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Antigua Roma

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Expansi�n del dominio romano:      Rep�blica romana      Imperio romano      Imperio romano de Occidente      Imperio romano de Oriente

La antigua Roma[1]​ o Roma antigua fue tanto la ciudad de Roma como el Estado que fund� en la Antig�edad. La civilizaci�n romana, de origen latino, se form� en el siglo VIII a. C. a partir de la agrupaci�n de varios pueblos de la Italia central.[2]​ Roma se expandi� m�s all� de la pen�nsula it�lica y, desde el siglo I hasta el siglo V, domin� el mundo mediterr�neo y la Europa Occidental mediante la conquista y la asimilaci�n de las �lites locales. Durante estos siglos, la civilizaci�n romana fue una monarqu�a, una rep�blica olig�rquica y posteriormente un imperio autocr�tico. Su dominio dej� un importante legado ling��stico, jur�dico, art�stico, religioso y cultural que contribuy� profundamente a dar forma a la civilizaci�n occidental.

La imagen de una ciudad en continuo progreso no se corresponde plenamente con la complejidad de los hechos. Su historia no ha sido de crecimiento continuo: el progreso (a ritmos muy diferentes) ha sido seguido por el estancamiento y a veces incluso el retroceso. Sin embargo, los romanos lograron resolver las dificultades internas nacidas de la conquista bajo la Rep�blica transformando sus instituciones republicanas. El establecimiento del Imperio marc� el inicio de un per�odo en el que la conquista romana alcanz� los l�mites del mundo conocido en aquel tiempo.

A partir del siglo III, el mundo romano sufri� las grandes invasiones de los b�rbaros del norte de Europa y Asia. Para resistirse a ellos, el Imperio tuvo que crear una nueva estructura burocr�tica y militar. Este periodo coincidi� con el establecimiento del cristianismo como religi�n del Estado y la divisi�n del Imperio en una mitad occidental y oriental. Presa de la inestabilidad interna y de las invasiones germ�nicas, la parte occidental del Imperio (que inclu�a Hispania, Galia, Britania, �frica del Norte e Italia) colaps� en el a�o 476. Sin embargo, la parte oriental del Imperio, gobernada desde Constantinopla (que inclu�a Grecia, Anatolia, Siria y Egipto) sobrevivi� a esta crisis. A pesar de la p�rdida de Siria y Egipto por la expansi�n musulmana, el Imperio oriental continu� desarroll�ndose hasta que fue finalmente destruido por el Imperio otomano en 1453. Este imperio medieval y cristiano, llamado �Imperio romano� por sus habitantes, pero llamado �Imperio bizantino� por los historiadores modernos, es la �ltima etapa evolutiva y sin interrupci�n del poder imperial y la administraci�n del Imperio romano.

La civilizaci�n romana se estudia a menudo en la Antig�edad cl�sica junto con la antigua Grecia, una civilizaci�n que inspir� gran parte de la cultura de la antigua Roma. Adem�s de su modelo original de ejercicio del poder (hay innumerables pr�ncipes que quisieron imitarlo o se inspiraron en �l), la Roma antigua contribuy� en gran medida al desarrollo del derecho, las instituciones y leyes, la guerra, el arte y la literatura, la arquitectura y la tecnolog�a, as� como los idiomas en el mundo occidental.

Fundaci�n

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Fundaci�n seg�n la leyenda

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Seg�n la leyenda, la fundaci�n de Roma en el a�o 753 a. C. se debi� a los hermanos R�mulo y Remo, quienes hab�an sido amamantados por la loba Luperca.

Seg�n la tradici�n romana,[a]R�mulo (c. 771 a. C.-c. 716 a. C.) y su hermano gemelo Remo (c. 771 a. C.-c. 753 a. C.) fueron los fundadores de Roma y del Senado romano. Parte sustancial de la investigaci�n sigue siendo esc�ptica frente a esta tradici�n, fijando el origen de la ciudad a finales del siglo VIII a. C.[3]​ Las posibles bases hist�ricas para la narraci�n mitol�gica en su conjunto permanecen confusas y a debate.[b]

Numitor era el rey de una ciudad de Lacio llamada Alba Longa. Fue destronado por su hermano Amulio, quien lo expuls� de la ciudad y procedi� a matar a todos sus hijos varones excepto a su �nica hija Rea Silvia. Como no quer�a que Rea Silvia tuviera hijos, la oblig� a dedicarse al culto de Vesta, asegur�ndose de esta forma de que iba a permanecer virgen.

Rea Silvia se encontraba durmiendo a la orilla de un r�o y el dios Marte se qued� prendado de ella, la posey� y la dej� embarazada. Como resultado tuvo dos gemelos a los que llam� R�mulo y Remo. Antes de que el rey Amulio se enterara del suceso, coloc� a sus hijos en una cesta en el r�o T�ber para que no sufrieran el mismo destino que sus t�os. La cesta embarranc� y los peque�os fueron amamantados por una loba, Luperca, y m�s tarde recogidos por el pastor F�ustulo y cuidados por su mujer, Aca Larentia. Se dec�a que hab�an sido educados en Gabio, localidad del Lacio; m�s tarde estos decidieron fundar Roma.

Cuando crecieron, descubrieron su origen, por lo que regresaron a Alba Longa, mataron a Amulio y repusieron a su abuelo Numitor en el trono. Este les entreg� territorios al noroeste del Lacio. En 753 a. C. los dos hermanos decidieron fundar una ciudad en ese territorio en una llanura del r�o T�ber, seg�n el rito etrusco, en el preciso lugar en donde embarranc� la cesta.[7]​ Delimitaron el recinto de la ciudad (pomoerium) con un arado que ser�a la supuesta Roma quadrata del Palatino.[8]​ La ciudad fue levantada en el pomoerium palatino, y R�mulo qued� como �nico soberano. Cre� el senado, compuesto por cien miembros (patres) cuyos descendientes fueron llamados patricios y dividi� la poblaci�n en 30 curias. Para poblar la ciudad, se acept� todo tipo de gente (asylum): refugiados, libertos, esclavos, pr�fugos, etc�tera. R�mulo jur� matar a todo aquel que traspasara los l�mites sin permiso.

R�mulo muri� hacia el 716 a. C. Existen varias versiones de su muerte, ya arrebatado por los cielos en medio de una tempestad provocada por su padre Marte o bien asesinado por un grupo de senadores o por su gemelo Remo. En realidad no existen datos de forma concreta. De cualquier forma, en honor a la fecha de su desaparici�n se celebraban las fiestas Nonas Caprotinas. Acabar� divinizado y adorado bajo la advocaci�n de Quirino. Tras su muerte se producir� un a�o de interregnum hasta que el senado elige como rey a Numa Pompilio.

En la cronolog�a actual la fecha de la fundaci�n de Roma se fij� el 21 de abril de 753 a. C. Esta fecha era el a�o 1 para Roma, ya que se la tomaba como punto de referencia para fechar eventos en el mundo romano. Se lo alud�a como el Nacimiento de Roma (200 aUC: Anno 200 ab Urbe Condita: �En el a�o 200 desde la Fundaci�n de la Urbe o del Nacimiento de Roma�).

En noviembre de 2007, se produjo el hallazgo de la cueva en la que en la Antig�edad se cre�a que hab�an sido amamantados los gemelos R�mulo y Remo.[9]

Fundaci�n seg�n la historiograf�a

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Expansi�n etrusca. 750 a. C.-500 a. C.

La ciudad de Roma surgi� de los asentamientos de tribus latinas, sabinas y etruscas, situ�ndose los primeros habitantes de Roma en las siete colinas (Celio, Campidoglio, Esquilino, Viminale, Quirinale, Palatina y Aventina) en la confluencia entre el r�o T�ber y la V�a Salaria, a 28 km del mar Tirreno. En este lugar el T�ber tiene una isla donde el r�o puede ser atravesado. Debido a la proximidad del r�o y del vado, Roma estaba en una encrucijada de tr�fico y comercio. Los historiadores romanos dataron la fundaci�n en 753 a. C., y desde esa fecha contaron su edad o calendario particular. Sin embargo, tambi�n existe una teor�a cr�tica de la fundaci�n de Roma aparte de la teor�a legendaria. La teor�a cr�tica, sostenida por muchos autores viene a decir que Roma surge a partir del forum romanum.[cita requerida]

Monarqu�a electiva (753-509 a. C.)

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La naciente ciudad estado es gobernada por un rey (rex) elegido por un consejo de ancianos (senatus). Constituida en sus comienzos por tres pueblos: Latinos, Sabinos y Etruscos. Los siete reyes m�ticos o semi-m�ticos son (en orden cronol�gico): R�mulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio. Bajo los primeros cuatro reyes (Latinos y Sabinos) la econom�a romana fue agr�cola, basada en el cultivo de las tierras y el pastoreo.[10]​ A partir de la dinast�a Tarquinia, de origen etrusco, se transforma en comercial y expansiva.[11]​ El �ltimo de ellos, Lucio Tarquinio el Soberbio, fue derrocado en el a�o 509 a. C., tras lo cual se estableci� la Rep�blica romana.

Roma republicana (509-27 a. C.)

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Busto de Lucio Junio Bruto, fundador de la Rep�blica romana en 509 a. C.

La Rep�blica fue establecida el a�o 509 a. C., seg�n los �ltimos escritos de Tito Livio, cuando el rey fue desterrado, y un sistema de c�nsules fue colocado en su lugar.[12]​ Los c�nsules, al principio patricios pero m�s tarde plebeyos tambi�n, eran oficiales electos que ejerc�an la autoridad ejecutiva, pero tuvieron que luchar contra el senado romano, que creci� en tama�o y poder con el establecimiento de la Rep�blica.[13]​ En este periodo se fraguar�an sus instituciones m�s caracter�sticas: el senado, las diversas magistraturas, y el ej�rcito. Una nueva Constituci�n estableci� un conjunto de instituciones de control as� como una clara separaci�n de los poderes.

Los romanos sometieron, absorbieron, federaron y unificaron gradualmente a todos los pueblos de la pen�nsula it�lica,[14]​ la mayor�a de ellos it�licos (de origen indoeuropeo, como, por ejemplo, los samnitas y los oscos), como los latinos y emparentados con los mismos romanos,[15]​ pero tambi�n etruscos (en Etruria) e italiotas (en la Magna Grecia); haciendo de toda la Italia peninsular su territorio metropolitano.[16][17]​ La �ltima amenaza a la hegemon�a de Roma en Italia lleg� cuando Tarento, una gran colonia griega, pidi� ayuda a Pirro de Epiro en 282 a. C. en su lucha contra Roma.[18]

A partir del a�o 264 a. C., Roma se enfrent� con la Antigua Cartago en las guerras p�nicas, conquistando Sicilia e Iberia. Despu�s de derrotar a Macedonia y al Imperio sel�ucida en el 146 a. C., el naciente estado logra una enorme expansi�n tanto pol�tica como econ�mica, extendi�ndose por todo el Mediterr�neo.[19]​ Mientras tanto, los conflictos entre patricios y plebeyos caracterizaron la pugna pol�tica interna (ver Secessio plebis) durante todo el periodo republicano, y solo paulatinamente lograr�n los plebeyos la plena equiparaci�n pol�tica (aunque no social).

La expansi�n trae consigo profundos cambios en la sociedad romana. La inadecuada organizaci�n pol�tica (pensada para una peque�a ciudad-estado y no para el gran territorio que es ya Roma) se hace patente para algunos, pero todos los intentos de cambio son bloqueados por la ultraconservadora �lite senatorial. El enfrentamiento entre las diversas facciones produce en el siglo I a. C. una crisis institucional que conducir� a diversas revueltas, revoluciones y guerras civiles.

Roma imperial (27 a. C.-476 d. C.)

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El Imperio romano durante el gobierno de Trajano (117)

El vencedor ulterior de todas estas guerras civiles, C�sar Augusto, abolir� de facto la Rep�blica y consolidar� un gobierno unipersonal y centralizado conocido como el Imperio romano. A partir de este momento, la estabilidad pol�tica del Imperio quedar� ligada al car�cter de los emperadores que suceder�n a Augusto, altern�ndose los periodos de paz y prosperidad con las �pocas de crisis.

Augusto, que inaugura la dinast�a Julio-Claudia, representa el periodo de m�ximo esplendor del Imperio. A esta dinast�a, terminada en el a�o 68 por el infame Ner�n, le seguir� el periodo de inestabilidad conocido como el a�o de los cuatro emperadores.[20]​ Esta terminar� con el ascenso de Vespasiano, que inaugur� la dinast�a Flavia, de origen no patricio.[21]​ Les seguir�n del a�o 96 al 180 los llamados �cinco emperadores buenos� (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino P�o y Marco Aurelio), el periodo considerado como el m�ximo apogeo de Roma.

Con Septimio Severo comienza un periodo distintivamente militar y mon�rquico, y el fin de su estirpe llevar� al periodo conocido como la anarqu�a militar, que se prolonga durante el resto del siglo III hasta la llegada de Diocleciano. La crisis del siglo III fue un largo periodo de luchas internas por el poder donde los emperadores, nombrados por sus legiones, se sucedieron ininterrumpidamente.

Ca�da del Imperio occidental

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Invasiones b�rbaras del Imperio romano.

Diocleciano (r. 284-305) emprendi� una gran reorganizaci�n del Imperio, instituyendo la Tetrarqu�a. Su sucesor Constantino I el Grande destac� por legalizar el cristianismo (Edicto de Mil�n) y fundar la ciudad de Constantinopla como nueva capital. Poco despu�s, en el 395, el emperador Teodosio I el Grande dividi� el Imperio entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, dando como resultado la divisi�n en el Imperio romano de Oriente, con sede en Constantinopla, y el Imperio romano de Occidente, con capital en R�vena.

En el a�o 476, el general Odoacro depuso al usurpador R�mulo Augusto y envi� las insignias imperiales a Oriente, reconociendo a Zen�n como �nico emperador de las 2 y siendo a su vez reconocido como Rey de Italia. Zen�n, que estaba ocupado con los disturbios en Oriente, finalmente le concedi� a Odoacro el rango de patricio y lo acept� como su virrey. Zen�n, sin embargo, insisti� en que Odoacro tuviera que rendir homenaje a Julio Nepote, refugiado en Dalmacia, como el emperador leg�timo del Imperio de Occidente. Odoacro nunca regres� cualquier territorio o poder real, pero hizo emitir monedas en el nombre de Julio Nepote en toda Italia. El asesinato de Julio Nepote en 480 impuls� a Odoacro a invadir Dalmacia, anex�ndola a su reino y acabando con el �ltimo territorio romano.

En 488, el emperador oriental autoriz� a un caudillo godo problem�tico, Teodorico (m�s tarde conocido como �el Grande�) a invadir Italia con su ej�rcito. Despu�s de varias campa�as, en 493 Teodorico y Odoacro acordaron gobernar conjuntamente. Celebraron su acuerdo con un banquete de reconciliaci�n, en el que los hombres de Teodorico asesinaron a los de Odoacro y Teodorico personalmente cort� a Odoacro en dos.[22]

Estructura social y pol�tica

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La primera estructura social y pol�tica de los latinos fue la familia: el padre (pater familias), la esposa (unida al padre de familia por el rito sagrado de la torta), los hijos, las esposas de los hijos, los hijos de los hijos, y las hijas no casadas. De la agrupaci�n de algunas familias del mismo tronco, surgieron las gens, y de un conjunto de familias surgieron las tribus.

La familia est� formada por los m�s pr�ximos (agnados) pero, a medida que la familia se extiende, se forma la gens o raza de un tronco com�n, integrada por la familia completa propiamente dicha (adnati) y por los gentiles, todos aquellos procedentes del mismo antepasado. Era posible la uni�n de los diversos grupos, ya sea de gens o de tribus. Cada grupo tiene un punto com�n de encuentro, generalmente para el culto religioso (aunque no exclusivamente para tal fin), punto que constituye el embri�n de las c�vitas (ciudades).

Ciudad

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Maqueta de la antigua ciudad de Roma, donde se aprecian el Teatro de Marcelo y el Teatro de Balbo.

La fundaci�n de Roma se atribuye a tres tribus: los ramnes, los ticios y los l�ceres. Estos tres grupos fundaron la llamada Roma Quadrata en el Monte Palatino. Otra ciudad fundada por otro u otros grupos en el Quirinal, se uni� a la Roma Quadrata, surgiendo as� la civitas ('ciudad') llamada Roma.

A los primeros ciudadanos romanos se les llama patricios (o patres), porque o bien son padres de familia (p�ter familias) o bien son hijos de padres de familia vinculados a la obediencia paterna (los hijos varones no alcanzaban la condici�n de padre de familia hasta que el padre mor�a y se independizaban, pero se daba por descontado que alcanzar�an esta condici�n).

Los hijos de los patricios, al cumplir 17 a�os (m�s tarde la edad fue rebaj�ndose hasta los 14 a�os) adquir�an la condici�n de ciudadanos plenos (con tal motivo celebraban una festividad en que dejaban de vestir la toga praetexta propia de los muchachos y se colocaban la toga virilis, propia de los hombres), pero continuaban sujetos a la potestad del padre hasta que este mor�a.

A los patricios corresponde el derecho pleno de ciudadan�a: forman el pueblo y son de entre los habitantes los de clase social m�s elevada. Sus derechos eran: el sufragio, el desempe�o de cargos p�blicos pol�ticos o religiosos, el derecho a asignaci�n de tierras p�blicas, los derechos civiles propios de las gens (tutela, sucesi�n, potestad, etc.), el derecho de contraer matrimonio con otros miembros de las gens, el derecho de patronato, el derecho de contrataci�n (el �nico que se extend�a tambi�n a los no patricios libres) y el derecho a hacer testamento (el conjunto de estos derechos constitu�a el ius q�iritium o ius c�vitatis). Como obligaciones citaremos: el servicio militar, y el deber de contribuir con ciertos impuestos al sostenimiento del Estado.

Ciudades dependientes de Roma

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Iniciada la expansi�n territorial romana muchas ciudades pasaron a depender de Roma. Cuando una ciudad se somet�a a Roma a discreci�n, sus ciudadanos quedaban con el estatuto jur�dico de dediticios (Dediticius). Aunque la mayor�a de las ciudades sometidas a discreci�n lo fueron despu�s de la primera guerra p�nica, probablemente la instituci�n es anterior.

Roma se reservaba la soberan�a eminente sobre estas ciudades, pero les devolv�a el usufructo, con excepci�n del ager publicus. Roma reconoci� la autonom�a de alguna de estas ciudades pero sus tierras quedaron sometidas al diezmo de la cosecha, y en caso de exenciones, estas se daban a t�tulo personal (por ejemplo a los habitantes de una ciudad aunque cultivaran tierras en otra ciudad). El diezmo se pagaba generalmente en especie y el beneficio permitido al recaudador era limitado.

Las ciudades sometidas a Roma, con su territorio rural incluido, no ten�an derecho a declarar la guerra por su cuenta, pero deb�an declararla forzosamente cuando Roma lo hiciera. Tambi�n ten�an prohibido hacer convenios de ning�n tipo con otros Estados o Ciudades. Adem�s no pod�an acu�ar moneda y eran las monedas romanas las que ten�an curso legal en todas estas ciudades.

Hab�a varios tipos de ciudades vinculadas a Roma:

  • Ciudades de derecho romano: Inicialmente, en la primera etapa republicana, durante la expansi�n de Roma por Italia, algunas ciudades it�licas recibieron el derecho completo de ciudadan�a romana (civitas �ptimo jure), especialmente las antiguas ciudades aliadas de la Liga Latina, las ciudades sabinas y gran parte de las ciudades volscas. A ellas se a�adieron otras colonias romanas y municipios cum suffragio, que disfrutaban del derecho de ciudadan�a, esparcidos por toda la pen�nsula it�lica y, tras la guerra social y la Lex Plautia Papiria, la ciudadan�a romana se otorg� a todos los habitantes de Italia. Posteriormente, y sobre todo en �poca imperial, la ciudadan�a romana empez� a ser otorgada a determinadas colonias y municipios de los territorios provinciales, es decir, de los territorios fuera de Italia.[23]
  • Ciudades de derecho latino: Las ciudades sujetas al derecho latino fueron inicialmente las de Liga Latina que no hab�an recibido el derecho de ciudadan�a romana. M�s tarde, siempre durante la primera etapa republicana, las colonias de derecho latino (es decir, las colonias que no ten�an derecho de voto y participaci�n a la vida pol�tica), siguieron un procedimiento parecido al de las colonias de derecho romano, esparci�ndose inicialmente por Italia y, posteriormente, en las provincias; desapareciendo por completo dentro de Italia cuando todos los it�licos adquirieron la ciudadan�a romana y difundi�ndose, principalmente en �poca imperial, en espec�ficos lugares de los territorios provinciales.[24]
  • Ciudades sin voto: Estaban en tercer lugar las ciudades con derecho de civitas pero sin voto (civitas sine suffragio), que aunque pod�an llamarse ciudadanos, deb�an soportar todas las cargas c�vicas (reclutamiento militar, impuestos ordinarios, servicios y contribuciones especiales) sin compensaci�n (sin derecho a votar). Estas ciudades estaban administradas para los asuntos judiciales por un Prefecto anual designado por el Pretor de Roma. Su administraci�n civil estaba en manos de sus propios magistrados locales, generalmente de la aristocracia. Estas, de la misma manera que las colonias de derecho latino, abundaban, sobre todo durante el Imperio, en las provincias, es decir, en los territorios fuera de Italia.
  • Ciudades confederadas : Inicialmente, al principio de la etapa republicana, se conoc�an como municipios de socii (aliados) y foederati (confederados) todas las ciudades it�licas desprovistas de ciudadan�a romana, cuyos derechos quedaban establecidos por los tratados particulares concertados con cada una de ellas. Estas ciudades suministran contingentes al ej�rcito en cuant�a prefijada de antemano e integrando las alae sociorum (tropas aliadas), diferentemente a los dem�s it�licos provistos de ciudadan�a romana (los cuales integraban las legiones), siendo el equipamiento del contingente a cargo de la ciudad confederada. Estaban gobernadas por magistrados locales surgidos de la aristocracia. Esta categor�a desapareci� por completo en �poca republicana, cuando todos los it�licos adquirieron la ciudadan�a romana (y convirti�ndose todos en integrantes de las legiones); siendo reemplazada por una nueva categor�a, la de los auxiliares, reclutados entre ind�genas provinciales desprovistos de ciudadan�a.[25]

Rey

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Roma es gobernada por un rey, representante de la instituci�n mon�rquica, al que corresponde todo el poder (imperium) y dicta las �rdenes (dictador), el cual era elegido entre el pueblo como jefe de una gran familia pol�tica (magister populi).

Auxilian al rey los lictores, alguaciles que le preced�an en sus actuaciones con el hacha y las varas. En su ausencia los poderes administrativos correspond�an a un delegado (praefectus urbis). Si el rey no designaba sucesor los ciudadanos designaban en el interregno, por un periodo de cinco d�as, a un interrex, y despu�s se eleg�a un nuevo rey, o bien se designaba un nuevo interrex por otros cinco d�as con facultad de designar nuevo jefe.

Senado

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Representaci�n de una sesi�n del Senado: Cicer�n denuncia a Catilina. Fresco de Cesare Maccari (Palazzo Madama, Roma, 1880).

Frente al rey se erige la instituci�n del Consejo de Ancianos (senatus) para contrabalancear a la instituci�n real. Los primeros senadores son los representantes designados por cada gens. Tienen car�cter vitalicio. Como el n�mero de gens es invariable (las sucesivas familias surgen siempre de un tronco com�n y por tanto se integra en alguna de las gens existentes) tambi�n es invariable el n�mero de senadores.

No obstante, hab�a una excepci�n: cuando un senador mor�a el rey estaba facultado para nombrar un sustituto temporal (hasta la designaci�n del sustituto designado por la gens). La costumbre del nombramiento real acab� concediendo al rey la elecci�n de los senadores.

El senado era un �rgano meramente consultivo, pero siendo emanado del pueblo, el rey lo convocaba a menudo y consideraba sus propuestas. Sus reuniones se celebraban en el comitium (foro) en una sala llamada bule.[cita requerida] M�s adelante hab�a un grupo de gente que decid�a quien iba a enfrentar al rey y quien manejar�a las entradas del dinero.

Divisiones de la poblaci�n romana: las gens, las curias y las tribus

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La divisi�n de la poblaci�n se hac�a desde las gens:

  • 10 gens constitu�an una curia.
  • 10 curias constitu�an una tribu.
  • 10 tribus constitu�an una civita.

El sistema decimal est� presente en otros aspectos de la sociedad romana:

  • Cada gens contribu�a con diez soldados de infanter�a (miles o milicia), uno de caballer�a (eq�es) y un senador.
  • En las ciudades sometidas por Roma se establec�a un Consejo de Cien Ancianos (céntum-viri), cada uno de los cuales era el cabeza de diez casas (diez gens = una curias), de donde surge la denominación de decuriones.

El sistema decimal pues rige en la sociedad romana, aunque, si bien al principio debieron responder a una realidad, con el tiempo derivaron en una mera división teórica: pronto fue inexacto hablar de curias con diez gens al introducirse nuevas familias, que aumentaban el número de gens de las curias existentes y más tarde el número de curias. Tampoco correspondía a cada decurión el mando sobre diez casas. En cambio la aportación al ejército se mantiene básicamente. Así pues, al pasar los años, los números primitivos dejan de corresponderse con la realidad pero se mantiene la tradición y así las gens y familias son aumentadas o divididas por decreto, pero la realidad se impone y la división deja de ser geométrica e inflexible.

Así, cuando el número de senadores quedó fijado en trescientos, no quería decir que existieran solo trescientas gens, sino que entre todas las existentes (cuyo número podía ser mayor o menor) se designaban únicamente trescientos senadores. Las curias dejaron de ser diez para pasar a un número indeterminado (hasta 30), cuyo conjunto formaba la ciudad. También los 3000 infantes y 300 caballeros que formaban el ejército salían del conjunto, y no considerando cada gens (así unos aportaban más y otros menos). La misma situación se reprodujo en las ciudades sometidas a Roma.

Las curias (diez gens) constituyeron muy pronto la base de la ciudad. Las curias se reunían en una asamblea dirigida por el curio, y en presencia de un sacerdote (flamen curialis). El reclutamiento y los impuestos se hizo desde muy pronto sobre la base de las curias.

Los miembros de las curias eran los ciudadanos que votaban, y a las votaciones se las llamaba «comicios curiales», celebrándose las votaciones por separado en cada curia. Normalmente se celebraban comicios el 24 de marzo y 24 de mayo de cada año.

Los ciudadanos romanos estaban divididos en treinta y cinco tribus diferentes; cuatro eran en origen urbanas, propias de la ciudad de Roma (Collina, Esquilina, Palatina y Suburana) y diez rurales, de los alrededores de la ciudad. Durante la conquista de la península itálica se fueron agregando el resto de itálicos inscritos en ulteriores tribus. En el año 395 a. C. existían ya veintiuna tribus y veinticinco en el año 389 a. C.; pasó finalmente a treinta y cinco en el año 241 a. C. Las tribus se dividían en grupos de votos en los diferentes comitia, desde las que se elegían magistraturas y oficiales que se pondrían al servicio del estado. Algunas tribus tenían más poder de voto que otras, por ejemplo la Palatina era una de las más importantes e influyentes. Estas treinta y cinco tribus eran:

Aemilia, Aniense, Arnensis, Camilia, Claudia, Clustumina, Collina, Cornelia, Esquilina, Fabia, Falerna, Galeria, Horatia, Lemonia, Maecia, Menenia, Oufentina, Palatina, Papiria, Pollia, Pomptina, Publilia, Pupinia, Quirina, Romilia, Sabatina, Scaptia, Sergia, Stellatina, Suburana, Terentina, Tromentina, Velina, Voltina y Voturia.

Comicios

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Las decisiones en Roma se adoptaban en los comicios, es decir en las votaciones de las asambleas. Los comicios más antiguos son los comitia calata, convocados por el rey para solemnizar ciertos actos religiosos. Los comicios políticos eran aquellos en los que votaba la población organizada en curias (inicialmente una curia eran diez gens). Se convocaban el 24 de marzo y 24 de mayo y cuando el rey lo consideraba conveniente. Decidían sobre la elección de monarca, asuntos políticos importantes y la concesión del derecho de ciudadanía. El convocante presentaba una propuesta y los ciudadanos de la curia con derecho (probablemente un voto por cada padre de familia) la votaban. Cada curia era un voto y se precisaba el de 16 curias (de un total de 30) para la aprobación.

Ciudadanos plenos, honorarios y clientes

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Junto a los ciudadanos plenos o patricios —entendiéndose como tales los cabeza de familia (páter familias) y sus hijos varones— estaban los ciudadanos «honorarios», invitados de otras ciudades que renunciaban a su antigua ciudadanía y aceptaban la ciudadanía honoraria romana. También estaban los clientes de los patricios y los esclavos.

El grupo de los clientes estaba formado básicamente por esclavos liberados por sus amos patricios, y que después de su liberación permanecían vinculados (ellos y sus descendientes) a su antiguo amo (y a sus herederos), quien ejercía sobre ellos cierta tutela y proteccionismo paternalista, a cambio de ciertos servicios y lealtades. En este grupo se integraron también algunos extranjeros (habitantes de ciudades derrotadas a los que no se permitía residir en su ciudad pero tampoco habían sido declarados esclavos, y que constituían como un grupo cliente de toda la ciudad de Roma) y exilados sujetos al patronazgo de un patricio.

Ejército

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Instrucción y entrenamiento

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Durante cuatro meses los nuevos reclutas de la Roma Antigua eran sometidos a un entrenamiento implacable. Al concluir este período los supervivientes ya podían llamarse soldadosmilites—. Los que no podían resistir el entrenamiento eran rechazados.

Primero se les enseñaba a desfilar marcando el paso. Luego se les llevaba de marcha, forzándolos al máximo hasta que fueran capaces de recorrer 20 millas romanas —30 km— en cinco horas. Después tendrían que recorrer la misma distancia cargados con todo su equipo, que incluía armas y armaduras, utensilios de cocina, estacas para la empalizada, instrumentos para cavar y provisiones para varios días, pues al final de cada marcha tenían que levantar un campamento con terraplenes y fosos de defensa.

Recreación de soldados romanos de 70 a. C. en formación de ataque

En un principio los legionarios utilizaron bestias de carga y carros para transportar el equipo. Pero el célebre general Cayo Mario impulsor de grandes reformas en el ejército, les obligó a transportar personalmente casi toda la impedimenta necesaria para reducir el tamaño de las caravanas de intendencia (los llamaban "las mulas de Mario"). El equipo completo debía pesar por lo menos 30 kg, y las armas y armaduras más de 20.

Los legionarios realizaban marchas tres veces al mes durante 25 años. Este entrenamiento y capacidad de desplazamiento fue una de las causas por la que el ejército romano fuera tan superior a otros ejércitos. Esto era solo parte de la instrucción, puesto que el programa de entrenamiento también incluía carreras, saltos, equitación y natación. Cuando se consideraba que se encontraba en buena forma física comenzaba la instrucción en el manejo de las armas.

Los reclutas aprendían a atacar a una gruesa estaca clavada en el suelo con una pesada espada de madera y un escudo de mimbre que pesaba el doble que un escudo normal. Se les insistía en que golpearan de frente, sin describir arcos con la espada, que pueden evitarse con más facilidad. También se les entrenaba en el lanzamiento de pesadas jabalinas de madera contra las estacas.

Una vez superado este paso, se les consideraba dignos de empuñar armas auténticas forradas de cuero para evitar accidentes, que les parecerían ligerísimos en comparación con las pesadas armas de madera.

Efectivos

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Una legi�n estaba formada por diez cohortes de 480 hombres cada una, a no ser que fuera una corte de asalto o invasi�n (formadas por unos 20 o 30 hombres), lo que da la cifra de 4800 hombres en total; eso en teor�a, ya que no parece seguro que las legiones hayan estado con sus cuadros completos, ni mucho menos.

Normalmente cada centuria formaba como un cuadro de 10 x 8 hombres. Como la segunda centuria de cada man�pulo bajaba para cerrar el hueco, la profundidad de la l�nea de combate de la legi�n era de 8 hombres. Puesto que tres eran las l�neas que una legi�n pod�a presentar, el frente de combate quedaba estructurado como una sucesi�n de l�neas con ocho hombres de profundidad. Recordemos que en Cannas los man�pulos formaron con su profundidad doblada, es decir, con 16 hombres; un experimento que cost� a los romanos 50 000 muertos. Puesto que el secreto t�ctico de la legi�n no era otro que su flexibilidad, la l�nea de combate con ocho hombres de profundidad era la m�s racional y la que mejor se adaptaba a esa caracter�stica esencial. Pero si hab�a que reducir la profundidad, esa misma flexibilidad operaba el milagro de permitir �adelgazar� las l�neas.

Clases sociales

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Ruinas del Foro Romano

La sociedad romana, como muchas otras sociedades antiguas, se basaba en la desigualdad.

Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. La tensi�n entre patricios y plebeyos y las rebeliones de los esclavos fueron las m�s importantes noticias pol�ticas; las tres primeras fueron las clases con mayor actividad pol�tica; las otras dos, menos.

Esta organizaci�n social no fue est�tica durante toda la historia de la Roma Antigua. Hubo tensiones, cambios, evoluci�n.

En la Monarqu�a

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En los primeros tiempos la desigualdad social se basaba en el nacimiento y en la religi�n. La sociedad romana presentaba dos grandes tipos de ciudadanos: los libres y los no libres (los esclavos, lat. serv�).

Los ciudadanos libres, a su vez, se divid�an en privilegiados (los patricios, en lat. patricii) y en no privilegiados.

Patricio romano
Figura ilustrativa de un Patricio Romano

Los ciudadanos no privilegiados pod�an ser independientes (los plebeyos, en lat. plebeii) o dependientes (los clientes y los libertos, en lat. liberti).

  • Patricios

Eran las primeras familias asentadas en Roma y sus descendientes. Cada una pretende descender de un antepasado m�s o menos divinizado (pater). Los que tienen un mismo pater forman una gens, llevan el mismo apellido (nomen gentilicium) y celebran un mismo culto (sacra gentilicia).

Desde el principio de Roma, los patricios y sus familias constituyen el primer eslab�n social. Estos patricios pose�an esclavos, muchas veces en gran n�mero. Los patricios est�n en la base de la fundaci�n de Roma y, por tanto, son ciudadanos romanos. Tiene la exclusiva de los cargos p�blicos, y dirigen la vida de Roma.

M�s tarde el derecho de ciudadan�a se extiende a las llamadas minores gentes, es decir a los que procedentes de otras ciudades o dentro de la misma ciudad sin ser patricios, adquirieron la ciudadan�a romana. Los patricios dec�an que eran los parientes de los fundadores de Roma. (R�mulo fue el fundador y primer rey de Roma).

  • Clientes

Los clientes eran los extranjeros o refugiados pobres, sujetos a patronazgo de un patricio, el cual le brindaba ayuda econ�mica, lo defend�a ante la ley, y lo dejaba participar de las ceremonias religiosas a cambio de que este lo acompa�e durante la guerra y lo ayude en todos los trabajos en el que el patricio lo solicitara. Los patricios se enorgullec�an de tener clientela grande o importante.

  • Plebeyos

Constituyen la mayor parte de la poblaci�n (la multitud), compuesta tambi�n con extranjeros, refugiados pobres o clientes que se hab�an enemistado con sus �patronos�. Eran considerados hombres libres, por lo que no pod�an participar en lo pol�tico ni en lo religioso.

  • Esclavos

Es el destino normal de los presos de guerra. Legalmente, carec�an de todo derecho: eran instrumentum vocale (�herramienta que habla�). Hac�an gratis los peores trabajos y de por vida. El trato depend�a del car�cter personal del amo. Llegaron a ser muy numerosos con la expansi�n de Roma.

En la Rep�blica

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En esta etapa (509-27 a. C.) hubo fuertes tensiones sociales. Puede que en sus comienzos se tratase de una reforma social (atribuida por los historiadores antiguos al rey Servio Tulio) consistente en fundar la jerarqu�a social no en el nacimiento ni en la religi�n, sino en el dinero y en la demarcaci�n territorial.

La plebe l�gicamente crec�a m�s que el patriciado, porque en ella entraban las poblaciones anexadas por Roma y los extranjeros que ven�an a vivir a la Urbe. Pero tan gran n�mero de habitantes no se resignaba a estar en la vida p�blica de comparsa; y tampoco era rentable que ni pagasen impuestos ni fuesen al servicio militar por no ser cives (ciudadanos). Los plebeyos lucharon mucho por su equiparaci�n pol�tica con los patricios. Algunos de los pasos que hubieron de dar fueron los siguientes:

  • Lucha de los plebeyos para conseguir la igualdad de derechos:
  • a�o 494. Huelga general. Los plebeyos se marchan de Roma, al Monte Sacro, ante la negativa de los patricios a la igualdad pol�tica. Roma qued� colapsada. Los patricios tuvieron que ceder y pactar. Los plebeyos regresaron con este pacto:
no se perder� la libertad por impago de deudas;
se aceptan como magistrados ordinarios dos 'tribunos de la plebe' (tribuni plebis) con derecho de veto a cualquier actuaci�n del Senado, o de los otros magistrados, que perjudique a la plebe, y con capacidad de acudir legalmente a cualquier plebeyo en apuros. Los tribunos ser�n despu�s los l�deres de todo el movimiento reivindicativo;
se acepta la legalidad de una asamblea exclusivamente plebeya (concilium plebis).
  • a�os 451-449. Ley escrita. Hasta este momento en Roma, los patricios juzgaban cada conflicto conforme a la costumbre y a la tradici�n oral, lo que daba lugar a muchas irregularidades, porque no hab�a ley escrita. En esta �poca se redacta el primer c�digo que ocupa 12 tablas (lex XII tabularum) y se promulga a pesar de la resistencia inicial de los patricios. De aqu� arrancar� la obra jur�dica de los romanos que ser� uno de sus m�s importantes legados culturales para la humanidad.
  • a�o 448. Canuleio consigue los dos c�nsules alternen a�o a a�o con dos tribuni militum consulari potestate de los que uno ya puede ser plebeyo, aunque este cargo no da la consideraci�n de consularis (para poder acceder al Senado).
  • a�os 440. Matrimonio legal. La lex Canuleia sanciona el derecho al casamiento entre patricios y plebeyos, que hasta el momento estaba rigurosamente prohibido por orgullo de casta y para vetar el acceso de los plebeyos a la vida pol�tica.
  • a�o 409. Cuestura. En este a�o los plebeyos acceden por primera vez a la magistratura.
  • a�o 367. Consulado. En este a�o la lex Licinia admitir� el principio, y en 342 por primera vez los dos c�nsules ser�n plebeyos.
  • a�os 287. El Senado reconoce fuerza de ley a las decisiones de las asambleas de la plebe, y admite que estas prevalezcan sobre sus decisiones.

Llegado este momento, se puede decir que plebeyos y patricios tienen igualdad de derechos. Pero quedan las diferencias econ�micas y religiosas. Patricios y plebeyos ricos se van a entender entre ellos en perjuicio de los plebeyos pobres, los proletarii (cuya �nica riqueza es su prole, los hijos). La reforma social, que intentaron Tiberio y Cayo Graco y por la que fueron asesinados, intentaba ayudar a estos hombres que ten�an todos los derechos pol�ticos pero carec�an de comida.

  • Clases sociales en la �poca republicana tras lo anterior:
  • Cives (ciudadanos): patricii (patricios) y plebeii (plebeyos)
  • Non cives: liberti (libertos) y servi (siervos)
  • La ciudadan�a romana:

Durante siglos es el t�tulo m�s deseado. Consiste en unos derechos (iura) y unas obligaciones (munera). En esta �poca abarca:

  • ivra pvblica (derechos pol�ticos): ius sufragii (derecho de voto); ius honorum (derecho de ser elegible); ius sacrorum (derecho a tener religi�n o ser elegible para funciones sacerdotales); ius provocationis (derecho de apelaci�n al pueblo en procesos criminales).
  • ivra privata (derechos civiles): ius commercii (derecho de propiedad: comprar, vender, testar...); ius connubii (derecho a contraer matrimonio legal); ius legis actionis (derecho a ejercer acciones judiciales).
  • mvnera (obligaciones): census (obligaci�n de inscribirse en el censo peri�dicamente); militia (obligaci�n de servir en el ej�rcito durante el tiempo previsto); tributum (obligaci�n de pagar los impuestos; hasta 167 a. C.).
  • Adquisici�n del derecho de ciudadan�a (civitas)
  • por nacimiento: naciendo de matrimonio leg�timo (iustae nuptiae) de un civis; siendo hijo de liberto o extranjero favorecido con la concesi�n de la ciudadan�a (civitatis donatio);
  • por concesi�n legal: v.gr.: por hacer una casa en Roma, o construir un barco capaz para 10 000 modios de grano, o por hacer condenar a un magistrado;
  • Pérdida del derecho de ciudadanía (civitas)
  • perdiendo el status libertatis: por condena penal (venta pública trans Tiberim) por insolvencia, pronto suprimida; por privación de agua y luz (interdictio aquae et ignis) o deportación; o por negarse al censo, al servicio militar, por desertar, por caer preso en una guerra, o por violar los derechos de gentes;
  • perdiendo el status civitatis: renuncia a la ciudadanía (reiecto civitatis) o por hacerse civis de otra ciudad.
  • Los caballeros (equites) y la nobleza senatorial (nobilitas)

La caballería del ejército romano estaba formada por ricos que traían el caballo o que utilizaban caballos del Estado. Formaban un grupo social distinguido (caracterizados por un anillo de oro y una túnica bordada de púrpura), pero pronto fueron insuficientes y hubo que sustituirlos con soldados pagados. Quedaron así como una burguesía dedicada no tanto a la compra y explotación de tierras, como a los negocios bancarios. Raras veces se dedicaron a la política, donde los consideraban despectivamente homines novi (sin antepasados ilustres). Frente a este ordo equester, está la nobilitas u ordo senatorius, formado por patricios y plebeyos que tuvieron algún antepasado que desempeñase en su tiempo alguna magistratura cural (cónsul, pretor, censor o edil). Esta nobleza senatorial es distinta de la nobleza patricia, y se va a confundir en el Senado.

  • Clientes, libertos y esclavos

Los clientes que fueron absorbidos por la plebe, llegaron a desaparecer al comienzo de la República, pero después reaparecieron al arruinarse la clase media con las guerras y con los productos que gratis mandaban a Roma los pueblos sometidos. Muchos no llegan a tener lazo jurídico con un patronus y andan por Roma sin rumbo, detrás del rico o del político que más les ofrezca.

Los esclavos, en cambio, protagonizan en esta época importantes rebeliones.

En el Principado

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Con Augusto se modifica algo la jerarquía, pero sigue estando basada en la riqueza.

Se distingue entre cives y no cives. Los cives, a su vez, pueden ser honestiores (los ricos) o humiliores (los pobres). Dentro de los honestiores, se encuentran los clarissimi o pertenecientes al ordo senatorius, y los egregii o pertenecientes al ordo equester. Los no cives, por último, son los liberti y los servi.

  • Augusto reforma los ordines, colocando en el senatorius a los ciudadanos con más de un millón de sestercios (desempeñan las magistraturas republicanas y tendrán sandalias rojas, túnica laticlavia y, desde Marco Aurelio —161-180—, título de clarissimi); y en el equester coloca a quien tenga 400 000 (desempeñarán cargos nuevos: prefecto, procurador; llevan túnica angusticiavia y anillo de oro; desde Aurelio tendrán título de egregii).
  • Los esclavos aumentaron mucho en número. Se dice que algunas familias tenían más de 500 y que en Roma había unos 250 000. El trato se va suavizando por influencia estoica y cristiana. Adriano y Antonino Pío legislan contra el mal trato.
  • Los libertos aumentaron porque hubo muchas manumisiones. Augusto llegó a prohibir liberar por testamento a más de 100. Algunos jugaron importante papel político.
  • Los clientes siguen existiendo, en el sentido de que todo el mundo es cliente de alguien más importante. El emperador tiene como clientes a los 150 000 proletarios inscritos en la lista de necesitados para el reparto gratuito de alimentos cada mes (annona).
  • Poco antes del Bajo Imperio, el ius civitatis, que ya durante la época republicana, en el 89 a. C., se había concedido a todos los itálicos mediante la Lex Plautia Papiria; bajo Caracalla, en 212 d. C., se va a ampliar a todos los libres de las provincias mediante la Constitutio Antoniniana, es decir, la ciudadanía romana es otorgada también a todos los provinciales, para resolver problemas fiscales y militares que tenía Roma. De esta manera ser ciudadano deja de ser importante y, de paso, desaparece la posición privilegiada de Italia (y con ella de la misma Roma) en el contexto del Imperio.[26]

En el Dominado

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Si en la República y en el Principado había solo dos categorías (libres y esclavos), en el Dominado aparecerá una clase social nueva, intermedia entre libres y esclavos: los colonos. La jerarquización se hace más fuerte y estanca: casi un sistema de castas. Los cives, entonces, podían ser libres o colonos, generalmente pobres. Los cives libres abarcaban a la familia imperial (nobilissimi), a los senadores (clarissimi, spectabiles), a los caballeros (egregii, perfectissimi) y a la gente corriente, pobre a diferencia de los otros tres. Los no cives, por su parte, eran los esclavos y los libertos, en ocasiones muy ricos.

Las novedades de esta época son:

  • equivalencia del ordo senatorius y del equester (estos entran en el Senado);
  • los humiliores quedan desde el IV fijados hereditariamente a su profesión (gremios);
  • la esclavitud disminuye porque las nuevas formas de producción ya no la hacen indispensable; muchos huyen y se hacen salteadores;
  • los colonos son pobres y libres, pero quedan sujetos a la tierra del amo que ellos trabajan: tienen que cultivarla perpetuamente, no pueden dejarla ni un día; no pueden ir a casarse fuera del dominio; los hijos siguen la condición de los padres. Está naciendo así un nuevo sistema: el feudal.

Constitución de Servio Tulio y nuevas divisiones de población

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Tribus

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El rey Servio Tulio estableció la división en Tribus y que el servicio al ejército y el pago del tributum (cuando por razones de urgencia se impusiere) no afectaría solo a los ciudadanos personalmente, sino que se tendría en cuenta sus propiedades: todos los ciudadanos que cultivaran un dominio (adsidui) o lo poseen (locupletes), sean o no ciudadanos romanos, están obligados a la prestación del servicio militar. Los designados para cumplir las tareas militares se elegirían entre una nueva división por propiedades. Así los soldados (entre 20 y 60 años) serían distribuidos en cinco clases (classes):

  • 1.ª clase: Los que por sus posesiones aportaban una armadura (classici). Correspondía esta clase a los que poseían un heredium en pleno dominio (la mitad de las tierras romanas correspondían a los heredia poseídos en pleno dominio, mientras la otra mitad se había ido fraccionando por sucesivas particiones hereditarias o por ventas; un heredium era una finca rústica cuya extensión mínima era de veinte yugadas, es decir 5,4 ha, o sea que la medida romana de la yugada era equivalente a 2700 metros cuadrados). Iban armados con lanza (hasta), yelmo (galea), coraza (lorica), escudo redondo (clipeus) y polainas (ocreae). Esta primera clase debía comprar y mantener un caballo de donde fueron llamados eqüite, es decir caballeros.
  • 2.ª clase: Los que poseían tres cuartos de un heredium (o sea al menos 40 500 metros cuadrados).
  • 3.ª clase: Los que poseían la mitad de un heredium (al menos 27 000 ).
  • 4.ª clase: Los que poseían un cuarto de heredium (al menos 13 500 m²).
  • 5.ª clase: Los que poseían un octavo de heredium (al menos 6750 m²).

El armamento de las clases sucesivas era cada vez más ligero. Tras las cinco clases estaban los que no poseían nada (capite censi) que colaboraban en la milicia como carpinteros, herreros, músicos, etcétera. Por cada 80 soldados de 1.ª clase, debían salir 20 de clase 2.ª, 20 de clase 3.ª, 20 de clase 4.ª y 28 de clase 5.ª. Los soldados eran movilizados para la campaña, y terminada esta eran licenciados. En cambio los caballeros permanecían en el ejército de forma continuada, y sus integrantes salían de las familias de ciudadanos con mayor riqueza.

Las diversas clases formaban la población susceptible de actuar militarmente y se reunían en asamblea, en los llamados comicios centuriados (comitia centuriata). A fin de facilitar las levas la constitución de Servio Tulio dividió la ciudad en cuatro circunscripciones territoriales llamadas tribus, cada una con una población similar. Los soldados fueron divididos en dos categorías: los jóvenes (iuniores) entre 16 y 25 años; y los veteranos (seniores), de más de 25 años.

Se estructuraban en Legiones, formando una legión 3000 soldados (classes) y 1200 auxiliares (vélites). Las legiones operaban en formaciones constituidas por filas de soldados: las cuatro primeras filas estaban integradas por soldados con armadura completa (hóplites u hoplitas). Una legión (4200 hombres) se dividía en centurias (hasta un total de 42). Casi la mitad de los hombres de una legión disponían de armadura completa (el número de hoplitas era de 2000 por cada legión). Otros mil hombres eran soldados de 2.ª y 3.ª clase. El resto, los auxiliares (velites) eran soldados de 4.ª clase (en número de 500) y de 5.ª clase (en número de 700). En una legión había 1050 hombres de cada una de las cuatro tribus en que se dividía la ciudad; y en las centurias, cada tribu aportaba 25 hombres.

En esta época Roma disponía normalmente de cuatro legiones (dos de ellas en campaña y dos de guarnición). Cada legión contaba con trescientos caballeros. Todo lo que los soldados ganaran en la lucha, fueran muebles o inmuebles, pasaba al Estado romano.

Censo

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Este sistema de reclutamiento en raz�n de los bienes pose�dos, hizo necesario establecer un censo de propiedades y transmisiones, que se revisaba cada cuatro a�os. Un efecto inmediato fue el de dividir a la sociedad romana: a la divisi�n ya existente entre patricios y plebeyos, se a�ad�a ahora la divisi�n entre propietarios (los que tienen tierra, sean ciudadanos o no) y proletarios (es decir los que cr�an hijos, mayoritariamente plebeyos, pero tambi�n con algunos ciudadanos arruinados o despose�dos por sucesivas particiones). El censo se hac�a cada cuatro a�os. Al a�o siguiente se hac�an sacrificios (lustrum) y los encargados del censo o censores renunciaban a sus cargos.

Justicia

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representaci�n romana de la justicia
Diosa romana de la justicia .

El censo se cre� en el a�o 212 a. C.

La jurisdicci�n se concentra en la ciudad, y en la fase mon�rquica en el rey, que tiene su tribunal y ordena (jus o ius) en los d�as establecidos (dies fasti) sent�ndose en la llamada "silla curul" (sella curulis) auxiliado por los alguaciles (lictores), y frente a las partes litigantes (rei).

Algunos delitos tienen jueces especiales:

  • Los duoviri perduellionis para la insurrecci�n.
  • Los quaestores paricidii para el asesinato.
  • Unos funcionarios especiales, llamados los tres viri nocturni se ocupan de las cuestiones relacionadas con incendios nocturnos, polic�a de seguridad y vigilancia de ejecuciones.

La tortura solo puede aplicarse a los esclavos.

La detenci�n preventiva es la norma general.

La pena capital era aplicable a quien alterara la paz p�blica, y por otros delitos. Ten�a varias formas:

  • A los testigos falsos se les arrojaba desde una altura (la Roca Tarpeya) era el destino de los traidores.
  • A los ladrones de mieses se les colgaba.
  • A los incendiarios se les quemaba vivos.

Exist�a el derecho de recurso (provocatio). El indulto correspond�a al pueblo.

Se daban adem�s algunos tipos especiales de indultos:

  • El que se arrodillaba ante un sacerdote de J�piter no pod�a ser apaleado en veinticuatro horas.
  • El que entraba encadenado en su propia casa deb�a ser desatado.
  • El criminal que al dirigirse a una ejecuci�n se tropezaba con una vestal (virgen, especie de sacerdotisa), era perdonado.

Las penas aplicadas m�s frecuentemente eran las multas (pagadas con la entrega de bueyes u ovejas) y el apaleamiento.

Los juicios civiles eran juzgados por el rey o por un comisario designado por este. La reparaci�n se verificaba a menudo por v�a de transacci�n, y si no hab�a acuerdo la pena (poena) era fijada por el juzgador.

En caso de robo el ladr�n pod�a pagar una reparaci�n satisfactoria. Si no pod�a o era irreparable el ladr�n se convert�a en esclavo del robado. En los casos de injurias se concertaba una indemnizaci�n. En los casos de lesiones pod�a reclamarse el Tali�n (es decir provocar el mismo da�o).

Propiedad y contratos

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Seg�n el dep�sito era adjudicado a los sacerdotes para sacrificios p�blicos. La parte perdedora ten�a treinta d�as para el pago de la prestaci�n o de la deuda reclamada; si no lo hac�a, se pasaba a la v�a de ejecuci�n y se le obligaba a pagar salvo que aportara nuevos testigos que justificaran su derecho (vindex).

Si se obstinaba en no pagar o no pod�a hacerlo, se convert�a en esclavo, pero durante un periodo de sesenta d�as la sentencia quedaba en suspenso por si alguien se compadec�a de �l y pagaba la deuda, en cuyo caso quedaba libre. Si nadie se compadec�a y pagaba, el vencedor del juicio lo recib�a en propiedad, y pod�a matarlo, venderlo como esclavo en el extranjero o guardarlo para s� (en tal caso, al pasar a ser esclavo, esta condici�n se transmit�a a sus descendientes), pero siempre para usarlo fuera de los muros de Roma. M�s tarde desapareci� el paso a la esclavitud en favor del acreedor, y aquel que no pod�a o no quer�a pagar era encarcelado en las llamadas laut�miae (c�rceles).

El Estado ejerc�a la tutela de los menores y de los incapaces.

Los esclavos pod�an ser manumitidos, esto es liberados. La liberaci�n pod�a ser privada (en cuyo caso el amo ten�a derecho a retractarse y recobrar al esclavo), o p�blica (en cuyo caso era perpetua e irrevocable).

Cultura y sociedad

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Arte Paleocristiano � Pintura mural de Jesucristo � Catacumbas de Comodila, Roma � s. IV.

Esta fue el resultado de un importante intercambio entre civilizaciones diferentes: la cultura griega y las culturas desarrolladas en Oriente (Mesopotamia y Egipto, sobre todo) contribuyeron a formar la cultura y el arte de los romanos. Uno de los veh�culos que m�s contribuy� a la universalizaci�n de la cultura romana, que pronto fue la de todo el Imperio, fue el uso del lat�n como lengua com�n de todos los pueblos sometidos a Roma. En los dos siglos que siguieron a la guerra de Augusto, el Imperio romano alcanz� su mayor extensi�n y realiz� una intensa labor civilizadora. La cultura romana ya no qued� limitada a Roma e Italia, sino que se extendi� hasta las m�s lejanas provincias fronterizas.

Se destacaron en la tecnolog�a, los edictos de los pretores, las disposiciones del senado, de la asamblea popular y de los emperadores y las opiniones de los jurisconsultos romanos. Los principios fundamentales se han incorporado a la legislaci�n de todos los pueblos civilizados por Roma.

Situaci�n de la mujer

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Mujer romana tocando una c�tara. Fresco del siglo I a. C. hallado en la Villa Boscoreale.

En las familias ricas, la mujer deb�a llevar una vida de obediencia [cita requerida]. El trabajo le era ajeno, excepto el hilar y tejer. Como ama de casa deb�a supervisar las tareas dom�sticas, cumplidas por los esclavos. Para los romanos, el crimen m�s grande que pod�a cometer una mujer era el adulterio, considerado no solo un crimen de car�cter moral, sino una traici�n para los dioses tutelares.

Las mujeres esclavas eran consideradas objetos y deb�an hacer lo que les ordenase su due�o; incluso, tener relaciones sexuales.[27]

A diferencia del var�n, la mujer estaba exenta del reclutamiento en el ej�rcito y de combatir en las campa�as militares.

Homosexualidad

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Detalle en la copa Warren de un joven manteniendo relaciones sexuales con un hombre. Es la �nica y su autenticidad ha sido cuestionada[28]

Las fuentes hist�ricas disponibles sobre la pr�ctica de la homosexualidad en la Antigua Roma, sus actitudes y aceptaci�n del hecho son abundantes. Hay obras literarias, poemas, grafitos y comentarios sobre las predilecciones de todo tipo de personajes incluso de emperadores solteros y casados. Sin embargo, las representaciones gr�ficas son m�s escasas que en la Grecia cl�sica.

Las actitudes hacia la homosexualidad fueron cambiando con los tiempos, seg�n el contexto hist�rico, oscilando desde la fuerte condena hasta una considerable aceptaci�n. De hecho, fue considerada una costumbre cultural en ciertas provincias.

Provincias romanas

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Véase también

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Notas

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  1. La fecha exacta del nacimiento de Rómulo y Remo resulta desconocida. Algunos autores antiguos, como Plutarco, afirman que Rómulo tenía 53 años en el momento de su muerte, en 717 a. C. De ser cierto, Rómulo y Remo habrían nacido en el año 771 a. C., y habrían fundado Roma a los dieciocho años.
  2. El arqueólogo Andrea Carandini es uno de los escasos académicos contemporáneos que acepta a Rómulo y Remo como personajes históricos, basado en el descubrimiento en 1988 de una antigua muralla en la ladera norte de la colina Capitolina en Roma. Carandini fecha la estructura a mediados del siglo VIII a. C. y la denomina Murus Romuli.[4][5][6]

Referencias

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  1. Real Academia Española. «4.2.4.7.3 Formas de Estado y de gobierno». Ortografía de la lengua española. 
  2. de Grummond, Nancy T. (2015). «History of ancient Italic people». Encyclopaedia Britannica. 
  3. Bravo Castañeda, Gonzalo (1998). Historia de la Roma antigua, capítulo 1.
  4. Carandini, Andrea (2003). La nascita di Roma: dèi, lari, eroi e uomini all'alba di una civiltà. Einaudi. ISBN 978-88-06-16409-6. 
  5. Carandini. Remo e Romolo. Dai rioni dei Quiriti alla città dei Romani (775/750-700/675 a. C. circa) (Torino: Einaudi, 2006)
  6. Carandini, Andrea (2007). Rome: Day One (2011 edición). Nueva Jersey: Princeton University Press. ISBN 9780691139227. Consultado el 31 de enero de 2016. 
  7. Gardner, Jane (1995). «Enea e il destino di Roma». En Arnoldo Mondadori Editore, ed. Miti romani (en italiano). Milano: Oscar Mondadori. p. 28. ISBN 9788804401865. 
  8. Montanelli, Indro (2003). «Ab Urbe Condita». Storia di Roma (en italiano). Milano: Rizzoli. p. 14. ISBN 9788817000192. 
  9. «Hallada en Roma la cueva donde una loba supuestamente amamantó a Rómulo y Remo». El País. 20 de noviembre de 2007. 
  10. Montanelli, Indro (2003). «I re agrari». Storia di Roma (en italiano). Milano: Rizzoli. p. 37. ISBN 9788817000192. 
  11. Montanelli, Indro (2003). «I re mercanti». Storia di Roma (en italiano). Milano: Rizzoli. p. 49. ISBN 9788817000192. 
  12. Cornell, Tim (1999). «Los comienzos de la república romana». LOS ORÍGENES de Roma C. 1000-264 a. C. Barcelona: Crítica. p. 255-284. 
  13. Drago, Alfredo L. (1980). «Roma republicana». Historia 1. Buenos Aires: Editorial Stella. p. 165. 
  14. «Rome and the unification of Italy». 
  15. «History of ancient Italic people. Encyclopaedia Britannica». 
  16. «The Roman Italy. Encyclopaedia Britannica». 
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Fuentes clásicas

[editar]
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  1. Volumen I: Obra completa. 1.� edici�n revisada, 1.� reimpresi�n; 2005. ISBN 978-84-249-2781-3. 
  1. Volumen I: Libros I a III. 1.� edici�n revisada; 1997. ISBN 978-84-249-1434-9. 
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  3. Volumen III: Libros VIII a X. 1.� edici�n revisada; 1990. ISBN 978-84-249-1441-7. 
  4. Volumen IV: Libros XXI a XXV. 1.� edici�n revisada; 1993. ISBN 978-84-249-1608-4. 
  5. Volumen V: Libros XXVI a XXX. 1.� edici�n revisada; 1993. ISBN 978-84-249-1609-1. 
  6. Volumen VI: Libros XXXI a XXXV. 1.� edici�n revisada; 1993. ISBN 978-84-249-1620-6. 
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  8. Volumen VIII: Libros XLI a XLV. 1.� edici�n revisada; 1994. ISBN 978-84-249-1643-5. 
  1. Volumen I: Teseo & R�mulo; Licurgo & Numa. 1.� edici�n revisada; 1985. ISBN 978-84-249-0985-7. 
  2. Volumen II: Sol�n & Publ�cola; Tem�stocles & Camilo; Pericles & Fabio M�ximo. 1.� edici�n revisada; 1996. ISBN 978-84-249-1796-8. 
  3. Volumen III: Coriolano & Alcib�ades; Paulo Emilio & Timole�n; Pel�pidas & Marcelo. 1.� edici�n revisada; 2006. ISBN 978-84-249-2860-5. 
  4. Volumen IV: Ar�stides & Cat�n; Filopemen & Flaminino; Pirro & Mario. 1.� edici�n revisada; 2007. ISBN 978-84-249-2867-4. 
  5. Volumen V: Lisandro & Sila; Cim�n & L�culo; Nicias & Craso. 1.� edici�n revisada; 2007. ISBN 978-84-249-2870-4. 
  6. Volumen VI: Alejandro & C�sar; Agesilao & Pompeyo; Sertorio & Eumenes. 1.� edici�n revisada; 2007. ISBN 978-84-249-2881-0. 
  7. Volumen VII: Demetrio & Antonio; Arato & Artajerjes; Galba & Ot�n; Di�n & Bruto. 1.� edici�n revisada; 2009. ISBN 978-84-249-3597-9. 
  8. Volumen VIII: Foci�n & Cat�n el Joven; Dem�stenes & Cicer�n. 1.� edici�n revisada; 2010. ISBN 978-84-249-0865-2. 
  1. Volumen I: Obra completa. Introducci�n, traducci�n y notas de Mar�a Eugenia Steinberg. 1.� edici�n revisada, 1.� reimpresi�n; 2007. ISBN 978-950-03-9523-6. 
  1. Volumen I: Obra completa. Traducci�n de Joaqu�n Gonz�lez �lvarez. 3.� edici�n revisada, 5.� reimpresi�n; 1990. ISBN 978-84-249-3420-2. 
  • ----------. Conjuraci�n de Catilina. Guerra de Jugurta. Historias. Cartas a C�sar. Contra Cicer�n. Obra completa. 1 volumen traducido al espa�ol. Madrid: Editorial Gredos. 
  1. Volumen I: Obra completa. Introducci�n, traducci�n y notas de B. Garc�a Ramos. 1.� edici�n revisada, 1.� reimpresi�n; 1997. ISBN 978-84-249-1879-8. 
  1. Volumen I: C�sar & Augusto & Tiberio. Introducci�n de Ram�rez Verger. Traducci�n de Rosa Mar�a Cubas. 1.� edici�n revisada, 2.� reimpresi�n; 1992. ISBN 978-84-249-1492-9. 
  2. Volumen II: Cal�gula & Claudio & Ner�n & Galba/Ot�n/Vitelio & Vespasiano/Tito/Domiciano. Traducci�n de Rosa Mar�a Cubas. 1.� edici�n revisada, 2.� reimpresi�n; 1992. ISBN 978-84-249-1494-5. 

Enlaces externos

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