). Quinquennium in provinciis: Caracalla and Imperial Administration 212–217 (en inglés). pp. 46-47. 
  98. Asante, Molefi K.; Ismail, Shaza (2016). «Interrogating the African Roman Emperor Caracalla: Claiming and Reclaiming an African Leader». Journal of Black Studies (en ingl�s) 47: 41-52. S2CID 147256542. doi:10.1177/0021934715611376. 

Bibliograf�a

[editar]
  • Agnew, John; Bidwell, Walter (1844). The Eclectic Magazine: Foreign Literature (en ingl�s) II. Leavitt, Throw and Company. 
  • Ando, Clifford (2012). Imperial Rome AD 193 to 284: The Critical Century (en ingl�s). Edinburgh University Press. ISBN 978-0-7486-5534-2. 
  • Asante, Molefi K.; Shaza, Ismail (2016). �Interrogating the African Roman Emperor Caracalla: Claiming and Reclaiming an African Leader�. Journal of Black Studies (en ingl�s) 47: 41-52. S2CID 147256542. doi:10.1177/0021934715611376. 
  • Ashley, Mike (2012). The Mammoth Book of British Kings and Queens (en ingl�s). Hachette UK. ISBN 978-1-4721-0113-6. 
  • Benario, Herbert (1954). �The Dediticii of the Constitutio Antoniniana�. Transactions and Proceedings of the American Philological Association (en ingl�s) 85: 188-196. JSTOR 283475. doi:10.2307/283475. 
  • Bergeron, David (2008). �Roman Antoninianus�. Bank of Canada Review (en ingl�s). 
  • Boatwright, Mary Taliaferro; Gargola, Daniel, J; Talbert, Richard J.A (2004). The Romans, from village to empire. (en ingl�s). Oxford University Press. ISBN 0-19-511875-8. 
  • Brauer, G (1967). The Decadent Emperors: Power and Depravity in Third-Century Rome (en ingl�s). 
  • Breisach, Ernst (2008). Historiography: Ancient, Medieval, and Modern (en ingl�s) (3rd edici�n). University of Chicago Press. ISBN 978-0-226-07284-5. 
  • Cairns, John (2007). Beyond Dogmatics: Law and Society in the Roman World: Law and Society in the Roman World (en ingl�s). Edinburgh University Press. ISBN 978-0-7486-3177-3. 
  • Castex, Jean (2008). Architecture of Italy (en ingl�s). Greenwood Press. ISBN 978-0-313-32086-6. 
  • Cooley, Alison E. (2012). The Cambridge Manual of Latin Epigraphy (en ingl�s). Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-84026-2. 
  • Dion, Casio. Historia romana.
  • Dunstan, William (2011). Ancient Rome (en ingl�s). Lanham: Rowman & Littlefield. ISBN 978-0-7425-6832-7. 
  • Fisher, Warren (2010). The Illustrated History of the Roman Empire: From Caesar's Crossing the Rubicon (49 Bc) to Empire's Fall, 476 Ad (en ingl�s). AuthorHouse. ISBN 978-1-4490-7739-6. 
  • Gagarin, Michael (2009). Ancient Greece and Rome (en ingl�s). Oxford University Press. 
  • Geoffrey of Monmouth. (c 1136) Historia Regum Britanniae
  • Gibbon, Edward. (1776). The History of the Decline and Fall of the Roman Empire, Volume 1.
  • Goldsworthy, Adrian (2009). How Rome fell: death of a superpower (en inglés). New Haven: Yale University Press. ISBN 978-0-300-16426-8. (requiere registro). 
  • Grant, Michael (1996). The Severans: the Changed Roman Empire (en inglés). Psychology Press. 
  • Hadas, Moses (2013). History of Latin Literature (en inglés). Columbia University Press. ISBN 978-0-231-51487-3. 
  • Hammond, Mason (1957). «Imperial Elements in the Formula of the Roman Emperors during the First Two and a Half Centuries of the Empire». Memoirs of the American Academy in Rome (en inglés) 25: 19-64. JSTOR 4238646. doi:10.2307/4238646. 
  • Harl, Kenneth (1996). Coinage in the Roman Economy, 300 B.C. to A.D. 700 (en inglés). JHU Press. p. 128. ISBN 0-801-85291-9. 
  • Hekster, Olivier; Zair, Nicholas (2008). Debates and Documents in Ancient History: Rome and its Empire (en inglés). EUP. ISBN 978-0-7486-2992-3. 
  • Herodiano de Antioquía. Historia del Imperio romano.
  • Johnson, Allan; Coleman-Norton, Paul; Bourne, Frank; Pharr, Clyde (1961). Ancient Roman Statutes: A Translation with Introduction, Commentary, Glossary, and Index (en inglés). The Lawbook Exchange. ISBN 1-58477-291-3. 
  • Lavan, Myles (2016). «The Spread of Roman Citizenship, 14–212 CE: Quantification in the Face of High Uncertainty». Past and Present (en inglés) 230: 3-46. doi:10.1093/pastj/gtv043. hdl:10023/12646. 
  • Leistner, M. W. L. (1966). The Greater Roman Historians (en inglés). University of California Press. 
  • Levine, Lee (1975). Caesarea Under Roman Rule (en inglés). Brill Archive. ISBN 90-04-04013-7. 
  • Lim, Richard (2010). The Edinburgh Companion to Ancient Rome and Greece: Late Antiquity (en inglés). Edinburgh University Press. 
  • Magie, David (1950). Roman Rule in Asia Minor (en inglés). Princeton University Press. 
  • Manders, Erika (2012). Impact of Empire: Coining Images of Power: Patterns in the Representation of Roman Emperors on Imperial Coinage, A.D. 193–284 (en inglés). Brill Academic. ISBN 978-90-04-18970-6. 
  • Matthew, Christopher (2015). An Invincible Beast: Understanding the Hellenistic Pike Phalanx in Action (en inglés). Casemate Publishers. 
  • Mehl, Andres (2011). Roman Historiography (en inglés). John Wiley & Sons. 
  • Melton, Gordon, J. (2014). Faiths Across Time: 5000 Years of Religious History (en inglés). 
  • Mennen, Inge (2011). Power and Status in the Roman Empire, AD 193–284. Impact of Empire (en inglés) XII. Brill Academic. OCLC 859895124. 
  • Morgan, Robert (2016). History of the Coptic Orthodox People and the Church of Egypt (en inglés). FriesenPress. ISBN 978-1-4602-8027-0. 
  • Oman, C (1916). The Decline and Fall of the Denarius in the Third Century A.D. (en inglés). Royal Numismatic Society. 
  • Oetelaar, Taylor (2014). «Reconstructing the Baths of Caracalla». Digital Applications in Archaeology and Cultural History (en inglés). 
  • Pangerl, Andreas (2013). Porträttypen des Caracalla und des Geta auf Römischen Reichsprägungen – Definition eines neuen Caesartyps des Caracalla und eines neuen Augustustyps des Geta (en alemán). RGZM Mainz. 
  • Rowan, Clare (2012). Under Divine Auspices: Divine Ideology and the Visualisation of Imperial Power in the Severan Period (en inglés). Cambridge University Press. 
  • Schäfer, Peter (2003). The Bar Kokhba War Reconsidered: New Perspectives on the Second Jewish Revolt Against Rome (en inglés). Mohr Siebeck. ISBN 3-16-148076-7. 
  • Scott, Andrew (2008). Change and Discontinuity Within the Severan Dynasty: The Case of Macrinus (en inglés). Rutgers. ISBN 978-0-549-89041-6. OCLC 430652279. 
  • Scott, Andrew G. (2015). Cassius Dio, Caracalla and the Senate (en inglés). De Gruyters. 
  • Sillar, Shamus (2001). Quinquennium in provinciis: Caracalla and Imperial Administration 212–217 (en inglés). 
  • Tuck, Steven L. (2014). A History of Roman Art (en inglés). Wiley-Blackwell. ISBN 978-1-4443-3026-7. 
  • Southern, Patricia (2015). The Roman Empire from Severus to Constantine (en inglés). Routledge. ISBN 978-1-317-49694-6. 
  • Tabbernee, William; Lampe, Peter (2008). Pepouza and Tymion: The Discovery and Archaeological Exploration of a Lost Ancient City and an Imperial Estate (en inglés). Walter de Gruyter. ISBN 978-3-11-020859-7. 
  • Tuori, Kaius (2016). «Judge Julia Domna? A Historical Mystery and the Emergence of Imperial Legal Administration». The Journal of Legal History (en inglés) 37 (2): 180-197. S2CID 147778542. doi:10.1080/01440365.2016.1191590. 
  • Varner, Eric (2004). Mutilation and transformation: damnatio memoriae and Roman imperial portraiture (en inglés). Brill Academic. ISBN 90-04-13577-4. 
  • Whittock, Martyn John; Whittock, Martyn (1991). The Roman Empire (en inglés). Heinemann. p. 28. ISBN 0-435-31274-X. 
  • Wood, Susan (2010). «Caracalla and the French Revolution: A Roman tyrant in eighteenth-century iconography». Memoirs of the American Academy in Rome (en inglés). 
  • Zoch, Paul (2000). Ancient Rome: An Introductory History (en inglés). University of Oklahoma Press. p. 91. ISBN 0-8061-3287-6. 

Enlaces externos

[editar]
Emperador romano
Predecesor
Septimio Severo
en el periodo
211-217
con Septimio Severo (193-211) y Geta (209-211)
Sucesor
Macrino
César romano
Predecesor
Clodio Albino
en el periodo
196-211
con Geta (209-211)
Sucesor
Geta
C�nsul romano
Predecesores
Lucio Annio Fabiano
Marco Nonio Arrio Muciano
201
con
Septimio Severo (III)
202
Sucesores
Cayo Fulvio Plauciano
Publio Septimio Geta
203
C�nsul romano
Predecesores
Lucio Fabio Cil�n (II)
Marco Annio Flavio Lib�n
204
con
Geta (II)
205
Sucesores
Marco Numio Umbrio Primo Seneci�n Albino
Lucio Fulvio Gavio Numisio Petronio Emiliano
206
C�nsul romano
Predecesores
Lucio Annio M�ximo
Lucio Septimio Apro
207
con
Geta (III)
208
Sucesores
Lucio Aurelio C�modo Pompeyano
Quinto Hedio Loliano Plaucio Avito
209
C�nsul romano
Predecesores
Cayo Julio �sper
Cayo Julio Camilo �sper
212
con
Balbino (II)
213
Sucesores
Lucio Valerio Mesala
Cayo Octavio Apio Suetrio Sabino
214